TENERIFE (Mayo, 2016)


Miércoles, 25 de mayo

Comenzamos el viaje justo al salir del instituto desde donde partimos hacia Madrid. No hay mucho tráfico y llegamos con bastante antelación; dejamos el coche en el SHS y estamos en el aeropuerto tres horas antes del vuelo. 
El avión, de Ryanair, la peor y más cutre compañía aérea, sale con retraso y llegamos al aeropuerto Sur de Tenerife una hora y pico tarde.
Los trámites de recogida del coche que tenemos alquilado para los 6 días es muy rápido; en esta ocasión hemos reservado con CICAR, una empresa local muy, muy recomendable, serios, rápidos, baratos y que nos entregan un corsa rojo nuevo flamante.

En poco tiempo estábamos conduciendo en dirección a Los Abrigos, guiados por la acaramelada voz de Siri. Llegamos a nuestro apartamento Sunset View sin ningún problema y quedamos gratamente sorprendidos por la calidad del alojamiento. (Ver crítica en Tripadvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g635888-d625522-r386147997-Sunset_View_Club-San_Miguel_de_Abona_Tenerife_Canary_Islands.html )
Estamos cansados y es tarde así que nos retiramos a descansar sin deshacer las maletas.


Jueves, 26 de mayo

Nos levantamos no muy tarde después de un sueño reparador y nos dirigimos a desayunar en el restaurante del complejo que está junto a la piscina.
Hoy vamos a recorrer la zona suroeste, la más turística, llamada Costa del Adeje.
Comenzamos dirigiéndonos al pueblo de Los Cristianos y a la playa del mismo nombre. Se trata de una pequeña localidad repleta de apartamentos, tiendas y restaurantes de playa. 


Tiene un paseo marítimo peatonal y estrecho, aunque largo, muy coqueto y agradable. Tras recorrerlo entero nos dirigimos a la zona del puerto desde donde salen los ferrys a las otras islas. Paseamos durante un rato por un espigón elevado desde donde hay unas vistas preciosas de la localidad, la playa y el puerto y, al otro lado, de la playa de las Vistas, más bonita que Los Cristianos, aunque esta última es más famosa.
Para reponer fuerzas, dado que se ha hecho la hora de comer, nos sentamos en la terraza de un restaurante justo frente al puerto y la playa. El tiempo es excepcional: temperatura no muy alta y con una brisa fresquita. 
Tras la comida pensamos subir al barranco del infierno, pero según nuestro móvil ya ha cerrado así que cambiamos esta idea por los acantilados de Los Gigantes. Para llegar a ellos hay que subir por la autovía hacia el norte y desviarse siguiendo las indicaciones, para a continuación bajar y subir serpenteando por una estrecha carretera espeluznante hasta el mirador desde el que se divisa todo el paisaje; merece la pena, el lugar es espectacular.

Desde esa atalaya privilegiada hay unas vistas espectaculares de los altísimos acantilados recortados sobre el mar azul. Y justo al lado del mirador hay una terraza donde se puede picar algo; nos tomamos un café ( eso sí, a precio de oro: 4€ cada uno); no obstante, también merece la pena tomarse algo en este sitio.
Desde arriba se continúa bajando hasta el pueblo que no tiene nada que ver pero desde el que sale la carretera que bordeando la costa es la alternativa pintoresca a la autovía para volver hacia el sur. Decidimos seguirla e ir parando en varios enclaves preciosos donde el agua azul turquesa rompe en espumas contra enormes rocas volcánicas de caprichosas formas. Una maravilla. Llegamos hasta la Playa de las Américas y, pese a que es lo más turístico, decidimos visitarla. ¡Menudo acierto! Nada que ver con Los Cristianos, esta es muchísimo más bonita, más cuidada y estilosa. Tiene un precioso paseo marítimo, que llega hasta Los Cristianos, y sus aguas estaban a esa hora repleta de surfistas desafiando y montando las olas que rompen con bastante furia contra la orilla. Muy buen ambiente.
  

Merece la pena sin duda visitar la zona. Pasamos aquí recorriendo la playa el resto de la tarde.


