ROMA (Febreo, 2016)


Viernes, 5 de febrero
En esta ocasión, el viaje de las chicas nos lleva a la ciudad eterna, Roma.
Volamos con Ryanair desde Valencia y despegamos con algo de retraso, aunque no llegamos demasiado tarde. Nos trasladan al hotel elegido que es el Boutique Nazionale (ver crítica en Tripadvisor. https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187791-d2270395-r364788584-Hotel_Boutique_Nazionale-Rome_Lazio.html#SHOW_USER_REVIEW) y que es excepcional: limpio, moderno y muy bien situado, a unos minutos de la Fontana de Trevi y en una zona muy animada repleta de tiendas,  restaurantes y locales de diseño.
Tras instalarnos bajamos a cenar a un restaurante que nos recomienda el recepcionista, Da Trani, en Vía Génova, y que resulta ser un acierto. Cenamos de maravilla y los camareros son muy simpáticos, excesivamente simpáticos. Incluso  Nani  echa unos bailes con uno de ellos.

Sábado, 6 de febrero
Hoy tenemos contratada una excursión de todo el día (6 horas para ver lo más emblemático de la ciudad con guía. La reservamos vía web con Civitatis cuyos servicios ya habíamos utilizado en otros países.
Esta visita guiada es la mejor forma de ahorrar dinero y conocer lo más importante de Roma y el Vaticano en un solo día. Como ventaja adicional respecto a ver estos lugares por libre tenemos que al hacer la visita guiada nos saltamos las interminables colas de los Museos Vaticanos, el Coliseo, el Foro Romano y el Palatino.
A la hora convenida nos encontramos con el grupo en una calle cerca de la ciudad de El Vaticano,que será la primera parada. El Vaticano es el estado independiente más pequeño del mundo, por el número de habitantes y por la extensión de su territorio. Su superficie es de apenas 44 hectáreas; su frontera está delimitada por  murallas y, en la Plaza San Pedro, por la franja de travertino que une las dos alas de la columnata.
Comenzamos entrando a los Museos Vaticanos que recorremos durante un buen rato. Los orígenes de estos museos se remontan a 1503, año en que el recién nombrado Papa Julio II donó su colección privada. Desde ese momento tanto familias particulares como otros papas han ido aumentando la colección de los museos hasta convertirla en una de las más grandes del mundo.
Actualmente los Museos Vaticanos reciben más de 6 millones de visitantes anuales, aunque sin duda, una de las razones de esto es que constituyen la puerta de entrada a la Capilla Sixtina.
Otro de los atractivos de los museos es sin duda la escalera doble de caracol, una joya arquitactónica, por la que bajamos posteriormente.
La Escalera de Bramante  es una escalera de doble hélice. Un dosel situado por encima proporciona la luz necesaria para iluminar las escaleras. La escalera se encuentra al final del recorrido al museo y todos los visitantes pasan por esta vía.
La escalera que se exhibe no es la inicial. La escalera de doble hélice en el lugar fue diseñada por Giuseppe Momo en 1932, inspirada por la escalera de caracol revolucionaria diseñada por Donato Bramante en 1512 para el Papa Julio II que quería conectar el Palacio Belvedere de Inocencio VIII a la ciudad. La escalera original de Bramante, en el vecino Museo Pio-Clementino, no está generalmente abierta al público, aunque giras especializadas se realizan.
La escalera Bramante de granito cuenta con columnas dóricas. La escalera fue construida para permitir que el Papa Julio II pudiera entrar en su residencia privada cuando aún estaba en su carruaje.

