SICILIA (Semana Santa, 2017)


El viaje de la Semana Santa de este año nos ha llevado a Sicilia, una isla que teníamos ganas de visitar desde hace tiempo. Todo el mundo dice que las ruinas clásicas que en ella se conservan son espectaculares.
Salimos de Albacete el sábado con dirección Madrid desde donde sale nuestro vuelo, con Alitalia, a una hora bastante mala: las 06:10. Dormimos en el SHS, como siempre, y dejamos allí el coche, también como siempre.

Domingo, 9 de abril

Salimos de la T2 a la hora en punto con dirección Roma ya que el vuelo no es directo y hace escala allí. Llegamos a Catania a su hora y nos dirigimos a nuestro alojamiento Hotel Katane Palace de 4* (ver crítica en Tripadvisor:

)
Dejamos las malesta y nos dirigimos al centro para hacer un recorrido por la ciudad. A un paso del hotel tomamos la calle Enmanuelle I que nos lleva hasta la calle Etnea que es la arteria principal y comercial de la ciudad. Recomendamos una cafetería llamada Savia (justo en el cruce de ambas) que está muy bien; sirven comida rápida y muy rica que se compra y se toma en unas mesitas en la terraza o se puede elegir se atendido por camareros en el interior. Lo más rico es un plato típico llamado Arancini, que es básicamente una bola enorme (megacroquetas) de arroz con rellenos diferentes como ragú, mozarella, jamón... y las pizzas pequeñas (minipizzaas caseras con tomate y mozzarella) El servicio de camareros es un poco lento, pero merece la pena.
Después de comer subimos a los jardines Bellini que eran originariamente particulares y ahora son públicos.
Bajamos por la calle Etnea hasta la plaza Stesicoro donde se encuentran los restos del anfiteatro romano presididos por el edificio de la Bolsa y a la izquierda se emcuentra el hospital más antiguo de Catania. Al otro lado de la calle se encuentra la estatua del compositor Bellini, el hijo predilecto de la ciudad.
Continuamos bajando hasta la plaza de la Universidad flanqueda por dos enormes edificios iguales que pertenecen hoy día a esta institución. Unos metros más abajo llegamos a la catedral de Santa Ágata, que se encuentra en la preciosa plaza del Duomo donde se puede contemplar la famosa Fuente del Elefante, una fuente monumental realizada entre 1735 y 1737 por el arquitecto Giovanni Battista Vaccarini; representa un elefante de basalto negro que hoy es el emblema de la ciudad.
Desde allí nos dirigimos por la Vía Museo Biscari hasta el palacio del mismo nombre que está abierto y hoy es gratis porque durante esta semana alberga en sus salones y dependencias un mercadillo de artesanía. El edificio que perteneció a una de las familias más ricas e importantes de Catania es una maravilla en el interior; y tiene una terraza sobre la antigua muralla, preciosa, decorada con esculturas.
Al terminar la visita nos dirigimos a un edificio donde hay una exposición temporal interesantísima: Escher, el genio del Surrealismo holandes. Maurits Cornelis Escher, más conocido como M. C. Escher o Escher fue conocido por sus grabados xilográficos, sus grabados al mezzotinto y sus dibujos, que consisten en figuras imposibles, teselados y mundos imaginarios.

Su obra experimenta con diversos métodos de representar (en dibujos de 2 o 3 dimensiones) espacios paradójicos que desafían a los modos habituales de representación.
La exposición presentaba originales y litografías de sus obras maestras así como vídeos y fotografías sobre el artista que adoraba el sur de Italia, especialmente Sicilia siendo aquí donde encontró al amor de su vida, su esposa. Nos ha encantado todo.
Al salir volvemos a la plaza del Duomo y nos sentamos en una terracita a tomar un expresso y contemplar los maravillosos edificios barrocos que constituyen la plaza: la iglesia madre, el palacio municipal, el palacio de los Chierici, la fuente del Amenano, puerta Uzeda y la fuente del elefante; todo realizado con una homogeneidad y armonía propias del genio Vaccarini . Después bajamos hasta la Porta de Uzeda, la entrada más antigua de la ciudad y salimos a la zona de arcos de piedra hasta donde antaño llegaba el mar; y nos hacemos unas fotos en la Fontana dell Amenano, la preciosa fuente que vierte sus aguas en forma de sábana al río de la ciudad y que se encuentra cerca de la puerta.
Volvemos paseando a descansar al hotel. De camino, por la calle Etnea, entramos a ver el  palacio Minoriti, en cuyo patio hay más puestos de artesanos. Catania está estos días repleta de mercadillos. 
Tras decansar un poco en el hotel, salimos a cenar a una callecita, Santa Filomena, muy cerca de la intersección de Umberto I con Etnea, que está repleta de restaurantes coquetones. Elegimos uno que se llama Curtigghiu y, aunque el servicio es un poco lento porque hay mucha gente, cenamos muy bien.
Y nos volvemos temprano al hotel porque mañana hay que madrugar para subir al Etna.

