Este año hemos aprovechado
a Semana Santa para visitar la isla de Menorca que aún no conocíamos.
Viajamos con Ryanair desde
Alicante y, como es habitual, el vuelo, en principio se ha retrasado 1 hora y
media. Además, para remate, la app de la compañía informa continuamente de que
el vuelo va en hora, pero las pantallas del aeropuerto lo desmienten.
Y para más remate aún, una
tormenta espantosa nos impidió aterrizar. Estuvimos dando vueltas a la isla una
hora y, al final, nos informaron de que había que volver a Valencia (ni
siquiera a Alicante de donde salimos) para poder aterrizar. Poco después, nos
dijeron que intentarían hacer una aproximación a Menorca y, finalmente,
aterrizamos de forma muy brusca; pero vivos.
Eso significó que llegamos
a Mahón después de la 01:00 de la madrugada, con un retraso de casi 3 horas (lo
justito para no pagar ninguna indemnización) por lo que la agencia de alquiler
de coche estaba cerrada y tuvimos que coger un taxi hasta el hotel (45€) y al
día siguiente volver al aeropuerto a recoger el vehículo. Coincidimos con dos chicas
que tuvieron el mismo problema e iban a los mismos apartamentos así que, al
menos, pudimos compartir los gastos del taxi.
Llegamos al apartamento
(Carema Club Resort. Ver crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g10409393-d664535-r888851764-Carema_Club_Resort-Playas_de_Fornells_Menorca_Balearic_Islands.html)
bastante tarde y diluviando.
Domingo,
2 de abril
Hoy tenemos que volver a
por el coche al aeropuerto. Lo hemos reservado con Record Go, nada recomendable,
unos estafadores y sinvergüenzas en toda regla, al final lo barato siempre sale
caro (nos cancelaron la reserva que estaba totalmente pagada sabiendo lo que
pasó con el avión, según ellos a las 6 horas la cancelan y en esas 6 horas
cuentan toda la noche que tienen cerrado; nos precobraron 70 € de gasolina, nos
bloquearon 1400€ en la tarjeta por posibles daños (aun llevando un seguro total
que habíamos contratado) y, para remate, como habían dado nuestro coche, nos obligaron
a coger un coche más caro y tuvimos que
pagar 12€ más por día) Ver crítica en https://es.trustpilot.com/reviews/644c0f0c9e126059a3e4c73c.
En fin, hemos alquilado coches por todo el mundo y es la primera vez que nos
encontramos con semejantes estafadores.
Ya superado el disgusto
del coche, y aunque sigue lloviendo bastante, seguimos el plan trazado que era
visitar hoy la ciudad de Mahón.
Así que nos dirigimos hacia
Mahón que se encuentra a pocos Kms,
y dejamos el coche en un parking gratuito cerca del puerto. Sobre los
aparcamientos hay que decir que si no es temporada alta, aparcar es muy fácil y
gratis. En Mahón hay varias zonas de
estacionamiento gratuito
- Carrer
de San Sebastián 83 (cerca del casino a la derecha del puerto);
- Sínia
des Cuc (mitad del aparcamiento) Camí des Castell, 168
- Sínia
Costabella
- Borja
Moll - Cap de Creus
- Francesc
Femenías (vía de ronda / Andrea Doria)
- Catisa (solar
de la antigua fábrica de bisutería)
- Passeig
Marítim
- Camí
d'en Barrotes
Desde el parking vamos
dando un paseo hasta la zona céntrica que está muy cerca y nos dirigimos a la
oficina de turismo (Moll de Llevant , 2. Tlfno:971 355 952), pero está cerrada
por ser domingo (raro teniendo en cuenta que es Semana Santa y hay turismo)
Así que hicimos el
recorrido que ya teníamos pensado. Comenzamos por la Iglesia de Santa María
(visita gratis) en la Plaza de la Constitución. Exteriormente es grande y
sencilla pero en su interior alberga un precioso y enorme órgano, obra de Johan
Kyburz, que se inauguró en 1810 y que, a diferencia del resto del mobiliario,
pudo ser preservado en la guerra civil.
Girando a la derecha, al
salir de la iglesia, nos encontramos con la Plaza del Ayuntamiento
donde se puede contemplar la Casa Consistorial, un precioso edificio (antigua
Universidad) del 1613, aunque de esa época solo conserva los sótanos y la planta
baja, pues el resto fue remodelado en el siglo XVIII.
Desde aquí sale una calle
que conduce casi directamente a la Pla des Monestir, donde se encuentra
el Museo de Menorca (entrada 4€ y reducida 3€; aunque
no pagamos ya que el domingo es gratis). El museo se dedica a la investigación
y la difusión de la Prehistoria y la historia de Menorca.
Se ubica en un edificio
señorial, el antiguo convento franciscano de Jesús, del siglo XV, aunque la
construcción actual es del siglo XVII. El claustro es muy bello y al lado
se encuentra la iglesia del convento.
El fondo del museo está
constituido por piezas provenientes de las colecciones del antiguo museo y de
excavaciones arqueológicas principalmente. A través de la colección de más de
2000 objetos se hace un recorrido desde la prehistoria (cultura talayótica
específica de la isla) hasta la actualidad.
