Teruel (Agosto, 2018)


Jueves, 9 de agosto

Hemos pasado unos días en Teruel que es una ciudad muy pequeña con algunas construcciones interesantes. Es una ciudad que se caracteriza por aglutinar gran número de construcciones mudéjares y ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como mejor conjunto mudéjar conservado. 
El Arte Mudéjar es fruto de la fusión de elementos árabes y cristianos que dan origen a un estilo genuino y propio, reflejo de un contexto de convivencia y crisol de culturas musulmanas, cristianas y judías. El 28 de noviembre de 1986 se incorporaron a la Lista de Patrimonio Mundial los monumentos más importantes de la Arquitectura Mudéjar de Teruel: torre, techumbre y cimborrio de la Catedral de Santa María de Mediavilla, la torre e iglesia de San Pedro, la torre de la iglesia del Salvador y la torre de la iglesia de San Martín.
Salimos de Albacete en dirección a Teruel donde llegamos, por una carretera espantosa, a la hora de comer.
Nos instalamos en el hotel Botánicos (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g580279-d6507916-r610612079-Gran_Hotel_Botanicos-Teruel_Province_of_Teruel_Aragon.html) y bajamos a comer a la calle principal a la que se accede directamente desde la quinta planta del hotel. La zona más famosa de tapeo, El Óvalo, se encuentra justo al lado. Hay un montón de bares de tapas y terrazas con menú del día muy barato (sobre 13€) y muchísimos platos ricos para elegir. Nos decantamos por uno que se llama Tapas y Copas y que es muy recomendable: el servicio estupendo, muy rápido y la comida exquisita (al día siguiente volvimos y la comida estaba rica pero el servicio muy lento)
Tras la comida descansamos un poco en el hotel y salimos a tomar contacto con la ciudad. El hotel se encuentra al lado de una oficina de turismo y de las escalinatas mudéjares que dan acceso a la parte alta (en la que estamos) de la ciudad. En la oficina nos dan unos mapas y nos recomiendan las visitas imprescindibles y algunas áreas por los alrededores como El Maestrazgo, a la que iremos el sábado.
A Teruel la llaman "la ciudad de las torres" por las muchas que posee, algunas de estilo mudéjar son verdaderas obras de arte. A unos metros del hotel se encuentra la famosa Torre de El Salvador, al lado de la iglesia del mismo nombre que guarda la escultura en mada del Cristo de las tres manos (que fue rescatada por los turolenses flotando en una riada que amenazaba la ciudad y las viviendas en una enorme tormenta; cuando la sacaron del agua ceso la lluvia. La figura debía de ser parte de un grupo escultórico porque conserva en el costado una mano que lo agarra, de ahí que le llamen "de las tres manos")
La entrada a la torre cuesta 2,5€ (con descuento de 0,50 por estar en el hotel Botánicos). Antes de la subida se proyecta un vídeo muy interesante con la historia de la ciudad que fue árabe 400 años. En el vídeo se cuenta el origen del famoso torito de la plaza: Cuando el rey Alfonso II intentó reconquistar la ciudad los árabes intentaron defenderla preparando una estratagema consistente en lanzar en plena noche contra los cristianos una manada de toros con los cuernos ardiendo, pensando que eso los asustaría y se rendirían, pero no fue así. Mataron a todos los tors pero quedó uno con las astas en endidas como ascuas y los cristianos pensarin que era una estrella y una señal para fundar ahí la ciudad.
La torre es una torre mudéjar con la típica estructura de ladrillo y azulejos, el tipo llamado "doble torre", una externa y otra interna con la escalera entre ambas. 
Hay una bonita leyenda sobre el arquitecto musulmán de la torre y el que construyó la otra torr mozárabe famosa, la de San Martín:
La leyenda de las torres del Salvador y San Martín nos lleva al Teruel del S XIII por el que dos grandes amigos, Omar y Abdalá, caminaban despreocupados sin saber que su vida iba a cambiar en el instante en el que contemplaron, asomada a una ventana, a la bella Zoraida.
Empezó entonces una competición por el amor de la joven y la amistad acabó convirtiéndose en odio. Según algunos ella les pidió que cada uno construyera una torre; según otros estaban ya trabajando en ellas, la cuestión es que el padre de Zoraida prometió la mano de su hija a aquel que acabara antes las que hoy son la Torre de San Martín y la del Salvador.
Las torres se elevaban mientras los dos rivales las cubrían de andamiajes para que no pudiese seguirse bien desde el exterior la evolución de la obra. Había turnos que llegaban hasta la noche, multitud de obreros y un esfuerzo nunca antes visto en la ciudad. Omar fue más rápido, pero el día que anunció su victoria y descubrió su obra la ciudad, congregada a sus pies para contemplarla, vio no sólo una bellísima torre sino que se dio cuenta que esta, sorprendentemente, estaba ligeramente inclinada. El propio Omar, al darse cuenta del error terrible que había cometido, subió a lo más alto de su torre y se arrojó al vacío acabando con su vida.
Del otro lado la torre de Abdalá se terminó unas semanas después y se mostró a todo Teruel tal y como la vemos hoy en día: tan bella como perfectamente recta y, lo que resultó sorprendente, con un notable parecido a la de San Martín.
Por supuesto, Abdalá se casó con Zoraida, si bien la leyenda no alcanza a contarnos si fueron felices el resto de sus días o si, quizá, el recuerdo del desdichado Omar ensombreció su felicidad.

Después de la visita damos unas vueltas por el centro. Llegamos hasta el viaducto renacentista, contemplamos la fachada de la catedral y algunos de los coquetos edificios modernistas, pateamos un poco las calles dle centro, y luego nos sentamos en la Plaza del torico a tomar unos refrescos.
De camino hacia el hotel de vuelta pasamos por el jardín de la iglesia de San Pedro (parte trasera del mausoleo de los amantes), donde en verano instalan una terraza de verano con concierto al aire libre.

Viernes, 10 de agosto

Después del desayuno nos dirigimos a ver la catedral, pero  se está celebrando una misa y no se puede entrar así que decidimos visitar el Museo Provincial que es gratuito y está instalado en un palacio precioso de 4 plantas; presenta un recorrido por las edades de la ciudad y la etnografía de la zona. Es muy interesante y merece la pena la visita. Está muy bien diseñado. Tiene varias plantas y desde la superior se puede acceder a una azotea con unas vistas espectaculares de la ciudad.
A continuación visitamos la catedral (3€ e incluye la entrada al Museo de Arte Sacro que está justo al lado), aunque el templo no merece la pena porque es muy muy sencillo; el museo es interesante y el palacete en que que se ubica es bonito.
Y desde el museo encaminamos nuestros pasos a "la joya de la corona", el Mausoleo de los Amantes que alberga las momias de los famosos amantes de Teruel, Isabel y Juan (conocido como Diego por el teatro barroco). Se halla en una capilla anexa a la iglesia de San Pedro, en un edificio moderno realizado para exponer los sarcófagos de mármol que encierran los cuerpos.
Hay varios tipos de entradas, según lo que se quiera visitar. Recomendamos la entrada completa (9€) con la que se visita el mausoleo, el claustro mudéjar, la iglesia de San Pedro y la torre mudéjar, con un recorrido por el ándito que es una pasarela defensiva para la guardia que rodeaba la iglesia por la parte superior. La iglesia y la torre no se pueden visitar por libre, así que la visita guiada es la única forma de acceder a ellas. 
La iglesia, la primera construida en Teruel, data del siglo XII, aunque fue reformada tal como la conocemos hoy en el XIV y es una maravilla; en nuestra opinión es la más bonita de la ciudad con una perfecta fusión de arte mudéjar, hebreo y cristiano (gótico), reflejo de las tres culturas que habitaron la ciudad.
 
La torre es una torre cristiana, es decir, hueca por dentro donde está la escalera (a diferencia de las mudéjares) y desde arriba hay una vista bonita de la ciudad.
El mausoleo es tal cual lo imaginábamos: unas estatuas muy finas y elegantes talladas en mármol y cargadas se simbología en cada detalle. Los laterales están labrados y a través de los agujeros se pueden ver las momias. 
 

La historia o leyenda de los amantes de Teruel cuenta la absurda y ñoña historia de amor entre dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla (también identificado como Diego de Marcilla), conocido a partir de las recreaciones del teatro barroco como Diego. 
Es custioso que los cuerpos momificados de la pareja han estado expuestos en numerosos lugares como vitrinas, arcones, capillas... e incluso en un templete en el que los colocaron de pie sujetos por unas maderas en la espalda para que estuvieran tiesos y además, para que lucieran más presentables, les tejieron y colocaron unas faldas de ganchillo.

Terminada la visita de todo el complejo nos acercamos a la zona del Óvalo a comer y luego a descansar un rato.
Por la tarde volvemos al centro a visitar lo último que nos queda por ver, los aljibes mozárabes, pero han cerrado así que nos dirigimos a la famosa "escalinata" que es una de las imágenes más conocidas de la ciuadad. 
 

