CABO DE GATA: Carboneras (Puente de diciembre, 2014)


Hemos pasado el puente de la Constitución en el Cabo de Gata, en Carboneras, un pueblecito muy acogedor en pleno corazón del parque natural.

Vierrnes, 5 de diciembre
Salimos de Albacete después de comer hacia el Cabo de Gata, donde llegamos en 4 horas. La verdad es que el viaje se ha hecho bastante pesado porque, aunque hay autovía, había muchísimo tráfico. Llegamos ya de noche al hotel Las Palmas (ver crítica en tripadvisor), donde teníamos reservada una de las tres suites de la planta alta, con una terraza inmensa decorada con un jardín minimalista y vistas impresionantes sobre la playa.
Tras instalarnos salimos a dar un paseo por el pueblo que ha resultado ser un lugar muy agradable; pequeño, muy limpio y sin grandes construcciones, muy acogedor; aunque todo está bastante vacío y la mayoría de los restaurantes y tiendas cerrados. 
Pasamos a la Oficina de Turismo a coger un plano e  información de la zona para planear los próximos días.
Recorremos el paseo marítimo y luego nos adentramos en el casco antiguo (muy pequeño) que consiste en una placita con el ayuntamiento (una mansión señorial del XIX) y el castillo, y una calle peatonal que es la calle principal. Cenamos en la terraza de un restaurante en la calle Mayor donde nos cobran 30€ por unas almejas, unos mejillones, una cerveza, un agua y un tocino de cielo; nos debieron ver cara de ricos. Por supuesto no vamos a volver.


Sábado 6 de diciembre

Nos levantamos y bajamos a desayunar al comedor del hostal del edificio anexo al hotel (mucho más viejo), que es donde se sirve (curioso que no se haga en el precioso restaurante del propio hotel que está a pie de playa). Nos dan a elegir un montón de opciones (croissant, tostadas, magdalenas, cañas, cafés, zumos, etc.) y escogemos croissant con zumo natural y café con leche, que no tienen nada que envidiar a los franceses porque estaban riquísimos. Al final nos ofrecen un cafelito que yo me tomo con gusto. Los dueños, un joven que atiende y su madre, son amabilísimos y parlanchines, y charlando con ellos nos enteramos de que ha muerto madam Dominique, que ya tenía 100 años. ¿Quién era esta señora? Una regunta que dio lugar a que nos enterásemos de una interesante parte de la historia de Carboneras que desconocíamos: en esta zona se rodaron algunas de las más famosas escenas de la película Laurence de Arabia, lo que atrajo a muchos artistas y personas del mundo de la farándula, algunos de los cuales se quedaron en el pueblo durante largas temporadas (Peter O'Tool, Ava Gardner...) Con todos estos personajes llegaron también a la localidad otros artistas de diferentes partes del mundo (pintores, escritores...) entre los que se encontraba Madam Dominique, una escritora frances que vivía con un médico quien a su vez tenía numerosas amantes. En fin, que la pobre Dominique acababa de fallecer.
Después de desayunar hemos cogido el coche para empezar una ruta por la zona norte de Carboneras, siguiendo la carretera vieja de la costa, empezando por la playa del Algarrobico, en pleno parque natural, donde se levanta el célebre hotel de la discordia que no acaba de ser demolido ni abierto. 
Fue exactamente en esta playa donde se rodaron las escenas de la película, y fue en este lugar donde se construyó el poblado que recreaba Aqaba, la ciudad jordana del Mar Rojo que atacaban los beduinos liderados por Lawrence y el Sherif Ali (Omar Sharif en la peli). Trabajaron 200 personas durante 3 meses para levantar 300 edificios de cartón-piedra.

Nos hacemos -cómo no- unas fotos en el hotel.



Continuamos, siguiendo la carretera hacia Mojácar atravesando el Pueblo Indalo en la zona de la playa para acabar subiendo hasta la parte antigua del pueblo que se encuentra encaramado en una colina. Recorremos sus calles y plazoletas que, la verdad, están un poco muertas; algunos jubilados de excursión y poco más. Y en la playa, la cosa no cambia mucho.



Continuamos hacia Garrucha que es un pueblo en la orilla del mar, pero bastante feucho, por cierto. Nos lo imaginábamos más bonito, más estiloso y coqueto, pero ha resultado ser una población destartalada y corriente. 
A la hora de la comida, hemos intentado encontrar un local que nos habían recomendado, Acu Acu, pero no lo hemos encontrado así que nos hemos tomado un arroz garruchero -que estaba muy rico- en un restaurante cerca de la playa, El Edén; después, para "bajarlo", hemos estado andando un rato por el paseo marítimo. El tiempo era fabuloso.



Rematamos la tarde acercándonos hasta la playa de Vera que es muy agreste, aunque parece descuidada, quizá por lo natural. Muchos chalets a pie de playa obstruyendo los accesos a la misma y conviertiéndola casi en privada. 
Tras recorrer toda la zona al norte de Carboneras, concluimos que La Mata es muchísimo más bonita; y la playa, también.
Volvemos al hotel para descansar hasta la hora de la cena.
Por la noche salimos a dar una vuelta por el paseo marítimo y por pueblo, y a compramos chucherías. La cena consiste en un kilo de gominolas, una bebida y un donut. 