En la planta baja ofrece
exposiciones temporales, en este caso, sobre los sabores de Menorca (“El gust de Menorca”), un homenaje a la
gastronomía desde una vertiente histórica y antropológica, exponiendo elementos
que cuentan la historia de su cocina. El itinerario recorre una cocina, una despensa,
salas donde se muestran los útiles y los productos de la zona…
El museo merece la pena.
Al salir continuamos el
paseo por el centro y visitamos la Iglesia del Carmen, un edificio de
estilo neoclásico que es el de mayores dimensiones de la isla. Antiguamente el
templo perteneció a la orden carmelita, que también construyó al lado un
convento y un claustro que hoy día se ha reconvertido en un mercado/centro
comercial donde se ofrecen productos de la tierra y recuerdos; en el patio,
rodeado de terrazas, se celebran diferentes actos culturales.
Paramos a tomar un café en
un lugar bastante coqueto, alternativo y agradable, Pipet Café, en la placeta en la que se encuentra la puerta de la
muralla.
Luego callejeamos un rato
recorriendo el centro que es bastante pequeño. Contemplamos el Portal
de Sant Roc (puerta de la muralla del s. XVI) y también merece la pena
detenerse en el Mercado del pescado (hoy cerrado) y en Casa Mir, una casa con
preciosa fachada modernista en una situación privilegiada en la parte alta de
la Plaza de España.
|
Portal de Sant Roc |
Una vez visto lo más
importante del caso histórico volvemos a coger el coche para visitar uno de los
lugares más interesantes de la ciudad y uno de los que nos ha llamado más la
atención en la isla: La fortaleza
de La Mola. (abierta de 10:00-20:00. Entrada 8€)
Se trata de una enorme
construcción del siglo XIX, situada en la orilla opuesta de la ciudad, en la
península d La Mola, justo en la entrada al puerto de Mahón, en frente del
castillo de San Felipe, que protege la entrada al puerto desde el otro lado de
la boca. El complejo mantiene un estado excelente de conservación y un trazado
magnífico. Es una de las mayores fortalezas de Europa.
Se ofrecen vivitas
guiadas, pero nosotros hemos optado por visitarla por nuestra cuenta. También
se ofrecen pequeños cohecitos eléctricos (como los del golf) para hacer la
visita cómodamente ya que el recinto es bastante grande.
Un poco de historia:
En los años 40 del siglo XIX, los intereses coloniales de Francia y Gran
Bretaña chocaban. La ruta norte-sur francesa (Francia-Argelia) se cruzaba con
la británica (Gibraltar-India). Casualmente el punto de cruce era el puerto de
Mahón. Ante el temor de que quisieran recuperar Menorca, que en ese momento se
encontraba sin fortificaciones, debido a la demolición de la fortaleza de San
Felipe por Carlos III (1782), se inició la construcción de la fortaleza de
Isabel II, como también se le conoce.
La fortaleza dispone de un
amplio y profundo foso con ángulos entrantes con cañoneras. En su parte
central, el Hornabeque, reforzaba la defensa de acceso terrestre a la
fortaleza. La artillería de los distintos niveles de fuego defendían el foso con
los niveles inferiores, y los accesos terrestres de la península y los marítimos
con los niveles superiores.
Cabe destacar la galería
aspillerada, un corredor para fusilería de casi medio kilómetro de largo, que
defendía el foso y el camino cubierto. La perfecta ejecución de la cantería,
escaleras de caracol, gárgolas, escudos y, sobre todo, las bóvedas de arista de
las casamatas, han causado la admiración de muchos arquitectos que han visitado
la fortaleza.
Para solucionar el
problema del abastecimiento de agua en caso de sitio se construyeron una red de
cisternas y canales de conducción de las aguas pluviales que eran recogidas en
grandes aljibes, siendo previamente drenadas y liberadas de impurezas en varios
decantaderos.
Es una visita imprescindible
en la isla.
Desde aquí, ya tarde,
vamos a comer a un restaurante en el puerto en el que habíamos reservado
previamente, Arjau Mao, un local
especializado en arroces y donde se pueden pedir individuales; los sirven en
pequeñas paelleritas. Muy bien. No es barato, pero los camareros son muy
amables, el sitio es acogedor y la comida está buenísima. Y además justo
enfrente hay un gran parking exterior donde pudimos aparcar sin problema.
Volvemos a coger el coche
ahora para visitar el primer poblado talayólico del viaje: el poblado
de Trepucó que, con más de 5.000 metros cuadrados, es uno de los
poblados talayóticos más grandes e importantes de Menorca, aunque si lo
comparamos con otros poblados como Torre d´en Galmés, Torralba dén Salord o
Talatí de Dart , este no merece mucho la pena. Pese a todo, a nosotros nos
gustó mucho, quizá porque fue el primero.
El recinto se encuentra a
2 km de Mahón y la visita es gratis; simplemente hay una puerta/verja de madera
que el visitante abre y por la que accede al recinto. Hemos de decir que la
gran mayoría de los poblados que visitamos estaban desiertos, lo cual resultó
bastante agradable. Y casi todos son gratis (excepto Torre d´en Galmés)
Un poco de historia: La
prehistoria de Menorca se conoce con el nombre de Menorca Talayótica y es
candidata por ello a Patrimonio Mundial por la UNESCO.