La visita continúa dando una vuelta por los jardines que son espectaculares. Hacemos unas fotos y volvemos a entrar en el edificio. Se suponía que en ese punto debíamos visitar la Basílica de San Pedro pero, para nuestra desgracia, está cerrada al público hoy porque el Papa iba a recibir a no sé quién y además este fin de semana se va a canonizar a un devoto al parecer importante; ahora nos explicamos que todo el recinto esté especialmente concurrido y haya enormes colas por todas partes (colas que nosotras saltamos). Según nos dice la guía en ocasiones cierran sin avisar (raro!!)  Recorremos sus  galería repletas de obras de arte de todos los puntos del globo y de todas las épocas y rematamos
Para concluir paseando por los jardines donde se puede admirar La pigna,  una gran escultura de bronce en forma de piña que fue descubierta en el Renacimiento en el lugar en el que, en época imperial, estaba el Campo de Marte. Ahora ahí se localiza el barrio de la Piña, cuyo nombre le viene del hallazgo de la escultura. Volvemos a acceder al interior y continuamos recorriendo  las galerías y patios adornados por estatuas,  pinturas y esculturas impresionantes (El Apolo de Belvedere, La Academia, Laoconte devorando a sus hijos, la Artemisa de Éfeso, la alegoría del Nilo, Augusto de Prima Porta, Mitra y la galería de los animales o el famosísimo cuadro La escuela de Atenas entre otros)
Y para rematar la visita entramos a la Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel. Una de las funciones principales de la Capilla Sixtina es la de sede del cónclave del Colegio cardenalicio, en el que se elige al papa. Durante el cónclave, se instala una chimenea en el tejado de la capilla, y el humo, al ser visto desde la plaza de San Pedro, actúa como una señal. Si sale humo blanco (fumata bianca), formado al quemarse en una estufa las papeletas de la elección, significa que el cónclave ha finalizado y que se ha elegido a un nuevo papa.
Finalizada la visita nos dan tiempo libre para comer hasta las cuatro, hora en la que dará comienzo la visita al Coliseo. Nos dirigimos a esa zona y elegimos para el almuerzo una terracita muy cerca del famoso monumento.
A la hora en punto nos encontramos con el grupo y, en  primer lugar, accedemos al Coliseo.
La construcción del Coliseo comenzó en el año 72 bajo el régimen de Vespasiano y terminó en el año 80 durante el mandato del emperador Tito. Tras la finalización de la construcción el Coliseo se convirtió en el mayor anfiteatro romano, con unas dimensiones de 188 metros de longitud, 156 metros de anchura y 57 metros de altura. Este coloso permitía a más de 50.000 personas disfrutar de sus espectáculos preferidos. Las muestras de animales exóticos, ejecuciones de prisioneros, recreaciones de batallas y las peleas de gladiadores acompañaron durante años al pueblo romano. El nombre original “Anfiteatro Flavio” fue sustituido por el de Coliseo debido a la gran estatua de Nerón que se encontraba situada en la entrada de la Domus Aurea, "El Coloso de Nerón". El Coliseo permaneció en activo durante más de 500 años. Los últimos juegos de la historia fueron celebrados en el siglo VI.
A partir del siglo VI el Coliseo sufrió saqueos, terremotos e incluso bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Con un gran instinto de supervivencia, el Coliseo fue utilizado durante décadas como almacén, iglesia, cementerio e incluso como castillo para la nobleza.
Actualmente el Coliseo es, junto con el Vaticano, el mayor atractivo turístico de Roma. Cada año lo visitan 6 millones de turistas. El 7 de julio de 2007 el Coliseo se convirtió en una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. 

Tras esta primera visita continuamos en el Foro Romano y el Palatino. Las explicaciones del guía están bien, pero el de la mañana era mejor. Además de la explicación histórica, explican también historias de engaño y lujuria.