Obra del ingeniero turolense José Torán de la Rad (1888-1932), la emblemática edificación se construyó a comienzo de los años veinte (entre 1920 y 1921), para salvar el desnivel existente entre la «Estación del Ferrocarril Central de Aragón» y el casto antiguo de la ciudad.
En su fabricación destacan los elementos típicos del mudéjar -el ladrillo de barro cocido y la piedra tallada-, así como las decoraciones cerámicas coloreadas (de predominio verde y blanco) de gusto neo-mudéjar, culminadas en los estilizados torreones de la parte alta. Tampoco faltan las alusiones al modernismo de la ciudad, visibles «en los delicados diseños de forja de las farolas que jalonan el recorrido». «La Escalinata» constituye una «exaltación de la ciudad y su historia», bien patente en el altorrelieve de Los Amantes de Teruel -situado en el frontispicio de la placeta principal, entre el escudo de la ciudad y la fuente.
Subimos a a Plaza del Torico, que está animadísima a todas horas, y nos sentamos en una terraza, Rokelín (que tiene varios locales en la ciudad e incluso una tienda de delicatessen), a picar algo.

Sábado, 11 de agosto

Hoy vamos a visitar la zona colindante con la provincia de Castellón que se llama El Maestrazgo y que nos recomendaron en la oficina de turismo. Al parecer hay pueblos muy bonitos.
El día amanece nublado y, de hecho, nos cae algún chaparrón durante el camino.

De entre todos los pequeños pueblecitos recomendados solo hemos visitado que estaba muy bien y todos tienen oficina de turismo. Las oficinas funcionan muy bien y tienen visitas guiadas gratis,  pero tienen el problema de que no se puede visitar por libre ninguno de los edificios de la localidad, es decir, o vas con la visita guiada o solo se puede contemplar el exterior de los edificios más emblemáticos. 

IGLESUELA DEL CID
Los tres pueblos que hemos visitado son Cantavieja, Mirambel e Iglesuela del Cid, en ese orden debido al horario de las visitas pese a que geográficamente Cantaviaja (que es el lugar al que llega la carretera general) queda entre Mirambel (al norte) e Iglesuela (al sur) así que llegamos a Cantavieja, luego subimos a Mirabel, para después regresar a Cantavieja, visitarla y bajar a iglesuela para después volver a subir a Cantavieja y regresar a Teruel. Un poco caos pero todo está muy cerquita y pudimos aprovechar todas las visitas guiadas que son muy recomendables porque se pueden ver los edificios, iglesias y museos que de otro modo es imposible ya que siempre están cerrados, además de las pertinentes explicaciones de las guías.
Cantavieja es la capital de la comarca del Maestrazgo y se encuentra en una situación privilegiada, sobre una colina. Nada más llegar nos dirigimos a la oficina de turismo donde nos informaron de los horarios de visitas en todos los pueblos de alrededor. Como la de Cantavieja (todos los días a las 11:00 y 16:15) de la mañana ya no la podíamos hacer porque había empezado, cogimos el coche y nos subimos a Mirambel donde todos los días sale una visita guiada desde la oficina de turismo a las 12:30. Aun llegábamos a tiempo!! Cantavieja la veríamos en la visita de la tarde. 
NOTA: En todos los pueblos hay pequeñas oficinas de turismo que realizan visitas guiadas gratuitas y que merecen mucho la pena. 
En poco tiempo dejábamos el coche en la entrada amurallada de Mirambel y nos acercamos a la oficina a por los tickets para la visita. Aún nos dio tiempo de tomar un café en una terracita cercana. Cuando se junto todo el grupo (unas 10 personas) comenzamos el recorrido.
Mirambel es un pueblo precioso y muy, muy bien conservado. Sus orígenes militares y medievales y siempre han estado vinculada a las órdenes del Santo Redentor y del Temple. La intensa actividad política del XIX vivió en Mirambel alguno de los episodios Carlistas más notables. Tanto es así que Pío Baroja lo recuerda en su libro La venta de Mirambel. Es interesante visitar el Museo de las Guerras Carlistas en el vecino Cantavieja.
Lo que más llama la atención al llegar es la puerta de acceso en la muralla llamada El portal de las Monjas (por ser una parte del antiguo convento de las Agustinas) que es el lugar más fotografiado del lugar: un precioso arco con dependencias sobre él y cerrado por  una celosía de barro cocido con dibujos geométricos. Este monumento debe ser contemplado desde dentro de la muralla porque desde la parte exterior pasa desapercibida su belleza. Desde él se accede  a la calle Mayor.
En 1980 Mirambel fue declarado Conjunto Histórico Artístico y en 1982 le fue concedido el Premio Europa Nostra por las magníficas labores de restauración de sus monumentos.
Pasamos la mañana recorriendo sus calles con las explicaciones de la guía y recorriendo los más emblemáticos monumentos: El castillo templario, la muralla, el convento de las Agustinas, el Ayuntamiento, la Iglesia de Sta. Margarita, la nevera, la casa del pastor…; así como otras nobles casas de estilo renacentistas como la Casa Aliaga (enorme palacio,  hoy en venta) y la Casa Castellot, al lado; la de los Julianes, la Casa Barceló, la de Sota o la Casa Masas. Según íbamos paseando, encontrábamos unas marcas con placas en determinados lugares; la guía nos explicó que eran los puntos concretos en los que se había rodado alguna de las escenas de la película Tierra y Libertad de Ken Loach en los años 80. En la oficina de turismo se puede conseguir un folleto (“Ruta Tierra y Libertad”) en el que figura un plano del pueblo con la localización de esos lugares, las fotos y una pequeña explicación de cada una.
Al terminar la visita era la hora de comer y decidimos volver a Cantavieja y picar algo allí para estar a tiempo a las 16:30 que empieza la visita guiada.
Comimos en la terraza de un restaurante en la carretera llamado Tapavieja, un menú del día fabuloso y muy barato, tomamos un café y aún tuvimos tiempo de recorrer el casco histórico del pueblo un poco; a las 16:30 estábamos en la puerta de la oficina para unirnos al grupo que realizaría la visita y que resulto ser de 4 personas (otra pareja y nosotros). Aquí ofrecen dos visitas, una corta y una larga: la corta recorre lo más importante y la larga añade un recorrido por las murallas y que sumaba una hora más lo que a nosotros no nos interesaba pues queríamos visitar la Iglesuela del Cid y la tarde se echaba encima; así que elegimos la corta (1 hora y media más o menos). Mientras esperábamos vaprovechamos para visitar el Museo de las Guerras Carlistas que está en la misma oficina (un pequeño edificio de tres plantas con cosas muy interesantes sobre el tema)
 Partimos por la calle Mayor hasta la plaza Porticada en la que se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de la Asunción con una curiosa torre en cuyos bajos hay un arco por el que se accede a la plaza desde la zona norte; pudimos visitar el interior de la iglesia, y subir a la torre, y del consistorio ya que la guía lleva llaves (si se va por libre no se puede acceder al interior de ninguno de los edificios). Nuestra visita acabó aquí, pero continuaba recorriendo algunos puntos que nosotros ya habíamos visto como (cruzando por debajo del arco de la torre) la Casa de los Osset o Casa Bayle, la iglesia de San Miguel o parte de la muralla aspillerada.
El sol ya bajaba cuando emprendimos el camino hacia Iglesuela del Cid (declarada Bien de Interés Cultural en 2002) y que resultó ser el más bonito de los tres. La Iglesuela tiene un casco histórico pequeño pero repleto de monumentos y de bellos rincones para fotografiar, y además una rutita por el exterior de las murallas que merece también mucho la pena.
 Como sucede en todos estos pueblos del Maestrazgo, no se puede visitar el interior de ninguno de los edificios históricos si no es con la visita guiada así que nos conformamos con recorrer las callejas y admirar las construcciones desde el exterior: la Plaza de la Iglesia de la Purificación (XVII) con la Torre Campanario y la Torre de los Nublos (último vestigio del antiguo castillo de los templarios), el Portal de San Pablo (en la antigua muralla) o las varias casas nobles del siglol XVI como la Casa Blinque (frente a la iglesia y en la que destaca el arco de sillería de medio punto, el cual presenta en su dovela central el «tau», emblema de la Orden del Temple. 
La fachada está protegida por un singular pórtico apoyado en un pilar cuadrangular, el cual, aunque fechado en 1729, puede ser mucho más antiguo, posiblemente entre románico y gótico), la Casa de las Notarias, la Casa Aliaga o Casa Grande, la Casa Guijarro o la de los Agramunt (frente a una hornacina de la Virgen del siglo XVIII).
Dejando el casco antiguo y saliendo del pueblecito se puede llegar dando un agradable paseo por los huertos hasta una fuente-lavadero  muy curiosa; las vistas de la muralla desde el exterior son preciosas. 
 