La cultura
talayótica es la etapa cultural que se desarrolla en las Islas
Baleres durante la Edad de Bronce y la Edad del Hierro.
Debe su nombre a unas
construcciones distribuidas por toda la isla llamadas talayot. Eran monumenos
megalíticos semejante a una torre de poca altura, construidos con piedras
de gran peso, apiladas unas sobre otras. Los talayotes son como torres de cono
truncado que, además de tener una finalidad defensiva, de servir para controlar
los alrededores, los talayot eran considerados una especie de símbolo de unión
de la comunidad.
En cada poblado, además se
levantaban también las llamadas taulas, cuyo nombre hace referencia al
elemento central del recinto (grandes bloues de piedra en forma de T) que debe
su nombre a la similitud que tiene con una mesa, ya que esto es lo que
significa en catalán. Las taulas eran el centro religioso, santuarios donde se
realizaban, por ejemplo, rituales de fertilidad, sacrificios de animales e
incluso ¡roturas de ánforas!
Los poblados talayóticos
se encontraban amurallados y en el interior albergaban cuevas y construcciones
varias. Más información en https://www.menorca.es/Publicacions/Publicacions.aspx?IDIOMA=1&tipo=RTA
Al entrar al poblado y
durante el recorrido, que está bien señalizado, como en todos ellos, hay
algunos carteles que indican lo que es cada uno de los monumentos, acompañados
de ilustraciones para ver cómo era miles de años atrás cuando se encontraba
habitado.
El poblado originalmente
se encontraba amurallado, y aún se conservan diferentes restos del
asentamiento, como algunos fragmentos de la muralla, dos talayots, el recinto
de la taula y los restos de algunas viviendas.
El poblado no es muy
grande y se recorre en poco tiempo por lo que queda mucha tarde para visitas;
así que decidimos acercarnos a un pueblecito que nos recomendó el taxista que
nos llevó al apartamento al llegar. El pueblecillo se llama Benibeca.
Cuando se llega por carretera nos encontramos con dos direcciones: Benibeca Nuevo y Benibeca Viejo; hay que ir al Viejo.
Benibeca es un pequeño y
coqueto pueblecillo a la orilla del mar, a 5 km de Mahón hacia el sur. Es
bonito, muy blanco y cuidado, muchas callejuelas empedradas y casas preciosas,
aunque nos produce una rara impresión como si se tratara de una urbanización
hecha con mucho estilo -eso sí- pero no de ser un pueblo antiguo.
Luego hemos sabido que antaño
fue una aldea de pescadores pero que en 1964 un aparejador menorquín construyó
lo que vemos hoy. Estábamos en lo cierto. Es bonito, pero no antiguo. La verdad
es que, de cualquier forma, merece la pena pasar unas horas recorriéndolo y
bajar hasta su pequeño puerto. Pasamos una tarde muy agradable paseando por el
pueblecillo.
Finalizada la visita
emprendemos camino hacia otro lugar bastante recomendado muy cercano a
Mahón: Villacarlos (Els Castell, en catalán), que es el
municipio más pequeño de la isla y el que se encuentra más al este no solo de
Menorca sino de toda España.
El núcleo primitivo data
del siglo XVI, aunque hoy conserva más reminiscencias de su pasado británico
del siglo XVIII, como el urbanismo militar de calles rectas flanqueadas por
casas blancas de arquitectura victoriana. Cabe destacar en la plaza de la
Explanada (rectangular y enorme) algunos de los edificios más representativos
del periodo colonial como el Ayuntamiento o el Museo
Militar, curiosamente pintados de rojo inglés para imitar el color del
típico ladrillo británico.
También cabe destacar la Iglesia del Roser o
Castillo de San Felipe (hoy, ruinas)
Pero lo que más nos gustó
fue la zona del puerto (puerto pesquero de Cales Font) que es encantador y está
a rebosar de bares, chiringuitos, restaurantes y tiendecillas de diseño.
Damos una vuelta y
volvemos callejeando hasta el coche.
El tiempo ha cambiado,
hace muchísimo viento y frío así que volvemos al apartamento y cenamos en el
restaurante del complejo. Bien.
Lunes,
3 de abril
Hoy teníamos previsto
visitar el parque natural de la Albufera, pero nos vemos obligados a cambiar de
planes porque la tramontana sopla fortísimo; en vez de ir al parque
natural iremos a Ciudadela, la antigua capital de la isla, justo en el
extremo occidental. En el camino se encuentran varios sitios arqueológicos muy,
muy interesantes y es recomendable no pasarlos por alto
Salimos hacia la antigua
capital de la isla y antes de llegar pasamos por tres sitios arqueológicaos
importantes que se encuentran muy cerca unos de otros, en la carretera de Mahón
a Ciiudadela: Torretrencada, Torrellafuda y la Naveta de
Tudons (el monumento prehistórico más conocido y visitado de la
isla, a 5 minutos de Ciudadela en coche)
Como ya hemos comentado,
en la isla hay muchísimos restos de poblados talayóticos a cual más interesante
y, aunque no todos presentan el mismo estado de conservación para remontarse a
miles de años, están perfectos.
