MALTA (Navidad, 2007)


Hemos pasado en esta isla cuatro días durante la primera semana de enero, tiempo este, en mi opinión, suficiente para conocerla entera.

Para poder movernos libremente hemos alquilado un pequeño cochecito. Y ahí apareció el primer inconveniente ya que aquí se conduce por la izquierda, por tanto el volante está a la derecha. Acabas acostumbrándote, pero cuesta bastante al principio conducir “al revés”. Lo peor, para mí, eran las rotondas en las que llegaba un momento en que no sabías ya ni hacia donde mirar. Estar en esta isla es como estar en Londres (salvando las distancias): se habla inglés, se conduce por la izquierda, los nombres de calles y bares están en inglés e incluso conservan las típicas cabinas de teléfono rojas. Todo ello son reminiscencias de la época durante la que Malta fue colonia inglesa (Tratado de París, 1814).
Nos hemos alojado en el hotel The Palace***** que estaba bastante bien a pesar de haber tenido algún problemilla (ver mi crítica entripadvisor: http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g190327-d734379-r13027866-The_Palace_Malta-Sliema_Island_of_Malta.html)
Históricamente, la isla fue la sede de los conocidos como Caballeros de la Orden de Malta (Carlos V les cedió la isla a perpetuidad en 1530, permaneciendo en ella hasta el siglo XVIII) que eran en realidad los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalem. por otro lado, fue también en Malta donde naufragó el barco en el que San Pablo era conducido a Roma para ser juzgado. En la iglesia de Rabat, consagrada al santo, se puede visitar la gruta en la que vivió.
Algo curioso en Malta, para ser una isla, es que no existen apenas playas (lo cual me sorprendió bastante) ya que es un peñasco que se eleva en medio del mar. Por otro lado, también me sorprendió el tráfico que existía en todos los núcleos urbanos a cualquier hora (quizá yo me había imaginado una Malta más bucólica, parecida a las islas griegas) y la enorme cantidad de escuelas y academias para aprender inglés. Sin duda, durante el verano debe haber un buen ambiente estudiantil.
El primer contacto con la zona fue un paseo por Sliema donde se ubicaba nuestrohotel. Recomiendo pasear por sus calles flanquedas por casas con miradores de madera pintada en vivos colores. Son encantadoras.
El segundo día comenzamos la visita de la capital, Valletta, aunque, para ser sincera, aun siendo muy bonita, debo decir que no fue lo que más me gustó. En Valletta se pueden visitar algunos lugares de interés aunque lo ideal, como en todos los viajes, es patear sus calles sin rumbo fijo. Puedo destacar el Palacio de los Grandes Maestres, residencia oficial de lo grandes maestros de la orden desde 1798 y hoy Parlamento de Malta. El palacio era una mansión construida para el gran maestro del Monte en 1569 y ampliada posteriormente. Otro lugar interesante es la co-catedral de san Juan construida en el siglo XVI y hasta 1798 iglesia conventual de los caballeros de la orden. Por fuera parece excesivamente sencilla, pero el interior sorprende muy gratamente. Merece mucho la pena detenerse a admirar el suelo, pavimentado con preciosas y exquisitas tumbas de los caballeros en mármoles policromados y todas con diferentes motivos.
Finalmente destacaría las vistas que pueden admirarse desde la ciudad vieja: a un lado el fuerte san Elmo (delante de Sliema) y al otro, desde los jardines Lower Barraca (donde se encuentra el Seige Bell Memorial), el Grand Harbour protegido por varios fuertes.
Verdaderamente, las vistas son impresionantes.
No obstante, como ya he dicho, no fue Valleta lo que más me ha gustado sino dos ciudades que se hallan en la mitad occidental de la isla, Rabat y, sobre todo, la ciudad amurallada de Mdina.
En Rabat destacan las catacumbas de san Pablo y santa Ágata. Son espectaculares. Se visitan con audio-guía, lo cual es estupendo porque permite que cada cual vaya a su ritmo y, al mismo tiempo, evita las aglomeraciones de personas en un mismo lugar. Debo decir que, junto con las de Roma, son las más impresionantes que he visto y constituyen un laberinto de corredores y cámaras mortuarias.
Esta pequeña ciudad posee encantadoras callecitas y rincones muy coquetos.
Pero la ciudad que considero más bonita de Malta es Mdina, rodeada de murallas árabes de 19 metros de altura, en cuyas calles es un placer perderse. No se debe dejar de visitar el Palazzo Falzon que es una preciosidad; pequeño y muy agradable, se articula alrededor de un patio. Esta perfectamente conservado y muy cuidado, decorado con gran esmero, y se pueden visitar todas las dependencias en las que podemos contemplar ajuar, libros, muebles, objetos de colección, cuadros, menaje y utensilios de cocina…
También merece la pena en Mdina visitar la catedral, conocida también como la Catedral de San Pablo, es la joya arquitectónica más importante de la elegante y amurallada ciudad de Mdina.
Es una obra maestra del arquitecto maltés Lorenzo Gafa, que fue edificada a final del siglo XVII en el lugar donde mucho antes estuvo la iglesia normanda que fue destruida por el violento terremoto de 1693. Según la tradición, la iglesia primitiva había sido edificada en el lugar donde estaba la casa de Publio, el gobernador romano de las Islas que fue convertido al cristianismo por San Pablo en el año 60 d.C.

Lo que sí merece la pena es visitar los parques arqueológicos, arquitectura megalítica. que se encuentran repartidos a lo largo del territorio, especialmente los templos Tarxien, al sur de Valletta, junto a Hagar qim y Mnajdra que se encuentran al sur de la isla (muy cerca de Blue Grotto) De todos ellos, y alguno más en la zona oeste, sólo hemos podido visitar el de Tarxien (el más antiguo, construido hace 6.000 años) ya que el resto estaba cerrado por trabajos en ellos y únicamente pudimos observarlos a través de las vallas de protección. Estas construcciones son muy anteriores las pirámides de Egipto.
Otro lugar emblemático y que merece a pena es el Hypogeum, templo subterráneo construido alrededor del año 3.000 a.C., que ocupa una extensión de 799 metros cuadrados. Nosotros no hemos podido visitarlo ya que el acceso está restringido a un determinado número de personas por día, y las entradas deben sacarse con mucha antelación (semanas)
Hasta aquí lo que considero más interesante de Malta aunque hay otros lugares para visitar que completan el viaje. Como ya he dicho, en mi opinión, con cuatro días es suficiente para conocerla.

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