Lunes, 10 de abril

Hoy salimos temprano para subir al volcán Etna; pese a todo pillamos muchísimo tráfico y un enorme atasco para salir de la ciudad.
El Etna es uno de los volcanes más activos del mundo (prácticamente se encuentra en continua erupción), declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2013. Tiene una altura de 3.322 metros de altura, aunque varía debido a las constantes erupciones. La montaña es hoy en día 21,6 metros menor que en 1865. 
En la mitología griega, el Etna era el volcán en cuyo interior se situaban las fraguas de Hefesto, que trabajaba en compañía de cíclopes y gigantes. El monstruoso Tifón yacía debajo de esta montaña, lo que causaba frecuentes terremotos y erupciones de humo y lava.
Su nombre derivaba de la ninfa Etna, hija del gigante Briareo y de Cimopolia, o de Urano y Gea, que se convirtió en la deidad de este famoso volcán. 
El parque natural del Etna se encuentra a pocos kilómetros de Catania. Sobre las 10 llegamos y nos dirigimos enseguida a la taquilla a sacar los tikets para subir ya que hay bastante gente. Para la subida hay varias opciones: la primera es no subir ya que el volcán tiene bonitas vistas desde abajo; la segunda es tomar el teleférico y ascender hasta unos 2500 metros (30€); y la tercera, seguir hasta los cráteres que se encuentran a 2900 metros. La subida completa (ticket completo) sin 63€/persona y, la verdad, merece la pena aunque es carísimo (el último ascenso lo gestiona una empresa privada). Nosotros lo hemos hecho completo.
Al llegar a la estación superior del teleférico (en la que hay una cafetería y una tienda -cómo no- y además hay dos puestos en los que alquilan chaquetas térmicas y chaquetones para seguir el ascenso) se toman unos todoterrenos, especiales para la nieve, que son una especie de camionetas blancas, anchas y altas con ruedas enormes (Funivia dell' Etna) que ascienden casi hasta 2800 por unos caminos de lava entre paredes de hielo. Los últimos 100 metros se suben en unos vehículos oruga especiales y de ahí a los cráteres se asciende a pie, exclusivamente  con el acompañamiento de un guía. Es realmente espectacular. Hoy se podía ver la densa lava ardiendo bajo la ya fría y sólida por la que andábamos, según el guía de una erupción de hace unas semanas. Era curiosísimo que hiciera un frío espantoso y que pereciera que había calefacción bajo el suelo que desprendía calor; el guía metió un palo por un agujero y ardió al instante.
Continuamos subiendo a pie hasta la zona más alta (con un frío horrible) hasta casi los 3000 metros donde se halla un cráter impresionante y hay unas vistas espectaculares del cráter del Etna del que sale continuamente humo amarillo (por el azufre) y negro (por las cenizas)
Tras un rato por aquellas alturas emprendemos el descenso jsando los mismos medios. Sl pasar de la oruga a la camioneta 4x4 sentimos mucho un poco de inestabilidad (como si se moviera el suelo) por el cambio de altura tan rápido (de 0 a 3000)
 
Al fin, ya abajo, tomamos nuestro bus y nos dirigimos a Taormina. Durante la bajada hemos visto una casa de dos pisos cubierta hasta el primero por la lava.  Es espeluznante.
Taormina (griego antiguo Tauroménion, latín Tauromenium) es una ciudad situada en la costa este de la isla, en la provincia de Mesina, a medio camino entre Mesina y Catania. Por su belleza natural fue elegida como ciudad de descanso por algunos de los escritores más importantes del siglo XX como Truman Capote, Tenessee Williams, Thomas Mann o Cocteau entre otros, y de actores y artistas como Greta Garbo, Woody Allen, Cary Grant, Dalí, Orson Welles o Rita Hayworth.


 Al llegar nos informan de que la ciudad está supervigilada porque se van a reunir los del G7 próximamente (en mayo ya no se podra aparcar en los parking habilitados)
Aparcamos en el parking de la Puerta de Catania, a un extremo de la calle Umberto, la arteria principal de la ciudad a partir de la cual surgió la población
Al llegar vamos a comer a un sitio normalito: pizza, pizza y pizza. 
Y a continuación nos dirigimos hacia el Teatro griego-romano, lo más embleqmático de Taormina. De paso visitamos el Palacio de Corvaia, conocido también como Palacio de Blanca de Navarra, que es muy coquetón, con un patio con balconcito muy similar al de Romeo y Julieta en Verona.
Subiendo la calle de enfrente del palacio se llega al teatro (10€ la entrada, con reducida para estudiantes y profesores)
El teatro es espectacular pero debe visitarse por la mañana; nosotros hemos ido por la tarde y el so, está en la zona del escenario por lo que se ve fatal todo, molesta mucho la luz y no se pueden hacer fotos chulas. Para remate el teatro está siendo restaurado y está lleno de operarios que hacen un ruido infernal. Todo ello estropea mucho la visita. 
El teatro de Taormina es el segundo de los teatros clásicos de Sicilia en cuanto a tamaño, después del de Siracusa. Se sitúa en la parte más alta de Taormina bajo el monte Tauro que da nombre a la villa. Se construyó al puro estilo griego aprovechando la geografía cuneiforme de la colina. Incluso hay peldaños de las escalinatas pulidos directamente sobre la roca. La vista desde las gradas permite una panorámica hacia la bahía de Naxos y el Etna al fondo muy bonita.
A pesar de que el origen del teatro es helenístico, pues así lo demuestran algunas inscripciones grabadas en la piedra recordando a Hierón II, su apariencia actual se corresponde con las modificaciones y ampliaciones realizadas en épocas imperiales romanas, sobre todo lo que tiene que ver con la estructura de la escena. La cavea o gradas del teatro de Taormina tienen un diámetro de 109 m. construidas en ladrillo, están divididas en 9 cúneos, igual que el teatro griego de Siracusa.
Dejamos el teatro tras dar unas vueltas por la cavea alta para contemplar las vistas y nos dirigimos a la calle Umberto para recorrer el centro histórico: la catedral, San Giusseppe, Palacio Ciampoli, San Pancrazio, Pasamos por la torre del Reloj y Porta di Mezzo, y llegamos a la Plaza IX Aprile donde nos sentamos a tomar un café en una terracita. 
Damos un corto paseo por el centro disfrutando del ambiente y volvemos al bus para regresar a Catania.
Ya en el hotel descansamos un rato y por la noche salimos a cenar. Encontramos un restaurante-vinoteca que está genial: moderno, buena comida, buen ambiente, buen servicio y precios decentes: Etna Rosso, en la calle Etnea. Muy recomendable.
Y esto es lo que ha dado de sí el día de hoy.