En primer lugar llegamos a
Torrellafuda,
muy bien indicado, con paneles indicativos y flechas que indican el recorrido.
Es pequeño pero merece mucho la pena. Además también hoy estábamos solos con lo
que ha sido muy agradable el recorrido pese a que hacía mucho viento y un
día desapacible.
Desde ahí vamos
al monumentos prehistórico más importantes y conocido de Menorca, y el
edificio más antiguo de Europa: La naveta de Tudons (1200-750 a.C.)
Se trata de una enorme
estructura funeraria, alargada y chata, construida con técnica ciclópea, es
decir, con piedras de dimensiones medianas encajadas en seco, sin mortero. Se
utilizó como tumba colectiva. Muy interesante.
Y por último llegamos al
poblao de Torretrencada, un poblado que estuvo habitado hasta la época
romana. Es el más discreto, alejado y escondido y, la verdad, nos costó un poco
encontrarlo, pero sin duda mereció la pena porque es precioso. Está enclavado
en un marco idílico. Una de las curiosidades del mismo es que la taula presenta
una columna lateral de refuerzo.
Son muy curiosas una cueva artificial de
enterramiento y numerosas sepulturas antropomórficas excavadas en la roca.
Luego
seguimos hacia Ciudadela. Dejamos el
coche en un parking gratuito a 10 minutos del centro. En la ciudad hay varios:
- Parking
Calle de Madrid: Calle de Madrid, a 10 minutos del Ayuntamiento de
Ciudadela.
- Parking
“Plaza de la Paz”: Placa de la Pau, a 8 minutos de la Catedral de
Ciudadela.
- Parking
“Ciudadela”.
- Parking
al fondo del puerto.
- Parking
“Plaza Quintana del Mar”.
Todos estos parkings son
gratuitos pero, si no es temporada alta, se puede dejar el coche muy cerca del
Ayuntamiento, en la calle que llega hasta la zona peatonal (ahí lo dejamos
nosotros)
Llegamos a la plaza d´Es
Born, donde se ubican el Ayuntamiento y el teatro del mismo nombre. Damos un
vistazo rápido pero es tarde y buscamos un restaurante para comer.
Al final hemos visto uno
con una terracita muy agradable, Raco Dés
Palau, pero no hay sitio fuera y hemos comido dentro: bien pero no barato:
60€ los dos por algo escueto. Pedimos una fritura marinera pequeña (bacalao calamares,
sepia y gambas), una ensalada Racó y mejillones de roca a la marinera. Vino y
cerveza y café. Tienen un menú especial con caldereta de langosta, pero no
estamos por la labor de gastar un dineral (52€/persona, sin bebida) en un
plato.
Al terminar de comer nos
acercamos a la oficina de turismo que está en el Ayuntamiento por si nos dan
información de algo que no sepamos, pero apenas nos dan información salvo
entregar el mapa y decirnos que ahí está marcado lo importante; así que damos
un paseo visitando lo emblemático que ya estaba previsto: Iglesia
del Roser (s. XIX), el Palacio de Terrasaura, edificio de Correos,
iglesia de San Francisco, un típico molino, molino des Comte, que hoy
es un asador; así como algunas fachadas de casas señoriales como Can
Olivar, Can Salort o Can Vivó. Ninguno de estos edificios (excepto
iglesias y el asador) están abiertos al público por lo que solo se puede ver el
exterior.
|
Ayuntamiento |
Terminamos nuestro paseo
en Ciudadela bajando hasta el puerto, un puerto pequeño y con
mucho encanto, muy fotogénico, con algunos locales de restauración. Lo recorremos
por un camino bordeando el agua hasta el Club Marítimo. Merece la pena. Por la
noche debe de ser precioso.
Abandonamos Ciudadela en
dirección a la Necrópolis de cala Morell, un lugar
impresionante formado por un conjunto de catorce cuevas
excavadas artificialmente en la roca de un pequeño barranco que constituye uno
de los mayores y más espectaculares cementerios prehistóricos de la isla.
El cementerio estuvo en
uso desde el 1700 a.C. hasta el siglo II d.C. Algunas cuevas tienen espacios
diferenciados separados por columnas, pilastras o escalones. Otras presentan
pequeños patios con balsas delante del portal para impedir el acceso.
La entrada es gratis y hay
un itinerario indicado a través del barranco. Tampoco en esta ocasión había
mucha gente en el recinto, salvo unas cuantas personas.
|
Cala Morell |
Disfrutamos un poco de las
vistas desde el Mirador de la cala Morell y desde ahí nos acercamos a Pont
de En Gil, un gran arco de roca sobre el mar formado a través del tiempo
por la erosión.
Si se ha visitado la Playa
de las Catedrales, esto no dice nada, pero está en un lugar especial, es un
paseo agradable llegar allí desde el parking, las vistas son bonitas y si se
está por la zona no cuesta nada echar un vistazo.
Desde aquí, ya
atardeciendo, volvemos al hotel parando durante el recorrido en algunas de las
calas que son famosas por su belleza como Cala Brut y Cala Blanes. No están
mal, pero, quizá por la estación en la que estamos, las aguas ni son tan turquesas
ni las calas tan maravillosas. La verdad, nos imaginábamos mucho más bello
todo.