Atardeciendo volvemos al apartamento a descansar un rato antes de cenar, cosa que haremos en Los Abrigos pues ya nos lo han recomendado dos personas asegurándonos que es donde se toma el mejor pescado de la isla; de hecho, durante la comida, nuestros vecinos de mesa, una pareja en la que el chico era cocinero, nos han contado que van allí todas las personalidades que visitan Tenerife y que, sin ir más lejos, la semana pasada estuvo Ángela Merkel y la llevaron a comer a esta pequeña localidad costera. No nos lo podíamos perder así que tras un rato de relax cogemos otra vez el coche para ir al encantador puerto pesquero de Los Abrigos.
Cenamos en el restaurante Las perlas del Mar, en una encantadora terraza sobre el puertecita pesquero. Un sitio muy agradable aunque no barato. Nos ponen papas con mojo que no hemos pedido y que devolvemos pero. Que intentan colarnos en la cuenta. En fin, el sitio bien pero con hay que tener cuidado con estos feos detalles. No nos gustan nada en absoluto los itios donde te ponen cozas sin pedirlas y luego te las cobran. Un buen profesional de la hostelería debería preguntar primero.

Viernes, 27 de mayo

Nos levantamos no muy temprano y tras recoger todo, ya que hay que dejar el apartamento a las 10, salimos a desayunar a la terraza de una cafetería cercana. A continuación emprendemos la ruta hacia el norte donde tenemos alquilado un chalecito en una localidad llamada La Matanza de Alentejo, al noreste de la isla. Subimos por la autovía TF-1 hasta Güímar donde queremos visitar el parque etnográfico de la pirámides de Güímar fundado en 1998 por el investigador noruego Heyerdahl.
Los arqueólogos y las autoridades se mofaron abiertamente cuando vieron publicado en un periódico local un artículo en el que se informaba del descubrimiento de unas misteriosas pirámides escalonadas en la isla de Tenerife. Unas simples terrazas para el cultivo agrícola, dijeron, como tantas otras existentes en toda Canarias.
Pero el etnógrafo Thor Heyerdahl no compartía esa opinión. Este científico, que había realizado una extensa investigación en las pirámides de Túcume (Perú), quedó intrigado por las fotografías del lugar y al visitar el Valle de Güímar comprobó por mismo que no se trataba ni de terrazas ni de piedras apiladas aleatoriamente derrumbadas por los españoles, como alguno intentó explicarle restándole importancia. Eran pirámides escalonadas construidas ex professo, siguiendo los principios similares a las de México, Perú y la antigua Mesopotamia. El Parque Etnográfico de las Pirámides de Güímar le ofrece la posibilidad de visitar estas extrañas e interesantes estructuras y le presenta las teorías sobre la posible extensión de las antiguas civilizaciones.


Además de estas seis pirámides escalonadas, el parque etnográfico acoge también el Museo Casa Chacona, donde verá una réplica a escala natural de la embarcación de Heyerdahl, unas máscaras indígenas y figuras de cerámica. Asimismo, hay un auditorio-cine, una cafetería y una tienda de souvenirs ecológicos.
Se puede sacar una entrada combinada para visitar además una exposición de la Isla de Pascua llamada "Rapa Nui. Polinesia: supervivencia extrema", y El Jardín Venenoso, una colección de más de 70 especies venenosas de todo el mundo. Nosotros sacamos el circuito por el parque y El Jardín Venenoso. La visita completa dura una hora y media como mínimo ya que recorrer toda la zona por todos los senderos es largo. Se pueden alquilar en la entrada audioguías para la visita por 1,90 €. Nosotros las hemos cogido y son muy útiles.
Finalizada la visita nos tomamos un café y seguimos ruta hacia Santa Cruz aunque debíamos desviarnos antes de llegar hacia la TF-2 y luego a la TF-5, pero nos despistamos y nos metemos en la capital donde hay un tráfico infernal y donde entrar y salir nos cuesta 1 hora. La ciudad de santa Cruz nos parece bastante fea y masificada, además no parece que tenga nada especial por lo que, si no nos queda tiempo de sobra, no creo que la visitemos (cambiaremos de opinión el último día de viaje).
Cuando logramos salir de la ciudad en dirección al Acentejo son ya casi las 14:30; encontrar el chalecito no es tarea fácil porque la zona es un girigay de callejas, cuestas, chalets, fincas, etc. y tenemos que llamar por teléfono al propietario para que nos guíe.