Martes, 11 de abril

Hoy salimos antes del hotel para no vernos envueltos en un atasco al salir de la ciudad y perder tanto tiempo como ayer en el trayecto. Hoy visitaremos Siracusa y Noto.
«Siracusa y la necrópolis rocosa de Pantalica» fueron declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2005. Su ciudadano más famoso es Arquímedes.



«Siracusa y la necrópolis rocosa de Pantalica» fueron declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2005. De estos dos elementos, la parte que corresponde a Siracusa se concentra en la ciudad antigua, fundada por los corintios como Ortygia que es una isla unida a la tierra por tres puentecitos.
Al llegar a Saracusa nos dirigimos lo primero a la zona arqueológica cuyos monumentos más importantes son el teatro, la Oreja de Dionisos y las tumbas bizantinas.
La entrada al sitil cuesta 10€ ( como todas)
Debo decir que, hasta ahora, me ha decepcionado un poco la cuestión de la conservación del patrimonio porque tienen todo muy descuidado; es sangrante el estdo, en concreto, del anfiteatro totalmente cubierto por hierbajos y plantas. Para remate todos los teatros están recubiertos con maderas para ser utilizados en verano para espectáculos lo cual impide verlos en todo su esplendor. Y operarios por todos lados haciendo ruido.
Lo primero que visitamos es el teatro griego, cuya cávea es una de las más grandes construidas por los antiguos griegos: tiene 67 filas, divididas en 9 secciones con 8 pasillos. Sólo quedan rastros de la escena y de la orchestra. El edificio (aún usado hoy) fue modificado por los romanos, que lo adaptaron a su estilo de espectáculos, incluyendo también juegos circenses.
Sobre el teatro pueden verse una serie de tumbas familiares bizantinas talladas en la roca 
Cerca del teatro están la latomías, canteras de piedra, usadas como prisión en la antigüedad. La más famosa latomía es el llamado Orecchio di Dionisio («Oreja de Dionisio»). Se trata de una gran caverna con forma de oreja excavada en la roca que se utilizó como prisión.
De ahí nos dirigimos al anfiteatro romano, de época imperial. Está parcialmente excavado en la roca. En el centro del área hay un espacio rectangular que fue usado para la maquinaria escénica. y que, como ya he dicho, casi no se puede ver sepultado entre matojos. Una pena. En general, todo está aquí muy mal conservado. También se puede ver, más bien intuir, el Ara di Ierone (altar de Hierón), un altar de sacrificios donde según parece se llegaron a sacrificar más de 200 bueyes; las entrañas se entregaban para los dioses y la carne para el pueblo.
Desde aquí nos dirigimos a la ciudad antigua cruzando uno de los tres puentecitos y es que el casco histórico se encuentra en una isla llamada Ortigia (Codorniz) donde se hallan otros restos de la Antigüedad clásica en Siracusa y que se encuentra en la isla de Ortigia (codorniz). Lo primero que podemos contemplar es el Templo de Apolo, adaptado en iglesia en época bizantina y en mezquita bajo gobierno árabe del que quedan restos. A continuación llegamos a la plaza del Duomo que curiosamente es elíptica y muy bonita. Está rodeda por construcciones muy interesantes como la Catedral de Sta. María que fue construida por el obispo Zosimo en el siglo VII sobre el gran Templo de Atenea (siglo V a. C.). La entrada vale 2€. Era un edificio dórico con 6 columnas en los lados cortos y 14 en los largos: éstas fueron incorporadas a los muros en la iglesia actual. La base del edificio griego tenía tres escalones. El interior tenía una nave y dos naves auxiliares. El tejado es de época normanda como los mosaicos de los ábsides. La fachada fue reconstruida por Andrea Palma en 1725-1753, con un orden doble de columnas corintias, y estatuas de Ignazio Marabitti.
Al fondo de la plaza se encuentra Basílica de Santa Lucía extra Moenia, una iglesia bizantina construida, según la tradición, en el mismo lugar que el martiródomo del santo en 303 AD. La apariencia actual es de los siglos XV-XVI. Las partes más antiguas que aún se conservan incluyen el portal, los tres ábsides semicirculares, y los dos primeros órdenes del campanario. Bajo la iglesia se encuentran las Catacumbas de Santa Lucía. Lo más importante es que sobre el altar mayor se encuentra el cuadro de Caravaggio El entierro de Santa Lucía.
Frente a la catedral, en el lado opuesto se puede contemplar un hermoso palacio, el palazzo Beneventano. Son característicos los balcones (que curiosamente denominan "españoles" y que tienen las barandas de forja con panza, según nos explicaron para que entraran por ese saliente las faldas de las damas que solían llevar un aro metálico abajo para mantener el vuelo del
 la falda.
También se puede ver el Palazzo Vermexio, el actual Ayuntamiento, que posee fragmentos de un templo jónico del siglo V a. C.
Continuamos hacia el mar y llegamos al paseo marítimo que es muy coqueto. Ahí se encuentra la Fuente de Aretusa. Según una leyenda, la náyade Aretusa, que era perseguida por Alfeo, se refugió en ese lugar. Presenta unas enormes plantas de papiro en el centro. Comemos en un restaurante del casco antiguo, normalito y tras la comida tomamos un barco de paseo para dar una vuelta y ver la ciudad desde el mar (10€) Es un recorrido de una hora más o menos que  llega hasta la parte opuesta de la bahía y después bordea el castillo-fortaleza Meniace en el brazo del puerto. Regresamos y emprendemos el camino hacia la villa de Noto, situada en una colina.