Martes,
4 de abril
Hoy volvemos a Ciudadela para visitar a fondo la
ciudad.
Llegando a ella empieza a
llover y en unos minutos, el tiempo justo de llegar a la plaza del Ayuntamiento,
comienza a diluviar y tenemos que refugiarmos del temporal en un café de la
plaza. Como parece que no escampa para callejear, entramos a visitar el Ayuntamiento
del que se puede ver el hall y, en la primera planta, la sala gótica.
Como sigue lloviendo,
aunque menos, cogemos los paraguas y nos vamos a ver la catedral de Santa María que está
abierta (gratis). Se encuentra en pleno centro y es un templo gótico construido
entre el XIII y XIV. Es grande pero no muy bonita. En el interior, la capilla
más relevante es la capilla barroca de Les Ánimes, del siglo XVIII.
Desde aquí nos dirigimos al Museo de Menorca (martes a
sábado: 11:00-14:00 y 18:00- 21:00. Domingo: 11:00 – 14:00. Entrada gratis para
jubilados y el resto 5€) que se encuentra ubicado en una preciosa casa
nobiliaria del siglo XVII, la Can Saura. En él se puede ver una amplia colección
de elementos etnológicos así como un importante fondo de carácter arqueológico.
|
Museo |
Al terminar la visita
damos una vuelta por el centro recorriendo las callejuelas del casco antiguo,
con sus casas señoriales y sus tiendecitas estilosas. Recorremos la calle
Ses Voltes (calle de pórticos con arcos) que va desde la catedral hasta
la plaza Nova.
La idea era comer en un
local llamado Ulisses, muy recomendado por blogueros, cerca del típico Mercado
del Pescado, pero no nos ha convencido mucho la pinta y hemos buscado otro.
|
Mercado de Pescado |
Empezamos a callejear buscando
algún restaurante y damos con un local muy, muy recomendable: Margot (https://www.margotmenorca.com/) Es
uno de esos locales modernos, con colores claros, de cocina de fusión y con
personal joven, amable y eficiente. Lo único negativo es que los platos son
escasos (casi todo lo sirven en tazas como las de duralex de toda la vida),
pero lo que hemos comido estaba riquísimo. Y el precio no está mal. Hemos
pedido: Alcachofa, espuma de parmesano y bottarga; hummus de aguacate y gambas
al ajo en confit; pan tomate y salsa Maldon; ensaimada, verdura confitada,
icotta y olive Ttaggiasche y tiramisú. Y cafés. (unos 45€ los dos)
Después de comer damos
otra vuelta por el casco antiguo y cogemos el coche para visitar un pueblo que,
según nos han comentado, es bonito; se llama Es Migjorn Gran y, la verdad, no merece demasiado la pena
aunque no está mal. En verano debe de estar muy animado, pero ahora, regular.
|
Iglesia de Migjorn Gran |
Damos
una vuelta rápida y nos dirigimos hacia el sur, a un lugar cercano que, al
parecer, merece la pena: La Cova de Coloms, también llamada La
Catedral.Se encuentra ubicada en
el barranco de Binigaus, a
algo menos de dos kilómetros de Es
Migjorn Gran, al sur de Menorca. Conocida como ‘la Catedral’, esta enorme cavidad
camuflada entre la maleza pudo ser usada como espacio funerario y
mágico-religioso en el periodo
post-talayótico, por lo que está catalogada como Bien de Interés Cultural desde
1966. La excursión para descubrirla supone toda una aventura. Para llegar a
ella (es complicado aunque está todo bien indicado), tras dejar el coche en una
pista estrecha, se debe hacer una ruta campo a través, monte arriba y monte
abajo de 1km. El estrecho camino está señalizado con pinturas rojas y
amarillas, y de vez en cuando se puede ver la palabra “cova” o “cueva” hasta
llegar a ella.
Después de la caminata,
merece la pena ver esta oquedad natural. La pequeña entrada, rodeada de
vegetación, da paso a una enorme cavidad de 24 metros de altura, 15 de
ancho y 110 de largo, que es seguida, al fondo, por un largo y estrecho
pasillo de otro tanto de largo. Su nombre, que en español significa “cueva
de las Palomas”, se debe a que en el pasado el lugar estaba siempre poblado
por estas aves hasta que los cazadores acabaron por ahuyentarlas.
Hoy en día las paredes
están cubiertas de musgos y líquenes, debido a la gran humedad del ambiente, y
pueden verse algunos murciélagos.
Nos adentramos en la gruta
y desde dentro todavía es más impresionante; hay que tener cuidado ya que el
suelo es muy resbaladizo en las zonas donde hay piedras debido a la humedad.
Tras la vuelta al coche
nos bajamos a la playa de Santo Tomás. Al llegar hay un pequeño
parking desde el que sale un sendero que es un tramo de la ruta del Cavalles que llega hasta Son Bou.
Nosotros no lo hicimos entero,
solo un trozo. Es muy recomendable. El paseo por el sendero entre árboles desde
el parking hasta la playa oyendo solo la naturaleza es muy relajante.
Y desde ahí hemos vuelto
hacia el norte para subir al Mirador del
Toro (el punto más alto de la isla) donde se encuentra el Santuario de la Virgen del Toro. Desde
arriba hay unas vistas espectaculares de toda la isla y el santuario es muy
coqueto.