La arquitectura de piedra seca de La Iglesuela del Cid, visible en la totalidad del término municipal, ha sido declarada Bien de Interés Cultural en 2002. La técnica constructiva de la piedra seca ha sido utilizada en el mundo mediterráneo desde la Prehistoria hasta nuestros días en construcciones de variada tipología. La piedra seca se consigue mediante la superposición de piedras sin unión de argamasa. Con esta técnica se levantan casas que pueden medir hasta 10 m de diámetro, sin que existan estructuras de fijación. En origen sirvieron como refugio a campesinos y pastores, pero también se usaron como establos o almacenes agrícolas.
En la Iglesuela se pueden observar, por una parte, muros secos de losas calizas que, con interesantes peculiaridades constructivas, han servido para mantener el ganado alejado de los campos parcelados así como para delimitar fincas y caminos; por otra parte, hay centenares de cabañas redondeadas, llamadas «casas ibéricas» y que, elaboradas con el mismo material, servían de refugio a campesinos de pequeños establos y como de almacén de equipos agrícolas. Estas últimas son exclusivas de la región del Maestrazgo.

Nuestro paseo terminó en la Casa Matutano-Daudén (palacio noble del siglo XVIII, y no del XVI como la mayoría de los anteriores) cuyo interior sí pudimos visitar ya que ha sido convertida en Hospedería; nos tomamos un café en su cafetería
De los tres pueblos, Cantavieja que es el más conocido es el que menos nos ha gustado porque casi no tiene nada. El mejor sin duda es Iglesuela del Cid (de hecho ahí está el Parador de Turismo); después Mirambel y, el último, Cantavieja. Si tueviéramos que elegir uno nos quedamos sin duda con Iglesuela.

MIRAMBEL
Domingo, 12 de agosto

Tras el desayuno emprendemos el viaje de regreso a Albacete que, dicho sea de paso, es bastante pesado porque las carreteras son regulares. 

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SENEGAL (Verano, 2018)

Martes, 24 de julio

Salimos de Barajas, la T4, con Iberia y destino Dakar. La terminal tan farragosa como siempre y el avión sale con media hora de retraso porque han encontrado en la bodega muchas maletas cuyos dueños no han subido al avión y las tienen que sacar del aparato.
Llegamos sobre las 21:30, hora de Dakar que son 2 menos que en España. Al llegar nos espera Salam que va a ser nuestro "guía, chófer y servicio de seguridad", según nos ha dicho en un español que habla perfectamente. Salam trabaja para la agencia local Optimus Voyage, pero también es guía independiente. Si queréis visitar Senegal con una persona seria, responsable, competente, informado y muy agradable, podéis enviarle un mail (incluso os puede peparar la ruta, reservar hoteles y organizar todo, y mucho más barato que por agencia o viaje organizado. Es una persona muy, muy recomendable)

abdousalamfall2001@yahoo.fr. Nosotros tenemos su móvil, si lo queréis podéis contactar con nosotros a través del blog.

O sea, que vamos a recorrer el país durante 14 días solos los tres. Genial, ya que esperábamos un grupo (contratamos el circuito online en Atrápalo que a su vez lo contrata con Optimus Voyage que es una agencia local), pero ha resultado un viaje privado con guía por el país. Estupendo.
Desde la nueva terminal de Dakar (que acaban de inaugurar a 48 kms. de la ciudad) nos lleva una hora llegar al barrio donde está nuestro hotel, Casa Mara (ver crítica en Tripadvisor:

Compramos agua y nos acostamos para estar mañana frescos.
Primera cuestión importante: el cambio está a 65 (100€ = 65.000 francos); más o menos, el cálculo es que 1000 francos son 1,5€
Segundo: se puede comprar una tarjeta para el móvil por 15€, que sirve para conectarse a internet, 24 horas durante un mes desde que se activa.

Miércoles, 25 de julio

Hoy hemos salido sobre las 09:00 en dirección al Lago Rosa que hoy no se veía rosa (según Salam debe hacer mucho sol y viento para que adquiera ese color)
Por el camino hemos realizado algunas paradas en mercados tradicionales de localidades de carretera y también hemos parado para ver  algún baobal de tronco robusto y de bastante antigüedad.
El lago tiene ese tono rosado debido a las enormes cantidades de sal rosa que hay en su fondo; de hecho, es una salina pública, es decir, cualquiera puede ir a extraer sal de él. 
Hemos dado un paseo por la orilla para ver cómo trabajan y hemos podido constatar que es un trabajo durísimo especialmante para las mujeres que son las que se pasan todo el día descargando con espuertas de goma la sal de las barcas y dejándola en la orilla. Y les pagan por una jornada de trabajo 3€!!!!

 

Salam nos ha informado de que las mujeres tienen prohibido extraer la sal o adentrarse en el lago para cargar la barca; solo se les permite descargarla desde las barquitas y amontonarla en la orilla.


Hemos visitado también la zona donde finalizaba el famoso rallie Paris-Dakar, donde se sitúa lo que fue el pódium y que se conserva intacto.
Terminado el recorrido por la salina y tras escapar sin comprar mada de todas las vendedoras de recuerdos  y baratijas nos hemos acercado a un hotelito bastante coquetón, Chez Salim, desde donde hemos tomado un vehículo (parecido a un todoterreno gigante de la guerra mundial) completamemte destartalado, en el que había unas 8 filas de asientos dobles, pero que ha sido solo para nosotros, y nos han llevado por las dunas que rodean el lago a hacer, según nos ha parecido, una etapa del rallie  Paris-Dakar, conduciendo el tal Salim como un poseso por la arena. Finalmente hemos terrminado en una playa maravillosae infinita de aguas turquesas. Esta miniexcursión se puede contratar en el mismo hotel.

 

De regreso hemos comido bien, a precio de turista: 11€ el menú del día) en este mismo alojamieto.
Después hemos emprendido un viaje de cuatro horas hasta Loumpoul. El viaje, aunque largo, ha sido muy interesante porque durante el trayecto hemos ido atravesando muchísimas aldeas y poblados lo que nos ha ofrecido una visión muy cercana de la vida cotidiana de la gente en zonas que un turista no suele visitar.

 

La mayoría de estos poblados se abastecían de agua por medio de pozos comunitarios en los que se podía ver a las muneres sacando agua.

La vida en estas zonas es supertranquila: niños jugando, madres sentadas en el suelo a la sombra charlando y hombres tumbados apaciblemente en el suelo dormitando o dejando pasar el tiempo. En otros, había mercados o puestos callejeros y en ellos había un gran bullicio con los gritos y el movimiento continuo de los cuerpos de los sengaleses que gesticulanmuchísimo al hablar. Estamos en la temporada del mango y se podían ver tenderetes de este producto por todas partes. SenegL también es u. gran productor de cachuetes.



Así de entretenidos en la contemplación de cuanto veíamos a nuestro paso llegamos a Lompoul y Salam propuso acercarnos a visitar la zona de la playa en la que se puede ver cómo preparan el pescado que ellos llaman ahumado, pero que realmente es salado. 
La pequeña aldea de Lompour Sur Mer estaba ambientadísima (mercadillo, mucha gente y música en la calle a toda pastilla) y se trata de un pequeño poblado de pescadores.



 Es una visita imprescindible acercarse a la playa en la que se pueden ver las embarcaciones con las que salen a pescar y que tienen una forma alargada y todas están decoradas (pintadas) con motivos variopintos, especialmente escenas de la vida diaria o de parajes conocidos del país y relacionados con el agua, en vivos colores. Para acceder a esta zona hay que pagar una tasa de entrada. Junto a las barcas las mujeres esperan en la playa que lleguen las embarcaciones con la recogida del día para comprar el pescado, bien para comer o para salar y vender. La zona del preparación y salado del pescado está junto a la playa y son una especie de mostradores o mesas  de obra, con rejillas encima. Bajo ellas hay unas espuertas enormes de agua con sal; el pescado es sumergido en las espuerta durante dos días y luego se saca y se coloca e tendido so re las rejillas para aue se seque al sol. Es curioso. Y huele bastante mal en todo el lugar. 
Finalizada la visita nos dirigimos a una zona de Lompour Village (el pueblo) en la que habíamos quedado con los chicos del capamento en el que vamos a pasar la noche para dejar nuestro coche y tomar un todoterreno que nos llevaría al desierto en el que se ubica nuestro alojamiento: Ecolodge Lompoul (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g4481526-d4455908-r610599145-Ecolodge_de_Lompoul-Lompoul_Thies_Region.html) Nos colocan junto al conductor en la parte delantera y Salam se instala junto con un grupito de franceses en la parte de atrás; y así todos apretujados salimos zumbando, y trotando por las dunas nos internamos en el desierto. Por el camino paramos para coger un matojo de menta para el té con el que nos obsequieron.


 

El campamento es un lugar espléndido, no demasiado grande. Esta entre unas dunas altas donde los que quieran pueden tirarse con tablas que alquilan en el lodge. También se pueden realizar paseos en quads o camellos por las dunas. Nosotros nos instalamos y nos tumbamos en unas hamacas a disfrutar de este lugar apacible e inigualable. Cuando se aproximó la hora del ocaso, subimos a la duna más alta par ver la puesta del sol y disfrutar de las vistas; aunque estaba un poco nublado y no fue tan espectacular, merece la pena estar un rato contemplando el desierto. Solo sobraba un grupito de treintañeros (aunque parecían adolescentes) gritones belgas haciendo el tonto y destrozando ese mágico entorno.
A continuación, los nativos nos ofrecieron un espectáculo de percusión con tambores al aire libre y después cenamos en una jaima, sopa de verduras, cus-cus y crepe, y nos retiramos pronto a dormir.