Noto forma parte del Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco en 1996 y denominado «Ciudades del barroco tardío de Val di Noto». Es famoso por sus bellos edificios de principios del siglo XVIII, considerados entre las principales obras maestras del estilo. La ciudad posee 33 iglesia barrocas más la catedral que está totalmente reconstruida tras el terremoto que la asoló.
Entramos al Corso Vittorio Enmanuele a través de la Puerta Real que es parecida a un arco del triunfo.
De entre los edificios más bellos destaca el Palacio de los Nicolaci de Villadorata. Lo más especial son las ménsulas que decoran sus balcones. donde las figuras grotescas nos miran desde su altura con forma de sirenas, caballos, leones, quimeras, hipogrifos, demonios o angelotes. Figuras de la mitología que sustentan los balcones donde los nobles se asomaban para contemplar la infiorata, la fiesta popular que cubre las calles de Noto con alfombras de flores cada tercer domingo de mayo. Este palacio no perteneció a una familia noble sino a unos nuevos ricos que hicieron dinero con el comercio del atún gracias al que pudieron comprar títulos nobiliarios acabada la guerra. El palacio mira por un lado a la catedral y por la large de atrás al mercado de pescado; de este modo podían vigilar los negocios. 
Justo enfrente de la entrada del palacio hay un barecito con tres mesitas en la puerta llamado Picnic donde nos tomamos una horchata de almendra, que aquí llaman latte di mandorla y que está riquísima (vaso pequeño 2€). Es casera hecha por la esposa del dueño, según nos dice. Muy recomendable. La receta es: 150 gr. almendra dulce, 25 de almendra amarga, 150 cc de agua y azúcar.
También es un edificio muy bello, en la Plaza del Municipio, el Ayuntamiento -ubicado en el Palazzo Duzecio. Damos unas vueltas por la calle principal, compramos algún recuerdo y volvemos a Catania. 
Hoy que es la última noche logramos coger sitio en la Bottega Sicula FUD, un local muy, muy concurrido en la calle Santa Filomena. El servicio estupendo, la comida muy rica y los precios algo inferiores al resto. Está a rebosar y hay que pedir mesa al chico de la puerta que te apunta en una lista y va llamando según se van quedado sitios libres. Muy recomendable. 

Miércoles, 12 de abril

Hoy dejamos Catania para dirigirnos a Agrigento, pasando por Piazza Armerina (Plaza de armas) una bonita localidad colgada en la falda de un monte y donde se encuentra la famosa Villa de Casale que desde 1997 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La entrada vale 10€. Es famosa sobre todo por la excepcional colección de mosaicos que alberga, perfectamente conservados a través del tiempo gracias a una capa de barro que la cubrió durante siglos debido a un corrimiento de tierra antiguo. Tiene 3500 m2 y más de 59 salas más una basílica, termas...
Se cree que fue la lujosa residencia de Maximiano, que gobernó el imperio del 286 al 305 d.c, una persona rica, muy culta y con buen gusto.
El recorrido por las diferentes salas, en tres nives oblicuos, se efectua por unas pasarelas metálicas que nos permiten no erosionar los mosaicos además de permitir visualizarlos con cierta perspectiva para admirar su grandiosidad.
La visita a la villa se distribuye en  cuatro zonas o grupos de habitaciones. La primera corresponde a la entrada monumental, que nos prepara para un amplio complejo termal, compuesto por las clásicas estancias de palestra -para la realización de ejercicios-, el frigidarium –piscina de agua fría-, el tepidarium -agua templada- y el caldarium –agua caliente. A continuación está el peristilo principal con todas las habitaciones que lo circundan.
Al Sur se encuentra el tercer grupo, alrededor de un peristilo elíptico. En esta zona destaca el comedor –triclinium-, decorado con mosaicos de escenas mitológicas entre las que destacan los Trabajos de Hércules. 
El cuarto grupo se encuentra al Este del peristilo principal, al que está unido por un largo corredor de más de 60 metros con la escena de la Gran Cacería. Esta es el área más interesante con mosaicos de extraordinaria calidad que narran la captura de animales salvajes en África, terrestres y acuáticos como tigres, leones, avestruces, antílopes, panteras, elefantes o jabalíes, que luego se transportaban al Coliseo de Roma para la exhibición de lucha contra gladiadores.
Además son muy característicos los mosaicos denominados Scena Erótica que muestran a dos jóvenes besándose, y la Sala delle Dieci ragazze (Sala de las diez muchachas), donde se representan a mujeres realizando actividades deportivas semejantes al voleibol actual, ataviadas con ropajes que recuerdan mucho a los bikinis actuales.

Sin olvidar las salas del Vestibolo del Piccolo Circo y el Cubicolo dei Fanciulli Cacciatori con mosaicos de niños compitiendo en una carrera de carros tirados por pájaros, y las persecuciones de niños con patos y liebres, respectivamente. La habitación de la señora de la casa presenta un patio semicircular que la rodea, con una fuentecilla y escenas de angelitos pescadores. Una maravilla. 
Es de lo mejor que hemos visto hasta ahora en Sicilia, y los mosaicos mejor conservados en origen que hemos visto en los viajes que hemos realizado pro todo el mundo. Es una visita imprescindible y muy, muy, muy recomendable. EXCEPCIONAL.
 