También hay una cafetería
con una terraza espectacular donde nos sentamos a tomar un refresco. Otra
visita imprescindible.
Y ya atardeciendo volvemos
al apartamento y, como es temprano para cenar y hay luz aún, recorremos con el
coche, en plan paseo, toda la zona en la que está el complejo donde nos
alojamos. Toda el área es preciosa, con casitas muy acogedoras y cuidadas justo
al borde de la costa, y con vistas impresionantes. Merece la pena, si uno se
hospeda en esta zona, dedicar un rato a recorrerla despacio.
Luego volvemos al
apartamento y cenamos en él.
Miércoles,
5 de abril
Hoy, por fin, el tiempo ha
mejorado claramente y decidimos pasar la mañana visitando el Parque
Natural de la Abufera de Grau: (Reserva de la Biosfera por UNESCO
desde 1993) que engloba lo que es la Albufera de Es Grau propiamente dicha, la
isla de Colom y el
cabo de Favàritx.
Es Grau alberga, en su
mayor extensión, una laguna con diversas plantas acuáticas, múltitud de
aves y gran biodiversidad de especies como el águila pescadora y !hasta
tortugas! Nosotro no vimos tortugas ni águilas, pero sí bastantes aves.
Desde la carretera se
llega a un parking donde está el centro de interpretación en el que, muy
amablemente, dan información de cómo visitar el parque según los intereses de
cada uno, el tiempo…y ofrecen un mapa del parque con las rutas. Desde ahí hay
que coger otra vez el coche para ir a la entrada del parque donde hay otro
parking. La entrada es gratuita.
Para visitar Es Grau se
han creado tres rutas diferenciadas, empezando dos de ellas cerca de este
Centro de Información y otra en el mismo pueblo de Es Grau.
Las rutas son básicamente
las siguientes:
- Itinerario
de "Sa Gola" que recorre el canal del mismo nombre y la zona
de dunas de la playa de Es Grau. Tiene una distancia de 1.7 km (45
minutos andando) y es muy sencillo para todo el mundo
- Itinerario
de Santa Madrona que bordea la ribera suroeste de la albufera con más
miradores y observatorios, especialmente de pájaros, por su proximidad a
la laguna. Tiene una distancia de 2.8 km (1 hora andando) y es
el mejor recorrido para observar aves acuáticas
- Itinerario
del mirador de Cala Llimpa que te lleva por la parte sudeste de la
laguna. Tiene también una distancia de 1.7 km (45 minutos andando) y es
completo a nivel de fauna, flora y paisaje
Nosotros hicimos las tres
aunque no completas y finalizamos volviendo por la playa de Grau, que es un
enclave precioso, de los que más nos han gustado, hasta el pueblecito del mismo
nombre.
Realmente Grau no es un pueblo sino un núcleo pequeño de veraneo, muy
coqueto. Solo hay un pequeño bar abierto, llamado Lavi, así que nos sentamos en la pequeña terraza a comer. Y el
sitio, muy sencillo, fue una sorpresa ya que nos encontramos un servicio
excepcional, rápido y atento, y una comida muy rica. Tomamos la ensalada Lavi
(exquisita) y paella de mariscos muy sabrosa. Este bar es muy local muy
recomendable si se está en la zona.
Con el estómago lleno
cogemos el coche de nuevo y nos acercamos a ver el faro de Faváritx,
que es el más bonito y fotografiado de la isla con su pintura rayada y
enclavado en un entorno agreste rocoso un poco salvaje.
Al llegar hay un parking
que queda a unos 2 km del faro. Nosotros dejamos ahí el coche y la caminata con
calor se hace bastante dura. Luego vimos que, si no hay mucha gente, se puede
llegar en coche hasta el mismo faro donde hay sitio también para aparcar.
Las vistas de los
acantilados del norte y la Albufera son espectaculares. Damos una vuelta por el
faro, hacemos unas fotos.
NOTA: Nosotros
llegamos hasta el mismo faro y pudimos recorrer la zona y contemplar las vistas
a nuestro antojo, pero conviene preguntar en la oficina de turismo si se puede
acceder a él ya que muchos viajeros denuncian que, después de andar 2 km para
llegar se han encontrado el acceso cerrado (muchas de esas críticas son en
temporada alta)
Desde aquí nos dirigimos
hacia Torre d´en Galmés, el poblado talayótico más importante,
grande y mejor conservado de la isla.
Antes de llegar hay un
centro de interpretación (una pequeña caseta de madera a la derecha de la
carretera. Cierra mucho antes que el poblado, sobre las 15:00) así que estaba
cerrado. El poblado se encuentra un poco más adelante, a unos 500 metros. Está
bien indicado el camino.
Al llegar nos encontramos
un parking y, en la entrada, una taquilla para acceder al recinto. El
yacimiento abre todos los días de la semana (el lunes hay entrada libre y está
cerrado el centro de interpretación) de 09:00 a 20:30, excepto el martes que es
de 09:00 a 15:45. La entrada general cuesta 3€
Enseguida se aprecia que
este poblado está mucho más preparado para el turismo que el resto de los que
hemos visitado; gran parte de él se puede recorrer por un camino acondicionado
para facilitar el acceso a carritos y sillas de ruedas; y también hay numerosas
mesas de picnic para sentarse durante la visita y aseos en la entrada.