Al final llegamos sobre las 15:00 a la finca San Diego, un pequeño complejo de apartamentos tipo bungalow y nuestro chalecito. (Ver crítica en Tripadvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1064202-d9984242-r386144151-San_Diego_Apartamentos-La_Matanza_de_Acentejo_Tenerife_Canary_Islands.html )


Lo primero que hacemos es buscar un sitio para comer y elegimos un restaurante por el que hemos pasado con el coche, La Sabina, espléndido, muy recomendable


Se encuentra en un enclave privilegiado desde el que hay unas vistas espectaculares de la costa y la montaña. Hemos comido en la terraza un solomillo a la fresa sobre dólmen de patata con aroma de hierbas y una ensalada tibia con queso de cabra y cebolla caramelizada. Riquísimo todoy el sitio y la atención maravillosos. Preguntamos por un supermercado, compramos provisiones y pasamos el resto de la tarde instalándonos, disfrutando del chalet y del jardín y contemplando las vistas. La puesta de sol sobre el mar desde el jardín es impresionante.


Sábado, 28 de mayo

Desayunamos tranquilamente y salimos dispuestos a visitar el Parque Nacional del Teide. Decidimos entrar desde La Orotava donde se encuentra el Centro de Visitantes Telesforo Bravo, compuesto por las Oficinas administrativas, el centro de visitantes y un jardín ornamental de flora autóctona de Tenerife. Allí nos dan toda la información para la visita y nos informan de que el teleférico está cerrado hoy por viento. La salida de La Orotava fue espantosa pues el Google Maps nos tuvo un rato dando vueltas y finalmente nos sacó de la ciudad por unas carreteras estrechísimas y con un desnivel que en algunos momentos nos causaron verdadero pánico. Al fin tomamos la carretera algo mejor que nos comenzó a elevar a la cumbre; de repente todo fue cubierto por la niebla y el maravilloso y claro día con estupenda visibilidad se esfumó. Atravesamos el mar de niebla y nubes para salir por encima de ellas al parque en el que brillaba el sol. Eso nos animó para sentarnos en la primera terracita que vemos a tomar un café. Nos adentramos en él y la ruta, que puede hacerse con el coche por carretera atraviesa toda la zona rodeando el volcán y con numerosos miradores a lo largo del trayecto donde se puede parar para dar un paseo y hacer unas fotos. La distancia es de 22 kms. y todo el paraje es absolutamente impresionante. Es sin duda el lugar que más identifica a Tenerife. 


El Parque Nacional del Teide fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2007 con la categoría de Bien Natural. Es también Diploma Europeo por el Consejo de Europa y forma parte de los Lugares Red Natura 2000. Y razones para recibir tales reconocimientos no le faltan. Por un lado, es la más completa muestra de vegetación de piso supramediterráneo que existe. Por otro, constituye una de las manifestaciones más espectaculares de vulcanismo en todo el mundo, y por supuesto, la más destacada de Canarias.
El P.N. del Teide está situado en el centro de la isla, a una altitud media de 2.000 metros, y su cima representa el pico más alto de España, con 3.718 metros. Sus cifras de récord también incluyen que es el parque nacional más visitado de España y Europa, al recibir unos tres millones de turistas al año.