Finalizado el recorrido de la villa nos dirigimos a comer a una casa rural muy chula en la carretera de Agrigento desde Poazza Armerina, Azienda Agrituristica Savoca. Se trata de un lugar muy agradable regentado por los miembros de una misma familia; tienen habitaciones, piscina y un restaurante grande pero muy acogedor. Parece preparado para eventos: bodas y cosas así. Todos los productos que se ofrecen son de la casa (verduras, carnes, vino...) Relación calidad-precio, bien.
Tras dos horas de carretera llegamos a Agrigento, lugar de nacimiento del premio Nobel Pirandello, donde nos dirigimos directamente a visitar la zona arqueológica más importante de la isla: el Valle de los templos, que realmente no está en un valle sino en lo alto de un monte desde el que se domina todo el territorio.
El valle de los templos de Agrigento, (antigua Akragas, fundada en el 580 a.C.), patrimonio de la humanidad, fue descrito por Píndaro como “la más hermosa de las ciudades mortales”. Posee el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo. 
Los templos griegos de Agrigento son todos de estilo dórico; su estado de conservación varía en función de cómo les afectaron terremotos y expolios, merece la pena no perderse nada del itinerario.
El primero que se visita es el Templo de Juno Lacinia, precedido por un gran altar para sacrificios. Data del 450 A.C. y conserva la fila de columnas septentrional y parcialmente la de los otros tres lados. En época romana fue restaurado tras un incendio que dio color a las piedras de la cella. 
A través de un camino empedrado, plagado de tumbas excavadas en la roca, seguimos el recorrido hasta el Templo de la Concordia. Es el templo mejor conservado, con 42 metros de largo por 19,5 de ancho y que fue levantado entre el 450 y el 400 A.C. Denominado así por una inscripción latina encontrada e su entorno, es muy probable que  el templo de la Concordia estuviese dedicado a Castor y Pólux. Consta de 34 columnas, antiguamente recubiertas de estuco blanco y conserva las arcadas abiertas entre las columnas ya que desde el siglo VI fue empleado como basílica cristiana. Es impresionante.
El Templo de Hércules es el más antiguo de los templos conservados, fechado en el 510 A.C., se levantan sobre su base 8 de las 38 columnas originales.
Volviendo al camino llegamos al Templo de Júpiter Olímpico, del que solo quedan ruinas y del que es difícil hacerse una idea. Se trata de un gigantesco edificio con una planta de 112,5 m de largo por 56 de ancho que nunca fue finalizado y cuyas dimensiones sólo eran superadas por el templo de Artemisa de Éfeso. Además de poseer columnas de 17 metros de altura y 4,2 de diámetro estaba adornado con 38 estatuas de Atlantes de casi 8 m. de altura. Junto al templo podremos observar la reproducción de uno de estos Atlantes cuya pieza original se encuentra en el museo junto a una maqueta del templo original.
Vemos atardecer en los templos, con el sol poniéndose entre las columnas, y nos dirigimos a nuestros hotel que es el Dioscuri Bay Palace (ver crítica en Tripadvisor:

)
Nos instalamos y bajamos al paseo marítimo a cenar algo en El Pescatore, un local que está bastante bien y muy cerca del hotel; tomamos los mejillones típicos de Sicilia (que son muy pequeños) con salsita y una ensalada mixta. Después andamos un poco hasta el final del paseo merítimo y nos tomamos unos helados de avellana y cheesecake siciliano; riquísimos, muy cremosos. 1 millón de calorías.

Jueves, 13 de abril

Hoy nos dirigimos a Palermo donde pasaremos los tres últimos días de nuestro viaje y, de camino, visitaremos el magnífico templo dórico de Segesta y el pueblo medieval de Erice.
Salimos a las 08:30 de Agrigento en dirección Erice donde llegamos tras varias horas de carretera.  Erice es un precioso pueblecito medieval, muy bien conservado en la cumbre de una elevada montaña, a 900 metros de altitud. Desde abajo hay un teleférico para llegar hasta arriba, o se puede subir por una zigzaguente carretera que pone los pelos de punta. Nosotros hemos subido por la carretera.
Desde el aparcamiento de Porta Trápani, normanda pero construida sobre fortificaciones elimianas, la calle Vittorio Emanuelle II asciende hasta la Piazza Umberto, que aglutina la vida social de Erice y es la plaza Mayor. 
Nosotros lo primero que visitamos es el Duomo: a la izquierda, justo al entrar en la calle, una callejuela nos abre paso a la explanada de la Chiesa Madre o Duomo, Santa María della Asunta, del siglo XIV, levantada bajo reinado de Federico de Aragón. Su particular campanario, separado de la iglesia es en realidad una torre de vigilancia aragonesa de 1315. Se puede subir para contemplar las vistas. El maravilloso pórtico de la iglesia pese a ser gótico, algo inusual en la barroca Sicilia, data del 1426. Sin embargo el gótico del interior es un “parche” de 1852. El retablo es de mármol y todo el interior de la iglesia, recargadísima, es estuco.
Dejando atrás la iglesia de San Salvador seguimos por Vittorio Emanuelle hasta Piazza Umberto, donde hay barecitos y pastelerías para tomar un café en sus terrazas bajo el ayuntamiento, donde se encuentra el Museo Cordici, que expone tanto restos arquelógicos, manuscritos, incunables, pintura y esculturas de diferentes épocas, y cuyo relieve de la Anunciación de Antonello Gagini, de 1525 es la joya más destacada.
Continuamos el paseo ascendiendo por empinadas callejuelas llenas de tiendas y pastelerías y  terminamos en el Giardini del Balio (que procede de la palabra “bajulo”, gobernador), unos jardines de estilo inglés que preceden a la entrada a los castillos. Por un lado aparecen las torre medievales normandas, junto a la torreta Pepoli (un capricho del conde de Pepoli a finales del siglo XIX donde gozaba de la privacidad necesaria para "jugar a las palabras cruzadas" tanto con compañeras del sexo opuesto como con parejas del propio); y muy cerca el Castillo di Venere, que sugiere tiempos de gloria cuando haya por el siglo XII se construyó la fortaleza sobre el templo de Venus (Venere). A la entrada del castillo de Venero aún vemos el emblema de piedra de los Augsburgo, recuerdo del paso de la monarquía española. Las torres y el castillo estaban comunicadas por un puente levadizo que menciona en sus crónicas el geógrafo árabe Ibn-Giubayr.
En el castillo hay unos miradores con unas viastas espectaculares del mar Tirreno, las islas Egadas y toda la costa. Esoectaculares.
Bajamos de nuevo callejeando un poco y vamos a comer a un restaurante, Ulises, regularcito.
Al terminar la comida seguimos ruta hacia Segesta para visitar su famoso templo griego
Llegamos al parque arqueológico y nos dirigimos, ascendiendo una cuesta bastante empinada, a visitar el templo, el monumento más importante. La entrada son 6€. Existen tesis diferentes sobre este edificio, su finalidad y uso; actualmente hay cierto consenso sobre la teoría que promulga que no se trata realmente de un templo, si no de una columnata levantada para solemnizar un lugar ya sagrado para los elimos. Se cree que contaba con un techo que no era fijo sino que se colocaba cua do se necesitaba realizar algún acto en el templo. El conjunto lo forman 36 columnas coronadas por un arquitrabe liso y un friso dórico con metopas y triglifos, con unas medidas de 61×26 metros de largo. Es espectacular.