Afortunadamente no había nadie salvo nosotros.
Sin duda este es el
poblado que más nos ha gustado y hemos pasado gran parte de la tarde
recorriendo el sitio. El estado de conservación es excepcional.
Se encuentra situado en un
pequeño cerro y se calcula que durante su máximo esplendor (1300 a.C., época
pretalayótica) y la conquista romana) vivieron en él unas 900 personas. Debido
a su situación y a que cuenta con tres talayot se cree que ejerció una
supremacía estratégica sobre otros poblados de la isla. Además de estos tres
talayot, el complejo conserva una taula, varias casas, una sala hipóstila
impresionante y un sistema de recogida de aguas formado por cisternas
decantadoras donde mediante piedras se filtraba el agua sucia.
Torre d´en Galmés s una
visita IMPRESCINDIBLE.
Y desde aquí nos
encaminamos a la famosísima y mítica Cueva d´en Xoroi, conocida en
el mundo entero y que, en realidad, es un chiringuito/ discoteca. Llegamos con
muchas expectativas para ver el atardecer, pero la decepción fue
mayúscula.
Para empezar, el parking
estaba a rebosar ya que para todo el mundo es una visita indispensable en la
isla por ser el lugar desde donde ver la mejor puesta de sol (¡esto es falso,
en nuestra opinión!).
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Bajada a Cueva d´en Xoroi |
Pues bien, en la entrada
hay una taquilla en la que se pagan 20€ por entrar y tomar una copa. La verdad
es que la parte del acceso, con pasadizos de paredes encaladas y barandillas de
troncos de madera sobre un acantilado, es bonita, pero al llegar a la primera
terraza nos encontramos con que toda la zona de mesas junto al mar la han
acotado con carteles de “VIP” y para los no VIP solo han dejado tres minimesas
altas con taburete y, por supuesto, en la parte interior. Seguimos avanzando y
más de lo mismo hasta llegar a la cueva en sí en la que el ambiente es totalmente
discotequero, oscuro y con cables por todos lados.
En fin, salimos y
preguntamos dónde nos podemos sentar (por 20€!!!) y la respuesta fue que en
ningún sitio. Así que salimos como habíamos entrado y pedimos que nos
devolvieran el dinero. Nos lo devolvieron y nos largamos.
Antaño este lugar debía de
estar genial, pero ahora es un horror en nuestra opinión. A quien le gusten las
discotecas igual le parece una maravilla. También nos ha parecido un sitio para
otra franja de edad mucho menor a la nuestra. En fin, hay que verlo para
valorar. Se debe visitar, pero quedarse…¡no! Hay otros sitios mucho mejores
para ver la puesta de sol.
No sé si se permitirá el
acceso solo para hacer fotos, pero siempre hay que pasar por la taquilla.
Abandonamos la cueva
bastante decepcionados y nos acercamos a un pueblo llamado Fornells que es el pueblo junto al que se encuentra nuestro
apartamento. ¡Y vaya sorpresa! Es un pueblo pequeño, precioso, limpio y cuidadísimo.
Es, además, famoso por su caldereta de langosta, especialmente, según dicen, la
de Es Cranc (donde había venido el propio rey a tomarla) a un precio obsceno.
Llegamos ya anochecido y
nos pareció un lugar encantador, en realidad, el pueblo más bonito y auténtico
de Menorca. Es una pequeña localidad marinera cuya vida gira en torno a su
puerto (una bahía natural), sus calles estrechas y sus casas encaladas con
puertas y ventanas pintadas en vivos colores hacen de él un lugar cautivador.
En el pueblo hay algunos
monumentos importantes como la iglesia de San Antonio Abad, la ermita de Lourdes o
la Torre de Fornells; esta torre es el más famoso de todos. Se trata de
una torre levantada como elemento defensivo en el siglo XIX y que hoy es un
museo. La torre consta de 4 niveles: la cisterna, que servía para
acumular agua, el piso de abajo, que era el almacén de comida y
armas, el primer piso, en el que las tropas vivían, la terraza, donde se
encontraba la artillería y desde el lugar que se vigilaba el contorno
menorquín. Aunque el interior no es especialmente llamativo (hay una exposición
en la que se puede leer todo sobre la torre), desde su parte superior se
obtienen unas vistas excelentes de la zona.
Recorremos el pueblecito y
vemos algunos restaurantes acogedores y decidimos venir a cenar aquí mañana que
es nuestro último día en la isla.
Jueves,
6 de abril
Hoy es jueves santo y ese
día siempre vemos por televisión la llegada de los legionarios al puerto de
Málaga y su traslado hasta la cofradía de Mena para velar al Cristo de Mena, o
de la Buena Muerte, que sale en procesión esta noche. Pese a no ser creyentes
esto se ha convertido en una tradición por los recuerdos de la infancia que
entraña.