Desde el punto de vista geomorfológico estamos ante una maravilla de la naturaleza. La estructura de la caldera y el estratovolcán Teide-Pico-Viejo son únicos en el planeta. Aunque no queda ahí su valor. Los cientos de conos, coladas o cuevas con las que cuenta enriquecen su interés científico y paisajístico. A ello se añaden su riqueza de fauna y flora, con una gran cantidad de endemismos canarios y especies exclusivas del parque.
El parque se creó en 1954 en reconocimiento a su singularidad volcánica y biológica. Su extensión es de casi 19.000 hectáreas, lo que lo convierte en el mayor y más antiguo de entre todos los parques nacionales de las Islas Canarias. Cuenta con una Zona Periférica de Protección, y está rodeado del Parque Natural de la Corona Forestal, que con 46.612,9 hectáreas de extensión, es el espacio natural protegido de mayor extensión de toda la Comunidad Autónoma de Canarias.
Llegamos hasta el teleférico, aunque sigue cerrado, y luego continuamos hasta el Parador de Turismo en el que comemos: ensalada de queso de cabra y frutos secos, conejo con salmorejo y costillar a las hierbas; de postre, sorbete de fruta de la pasión y sopa de chocolate blanco con brownie y sorbete de frambuesa. Muy rico todo y buenservicio, aunque este parador es un poco antiguo y feucho.
Decidimos continuar la ruta y salir del parque por la carretera que, atravesando de nuevo el mar de nubes, conduce a Chio donde cogemos la TF-8 a Santiago del Teide y de ahí a Icod de los Vinos pasando por El Tanque. El paisaje es precioso pero las carreteras son espeluznantes al cuadrado. Nos tomamos un café en una terracita de Santiago y pasamos el resto de la tarde recorriendo Icod y su emblemático drago milenario que es verdaderamente espectacular. 


El conocido como Drago Milenario de Icod de los Vinos es un enorme ejemplar de drago (Dracaena draco) declarado Monumento Nacional en 1917. El Drago es una planta de porte arbóreo perteneciente al grupo de las Monocotiledóneas que posee un crecimiento secundario anómalo. Es por tanto erróneo denominarlo como un “árbol”. En la actualidad es el más grande y longevo que se conoce en el mundo en su especie. Mide unos 18 metros de altura y tienen un perímetro en la base de tronco de veinte metros y más de trescientas ramas principales. 


Desde esta localidad volvemos por la costa al chalé. Hacemos algunas fotos de la puesta de sol  sobre el mar desde el jardín y vemos una peli.

Domingo, 29 de mayo
Hoy hemos disfrutado un rato del chalecito y de un tranquilo desayuno antes de salir hacia La Orotava. Durante el camino hacemos una parada en el mirador de Humbolt desde el que se contemplan unas vistas maravillosas de todo el valle de la Orotava. 
Al llegar a la ciudad está todo el centro cortado y tenemos que aparcar en un descampado que encontramos en la parte alta. Resulta que hay fiesta; mucha gente, puestos, música, una exposición de coches y en la placeta del ayuntamiento están elaborando las alfombras de arena de colores para el Día del Corpus. Damos una vuelta por la localidad que ha resultado ser la más bonita de las que hemos visto, incluso nos parece la más bonita de la isla. 