Además del templo, si seguimos un sendero hasta el Monte Bárbaro podremos ascender hasta la colina donde se ubica el teatro griego. La subida a pie de casi dos kilómetros merece la pena, aunque sea sólo para sacar unas fotos panorámicas del templo a lo lejos entre el campo bicolor. La otra opción es comprar un billete para que el autobús nos lleve en unos minutos al teatro de Segesta. Construido en la segunda mitad del siglo III a.c. su cavea de 63 metros se orienta hacia el norte, en contra de lo habitual en los teatros griegos. Esta peculiaridad se debe a las deslumbrantes vistas que ofrecen las gradas de las colinas con el teñido de azules Mar Mediterraneo.
En verano se llevan a cabo representaciones de teatro clásico y si tenemos la suerte de coincidir con una de ellas conviene no perdérselas, aunque sólo sea por retroceder 25 siglos atrás.
La visita no es muy larga así que en seguida terminamos y nos dirigimos hacia Palermo, última etapa del viaje, donde estaremos tres días.
Llegamos sobre las 20:00 y nos instalamos en el hotel Cristal, en la Avda. Roma, muy, muy céntrico ( ver crítica en Tripadvisor:

). La ventana de nuestra habitación, la 305, da justo frente al Gran Hotel Palme, donde se alojó Wagner con toda su familia y servicio hasta que lo echaron por no pagar.
Tras instalarnos salimos a tomar contacto con la ciudad que resulta ser bulliciosa, animada, señorial, alegre, caótica...¡vivísima!, vamos, que nos ha encantado. Damos unas vueltas por el centro histórico: calle Vittorio Enmanuele, plaza del teatro con el monumental teatro Massimo, los Quattro Canti (cuatro esquinas) en la Plaza Villena, en la confluencia de las dos arterias principales de la ciudad, la catedral... Mañana o pasado visitaremos todo esto con detalle; hoy ha sido solo la primera toma de contacto.
Cenamos en un local llamado Restaurante da Bacco (Vía Oro,ogio, 29) con 4 certificados de excelencia de Tripadvisor. Es muy recomendable; calidad-precio, bien, y el servicio excepcional; no obstante, dos días después hubo algo en él que no nos gustó y fue que cuando fuimos todo el grupo de la excursión a comer nos pusieron una comida que era una porquería, más propia de un colegio mayor que de un restaurante ni tan siquiera mediocre, por tanto la calidad y el buen servicio solo lo dan cuando van particulares

Terminada la cena, damos un paseo de vuelta al hotel. El centro está animadísimo y da pena irse a dormir, pero estamos cansados.




Viernes, 14 de abril

Hoy visitaremos varias localidades cercanas a Palermo, a unos 60 kms., una en el interior llamada Castelbuono, y otra en la playa, Cefalú.
Castelbuono es un pequeñísimo pueblo situado a 900 metros que disfruta de un microclima especial; el aire es muy sano pues ni es tan cálido como abajo en la costa ni tan frío como en la cumbre. 
Castelbuono significa literalmente "buen castillo", así que podemos imaginar que la población nació alrededor y como consecuenda del castillo.
La construcción del castillo comenzó en 1316, por orden de Francesco I de Ventimiglia, sobre las ruinas del antigua ciudad de Ypsigro, en lo alto de la colina del San Pietro y responde más a una situacion administrativa que estratégica, ya que la colina no es suficientemente alta.
Su forma de cubo nos recuerda al estilo arquitectónico árabe, las torres cuadradas, aunque integrados en los de la fachada, reflejan la arquitectura de estilo normando, como Asimismo, las almenas y la torre circular recuerda aspectos de la arquitectura de tiempos de Federico II.
Nada más llegar al pueblo visitamos el castillo que da nombre al pueblo y que tiene una escalera muy monumental donde se rodó parte de la película Cinema Paradise (cuando el niño se va a la escuela). 
Lo más llamativo de la construcción es la capilla palatina muy bien conservada. Se encuentra en la parte alta del castillo y se accede a ella por una escalera que sube por el patio central. La capilla se usó antaño como sala de reuniones de los nobles que gobernaron la zona.
 