Jueves, 26 de julio 

El día amanece un poco nublado, y es que estamos en la temporada de lluvias ( junio, julio, agosto y hasta el 15 de septiembre) aunque no nos ha llovido todavía (y según parece no lo hará hasta dentro de unos 5 días) pero se nota en el ambiente y en el cielo que se avecinan las tormentas. Salir de la tienda y ver las dunas con el cielo en diferentes tonos de gris es impresionante.
Tras el desayuno que tomamos en la jaima-comedor esperamos, contemplando el desierto, a que llegue el vehículo todoterreno que nos debe trasladas hasta el pueblo donde ayer dejamos nuestro coche, para emprender el camino hacia el norte que nos llevará a St. Louis, ciudad construida en una isla en la desembocadura del río Senegal.

 

El recorrido es más corto que el de ayer, pero igual podemos contemplar por el camino multitud de poblados y aldeas y ver la forma de vida de los senegales; incluso hemos cruzado una familia de nómadas que se trasladaban con todos sus enseres en dos carros y un enorme rebaño de cabras.

Este país nos recuerda, en cierto modo, a lndia. Hay que obviar la basura que se puede ver por todos lados y la suciedad, pero haciendo esto se puede disfrutar del país, sus tierras y sus gentes y contemplarlo en toda su belleza y magnitud. Aquí todo es color. Y la gente es muy amable. El país tiene bastante potencial turístico, pero aún le queda mucho, muchísimo por hacer, especialmente en cuestión de limpieza. El día que despegue será un destino turístico de primer orden; pero a día de hoy no. Está todo sucio, descuidado y destartalado.
Proseguimos nuestro camino disfrutando del recorrido y haciendo alguna parada, por ejemplo, para contemplar uno de los tres baobab más grandes del país cuyo tronco está hueco pudiéndose acceder a su interior gratis (los otros dos cobran 1000 francos por entrar, o sea, 1,5€) Para rodearlo, serían necesarias más de 10 personas cogidas de la mano. En esta zona hay muchos baobab e incluso vemos bosques enteros de esta especie que es el símbolo del país.


Llegamos a St. Louis (ciudad colonial, hoy Patrimonio de la Humanidad) sobre las 12:30.  Es una ciudad que fue colonia francesa y mantiene ese aire decadente colonial. Nos dirigimos al hotel, Siki Hotel (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g304072-d1937440-r610599901-Siki_Hotel-Saint_Louis_Saint_Louis_Region.html), una antigua casa colonial que fue prostíbulo y que se ha reconvertido en un hotel muy bonito; nos instalamos, descansamos un poco y quedamos con Salam para comer juntos. Nos propone hacerlo en un restaurante local y muy popular a la vuelta del hotel que se llama La Linguere . Un sitio muy, muy recomendable. Está lleno, especialmente de locales y algún huésped del hotel como nosotros. Tomamos el plato típico senegalés (equivalente a la paella aquí) que consiste en una especie de cocido de arroz, verduras (yuca, zanahoria, berenjena, col y nabo) con pescado y aderezado con perejil picante y hojas de hibisco. Estaba muy rico. Y nos ha costado 4000 francos!!!! (o sea, 6€ los dos platos y una botella grande de agua). Genial.
Después de comer nos acercamos al hotel a tomarnos un café expreso en el bar y descansar un rato hasta las 16:00 en que nos recogeran para dar un paseo en calesa de dos horas por la ciudad.
La calesa llega puntual y con ella Mohamed, el guía-calesero, que no habla español, así que se viene Salam con nosotros para hacer de traductor.


Recorremos la ciudad al completo, los tres barrios más conocidos: el francés, el portugués y el de los pescadores, y cruzamos los tres puentes que unen ambas partes del río. Lo más llamativo es el barrio de los pescadores, atestado de gente, especialmente niños, en la calle ya que, según Salam, las casas son tan diminutas y viven tantas peronas en ellas que no caben así que pasan el día en la calle y duermen por turnos (lo que llamamos "camas calientes"). Este barrio es una lengua de terreno entre el río y el mar, con una calle principal muy larga de las que salen otras pequeñitas y cortas a ambos lados que terminan en el agua. Lo que más sorprende es la zona del puerto (que es realmente playa) de donde parten y a donde vuelven las barcas con la recogida del día: había un bullicio increíble,  grupos enormes de mujeres elegían a gritos los pescado directamente bajado de las barcas. El hedor que se producía por el pescado era casi insoportable debido a los restos de peces descompuestos que había por doquier. Fue curioso pero un poco desagradable.

 



Terminado el paseo la calesa nos dejó en el hotel y salimos con Salam a dar un paseo por la ciudad a pie. Recorrimos muchas zonas, especialmente del centro (palacio del gobernador, Correos, plaza de la Independencia y el famoso Hotel de la Poste en el que se alojaban los pilotos entre los que destaca el famoso escritor Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito), y otras callejas donde muchos artesanos realizaban sus trabajos de hojalata, madera, tela...
Finalmente nos sentamos a descansar en un local llamado Flamingo, muy recomendable; una terraza sobre el río con el puente de Faidherbe, de hierro, al fondo (el sitio tiene también un restaurante y piscinas, la única piscina de la ciudad). Nos tomamos unos refrescos en este sitio y volvimos al hotel a cenar: gazpacho andaluz!!!!

INFORMACIÓN ADICIONAL: Hemos encontrado el blog de un viajero que relata muy poéticamente la visita que hizo a St. Louis, exacta a la nuestra; además se alojó en el mismo hotel y cuenta la historia de quién fue Siki.  Merece la pena echar un vistazo:

Viernes, 27 de julio

Hoy dejamos St. Louis para dirigirnos a la zona de Barbarie donde visitaremos el Parque Natural de la Lengua de Barbarie. Tardamos bastante tiempo en llegar al lodge ya que la carretera es pésima, aunque la están arreglando. De camino recogemos a Anta, que será nuestra guí en la excursión al parque.
Llegamos a nuestro alojamiento, Ocean & Savana (ver crítica en Tripadvisor: 



El complejo es impresionante de bonito (aunque no podemos decir lo mismo de la tienda que es verdaderamente asquerosa). Nos instalamos y enseguida nos espera Salam para hacer una excursión en barca a motor (pero lenta y silenciosa) por el río para visitar el parque natural de Lengua de Barbarie que fue creado en 1976 para proteger esta área que abarca 2.000 Ha. y que se ubica en la desembocadura del río Senegal. El nombre de Barbarie viene de una palabra en la lengua mayoritaria de aquí, el Uolof, que es "barbari" y significa "chumbera" por la gran cantidad de ellas que hay en la zona. 
La Lengua de Barbarie es una larga lengua de arena que Constituye el lugar de anidamiento de numerosas aves como son los pelícanos blancos, los cormoranes, las garzas reales, garcetas y patos entre otros. Para el avistamiento de flamencos rosas hay que ir en enero. La barca recorrió durante mucho tiempo el río en el que pudimos ver muchas especies de aves, especialmente varias colonias de pelícanos.

 
 
 La piragua, como ellos llaman a las barcas, nos acercó a la orilla donde desembarcamos en  una península que es una gran duna de arena con algún matorral para llegar al Océano Atlántico y contemplar sus agitadas aguas. Y allí estábamos solos Salam, Anta y nosotros disfrutando de aquel paraíso en la tierra. No se veía un alma hasta donde alcanzaba la vista. Es increíble.
De vuelta en el lodge aprovechamos el tiempo para darnos un baño relajante en la piscina hasta la hora de comer. Tomamos el menú del día y nos echamos la siesta. El resto de la tarde la pasamos disfrutando del complejo paseando, contemplando el río, tumbados en las hamacas y finalmente leyendo un rato y viendo atardecer en una cama balinesa.
Cenamos un pescado muy rico que aquí llaman capitán, con mucha molla y pocas raspas. Nos sentamos un rato a leer en salón al aire libre junto a la piscina y nos retiramos a dormir. Mañana tenemos por delante un viaje largo hasta Simal y saldremos temprano.

Sábado, 28 de julio

Hoy ha sido un día bastante pesado ya lo hemos pasado casi entero en el coche de viaje. Abandonamos Ocean & Savane a las 08:00 de la mañana en dirección a la zona de Saloum, al poblado de Simal dinde se encuentra situadi el Ecolodge Simal, donde pasaremos dos noches.
Durante el camino hemos visto lo de siempre: baobab, palmeras, poblados, mercados, puestos de mango, etc. Lo único especial es que hemos parado para visitar un poblado de casas de paja perteneciente a la tribu Peulh, que son nómadas (aunque estos se habían quedado aquí sedentarios por los niños y los colegios). Previamente Salam ha comprado caramelos para darles a los niños como agradecimiento a sus padres por dejarnos visitar el pueblo y las casas.