El Foro Romano era la zona en la que se desarrollaba la vida pública y religiosa en la antigua Roma. El Foro es, junto con el Coliseo, la mayor muestra de grandeza del Imperio Romano que se puede ver en la actualidad. Como curiosidad, el área en el que se encuentra el Foro fue en sus inicios una zona pantanosa. En el siglo VI a.C. el área fue drenada mediante la Cloaca Máxima, uno de los primeros sistemas de alcantarillado del mundo.
La visita guiada por la antigua Roma concluye en la espectacular Plaza Venezia que está presidida por el enorme y controvertido Monumento a Vittorio Emanuele II, levantado para honrar a la patria después de la la reunificación italiana. Para poder construirlo se tuvo que trasladar un cuerpo entero del Palacio de Venecia, destruyendo así una de las últimas plazas renacentistas que quedaban en Roma. Además del vistoso Vittoriano, la Plaza está cerrada por el Palazzo di Venezia y por un edificio construido en el siglo XX en simetría con este último. Enfilando exactamente la gran mole blanca se encuentra la famosa Via del Corso, en cuyo extremo opuesto se vislumbra el obelisco de Piazza del Popolo.
Ahora el grupo se disuelve y una parte se va a tomar algo caliente y la otra nos vamos a ver la basílica de Santa María in Cosmedin,  donde se encuentra la famosísima Boca de la Verdad. La iglesia se construyó en el siglo VI sobre los restos del Templum Herculis Pompeiani en el Foro Boario y de las Statio annonae, uno de los centros de distribución de comida de la antigua Roma. Lo más interesante de esta pequeña iglesia (aparte obviamente de la Bocca) son las catacumbas que afortunadamente pudimos visitar. Se accede a ellas por unas empinadas y estrechas escaleras y albergan un altar oculto al final de estas justo en la entrada. En el libro El último catón de Matilde Asensi los protagonistas deben superar una prueba iniciática en las catacumbas de esta iglesia. Naturalmente, todo es ficticio.
La Bocca della Veritá es  una antigua máscara de mármol pavonazzetto, colocado en la pared del pronaos de la Iglesia de Santa Maria in Cosmedin en Roma el año 1632. La escultura, datable alrededor del siglo I, tiene un diámetro de 1,75 metros y representa un rostro masculino con barba en el cual los ojos, la nariz y la boca están perforados y huecos.
Tampoco se tiene certeza acerca de su utilidad antigua: si era una fuente o parte de un impluvium o incluso una cloaca o alcantarilla (hipótesis surgida a raíz de su cercanía a la Cloaca Máxima) que es lo más probable.
Para los cazadores de mitos, os interesará saber lo que cuenta la leyenda. Ésta dice que aquel que visita la Bocca della Verità, debe introducir la mano derecha y decir alguna verdad ante los presentes. En caso de que el orador mienta, perdería la mano de un bocado de la efigie de mármol. La leyenda de la Bocca della Verità se alimentó gracias a los antiguos sacerdotes. Estos ponían escorpiones en la dichosa boca para perpetrar el mito y para descubrir si sus esposas les eran fieles o no.
A continuación todas emprendemos un paseo nocturno por la ciudad cruzando el río en dirección al Trastevere donde tenemos pensado cenar.
Lo primero que hacemos es entrar a una cafetería a tomar algo caliente y unas pastas porque el frío arrecia. Repuestas las fuerzas nos dirigimos a visitar la emblemática iglesia de Santa María in Trastevere que, casualmente, está abierta a esta hora porque hay un evento religioso; nos quedamos un rato a ver qué sucede y quiénes son las personas que poco a poco van llenando el templo. No nos enteramos de mucho. Volvemos al barrio y buscamos un sitio para cenar.

Domingo, 7 de febrero
Hoy tenemos como proyecto visitar la Basílica del San Pedro y asistir al ángelus y a la a la bendición “orbi et orbe” a las 12:00 en la plaza.
Después de desayunar nos dirigimos paseando a la Fontana de Trevi que coge de camino. La acaban de abrir al público después de muchos mese cerrada por restauración y la verdad es que resplandece con todo el esplendor de antaño. Está preciosa. Para cumplir con la tradición, echamos unas monedas a ella y así nos aseguramos que volveremos a Roma.
Continuamos ruta hasta el río que atravesamos por el puente del castillo de Sant´Angelo, una maravilla y unas vistas impresionantes.
Llegamos tras este maravilloso paseo a la plaza que presenta grandes medidas de seguridad. Las colas son inmensas pero están los accesos tan bien organizados que no se tarde mucho en llegar a ella; vamos avanzando y pronto elegimos un lugar relativamente cerca de la ventana por la que se asoma el Papa.