Terminada la visita nos dirigimos por la calle principal hasta la pequeña placita donde está la iglesia, que visitamos, una fuente, y lo más importante y famoso: la Heladería-pastelería Fiasconaro, en la esquina de la plaza; hay helados de muchos sabores y -cómo no- el típico bollito en el que te sirven el helado. compramos uno de pistacho, riquísimo. Los helados en Sicilia están muy ricos porque son pura crema. Justo al lado hay un local donde se reúnen los ancianos del lugar para tocar música cuando les apetece, los amigos de la música; el resto del tiempo lo pasan sentados en la puerta mirando el ambientillo de la plaza, que es mucho. En Fiasconaro, enfrente de la heladería, está la pastelería donde se pueden comprar también dulces típicos, panettone...
Otro producto típico de la zona es lo que llaman "maná", una resina extraída del fresno que se come y que, según dicen, tiene muchas propiedades beneficiosas para la salud; y está asquerosa. La probamos y no nos gusta nada.
Damos una vuelta por las callecitas alrededor de la plaza y a continuación bajamos hacia la costa para dirigirnos a Cefalú que es uno de los pueblecitos que más nos ha gustado. Se encuentra en un enclave precioso, a la orilla del mar y encajado bajo unas rocas. 
Es una localidad turística y coqueta, con una iglesia muy interesante y un paseo junto al mar precioso. El agua es absolutamente transparente. La playa es muy buena, de arena.
Pasamos la mañana recorriendo sus callejuelas. 
El Corso Ruggero es la calle principal del casco viejo, marcaba los límites de la ciudad durante la Edad Media. Hoy se alinean iglesias barrocas y palacios nobles a ambos lados de la calle. Aquí se encuentran las tiendas más elegantes.
La catedral normanda es el centro neurálgico de Cefalu, bajo la sombra de la Rocca, gran roca de piedra, con forma de cabeza (Cephaloedium), que da nombre a la ciudad ,y sobre cuyas laderas se encuentra el Templo de Diana.
En la piazza del Duomo se encuentran el antiguo Monasterio de Santa Caterina, actual ayuntamiento, y la fachada del Palacio Episcopal así como el palacio Piraino.
Tampoco debemos dejar de ver en Cefalu el Museo Madralisca, el Bastión del cabo Marchiafava y el lavbadero público medieval.
En el puerto viejo se puede disfrutar de las mejores vistas del núcleo antiguo. Ahí también se halla la Porta de Pescara, una de las cuatro puertas de acceso a la ciudad en en el XVII. Para comer hay muchísimos locales muy acogedores con terracitas sobre el mar. El pueblecito es precioso. Después de la comida nos sentamos en una terraza de la plaza, delante de la iglesia a tomar un café y después visitamos la catedal permite visitas de 8 a 12 y de 15:15 a 19:15 h. entre semana, y el domingo ininterrumpidamente)
El templo fue erigida por Roger II en 1131 en agradecimiento, según la leyenda, a las costas de Cefalú que le permitieron salvarse del naufragio que amenazaba a su barco durante una tempestad. La fachada se forma con dos inmensos torreones cuadrados que confieren a esta catedral normanda un aire de fortaleza. La parte superior contiene una doble serie de arcos ciegos con un ventanal ojival en la parte inmediatamente inferior, y debajo un pórtico de tres arcos realizado en 1471 por Ambrogio de Como protegiendo el pórtico, rico en detalles esculpidos en mármol blanco (finalizado en 1204), y las casi inapreciables pinturas laterales; pero es en el interior donde encontramos lo más espectacular: el Pantocrátor en mosaicos bizantinos. Se encuentra localizado en el ábside y es uno de los más espectaculares de Sicilia, con las mechas sobre la frente, el cabello rubio normando, las cejas y barbas oscuras árabes, y la nariz fina y recta al estilo griego. Perom hoy, para nuestra desgracia, está tapado desde el lunes porque lo tienen que restaurar debido a que han empezado a caerse las teselas sin explicación.
Terminada la visita emprendemos el regreso a Palermo. Pasamos por el hotel y luego nos lanzamos a las calles a dar una vuelta. Sigue todo animadísimo; el ambiente es, al parecer, consustancial a esta ciudad de la que te sientes parte desde el primer momento. Nos ha encantado Palermo; nada que ver con la imagen que tenemos en España.
Bajamos hacia la zona del puerto pero está en obras y tenemos que dar mil vueltas para llegar así que, sin haberlo pensado antes, hemos recorrido todo el barrio de alrededor. Llegamos paseando hasta un pequeño puerto deportivo que llaman La Cala y que realmente no tiene nada; de hecho, la zona del puerto aquí en Palermo es bastante feucha, sin paseo ni restaurantes de pescado y además, según nos dijo la guía, peligrosa y nada recomendable por la noche. Desde el puerto subimos por la calle Vitorio Enmanuel hacia el centro y pasamos la tarde recorriendo sus calles. Al pasar por la plaza de Santo Domingo (con una monumental iglesia del mismo nombre) nos topamos con la procesión del silencio (el Santo Entierro) que no se parece en absoluto a las de aquí; en Palermo es mucho menos espectacular. Después la volveríamos a ver varias veces por diferentes zonas.
recorremos el caso antiguo deleitándonos con sus magníficos edificios, encantadoras plazoletas e iglesias, todos ellos iluminados. De noche la ciudad es más bonita, si cabe.
Hoy cenamos en un sitio que nos recomendó Laura, la guía, el primer día: Vinos y pomodori, justo al lado del hotel. La comida no está mal, pero no es nada especial; hay sitios mejores no mucho más lejos como toda la zona alrededor de la plaza de Olliva