Los niños, por lo menos 15 o 20 no dejaban de agarrarnos y tocarnos la piel; la verdad es que no hay ningún blanco salvo en los hoteles (y no muchos) y nuestro color de piel les llama la atención (según nos han dicho, en algunos poblados los niños corren despavoridos de miedo al ver un blanco).



Hemos dado una vuelta por el poblado y visto alguna cabaña. Todos, grandes y pequeños, nos daban la mano y nos agarraban y ha llegado a ser un poco agobiante.  
Hemos saludado al jefe del poblado y, cuando ya nos íbamos, nos dice Salam que el jefe iba a coger un coche (a parar uno en la carretera que es la costumbre aquí) para ir a otro pueblo de viaje, en nuestra misma dirección, a visitar a sus parientes, y que si nos importaba que viniera con nosotros. Obviamente hemos dicho que no nos importaba y hemos continuado viaje con un pasajero ilustre. Al llegar a su destino lo hemos dejado y hemos proseguido nuestro camino otra vez solos los tres.
Hemos parado en Auchamp a comprar algunas galletas y después hemos comido en un local, La taverne des pêcheurs (sitio bonito y agradable con terraza, pero con millones de moscas) y a continuación hemos visitado la llamada Isla de las Conchas (Fadiouth Joal), lugar donde nació el primer presidente de Senegal y donde hay un poblado muy coqueto llamado también Joal. Se trata de una zona de marismas con una isla en el centro a la que se llega por un puente de madera. Justo al lado del restaurante se encuentra la oficina de turismo en la que se puede contratar un guía en cualquier idioma para visitar la isla con opciones de llegar a ella en barca o atravesando el puente que la une a tierra firme.


A través de Salam contratamos a Jean Gregorie que habla bastante bien español y que pertenece al sindicato de turismo oficial de la zona. Nuestra visita no incluye barca y son unos 15€. La isla es muy pequeña y curiosamente el 90% de la población es católica y el resto, musulmana. Visitamos el pequeño pueblecito recorriendo sus calles con las explicaciones de nuestro guía. Básicamente, los primeros que llegaron a la isla fueron los misioneros católicos que se encargaron de evangelizarla, es decir, imponerles su religión aniquilando la suya, pues la población era animista (adoraban y creían en la naturaleza); después llegaron los musulmanes y curiosamente todos convivieron en armonía lo cual sucede hasta el día de hoy. En la isla hay una iglesia católica enorme, y cruces, vírgenes y otros símbolos del catolicismo por las calles (también viven en ella de continuo dos sacerdotes), pero también una mezquita grande y otra pequeñita. Sorprende oír que los musulmanes ayudaron económica y físicamente en la construcción de la iglesia y, posteriormente, los católicos hicieron lo mismo. Las explicaciones de Jean Gregorie no dejaban de sorprender ya que nos contó que hoy día todos se llaman "hermanos", se ayudan, se casan entre ellos e incluso todos participan de las fiestas religiosas de ambas religiones; no hay conflicto ni problema sino respeto y tolerancia. Pero lo más curioso es el cementerio de la localidad que se ubica en una islita anexa con unas vistas increíbles, a la que se accede también atravesando un puente de madera; lo especial del lugar es que es un cementerio cristiano y musulmán y están juntas en el mismo recinto las tumbas de unos y otros, obviamente respetando las tradiciones de cada uno (mirar a la Meca y enterrar sin ataud sino envuelto en una tela de 7 metros, los musulmanes; y con ataud,los cristianos).

 

Hoy día hay turistas a los que les gusta y sorprende tanto este cementerio que piden ser enterrados aquí y, de hecho, vimos varias tumbas de extranjeros.
 El nombre de Isla de las Conchas viene de que el suelo de toda la isla, incluida la del cementerio, es de conchas. Hay que decir que la isla se encuentra en el centro de una laguna de agua salada en la que sube y baja la mare cada 6 horas; cuando está baja muchas mujeres caminan por la arena buscando berberechos y almejas que después secan al sol. A eso se dedica la población de la isla. Cuando llegaron aquí los primeros pobladores, ya encintraron las conchas.
También hemos visitado el baobab sagrado que tiene varios soglos de antigüedad y es el lugar donde los animistas se reunían para sus ritos.
El poblado está bastante limpio y cuidado y las casas tieneen agua potable, cada una con un contador. El primer presidente de Senegal nació  en este lugar y cuando llegó al poder lo primero que hizo fue traer el agua corriente y la luz eléctrica a la isla. Ahora, debido al auge del turismo, hay una especial atención al tema de la basura y la suciedad y en cada casa se ha conseguido poner un cubo de basura que es recogido los viernes por jóvenes voluntarios.
Finalizada la visita reemprendimos el camino en dirección a la región de Saloum, atravesando bosques impresionantes de baobab y de palmeras de coco.
Llegamos al Ecolodge Simal (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g3860061-d2553462-r603821704-Ecolodge_de_Simal-Simal_Fatick_Region.htm ) aún a tiempo de darnos un agradable baño en la piscina antes de la cena que tomamos en unas mesas dispuestas sobre la arena a la orilla del río.

Domingo, 29 de julio

Desayunamos en las mismas mesas en las que anoche cenamos, pero hoy con un calor y un sol asfixiante. Esta mañana tenemos una excursión en barca por el río para ver los manglares y las aves que habitan este ecosistema.
A las 09:00 nos subimos a la barca desde la playita del mismo ecolodge y emprendemos el recorrido que dura unas dos horas; hemos tenido suerte ya que se ha nublado y no hacía demasiado calor. El paisaje es espectacular y durante el mismo hemos avistado bastantes aves como cormoranes, garzas, garzas reales, martín pescadores, gaviotas, pelícanos... Los manglares son lo más curioso ya que aquí los plantan para cultivar ostras que es a lo que gran parte de la población se dedica por aquí, ademas de la pesca y cultivo de cacahuete. Las zonas de manglares son extensísimas. Merece mucho la pena la excursión. También hay algunos criaderos de gambas. A la vuelta hemos remolcado a un pescador que iba a remo y finalizaba la faena.
Al acabar el paseo nos han dejado de nuevo en la playita del lodge y hemos pasado el resto de la mañana, hasta la hora de comer, en la piscina. 
La comida ha estado muy bien: ensalada, pescado recién cogido y mango, a la sombra, bajo los árboles a la orilla del río. 
Hemos descansado un rato y nos hemos dado un baño en la piscina antes de las 17:30, hora en que hemos quedado con Salam para visitar el poblado de Simal. Es una aldea grande al lado del río. De nuevo nuestro acompañante  ha comprado una bolsa de chupa-chups y nos los daba para irlos repartiendo a los niños del pueblo.
El poblado está bastante limpio para lo que suele verse y tiene agua corriente y luz, o sea, que está bastante bien. Las casas son de paja, de palma y alguna de obra. Durante una hora y media hemos recorido las calles, saludado a todo el mundo, repartido caramelos a los niños, visitado el molino de grano, especialmente mijo y cacahuetes, el dispensario, una merecería y poco más. Nos ha llamado la atención una construcción que ya vimos ayer en la Isla de las Conchas y que se llama "La plaza de la justicia": de trata de un tejado de paja soportado por unos pilares de madera bajo el que se disponen, o construyen, unos bancos; sirve para solucionar los conflictos que puedan surgir entre vecinos ya que, antes de acudir a la policía, es obligado venir aquí y debatir el asunto con el jefe del poblado para encontrar una solución y quedar como amigos. Si el conflicto no se resuelve y media la policía, esas familias tendrán inquina durante más de 50 años. Es un lugar reservado a los hombres en el que no pueden entrar ni mujeres ni niños; si el conflicto se origina entre una mujer y un hombre, o dos mujeres, se colocan unos bancos fuera del recinto para que se sienten ellas. La Plaza de la Justicia se ubica junto a un árbol sagrado. 
También hemos pasado por la casa de un curandero-sanador famosísimo al que vienen a consultar personas de todos sitios; los días de consulta, por lo visto, la zona está llena de gente. La consulta tiene un lrecio raro:2500 francos y, además, hay que comprar un pollo que vale otros 2500 y que el curandero mata y utliliza en el ritual de sanación. Al final del día entierra y quema todos los pollos muertos. La gente de esta lna es muy creyente de estas cosas de santería, amuletos, mal de ojo... En la valla de un campo de yuca hemos visto colgada un botella con un poco de agua y conchas y Salam nos ha explicado que nadie se atrevería a entrar con ese fetiche en la puerta porque si alguien lo hace sufrirá una desgracia. Así que todo el terreno está más que protegido con una botella de plástico con dos dedos de agua y unas conchas sumergidas. La. verdad es que oyéndolos hablar con tanta convinción da un poco de miedo.
De vuelta al lodge Salam ha propuesto pasar por el mercado que se ubica tras él. Hemos mirado algún puesto pero es muy agobiante la presión para comprar y mirar y entrar; creo que nos hacemos mayores y lo que antaño no nos producía agobio ahora casi llega a molestarnos. Entendemos que es su cultura y que viven del turismo y que para ellos 3€ es mucho dinero y todo eso; pero resulta, repito, agobiante y nosotros, que hemos comprado toda suerte de figuras, cuadros, cacharros, recuerdos y demás, ahora no compramos nada en los viajes. Lo dicho, nos hacemos viejos.
A las 20:30 cenamos y nos retiramos a dormir porque mañana hay que levantarse bastante temprano.