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Es Paput |
Así que estuvimos viendo
la tv toda la mañana y salimos a mediodía hacia Mahón para comer en un local
muy chulo que habíamos visto llamado Es
Paput, un chiringuito de comida rápida frente al puerto, animadísimo y con
una terraza enorme. El sitio es desenfadado y agradable, con buenos precios,
servicio rápido y la comida estaba rica. Esta es nuestra opinión pero
últimamente se están publicando en TripAdvisor bastantes opiniones negativas;
no sabemos si habrá empeorado últimamente el servicio y la comida.
Después de comer decidimos
sobre la marcha una excursión que ha resultado de las más interesantes: la Isla
del Rey, un pequeño islote en el puerto de Mahón en el que se conserva
un singular edificio (un antiguo hospital militar británico) del siglo XVIII y
los restos de una basílica paleocristiana del siglo VI, además de ser un
espacio natural protegido con una importante flora y fauna autóctonas.
Recientemente se ha elegido como emplazamiento para instalar el Centro de Arte
Hauser & Wirth. Es, en nuestra opinión, una visita imprescindible. Información
en https://www.islahospitalmenorca.org/
Para llegar a ella hay que
coger un catamarán (Yellow Catamaran)
que sale del muelle 61 (el billete cuesta 7€, ida y vuelta, y se puede sacar en
el barco). La entrada a la isla es gratis, pero también se ofrecen visitas
guiadas. Toda la información para reservas y horarios en https://menorca.hauserwirth.com/es/reservar/ferry/1
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El Yellow Catamarán |
Tras un breve trayecto en
el barco llegamos a un pequeño embarcadero y ascendemos por unas escaleras que
conducen a los lugares más importantes.
Lo primero que hacemos es
visitar el centro de arte moderno, una delegación de las prestigiosas galerías
de arte Hauser & Wirth que tiene como finalidad crear espacios donde
disfrutar de las obras de arte en contacto con la naturaleza, la gastronomía y
la historia de Menorca. El espacio cuenta además con un restaurante donde poder
saborear platos de temporada
A continuación nos
dirigimos a los dos recintos importantes: los restos de la basílica paleocristiana, decorada con un mosaico decorado
conservado en el museo de Menorca, y el antiguo
hospital militar, que fue utilizado hasta los años 60.
El hospital, con forma de
U, ocupa la mayor parte del terreno de la isla y está ubicado en su parte más
alta. Es muy curioso porque conserva las diferentes salas de consultas médicas
con instrumental, material y mobiliario médico, farmacéutico y hospitalario,
gran parte donados por familias de médicos importantes de la isla.
El resto del tiempo hasta
la salida del ferry de vuelta lo dedicamos a pasear por la isla y contemplar
las vistas desde ella.
De vuelta en Mahón,
cogemos el coche y nos encaminamos hacia un pintoresco pueblo llamado Alaior que data de 1304 y que se
encuentra en la lista de los pueblos más bonitos de Menorca.
La verdad es que merece la
pena perderse por las calles de esta villa. Una de las calles más atractivas es
la calle
Mayor, donde se puede ver un interesante conjunto de edificios
señoriales como Can Salort o Santa Rita (hoy son la sede menorquina de la
Universidad de las Islas Baleares).
Otros puntos de interés
que hemos recorrido son el convento de San Diego, de principios
de XVII, que destaca por su llamativa estética y es uno de los puntos más
fotografiados del pueblo. Hoy es un espacio cultural y sala de conciertos
y en su interior alberga un bonito patio que se conoce como Plaza
Sa Lluna; la iglesia de San Diego con su impoluta fachada blanca; o la
impresionante Parroquia de Santa Eulalia, del siglo XIV, una gran
construcción religiosa de estilos combinados barroco y renacentista, y uno de
los lugares más interesante que visitar en el pueblo. Subimos también a la ermita
de Sant Pere Nou, un pequeño templo con mucho encanto ubicado en una
pequeña zona arbolada.
Dejamos Aleior al final de
la tarde y ya de vuelta se nos ocurre acercarnos al Faro de Cavallería. Y fue un acierto porque las vistas de la puesta
de sol desde el faro son impresionantes. Recomendamos encarecidamente subir
hasta el faro para contemplarla. Es, sin duda, uno de los mejores sitios para ver atardecer, no solo por el propio ocaso sino por el entorno. Había grupos de jóvenes y mayores sentados en las
rocas viendo cómo se sumerge el sol en las aguas del Mediterráneo y brindando por él.
Hoy es nuestra última
noche en la isla y vamos al pueblo que más nos ha gustado, Fornells, a cenar.
Nos decidimos por un local pequeño y acogedor situado en una calle peatonal muy
cerca del puerto llamado La Guapa.
No
es un local barato, es más bien caro, pero el servicio, la atención y la comida
son extraprdinarios. Tomamos un aperitivo de tomate con sobrasada, mejillones
de Menorca “La Guapa” y bacalao con alioli de membrillo, boniato y cuixot (el
mejor que hemos probado en la vida). Muy recomendable.
Finalizada la cena, damos
una vuelta por el pueblo y el puerto y volvemos al apartamento a preparara la maleta.
Viernes,
7 de abril
Salimos por la mañana
hacia el aeropuerto, dejamos el coche en la peor agencia de alquiler que hemos
conocido nunca, Record Go, y esperamos que salga nuestro vuelo de vuelta.