Domingo, 7 de diciembre
Después de desayunar hemos salido en dirección sur para recorrer durante el día de hoy toda la zona desde Carboneras hasta Almería por la carretera secundaria que bordea la costa.
Comenzamos la ruta en Agua Amarga, una pequeñísima, tranquila y encantadora localidad cercana a Carboneras. El pueblecillo está desierto y es agradable pasear por su pequeña playa virgen y solitaria.
El nombre de Aguamarga procede del árabe Al-hawan, que significa localización de agua. Prueba de ello son las numerosas huertas nacidas alrededor de pozos y tierras de pastoreo. En sus proximidades se encuentran la Playa de los Muertos, la Cala de Enmedio y el faro de Mesa Roldán.
Aguamarga es una de las poblaciones costeras más pobladas de Níjar. Sostiene parte de su tradición pesquera, incluso habiendo pasado a ser un gran centro turístico. Es un lugar muy tranquilo, donde sus gentes velan por el cuidado de sus pequeños jardines y huertas.

Desde aquí nos dirigimos a Las Negras, que junto a Agua Amarga y la Isleta son sin duda los enclaves más bonitos del Cabo de Gata. Las Negras sigue con el mismo aire hippy-porrero que recordábamos;no obstante, continúa conservando su ambiente perquero.
El nombre de la población, según los mayores del lugar y algunos documentos antiguos escritos en el año 1905, proviene de una peculiar historia. En un antiguo cortijo situado por el Cortijo Viejo de Las Negras, vivía una familia que a su servicio tenía dos jóvenes provenientes del continente africano, y eran de color. De ello las gentes al venir hacia este lugar, dado el exotismo al que no estaban acostumbrados de las dos chicas, se referían al color de su piel, Las Negras.
Dentro de su historia también hay que referirse a la piratería. El Cabo de Gata es una costa pedregosa, sinuosa, y que por su origen volcánico da lugar a cuevas, pequeñas calas, puertos naturales, que eran utilizados por piratas como escondites para ellos y sus embarcaciones. Uno de los últimos piratas de la zona fue El Joraique.





Haciendo una pequeña parada en la Isleta del Moro, nos detenemos para contemplar las impresionantes vistas desde el famoso mirador de la Amatista (cuya llegada por carretera impresiona pues parece que uno se va a caer de cabeza al mar)
Este mirador da la oportunidad de contemplar un bello paisaje costero: sierras que se adentran en un mar y un cielo azul intensos. Y es que Cabo de Gata-Níjar ostenta ser el primer parque marítimo-terrestre declarado en Andalucía.
Al fondo resalta el Pico de los Frailes, el más alto del parque con casi 500 metros, que curiosamente es el resto de un antiguo volcán. También es llamado Las Teticas o Hermanicas, al estar formado por dos picos casi gemelos. Muchos otros nombres peculiares salpican el territorio, fruto de los caprichosos relieves volcánicos y la imaginación de navegantes y lugareños.
En este árido paisaje subdesértico, de escasa lluvia, el palmital del primer plano contrasta con el oscuro sustrato volcánico. Gracias a la humedad del mar y las nieblas marinas, se mantiene junto con otras plantas como cornicabras, acebuches y lentiscos.



Llegamos a San José justo a la hora de comer y nos tomamos una rica parrillada de marisco y pescado en uno de los restaurantes que bordean el pequeño puerto.
Según se sabe, entre 1733 y 1735 se construyó un castillo o fuerte nuevo llamado San José (de ahí más tarde al nombre de la población) que costó unos 150.000 reales de vellón y fue dotado con piezas artilleras distribuidas en sus tres baterías. En la guerra de la independencia fue desartillado y arruinado, posteriormente fue ocupado por las funciones policiales de vigilancia del litoral, a finales de 1960 se construyó sobre sus baterías una casa cuartel de la Guardia Civil que actualmente se encuentra. Desaparecidos los acuertalamientos, aún perduran la mayor parte de las baterías en que situaba su artillería.


Tras la comida y un paseíto por la playa nos dirigimos a Las Salinas de Almería. Llegamos hasta el pueblo de Salinas y desde él emprendemos la ascensión al faro del cabo y al mirador por una empinada y estrecha carretera que bordea los acantilados y que pone los pelos de punta.


Nos tomamos un café en una terraza viendo atardecer sobre el mar y emprendemos el regreso al hotel. Decidimos volver por la autovía ya que se ha hecho un poco tarde y casi llegamos hasta Almería.
El paisaje en los alrededores de la ciudad es un espanto: cientos de invernaderos de plástico cubren todo el suelo que es de por sí un secarral.

Lunes, 8 de diciembre
Nos levantamos, desayunamos y emprendemos el regreso. A la hora de comer estábamos en Nuestro Bar haciendo lo propio. 
Fin del puente.

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