Cuando el movimiento comienza en ella un clamor recorre la plaza y la muchedumbre estalla en gritos y aplausos cuando el Pontífice aparece. La verdad es que impresiona aunque no se sea creyente, como impacta estar en un campo de fútbol lleno viendo un partido aunque se odie este deporte. Hacemos una parada en una cafetería para tomar unos helados y unos cafés y seguimos la ruta callejeando hasta llegar al barrio judío donde, según las guías, hay muy buenos restaurantes. Después de dar una vuelta rápida, ya que es tarde, elegimos para comer un sitio de nombre emblemático dado el barrio, Su Ghetto, donde probamos varios platos típicos exquisitos, incluidas por supuesto las alcachofas que son la especialidad. Un local muy recomendable.
Con las barrigas llenas tenemos fuerza para continuar el paseo que nos devuelve a la zona en concreto  a la zona de Plaza de España para visitar el Panteón de Agripa.

El Panteón de Agripa o Panteón de Roma es un templo de planta circular erigido en Roma por Adriano, entre los años 118 y 125 d. C. completamente construido sobre las ruinas del templo erigido en el 27 a. C. por Agripa, destruido por un incendio en el año 80,1 dedicado a todos los dioses (la palabra panteón, de origen griego significa «templo de todos los dioses»). En la ciudad, es conocido popularmente como La Rotonda (la Rotonna), de ahí el nombre de la plaza en que se encuentra.
Damos un paseo por los alrededores, nos tomamos unos helados en la famosísima heladería Giolitti y pasamos un buen rato deleitándonos con el ambiente de la Plaza  Navona.
 Nos hacemos unas fotos. Hace bastante frío y aire. Decidimos que hoy cenaremos en el hotel así que compramos por el centro algunos manjares y volvemos hacia el hotel pasando por la Fontana de Trevi que de noche es aun más bella si cabe. Hay que destacar que entre esos manjares adquirimos una pequeña tripa de 500 gr. de auténtica mortadela italiana marca La Toda por la que pagamos la friolera de 60 € (obviamente por error y una tomadura de pelo pues el precio es desorbitado y el embutido estaba bueno pero no era nada especial)





Lunes, 8 de febrero
El día comienza dirigiéndonos hacia el museo del Ara Pacis (pasando de nuevo por la Fontana de Trevi)
Tras contemplar este monumento nos dirigimos hacia el Vaticano para visitar la Basílica ya que el día de la visita guiada estaba cerrada y ayer pensamos que habría demasiada gente; hoy por fin entramos a verla. Había unas colas enormes para contemplar las momias de los fieles que iban a canonizar ese día y que estaban allí expuestas. Nosotras no teníamos interés por ese espectáculo y recorrimos sin demasiados turistas el resto del templo que es impresionante. En la entrada se encuentra la famosísima Piedad del maestro Miguel Ángel.
Desde aquí subimos por la Vía del Corso hasta la plaza del Popolo y subimos por las escaleras laterales que conducen a la parte alta del monte Pincio donde hay un balcón-mirador para contemplar desde allí las maravillosas vistas de Roma.
El tiempo acompaña e incluso hace calor. Por arriba tomamos la calle que lleva hasta la iglesia de la Trinidad del Monte pero está cerrada. Esta iglesia es la que se encuentra justo arriba de la plaza de España, donde finaliza la escalinata. Por desgracia la plaza estaba cerrada ya que se están llevando a cabo importantes trabajos de restauración y conservación de ella así que bajamos, no por la escalinata sino por un acceso improvisado para ello que discurre paralelo a las escaleras. La vista desde abajo tampoco es especial pues está todo el recinto cerrado con tablones y plásticos.
Buscamos un lugar para comer y nuestros pies (y la guía) nos conducen hasta Peroni, un local muy típico y popular. Está a rebosar e incluso nos tenemos que sentar en mesa y salas separadas. Es una pizzería al parecer muy conocida y concurrida y a esa hora está llena de trabajadores que hacen el descanso para comer. La comida está rica y el servicio es bastante bueno, aunque algunos camareros son bastante antipáticos.