La Orotava, cuyo centro está catalogado como conjunto histórico-artístico y monumental, concentra tantos puntos de interés patrimonial que consideramos que es una de las visitas imprescindibles en Tenerife. A través de un recorrido por las calles de sus dos barrios históricos, la Villa de Abajo y la Villa de Arriba, el visitante puede descubrir una ciudad plena de tradición y cultura. 
En el pasado, las diferencias socio-económicas determinaron que las familias de mejor posición social emplazaran sus viviendas en la Villa de Abajo y que el resto de la población construyera las suyas en el Farrobo o Villa de Arriba. La más emblemática es la casa de los Balcones, construida a mediados del siglo XVII. La Casa, de estilo barroco, es un magnífico ejemplo de la arquitectura tradicional insular con su cantería, sus balcones de madera y su magnífico patio interior. En la casa de los Balcones, construida en torno a 1670 con la ayuda de los mejores carpinteros de la época, destaca el gran balcón corrido en la tercera planta, realizado con madera de tea. En su patio, con dos calerías abiertas y con forma de L, se encuentra un imponente lagar de madera. 
En la Casa de los Balcones se articula el centro de la artesanía tradicional de La Orotava: en este edificio pueden adquirirse auténticas obras de artesanía, o admirar cómo aún hoy en día se siguen utilizando los métodos más tradicionales para crear objetos únicos. Junto a ella se encuentra la casa Jiménez Francy, construida en 1632 y que albergó el colegio Farrais en la década de los 40 del siglo XX. Actualmente esta casa alberga el Museo de las Alfombras de Flores y la sede de la Cofradía del Vino. A pocos metros se encuentra la Casa Molina o Casa del Turista, que complementa el trabajo de divulgación de las tradiciones orotavenses que se realizan en los otros inmuebles. En los bajos de la casa contigua hay una cafetería con terraza donde nos tomamos un café contemplando la maravillosa fachada de la Casa de los Balcones.
La siguiente parada de la ruta es la plaza del Ayuntamiento. Aquí es donde está elaborando y donde se instala la más famosa de las alfombras de la festividad local del Corpus Christi. Muy cerca está la Hijuela del Jardín Botánico, un vivero de especies vegetales vinculado al magnífico Jardín del mismo nombre, localizado en el municipio vecino de Puerto de la Cruz. La calle Apolinar, conocida popularmente como calle de La Hoya, marca el límite entre la Villa de Abajo y la Villa de Arriba o el barrio del Farrobo. Por la zona abundan las casas señoriales como la del marquesado de la Quinta Roja, con un extraordinario patio interior al estilo canario, y la Casa Ascanio, un palacete de principios del siglo XX ubicado en la calle San Agustín. La primera parte de la ruta termina en la plaza de la Constitución, junto a la iglesia y convento de San Agustín, ambas edificaciones del siglo XVII.
Dejando atrás la plaza, la ruta continua por las calles Colegio, Tomás Pérez, Cólogan, Iglesia, Zerolo y Viera, flanquedas todas por singulares ejemplos de la arquitectura canaria. El trayecto desemboca en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, cuyo edificio fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1948. La visita a la iglesia es de gran interés, tanto por su exterior, con dos torres campanario y una elevada cúpula, como por su interior, dividido en tres naves, y rica y artísticamente decorado; en ella presenciamos un espectáculo anacrónico: la procesión por el interior del Corpus, bajo palio con cánticos e in incienso. Nos ha recordado a nuestra infancia, allá por los 60. En los alrededores, un conjunto de calles empedradas permiten la contemplación de más casas señoriales como las de Valcárcel, Mesa, Benítez de Lugo o Casa Franchy o del convento e iglesia de Santo Domingo.​
Finalizado el recorrido por la villa cogemos el coche y bajamos al Puerto de la Cruz que parece un pueblo tranquilo y agradable.


Aparcar nos cuesta un rato pero al final encontramos un sitio muy bueno y céntrico en la calle del Puerto Viejo. Paseamos un poco y nos sentamos a comer en un lugar encantador: el patio de una casa antigua llamada El Balcón porque está rodeado de galerías y balconadas. En este patio hay varios restaurantes; elegimos el bar de tapas Luis. Comemos aguacate con gambas y crema de langosta, solomillo a la mostaza y de postre mousse de gofio (una harina gruesa de maíz típica canaria). Bien.
Después de la comida recorremos la pequeña ciudad. Aunque tiene callejuelas y placetas muy coquetonas, la zona más bonita es el paseo marítimo de San Telmo hasta el lago Martiánez, que es un complejo de piscinas diseñado por César Manrique; el estilo peculiar del artista se deja ver en cada uno de los detalles que adornan el complejo (lineas curvas en material blanco en contraste con el verde de la vegetación y el azul del agua o grandes y originales móviles de hierro que son movidos por el viento). 
 
Hacemos un descanso en un local del paseo San Telmo en cuya agradable terraza nos tomamos un café.  
El puerto de la Cruz es un municipio costero, de gran tradición hotelera, aunque muy bien conservado, que ha acogido a visitantes tan reconocidos como Alexander Von Humboldt, Agatha Christie, William Wilde, Michael Jackson, André Breton o The Beatles, entre otros. La combinación que crean sus jardines de flores, las playas de arena negra, su zona comercial junto al mar y sus pintorescas calles empedradas cautiva al visitante y le ofrece una gran variedad de actividades.
Puerto de la Cruz es considerado Lugar de Interés Turístico Nacional desde 1955 debido a su amplia historia como centro de descanso y vacaciones. Su valioso y cuidado casco histórico, con más de 140 edificios protegidos, es una delicia para los paseantes, tanto turistas como locales, que recorren sus calles durante todo el año. Tiene la mayor densidad de restaurantes y comercios de la Isla, con lo que las opciones para una comida y una jornada de compras son inagotables. Especialmente recomendable es visitar el tradicional barrio pesquero de La Ranilla, que desde 2014 cuenta con una propuesta innovadora, Puerto Street Art, un museo al aire libre donde 13 artistas de fama mundial han plasmado sus obras en grandes paredes.