Lunes, 30 de julio

Hoy es el día que más temprano salimos, a las 07:30 porque tenemos 410 kms. por delante hasta Tambacounda y las carreteras aquí son malas y con badenes en cada población que atraviesan.
Salimos a la hora prevista e iniciamos el viaje contemplando un paisaje que ya es habitual. A los largo de la carretera contemplamos numerosos poblados y, previa compra de caramelos para los niños, paramos a visitar uno de nómadas (la tribu conocida como Paulh); el grupo estaba formado por dos familias que viajaban juntas; había algún hombre, pero eran casi todo niños y mujeres ya que los hombres estaban con el ganado. Nos dineron que se quedarían allí dos meses y luego se desplazarían. Los Peulh son nómadas y muy, muy pobres; no tienen casi nada salvo su ganado, los carros, unas cabañas que montan con paja y lona y algunos muebles (camas y sillas) y cacharros para comer. Cuando deciden acampar, el propietario de la tierra se lo permite gratis y el agua pueden cogerla también gratis de los pozos. Tampoco pagan luz porque no tienen. Había un joven cargando el móvil con pequeñas placas solares, que también hemos visto en algunos poblados.


Tras despedirnos y darles a todos caramelos retomamos la carretera para, varias horas después, visitar otro poblado, en este caso de la tribu Wolof cuyas cabañas no están íntegramente construidas con paja sino que usan el barro para las paredes y solo ponen paja en el techo; además son cuadradas y no redondas como la mayoría.


Damos una vuelta por las casitas y volvemos a repartir caramelos: como aquí hay tantos niños Salam los pone en dos filas, pequeños y mediaños. Igual que en el poblado Peulh, solo están aquí ahora las mujeres y los niños ya que los hombres están el el campo trabajando. Hacemos una breve parada en un mercado junto a la carretera de cestos y objetos hechos con rama de palmera y continuamos.


 

Llegamos a Tambacounda sobre las 15:00, nos acomodamos en el hotel Relais Tamba (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1602157-d2700781-r603820917-Le_Relais_de_Tamba-Tambacounda_Tambacounda_Region.html) y vamos directamente a comer en el mismo hotel (hay carta con gran variedad de platos y bebidas): tomamos sopa de cebolla (riquísima), espaguetis boloñesa y ensalada de patatas cocidas, tomate y jamón. 
Después descansamos un poco y a las 17:30 salimos con Salam a visitar la ciudad o, mejor dicho, el mercado. 
Aquí las ciudades, al menos las que hemos visitado, no tienen una plaza que haga de centro, ni casas o edificios monumentales (salvo alguna casa de la etapa colonial medio derruida y, en general, abandonadas) y lo que se considera el centro es donde se congrega la mayor parte de la población, es decir, el mercado que es lo que siempre visitamos. En esta ciudad es enorme y, aunque ya están cerrando cuando llegamos, aún hay mucha gente y mucho jaleo. Al llegar preguntamos por una peluquería para lavarme el pelo y nos dicen que, si tengo champú, es mejor que me lo lave yo misma porque el de las peluquerías puede estar en mal estado y caérseme el pelo. Alucinante! Aunque, después de pasar por alguna de ellas, creo que es mejor así.
Pasamos por un puesto de coco, que son mucho más pequeños que todos los que hemos visto hasta ahora, y me tomo un agua, aunque me la ponen en una bolsita lo que da un poco de aprensión. Recortemos las callejas y tenderetes del mercado en el que hay de todo, desde pescado o carne (la carne no se veía de todas las moscas que había sobre ella) hasta sastres que confeccionaban los atuendos que lucen las mujeres aquí. Incluso pasamos por dos enormes puestos de plantas medicinales cuyo dueño conocía todas y cada una de ellas y encontraba el remedio adecuado para cada dolencia; porque aunque aquí hay hospitales y farmacias , aún son muy dados a creencias en curanderos, amuletos y plantas.
Tras la visita del mercado, en el que había ya a esas horas un olor bastante desagradable, nos dirigimos a la ciudad e hicimos un pequeño recorrido a pie. La estación es una parada obligatoria. Es un edificio colonial, muy estropeado y sin conservación, que antaño tuvo mucho movimiento pero que actualmente solo abre un día a la semana, el único en que pasa un tren que va a Mali. Junto a ella, en la explanada que antiguamente tenía mercancias y movimiento de viajeros ahora juegan al fútbol los niños.



Hablando sobre niños, nos ha impactado mucho la enorme cantidad de "niños de la calle" (así se les llama) que hay por las ciudades. Van en grupitos y todos llevan un bote de plástico con asa para las limosnas que les dan. Hay cientos. Según nos ha contado Salam, son niños que no viven en estas ciudades y muchos e ellos tienen padres, pero los dejan a cargo de un maestro que les enseña el Corán. Es decir, que viven separados de sus familias -según Salam- para que no puedan estar con sus madres y eso los distraiga del estudio del libro sagrado; pero lo peor es que ese "tutor-maestro" les enseña el Coran y les da cama, pero el resto del día se lo pasan mengigando por las calles, además no los alimentan y los niños tienen que pedir y buscarse la comida si quieres comer. Es tristísimo y yo dudo mucho de todo lo que nos ha contado. ¿A nosotros nos parece exlotación infantil clarísima. ¡A saber lo que les hacen a estos niños!
Damos una última vuelta, ahora en coche, por la ciudad, cuyas calles están repletas a ambos lados de cientos de puestos de todo lo imaginable, y volvemos al hotel para pasar el resto de la y tarde en la piscina. 
A la hora de la cena empiezo a notar problemas estomacales que culminan en una diarrea muy molesta que se acompañó más tarde de vómitos y malestar. Pido un poco de arroz blanco, pero no puedo comer ya que se me empieza a revolver el estómago. Dejo a mis acompañantes cenando y me retiro. No sé si habré tomado algo que me ha sentado mal o son los efectos del Malarone (pastillas contra la malaria que al final decidimos tomar con bastantes reservas, pese a los efectos secundarios que tiene y que son muy frecuentes). Mañana dejaré de tomarlas.

Martes, 31 de julio

Hemos pasado una noche fatal ya que Domingo también se encuentra mal, con los mismos síntomas.  No hemos pegado ojo.  Estaremos 24 horas sin comer y pediremos que nos expriman limones para hacer una limonada alcalina e irla bebiendo a lo largo del día.  y, por supuesto, dejamos hoy de tomar Malarone ya que esta medicación para la malaria puede ser la causante de nuestra indisposición.
A la hora convenida (que ha sido media hora más tarde en consideración a mí que no me encontraba bien anoche) vamos a desayunar, aunque nosotros no tomamos nada sino que preparamos la limonada. Antes de abandonar la ciudad de Tambacounda pasamos por una farmacia y compramos sobres de suero (de ese que se prepara en un litro de agua) para evitar la deshidratación si no mejoramos.
El viaje de hoy (de Tambacounda a Kedougou en realidad, no son muchos kms. (210), pero hemos tardado 6 horas porque la carretera, por llamarla así, es malísima; la verdad es que se ha desprendido todo el asfalto de ella y hay unos baches que parecen pozos y tramos de tierra con enormes agujeros así que hemos ido a 20-30 kms. por hora.

Durante el recorrido vemos muchísimos poblados de cabañas de paja, esta es sin duda la zona en la que más hay. Es exactamente igual que vemos en los documentales de la tv.; parece que esa forma de vida ya no exista, pero es absolutamente real vivir en el siglo XXI como viven estas gentes: sacando agua del pozo, en cabañas de paja, muchos sin luz... Eso sí, en todo el país hay cobertura de teléfono. 
Previa compra hoy de galletitas, hemos hecho una parada en el trayecto para visitar un poblado de la tribu Bámbara y hemos dado una vuelta por sus pequeñas callecitas viendo el horno, la cocina (hay turnos entre las mujeres y cada día una de ellas cocina para todo el poblado), el molino y otras dependencias, los rudimentarios aperos de labranza de cacahuete y maíz.

 

Conforme nos hemos ido acercando a la zona de Kedougou, el punto más sureste, el paisaje se ha tornado increíblemente verde, todo era absolutamente verde y la vegetación muy frondosa. Hemos atravesado el río Gambia donde un grupo de mujeres lavaba la ropa y hemos dado un corto paseo por allí cruzando el puente que lo atraviesa.