Sábado, 15 de abril

Hoy vamos a dedicar el día a visitar la ciudad de Palermo de la que ya conocemos algo.
Comenzamos por el Palacio Real y especialmente la famosa Capilla Palatina, una iglesia totalmente decorada con mosaicos que es una maravilla. Para entrar, es recomendable ir temprano porque luego se forman unas colas inmensas y además hay que pasar un control con detector de metales que relentiza mucho la entrada; nosotros estábamos en la puerta a las 08:45 y había muy poca gente. Hoy estaba abierto todo el palacio, incluida la sala magna, espacio que se utiliza hoy para las reuniones de la Asemblea Regional Siciliana (Parlamento regional). Hemos tenido suerte.
El Palacio Real de Palermo (también conocido como Palacio de los Normandos) está situado en la parte más antigua de la ciudad, sobre un asentamiento púnico ubicado en el subsuelo de las Sale Duca di Montalto (Salas Duque de Montalto) y parece completamente una fortaleza defensiva más que un palacio.
Es muy bonita especialmente la sala de inspiración pompeyana con las paredes decoradas con frescos que recuerdan e imitan las paredes de la ciudad romana; o la Sala de los Vientos, uno de los lugares más sugestivos del Palacio Real. Ubicada en una torre medieval del nucleo árabe normando, llamada Joharia y frente a la sala de Ruggero, actualmente cubierta por un techo de madera del setecientos, destaca en el centro la rosa de los vientos.
pero lo que es verdaderamente espectacular es la Capilla Palatina, que representa en términos de arquitectura y decoración el encuentro entre culturas y religiones diversas, ya que en su realización se involucran especialistas bizantinos, islámicos y latinos. El techo es un delicado artesonado árabe de madera todo él y las paredes están todas decoradas con finísimos mosaicos de estilo bizantinos. La capilla no es muy grande lo que la hace mucho más delicada. No se puede abandonar Palermo sin conocer esta joya. 
Concluida la visita del palacio y la capilla nos dirigimos a las afueras de la ciudad donde se encuentra el pequeño pueblecito de Monreale, dispuesto en las faltas de en una colina no muy alta a 7 Kms. del centro de la ciudad. la catedral de esta localidad es uno de los monumentos más importantes del mundony es realmente espectacular (nos recordó mucho a San Marcos, en Venecia)
El Duomo di Monreale es uno de los mayores logros del arte normando en el mundo y una de las catedrales más bellas de Europa. Es notable su fusión con el arte árabe que imperaba en Sicilia antes de la conquista de la isla por parte de los normandos. La iglesia fue fundada en 1172 por Guillermo II de Sicilia, y muy pronto, junto a ella se levantó un monasterio benedictino. La catedral es famosa por los impresionantes mosaicos dorados que cubren todo su interior, en los que se pueden contemplar escenas tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. Los mosaicos del interior necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados de superficie. Este templo, como curiosidad, fue compartido por devotos de las tres religiones (judaísmo, cristianismo e islamismo) al mismo tiempo. Es impresionante el Cristo Pantocrátor del ábside (cada mano mide 1,8 metros)
Concluida la visita nos sentamos en una cafetería de la plaza a tomar un café y un dulce típico de aquí (pasta de almendra que era una bola enorme que parecía totalmente mazapán) y después nos dirigimos a visitar el claustro del convento benedictino, junto a la catedral. Es impactante;  Llaman la atención sus  228 columnas dobles,  sobre las que se apoyan unos arcos que denotan una fuerte inspiración árabe. Las columnas ricamente decoradas decoradas profusamente con azulejos (todas ellas diferentes), están rematadas con capiteles románicos del siglo XII obra de albañiles borgoñeses y provenzales, y con iconografias que combinan lo religioso, con lo pagano,  los elementos clásicos y la mitología popular.
En julio de 2015, el conjunto de las catedrales de Monreale y Cefalú fue incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Atónitos por lo que acabábamos de ver en esta pequeña localidad, volvemos a Palermo donde visitamos la catedral que, la verdad, es mucho más bonita por fuera (espectacular!!) que por dentro.
Y con esta visita llega la hora de comer, cosa que hacemos hoy en Da Bacco, el mismo restaurante donde cenamos el primer día. No obstante, hoy que vamos todo el grupo la comida es una birria (Ver crítica en Tripadvisor.................)
Concluida la comida nos hacemos todo el grupito del viaje una foto en la escalinata del teatro.


Decidimos a continuación acercarnos a ver el Jardín Botánico que no está muy lejos del centro de la ciudad, apenas a un paseo. (Abre hasta la 19:00, aunque en la web pone que los sábados cierra a las 18:00) Tiene una extensión de unas 10 hectáreas y es una institución didáctico-científica del Departamento de Ciencia Botánica de la Universidad. Nada más acceder a recinto, de frente a la cancela de entrada está el edificio central en estilo neoclásico del Gymnasium, que originalmente era la sede de la Schola Regia Botanice, del Herbarium, de la Biblioteca y de la vivienda de Director. Calidarium y el Tepidarium porque originalmente albergaban plantas de climas cálidos y tde climas templados respectivamente. A partir de ahí se extiende el Jardín propiamente dicho que, hay que decirlo, está bastante descuidado (como casi todo por aquí). Lo bueno es que los árboles son grandes y todo el recorrido se puede realizar bajo su sombra. El jardín cuenta con varios estanques y dos invernaderos abiertos (se ven algunos que no lo están). Resulta un paseo agradable, alejado del bullicio dy ajetreo de esta ciudad.

Junto al Gymnasium dos edificios menores dispuestos simétricamente.
A continuación volvemos al centro y dedicamos el resto de la tarde a recorrer por última vez sus encantadoras calles. Tomamos un café, vemos algunas iglesias que encontramos en el camino y algunos monumentos y, casi sin darnos cuenta, anochece.
Cenamos en un local recomendado en Tripadvisor: La Olivella di Ruvolo, en la plaza Olivella nº8, que está hasta los topes y en el que, afortunadamente, encontramos una mesita. La comida es muy rica y la atención rápida, El restaurante, normalito.
Después de la cena, volvemos al hotel para preparar las maletas. Mañana por la mañana volvemos a España.



Domingo, 16 de abril

El viaje de vuelta, bien. Pero desde Madrid un tráfico espantoso. De La Roda a  Albacete tardamos una hora y media. Un horror. Llegamos mucho más tarde de lo que habíamos pensado debido a ello.
Para concluir este diario incluiremos un dicho popular que hemos oído en Sicilia y que tiene su gracia:

"¿Qué es lo más importante para los hombres italianos? La mama, la máquina y la pizza
¿Qué es lo más importante para la mujer italiana? La mama, la ropa y la pizza."

Y el último día paseando por la ciudad encontramos este anuncio en una tienda cerrada: 😂

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