 



Finalizado el paseo, compramos pan para la cena y volvemos a la casa a descansar y contemplar el atardecer sobre el mar.
 Lunes, 30 de mayo
Hoy hemos disfrutado también un rato del chalecito y de un tranquilo desayuno antes de salir hacia el noreste, vamos a visitar el parque de Anaga y la zona de Las Mercedes, además de La Laguna.

Hoy es el Día de la Comunidad de Canarias y hay fiestas y espectáculos por todas partes. Al llegar al pueblecillo de Las Mercedes encontramos las calles engalanadas y a sus habitantes vestidos con los trajes típicos y adornando carrozas y vemos aparcadas por las calles; hoy es la romería de su Virgen, la Virgen de las Mercedes.
Continuamos ascendiendo por una angosta, pero buena, carretera parando en algunos miradores para contemplar la vista y sacar algunas fotos. Hace bastante aire arriba.
Llegamos al parque en poco tiempo y nos acercamos al centro de visitantes para recoger información para la visita. Hace bastante frío y la niebla cubre todo. Nos dan un mapa y nos indican varias rutas. Hay una muy fácil de 1 hora más o menos que se llama la Ruta de los Sentidos y que parte justo desde la explanada del aparcamiento. 
Hay que destacar que la ruta tiene dos partes, se puede hacer solo la primera o toda completa; la primera está preparada con plataformas de madera para personas con movilidad reducida, incluso con silla de ruedas. 
La ruta es bonita pero hace mucho frío y el suelo está cubierto de barro; en verano debe de ser muy agradable.
Finalizado el paseo, nos acercamos a la cafetería a tomar algo caliente y emprendemos la bajada a la Laguna. 
Esta ciudad nos ha enamorado. Es preciosa y parece totalmente colonial. 

 Su nombre real es San Cristóbal de La Laguna y fue la primera ciudad de Canarias, y hasta ahora es la única declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1999 como “ejemplo único de ciudad colonial no amurallada”. Conserva casi intacto el trazado original del siglo XV que ya reflejó por entonces el maestro Leonardo Torriani en su mapa de La Laguna. Sirvió además de referencia a ciudades coloniales americanas, como la Habana Vieja, Lima o Cartagena de Indias; con ellas comparte similar estética de casas y calles.

Sinceramente, está muy bien conservada, con preciosas edificaciones poblando cada una de sus calles. Una buena idea es apuntarte a las rutas guiadas que recorren los edificios más emblemáticos. Lo puedes hacer también por tu cuenta, avanzando a tu propio ritmo.

Las calles son bulliciosas, llenas de comercios, cafeterías y tascas, perfectas para comprar o para reponer fuerzas con un buen café o una comida consistente según los casos. La remozada Catedral, la iglesia de la Concepción, el Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna —que acoge la imagen de la talla morena del Santísimo Cristo—, la Plaza del Adelantado, el Ayuntamiento, el Palacio de Nava o la Casa de los Capitanes son algunos de los edificios que agradecerás incluir en tu recorrido.
Pasamos el resto de la mañana recorriendo esta preciosa ciudad y comemos en un restaurante, la Tasca de la esquina, en la plaza.probamos la especialidad de la casa que es "pulpo al ajillo" y que está riquísimo.
Después de comer decidimos visitar la capital, Santa Cruz de Tenerife que nos ha causado una impresión muchísimo mejor hoy que el día que llegamos.
Se trata de una ciudad pequeña con un centro tranquilo e interesante.