 

Y, por fin, hemos llegado a nuestro hotel, el birrioso Relaik Bedik (ver crítica en Tripadvisor:

Salam se ha ido a comer y nos ha propuesto ir esta tarde a visitar el mercado y dar una vuelta por la ciudad; pero no estamos bien, llevamos más de 12 horas a base de limonada y todas las ciudades y todos los mercados son iguales, así que hemos preferido descansar toda la tarde a ver si nos recuperamos.
Por la noche, un problema familiar nos obliga a plantearnos si volver a España o no, pero no sabemos la urgencia exacta y preferimos esperar a mañana para que nos informan bien del problema y decidir. Por lo pronto vamos a intentar cambiar el billete de vuelta para tres días antes.

Miércoles, 1 de agosto

Hoy salimos temprano. Estamos en la parte más al sur del país, en la frontera con Gambia que incluso hemos cruzado hoy; en el punto más alejado de Dakar, la capital.
Vamos a visitar una cascada y una tribu, los Bedik, subgrupo de los Bassari, que vive en las montañas, en la cordillera de Futa Djalon que es la zona más montañosa del país ya que Senegal es completamente llano.
Salimos un poco más tarde de lo previsto porque estamos intentando cambiar los billetes y suspender la estancia de tres días en Dakar para volver a España el día 3 por un problema familiar. 
Hoy vamos a utilizar para nuestros desplazamientos un todoterreno y un chófer especializado para las "carreteras" por las que vamos a transitar así a las 07:30 se presenta aquí Seidú (nuestro conductor) con un 4x4 destartalado y sucio (aunque, eso sí, ha puesto ambientador y huele bien) en el que partimos los cuatro por lo que ellos llaman "carretera" y nosotros pista en malas condiciones. Después de casi una hora y media hemos llegado a un poblado peulh llamado Ibel, desde el que parte el camino hacia la montaña y hemos dejado el coche. Salam y Seidú se han quedado abajo y nosotros hemos emprendido la ascención con un guía local que chapurreaba español; al parecer,  el recorrido lo tiene que hacer un guía local para favorecer que los jóvenes trabajen y no marchen a Canaria en pateras, según nos han dicho. Si se viaja solo, el guía cobre 1000 (1,5€)

 

La subida es horrorosa (a no ser que se esté acostumbrado al trecking), son 3 kms. de ascensión con gran desnivel; y además hace un calor asfixiante. Una pesadilla. Esta excursión está totalmente desaconsejada para personas sin preparación física o mayores. 
Por fin llegamos cerca de la cumbre y nos encontramos al jefe que es quien cobra entrada por acceder al poblado:1000 (1,5€). Unos metros más arriba llegamos a una explanada a que se disponen todas las casas; nada más llegar se nos aproxima una anciana que vende baratijas, entre ellas púas de puercoespín. Le compramos unas cuantas por 500 francos (0,75 ct. de euro)


 

Damos una vuelta por este poblado de 614 habitantes, que no se diferenci de otros muchos que hemos visitado anteriormente por lo qur consideramos que no ha. erecido la pena el esfuerzo enorme de la subida.
Además, este pueblo tiene, debido al enclave, muchos turistas que los visitan cada día y que reparten dinero entre la gente "a troche y moche" por lo que sus habitantes se han espabilado mucho y son bastante "carotas". Después de pagar la entrada y repartir a la gente nueces de coca que Salam había comorado, le hemos preguntado a una mujer si se podían hacer fotos (más que nada, por cortesía), y ha dicho que si no pagamos no (con toda la cara); como no llevábamos billetes pequeños ni monedas, nuestro guía le ha dado 500 francos (0,75€) y la individua ha dicho que era poco, que con eso ni comían. Hay que tener en cuenta que el sueldo de un profesor son 300€ y el de una persona que está de 07:00 a 19:00 llevando turistas en calesa es de 3€/día. Pues sí, el turismo está desvirtuando todo. Delante de nosotros un turista español le ha dado una moneda a una niña. O sea, que como hay turistas que les sueltan por la cara 2 o 3€ sin saber el nivel de vida de aquí, se han acostumbrado a la pasta.
Finalmente, he sacado el móvil y me he puesto a hacer fotos y algunos de ellos han salido corriendo.jjjjjjjjj
Con no muy buen sabor de boca hemos abandonado Bedik y emprendido la bajada que ha resultado muy dura.
El coche estaba esperando a la sombra de un árbol y lo hemos cogido para llegar hasta la famosa "cascada" que es la única de Senegal. La pista para llegar hasta el campamento donde hemos comido es horrorosa, intransitable, y toda llena de enormes charcos de agua; en algunos el agua llegaba a las puertas de 4x4. Tras hora y media de viaje hemos llegado a Dindefelos, al campamento, un lugar muy, muy cutre, con unos aseos que... ¡mejor olvidar! La comida, bastante regular: arroz y pollo (negro y tieso) que es la comida tipica de Senegal, y la que hemos comido todos los días que no había pescado y arroz. El trato de la gente es muy bueno, son amables.
Terminada la comida hemos emprendido la ruta hasta la cascada que nos ha llevado más de una hora por una senda de piedras también complicada. La cascada ha resultado ser un paraje parecido a Lls Chorros de Albacete. Era bonito. Había algunas personas que se han ido al ratito de llegar nosotros y nos hemos quedado solos. Después de la caminata se agradece descansar al fresco, bajo la cascada. Nosotros. o nos hemos bañado, pero debe de ser muy agradable darse un chapuzón en sus frescas aguas.
La vuelta se nos ha hecho algo más corta, pero aun así es una paliza de día. Por el camino hemos recogido a una joven que caminaba por el bosque con un bebé. Nos ha contado que venía del campo de trabajar. Lo más impresionante es que tiene que hacer 30 kms. andando para llegar y otros 30 para volver a su casa, cada dos días, con un bebé a cuestas. En fin!
La cuestión es que, después del palizón de llegar desde Tambacunda (8 horas), estar en este hotel,  hacer hoy dos horas hasta la carretera que queda cerca del poblado por una carretera penosa de tierra, la subida al poblado de 1 hora y media con un desnivel enorme y un calor asfixiante, la bajada de otra hora y media en la que se fuerzan tanto las piernas que dan calambres, otra hora y media de una pista infame en cuyos agujeros cabía una vacaa un campamento cutre "hasta decir basta y que mejor ni describo, una comida espantosa (con pollo negro, tieso y duro), otra caminata de una hora después de comer hasta la cascada e idem a la vuelta desde la cascada al campamento, la pista infame y la carretera penosa... ¿merece la pena visitar esto que es el punto más alejado de Dakar? NO!! Absoluta y rotundamente, NO!! El circuito debería acabar en Tambacunda; el resto es una pesadilla. El poblado no merece el esfuerzo y la cascada es bonita, pero tampoco merece la pena.

Jueves, 2 de agosto

Hoy el día ha amanecido bastante nublado y con pinta de descargar agua. Salimos temprano en dirección al norte. Nos alejamos de los paisajes del Senegal más genuino y más sencillo, auténtico y primitivo para volver a "la civilización" -dice Salam. Hoy ha sido un día horroroso: 12 horas en el coche de viaje por unas carreteras horribles en algún caso y malas en otros; para remate, en la parte buena de carretera nos ha caído una tromba de agua (así hemos podido comprobar que es cierto que estamos en temporada de lluvias)
Hemos parado por el camino para ver cómo trabajan en una de las aldeas los buscadores de oro y su sistema rudimentario para hacerlo.



Hemos parado solo a comer en Tamba, en el hotel donde la comida es mejor. Salam no ha comido sino que ha aprovechado para limpiar el coche que iba de barro y polvo como si hubiésemos participado en el rally París-Dakar.
Las carreteras son pésimas; la nacional 7 por la que hemos ido gran parte del camino y que conduce a Mali está llena de camiones (muchos de ellos con problemas y esperando uno o dos días que llegue ayuda) en sus socavones cabe una vaca.
La mitad del camino hemos aprovechado para intentar conseguir billetes de avión de vuelta para mañana. Al final tenemos unos no demasiado caros, vía Lisboa, con TAP, que sale mañana por la noche, a la una de la madrugada con escala de 4 horas en Lisboa y llegada a Madrid sobre las 12:00.
Los viajes por carretera resultan pesados, pero a la vez entretenidos porque el paisaje que se contempla es maravilloso y uno no se puede resistir a hacer continuamente fotos del mismo: los poblados, mercados, los campos de mijo o algodón, los mercados, la gente y los numerosos bosques de baobabs.



Contuamente hay que parar en la carretera porque los animales van por libre y uno se puede encontrar  pastores con sus rebaños de cabras, corderos o vacas atravesando la vía.