Concluida la comida encaminamos nuestros pasos hasta la iglesia de San Ignacio de Loyola, que es una joya arquitectónica y que está decorada con unos frescos  espectaculares. Tiene el certificado de excelencia de TripAdvisior.  Es definitivamente una de las más impresionantes de Roma. La Chiesa di Sant’Ignazio es una iglesia barroca, de cruz latina, ubicada en el centro de Roma, en la plaza homónima. Se caracteriza por su profusa decoración interior y, de forma muy particular, por el ejemplar empleo de la perspectiva en sus frescos. La bóveda de la nave principal está decorada con un fresco títulado “La Gloria de San Ignacio”, pintado por Andrea Pozzo en 1685. El punto de vista empleado por el artista da la sensación de estar mirando una escena celestial desde abajo.

Absolutamente todas las figuras de la impresionante pintura están ejecutadas para dar una sensación de realismo y profundidad que a mí particularmente me dejó boquiabierta. Pero esa no es la única característica curiosa de este singular templo. De hecho, esta chiesa es conocida principalmente por poseer una cúpula falsa. Al mirar hacia ella cualquiera podría argumentar que la cúpula se encuentra ahí, claramente visible. Vamos, que tiene hasta un rayo de sol que entra por el tragaluz y todo; pues bien, se trata de una ilusión óptica. La cúpula que vemos es en realidad una pintura en perspectiva realizada sobre un techo plano. Este método de engaño visual se conoce como trampantojo y se sigue empleando hasta nuestros días.
Pasamos el resto de la tarde recorriendo el centro, callejeando y haciendo algunas compras.
Al llegar al hotel veo varias llamadas en el móvil. Malas noticias de casa. Mi hermano está en el hospital pendiente de operación. Una caída. Gestiono un billete de avión y al amanecer despego rumbo a Madrid. El resto del grupo se queda.

Martes, 9 de febrero
Hoy el día ha transcurrido  recorriendo especialmente una serie de templos emblemáticos que no pueden dejarse de visitar en esta ciudad.

El día comienza encaminando nuestros pasos hacia la plaza de Santa María La Maggiore donde se encuentra la  impresionante basílica del mismo nombre, cerca de la estación de Termini. Se trata de una antigua basílica católica considerada la más grande de las iglesias dedicadas a la Virgen María en Roma siendo una de las cuatro basílicas mayores de la ciudad. El campanario medieval es el más alto de Roma, de unos 75 metros.

 En 1990 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Europa por la Unesco.
Edificada sobre un templo pagano que rendía culto a la diosa Cibeles, la Basílica de Santa María la Mayor fue construida a mediados del siglo IV bajo las órdenes del Papa Liberio. Según la leyenda, la Virgen apareció ante el Papa indicándole las instrucciones para la construcción de la iglesia, y la forma de la planta fue diseñada por una milagrosa nevada.
Con el paso de los años la basílica ha tenido nombres muy variados, como Santa María de las Nieves (debido a la nevada que indicó la forma de la iglesia), Santa María Liberiana (debido al Papa Liberio), Santa María del Pesebre (al recibir una reliquia del Santo Pesebre), y por último fue llamada Santa María la Mayor, ya que es la mayor de las 26 iglesias de Roma dedicadas a la Virgen María.
En el interior, la basílica muestra estilos arquitectónicos muy variados, desde el paleocristiano hasta el barroco. El edificio completo fue restaurado y reformado durante el siglo XVIII, por lo que la fachada y una gran parte de la decoración interior procede de este periodo. A pesar de esto, la iglesia conserva el campanario, algunos mosaicos y suelos de mármol del periodo medieval y algunas columnas jónicas procedentes de otros edificios de la antigua Roma, además de los espléndidos mosaicos del siglo V.
La decoración del techo se conserva desde el periodo del Renacimiento, mientras que las cúpulas y las capillas pertenecen a la época Barroca.
Una acertada mezcla de estilos
Probablemente lo más llamativo de la Basílica de Santa María la Mayor sean las diferentes partes que contiene pertenecientes a periodos tan variados de la historia. Al igual que si estuviera formada por retales, la iglesia resume las etapas más importantes por las que pasó el arte cristiano en Roma