Nada más llegar buscamos una cafetería para tomar un café bueno (cosa harto difícil pues el café es malísimo en la mayoría de los sitios en la isla) y damos con una terraza al aldo de una fuente-estanque, bastante fresquita, en la plaza de España. Esta gran plaza es sin duda la más popular y querida de Tenerife. Históricamente es, junto a unas plazas de La Laguna, la más antigua de Tenerife desde las conquistas del siglo XVI. Está en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, junto al puerto comercial, y entre parte de los edificios más conocidos de la capital, como son el edificio del Cabildo, el Casino, o Correos. Hasta hace 1 año la Plaza no había sufrido reformas (únicamente de circulación alrededor de la misma) y era conocida como una gran plaza donde se iba pasear los domingos, donde se instalaban escenarios y los conciertos se sucedían de una festividad a otra. A un lado, cerca del Cabildo, hay una gran estatua en honor. Es, quizás, el único elemento que queda tras la gran remodelación que sufrió la Plaza durante el último año. La nueva plaza se inauguró hace menos de dos meses, tras más de un año de obras, esperas e incomodidades
Y justo al lado está la oficina de turismo donde nos dan un mapa y nos indican una ruta para ver la ciudad a pie. Y resulta estupenda porque en una tarde hemos podido visitar toda Santa Cruz, incluida la feria del libro y un café frappe que nos tomamos en otra terraza antes de regresar al apartamento.

Paseando por el centro urbano de Santa Cruz, el visitante descubre la tradicional calle de La Noria, con una amplia oferta en restauración, las zonas comerciales que rodean la calle del Castillo y los jardines que decoran sus plazas y parques. Varias iglesias muy interesantes, por ejemplo, Ntra. Sra. de la Concepción, de estilo colonial, el museo de arte moderno, el cabildo insular, el edificio de Correos, el teatro Guimerá, el Parlamento de Canarias  o algunas plazas (Weiler, de la iglesia...) y fuentes coquetas completan este recorrido.
Finalmente, uno de los edificios más emblemáticios de la ciudad es el auditorio que se ha convertido en el símbolo de la ciudad. Diseñado por Santiago Calatrava e inaugurado en el año 2003, este moderno edificio bien merece una visita, aunque sólo sea por ver su peculiar arquitectura (a mí me pareció una pasada) y su entorno. Hay visitas guiadas a su interior. Su diseño llama muchísimo la atención. Construido en hormigón, sus líneas curvas le aportan movilidad, especialmente la gran cresta de 50 metros de altura que hace de cubierta de la sala principal. Lo más impresionante es su tamaño (casi 6500 m2), que ya se aprecia nada más entrar al vestíbulo, una sala diáfana de 1200 m2. El interior está dividido en dos salas: la Sinfónica (aforo de 1600 espectadores) y la de Cámara (422 localidades), además de otras salas polivalentes para convenciones, una cafetería y la zona destinada a camerinos, maquillaje y demás menesteres para los artistas. Mención especial merece el gigantesco órgano, cuyos 3835 tubos producen un sonido envolvente. Es único en el mundo, se encuentra en la Sala Sinfónica y fue construido por Albert Blancafort.


El enclave donde se emplaza el Auditorio es también impresionante por su magnitud: una gran explanada de más de 16000 m2 con vistas al Atlántico. Justo al lado se encuentran el Centro de Congresos y Exposiciones, y el Parque Marítimo César Manrique. Para finalizar cogemos el coche y nos acercamos a la playa de Las Teresitas: una preciosidad verdaderamente; parece una playa paradisiaca, con su arena blanca y sus palmeras. Merece la pena.
Antes de la puesta de sol, volvemos al chalet. Sacamos las últimas fotos del atardecer, cenamos y preparamos todo para la vuelta. Mañan tenemos que madrugar para estar en el aeropuerto a las 8:00.
El viaje termina y nos llevamos un grato recuerdo de la isla y de sus gentes, costumbres y comidas. Han sido unas verdaderas vacaciones; las primeras realmente tranquilas y de relax ya que la mayoría de nuestros viajes a lo largo y ancho del mundo son maratonianos. El balance, pues, no puede ser más positivo.



Martes, 31 de mayo

Con todo el dolor de nuestro corazón, porque aquí se está fenomenal, cogemos las maletas y nuestro cochecito y nos dirigimos al aeropuerto de Los Rodeos. Pillamos un atasco monumental y tememos perder el avión, pero como ya llevamos las tarjetas de embarque tenemos incluso tiempo de desayunar antes del embarque. 
Llegamos a  Madrid en hora, nos recogen al momento y emprendemos el regreso a casa. Fin de nuestras vacaciones.







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