                                                        

Llegamos a Kaolack tarde con el tiempo justo de cenar, ducharnos y dormir un poco. Nuestro hotel es bastante bonito, el Relais Kaolack (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g480238-d1127496-r603820536-Le_Relais_de_Kaolack-Kaolack_Kaolack_Region.html) Tuvimos un problema con la habitación ya que nos dieron una de matrimonio con una minicama y, dada la. paliza de viaje que nos espera mañana y la noche de vuelo sin dormir, montamos un númerito hasta que nos cambiaron y nos dierron la que ellos llamaron suite, que es una habitación genial que tienen siempre preparada y reservada para cuando se queda el gerente en el hotel, la número 136; así que, al final, tuvimos suerte.
 Durante la cena se oye el agua de la lluvia como si fuera el fin del mundo y la enorme tormenta continúa. De repente el hotel se quedo sin luz y el grupo electrógeno de emergencia se estropeó también. Así que nos acostamos a oscuras. 

Viernes, 3 de agosto

La última etapa hasta Dakar ha sido menos penosa ya que la distancia desde Kaolack era mucho más corta.

  


Ya que el vuelo sale muy tarde, hemos pensado aprovechar el día para ver la ciudad y la famosa Isla de Gorée,  Patrimonio de la Humanidad.
Llegamos sobre las 11:30 a Dakar, justo para coger el ferry de las 12:00 que lleva a la isla, pero como aquí no se respetan mucho los horarios, habín cambiado la hora sin previo aviso y tuvimos que esperar casi una hora. El ferry se coge en el puerto y cuesta 5200 francos ida y vuelta (unos 6,5€)

 

La isla se conoce como Isla de los Esclavos y se encuentra frente a Dakar. Los europeos (franceses, portugueses y alemanes) se la disputaron como enclave militar y puerto comercial de seres humanos con destino a sus colonias americanas. Durante cuatro siglos, millones de cautivos cruzaron el Atlántico desde estas costas de África occidental hasta que en 1807 los británicos prohibieron su transporte. Es Patrimonio de la humanidad desde 1978 y hoy vive del turismo básicamente.
Durante más de tres siglos fue el más importante mercado de esclavos para aprovisionar de ellos a Estados Unidos de América, al Caribe y a Brasil, principalmente. La isla fue invadida por portugueses en 1444, bajo cuya bandera en 1536 se construyó la primera Casa de esclavos. Desde entonces y hasta 1848, año en que Francia abolió la esclavitud, en esta isla se estableció la base más activa del comercio de esclavos. 
La casa más famosa es la que construyó un holandés en 1776, que aún se conserva, y que fue convertida en museo por la Unesco.
El ferry atraca en un pequeño muelle y junto a él se puede contemplar una pequeña playita encantadora de aguas cristalinas donde se está bañando la gente. Enseguida se da uno cuenta de que está isla es un lugar turístico de primer orden en el país: una explanada repleta de restaurantes y tiendas de artesanía y recuerdos, y vendedoes por doquier. 
Decidimos comer en uno de los restaurantes frente al mar, en la terraza. El lugar es muy agradable y muy fresquito, cosa que se agradece con el agobiante calor que estamos pasando. 
Tras la comida recorremos las calles de esta encantadora isla tristemente famosa por su pasado y subimos al castillo donde se conserva un cañón que en su día se uso para evitar que los alemanes tomaran el sitio. También se erige en la parte más alta un enorme monumento que simula una vela y que es el símbolo de la isla.
Terminado el paseo nos dirigimos a la famosa Casa de los Esclavos, el lugar más visitado y conocido, pero los viernes abren a las 15:00 así que nos sentamos en la terraza de un restaurante suspendida sobre las azules aguas del Atlántico a tomar unos cafés. El café es exquisito en Senegal y nos sabe a gloria; además el sitio es precioso y muy fresquito.
Antes de llegar de nuevo a la casa pasamos por un emblemático monumento: una escultura que representa una pareja de exclavos negros a tamaño real que rompen sus cadenas, conmemorativo del final del espantoso mercado de  la esclavitud.

 

Es imposible precisar actualmente los enormes costos que para las naciones africanas significó este comercio. Se calcula que al menos veinte millones de personas, tanto hombres, como mujeres y niños, fueron secuestrados en sus aldeas, trasladados y vendidos a tratantes que se establecieron abiertamente en la isla de Gorée.
Entramos en la casa y está repleta de turistas lo que minimiza el impacto aunque incluso hoy día pone los pelos de punta recorrer sus dependencias. Aquí los secuestrados eran aprisionados en calabozos, encadenados como animales y colocados espalda con espalda, como sardinas enlatadas, para esperar a que fueran vendidos, antes de que decayeran físicamente y fueran sacados de ese lugar.
El diseño de la Casa de esclavos tenía dos plantas: la inferior era la zona de los esclavos y la superior estaba reservada al dueño y a los compradores.
La planta baja, la más impactante, incluía una sala para hombres, otra para mujeres, otra para mujeres jóvenes, otra para niños, y otra para recuperar peso. Esta fue la que más nos impactó ya que nos contarin que el peso mínimo de un esclavo debía ser de 60 kgs.; si pesaba algo menos se le encerraba en esta sala donde lo engordaban (dándole mijo, maíz...) hasta que alcanzara su peso, igual que se hace con los animales.
Se tenía especial cuidado en que los llantos de los niños no pudieran ser escuchados por sus madres, para evitar que éstas sufrieran y perjudicaran su estado de salud.
En este mercado de personas, las mujeres tenían un valor mayor que los hombres, siendo el factor determinante la salud, el busto y la dentadura, los niños eran evaluados por su dentadura y las condiciones en que se encontraban en el momento de la transacción. Los niños carecían de nombre individual y se les llamaba por las características de la dentición. Los hombres deberían, como ya hemos comentado, pesar al menos 60 kilos. Todos los esclavos eran exhibidos en las escalinatas exteriores de la Casa de los Esclavos, donde eran manejados como animales para analizar y discutir su precio. En lo alto de las escalinatas hay un balcón desde donde los mercaderes y tratantes discutían del precio. En las delendencias interiores se hacía el negocio y sellaban la compra.

Finalmente, los esclavos eran llevados desde los calabozos al punto en que serían embarcados. El pasillo que los conducía era conocido como El lugar de donde no se regresa, no era muy ancho, para facilitar el manejo de las personas y en la oscuridad del túnel, al final, se apreciaba la luz del sol y el mar. Este lugar era el último en que la familia podía verse, pues en lo sucesivo cada uno sería trasladado a diferentes lugares de América. Eran embarcados en botes para subirlos después a los barcos y los esclavistas frecuentemente utilizaban este momento para hacer limpieza y se eliminaban lanzando al mar los esclavos que estaban enfermos o no eran fácilmente vendibles. A izquierda y derecha de la "puerta sin retorno" se extienden dos galerías donde los esclavos esperaban a ser embarcados cusndo se llenaban los botes.
La verdad es que merece la pena la visita, y mucho. Pero la esclavitud es un episodio bastante triste de la historia de la Humanidad. Salam nos dijo que hay que perdonar lara evolucionar, pero no se puede olvidar. Sus palabras se nos quedaron grabadas.
Finalizada la visita volvimos al embarcadero y nos sentamos en una terracita a tomar otro café u, al igual que todo el mundo, a hacernos una foto en un corazón gigante rojo que tiene de fondo el mar y que es una escultura moderna y chic que ya se ha constituido en punto necesario de foto para los que visitan la isla (me recuerda al LOVE de ciudades como NY).
Cogimos el ferry de las 16:30 y volvimos a la ciudad. Lo primero que hicimos fue ir a la agencia, Optimus Voyage, que es muy recomendable, y que nos tenían preparados los billetes de avión.  
El resto de la tarde lo pasamos recorriendo la ciudad: el monumento al Renacimiento Africano (que es una escultura enorme, megaescultura sobre un monte, las dos cornisas (este y oeste), el centro, la casa del Presidente, el Parlamento, la mezquita de la playa...
Lo más llamativo es el monumento al Renacimiento. Para acceder a la escultura se han de subir 198 escalones los cuales cada 18 escalones hay un pequeño descansillo.
El Monumento al Renacimiento Africano es una escultura de bronce de 49 metros de altura construida con vistas al océano Atlántico en el suburbio de Ouakam y fue diseñada por el arquitecto senegalés Pierre Goudiaby y levantada con ayuda de Corea del Norte.​ El acondicionamiento de la ubicación elegida, una colina de 100 metros de altura, empezó en 2006, y el comienzo de la construcción de la escultura en bronce el 3 de abril de 2008.​ La inauguración solemne del monumento tuvo lugar el 4 de abril de 2010, coincidiendo con la Fiesta Nacional de Senegal, que ese año conmemoraba el 50º aniversario de la independencia de Francia.
La escultura está realizada con láminas de cobre de 3 centímetros de espesor, y representa a 3 miembros de una familia, que salen de la cima de una montaña: una estatua completa de una mujer joven, un hombre y, sentado en su brazo derecho levantado, un niño que señala con su dedo al mar, a los africanos al otro lado del Atlántico, en América.

Terminado el paseo nos sumergimos en uno de los colosales atascos por la carretera que nos llevaba al aeropuerto y allí nos despedimos de Salam.
El resto de la noche la pasamos en aeropuertos y aviones hasta que a mediodía del 4 de agosto desembarcábamos en Barajas e iniciamos el camino de vuelta a casa.

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