Continuamos dirigiéndonos  hacia la plaza de la República, donde se encuentran las termas de Diocleciano para visitar la Santa María de los Ángeles (Santa Maria degli Angeli e dei Martiri), diseñada por Miguel Ángel  y única iglesia renacentista de Roma. La iglesia, situada junto a la Plaza, es una de las más especiales de la ciudad debido a su aspecto exterior derruido que contrasta con un amplio y espectacular interior.
El terreno en el que se encuentra la Basílica de Santa María de los Ángeles estaba ocupado por las Termas de Diocleciano, una impresionante demostración de la grandeza del imperio romano hasta que, en un intento por conquistar Roma, los Godos cortaron el suministro de agua de todos los acueductos de la ciudad, por lo que las termas quedaron en el abandono.
Las termas se transformaron en un lugar peligroso repleto de bandidos, bodegas y prostitución hasta que, durante el Renacimiento, los terrenos fueron adquiridos por el cardenal francés Giovanni du Bellay que los transformó en una preciosa villa rodeada de jardines.
Un sacerdote siciliano propuso la construcción de una iglesia sobre las Termas de Diocleciano, con el fin de dedicarla al recuerdo de todos los esclavos cristianos que fallecieron durante la construcción de las termas. Tras varias decenas de años, los esfuerzos del sacerdote se vieron recompensados en 1560, cuando el Pontífice Pio IV encargó a Miguel Ángel que transformara parte de las termas en una iglesia.
El interior de Santa María de los Ángeles resulta sorprendente tras contemplar su aspecto exterior derruido. Con unas dimensiones impresionantes, el templo posee una rica decoración en la que destacan los grandes frescos de las paredes y las enormes columnas de mármol de diferentes colores.
En el suelo se puede ver la línea Meridiana trazada por Francesco Bianchini en 1703, que indicaba el mediodía y la llegada de los solsticios y los equinoccios, además de funcionar como calendario.
La iglesia cuenta con un órgano monumental de reciente adquisición que, con sus 5.400 tubos, es capaz de dejar embelesados a los visitantes que tienen la suerte de escucharlo en la inmensidad del templo
No muy lejos de las maravillas anteriores se encuentra otro templo que  no pueden dejar de visitarse:  la Basílica de San Clemente, conocida como Basílica de San Clemente Romano o San Clemente de Letrán. La basílica de San Clemente es un complejo de edificios en Roma (Italia) centrados alrededor de una iglesia católica dedicada al papa Clemente I. El lugar es notable por ser un registro arqueológico de la historia religiosa, política y arquitectónica de Roma de principios de la era cristiana hasta la Edad Media. San Clemente I fue el tercer sucesor de San Pedro. Murió aproximadamente en el año 97 después de Cristo. Su fiesta litúrgica se celebra el 23 de noviembre, fecha que nos transmite el martirologio del siglo V, de origen itálico, conocido también como Martirologio Geronimiano. Dedicada a la figura de San Clemente I Papa (88-97 d.C.), la iglesia fue fundada poco antes del 385 d.C. sobre edificios romanos. Sede de concilios en los años 417 y 499, sufrió varias restauraciones en los siglos VIII y IX, antes de ser destruida por el saqueo de 1084. Lo más interesante son las dos basílicas. La inferior, Descubierta en 1857, constituye una auténtica pinacoteca a la que se accede por la sacristía.
En el nártex se encuentran dos bellos frescos del siglo XI:
- Un Milagro de san Clemente.
- La Traslación de su cuerpo del Vaticano a la basílica (arriba), y en la nave central, la Ascensión (del siglo IX) y la Leyenda de san Alecio.
 
Otra serie de frescos (datados en hacia el siglo XI) ilustra la pintoresca historia de san Clemente perseguido por los servidores del pagano Sisinnius, prefecto de Roma: estos últimos, ciegos por un mandato divino, atan una columna, que han tomado por el Papa, y tratan de arrastrarla. Las floridas expresiones que el prefecto emplea para animarles, y que pueden leerse en el muro en una especie de dibujo animado, constituyen uno de los primeros testimonios de la lengua vulgar. La Iglesia superior exteriormente ha conservado su aspecto medieval, con el vestíbulo, el porche y el atrio. En su interior reproduce, en dimensiones reducidas, la planta de la iglesia inferior. En medio de la nave central, el cancel, del siglo XII, está constituido en parte de elementos que pertenecían a la antigua iglesia: el ciborio del siglo VI y el candelabro pascual del XII. Un grandioso mosaico de comienzos del XII, El triunfo de la cruz, decora el ábside.
De camino entramos a la iglesia de San Pietro in Víncoli para admirar el famoso y espectacular  Moises de Miguel Ángel,
Finalizada esta visita reponemos fuerzas con unas cervezas  en una encantadora terracita. El tiempo acompaña.
El último templo que incluye la ruta que hemos diseñado es San Juan de Letrán. La Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el Papa). Está dedicada a Cristo Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.
Junto al palacio anexo y algunos otros edificios cercanos, goza del estatus de extraterritorialidad dentro del Estado italiano, por lo que es propiedad de la Santa Sede. En ella se hallan sepultados 22 Papas. La basílica es una de las iglesias que se deben de visitar en el peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria en Año Santo. Es una de las basílicas mayores que se caracterizan por  tener una puerta santa y un altar papal; las otras tres basílicas mayores, son San Pedro del Vaticano,  San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor
En 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Europa por la Unesco

San Juan de Letrán es la iglesia más antigua del mundo. Por eso recibe el título de Cabeza y Madre de todas las iglesias. Cuando cesaron las persecuciones, a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino cedió al Papa el Palacio de Letrán (preexistente a la iglesia), para que fuera su residencia oficial. Letrán fue la sede central de la Iglesia Católica durante más de 1.000 años, hasta el siglo XIV en que los Papas se trasladaron al Vaticano. Es la catedral de Roma. Fundada por Constantino en el siglo IV, tiene cinco naves que fueron remodeladas por Borromini entre 1646 y 1649. En el crucero hallamos el tabernáculo que cobija el altar, donde sólo puede oficiar misa el papa, como obispo de Roma. En el ábside encontramos la típica decoración de mármoles y piedras preciosas que caracteriza el gótico romano, aunque se trate de una reconstrucción del siglo XIX. El hermoso claustro fue realizado en el año 1230 por la familia Vassalletto, destacando sus columnas en espiral y los mosaicos en mármol de colores.
Fruto de un famoso concurso en el que participaron veintitrés arquitectos, el proyecto de Galilei para la fachada de San Juan de Letrán, contemporáneo de la Fontana de Trevi, constituye otro magnífico ejemplo de clasicismo barroco, o mejor, de arquitectura de la Arcadia, como denominó S. Benedetti a un conjunto de obras que surgen en Roma alrededor del papa Clemente XII y de teóricos como L. Pascoli o G. G. Bottari.
Finalizada la visita a esta maravilla arquitectónica nos dirigimos hacia el hotel dando un paseo y recorriendo las calles de esta ciudad bulliciosa y vital. Comemos en un bonito restaurante y volvemos a recoger el equipaje.

Nos recogen a la hora convenida pero el avión lleva bastante retraso.
Llegamos a Albacete tardísimo y cansadas pero con un buen recuerdo.

Ahora queda esperar la próxima Semana Blanca. Esperemos
  que Santa Teresa aguante también.

  • Digg
  • Del.icio.us
  • StumbleUpon
  • Reddit
  • RSS