BRISTOL y BATH (Diciembre, 2018)

Jueves, 6 de diciembre

Este año hemos pasado el puente de diciembre en Inglaterra visitando las ciudades de Bristol y Bath. Por trabajo, no hemos podido salir el miércoles por lo que solo contamos con dos días completos y el jueves por la tarde. Hemos pensado visitar Bristol el viernes y Bath el sábado.
Bristol es una ciudad del sudoeste de Inglaterra que se extiende a lo largo del río Avon y se caracteriza por una próspera historia marítima. El antiguo puerto central es, actualmente, un centro cultural que los lugareños llaman Harbourside. El nombre de la ciudad proviene de La ciudad de Brymoostonnin [equivalente actual: Bridgetown] (en inglés antiguo, "ciudad en el puente") ya que en este antiguo puerto se construyó el primer puente que dio nombre a la ciudad. 

Hemos cogido un vuelo desde Alicante que nos viene muy bien desde Albacete y no nos ha salido mal de precio, unos 115€ i/v, teniendo en cuenta que estamos en un puente en el que suben los precios bastante, que hemos elegido un horario muy bueno y que volamos con compañías diferentes a la ida y la vuelta (Ryanair y Easyjet, respectivamente)
El trayecto desde Albacete a Alicante se ha desarrollado sin problema ya que no había nada de tráfico, casi solos por la carretera; parece que el grueso de la operación salida fue ayer.
Tras desayunar un espantoso café en el Starbucks del aeropuerto, hemos despegado con 20 minutos de retraso, lo que para España es muy puntual, aunque aterrizamos en Bristol con 5 minutos de adelanto. 
El aeropuerto es largo pero el transporte al centro es cómodo y no demasiado caro: en la puerta de salida está la parada del autobús (hay uno cada 10 minutos), el Bristol Flyer (bus A1) que cuesta £8 el billete sencillo (£11 ida y vuelta, compensa) y que hace varias paradas en la ciudad y como en la estación de trenes Temple Meads y termina en la de autobuses Bristol Bus & Coach Station; llega y sale de la dársena 8. Es la mejor opción. Además funciona las 24 horas. Además este recorrido permite contemplar algunos de los lugares más bonitos de  ristol como la preciosa iglesia gótica de Santa María (St. Mary Redcliffe), las casitas de colores a orillas del río...
Nosotros nos bajamos en la de autobuses ya que habíamos reservado en el Hampton by Hilton City Center (ver crítica en Tripadvisor:

Tras registrarnos y dejar el equipaje bajamos a pica algo algo. Como andábamos un poco desorientados y con bastante hambre, comimos en un Burger King al lado del hotel, pese a que teníamos justo al lado (lo vimos más tarde) el famoso y espectacular centro comercial Cabot Circus repleto de tiendas y restaurantes de todo tipo.
Tras la comida nos lanzamos a explorar la ciudad comenzando por el ya citado Cabot Circus que estaba animadísimo y muy concurrido a esa hora. En las calles colindantes había instalado el típico mercado navideño por el que anduvimos un rato.
Desde ahí bajamos paseando hasta el canal que era el puerto antiguo, que atraviesa la ciudad, y llegamos a Castle Park donde se encuentran las ruinas de St. Peter church. Continuamos el paseo por la orilla norte del Floating Harbour por Welsh Back y, bordeando Queen Sq., por The Grove, llenas de restaurantes y bares, algunos de ellos flotantes; que nos condujo hasta el Pero’s Bridge. Atravesando este puente colgante, flanqueado por dos esculturas metálicas que parecen las orejas de Shrek, se accede a la orilla opuesta en la que se encuentra la oficina de turismo a la que entramos para obtener algunas informaciones útiles. En esa zona hay bastantes pubs y locales para comer y, cómo no, una noria. 
Hicimos una parada tecnica para merendar y continuamos el paseo internándonos en el corazón de la ciudad antigua y recorriendo sus calles de preciosas fachadas, iglesia góticas como la de St Stephan o St. Nicholas o como el mercado cubierto del mismo nombre en el que se pueden encontrar  chismes de todo tipo y que es igual al de cientos de ciudades con souvenires, cosas de piel, tiendas hippys, de africanos o de sudamericanos... Hay también una zona de chiringuitos de comida de cualquier zona del mundo que está muy bien para comer rápido y barato.
De regreso al hotel damos una vuelta por otro centro comercial cercano, The Galleries Shopping Center, y por el mercadillo navideño otra vez.
Descansamos un poco y bajamos a cenar a una pizzería, Bella Italia, en Cabot Circus, carísima como todo aquí pero la comida estaba rica.

Viernes, 7 de diciembre

Hoy ha amanecido lloviendo pero después ha salido el sol y hemos tenido la suerte de tener un día soleado, aunque con más frío que ayer, y un tiempo estupendo para recorrer a pie la ciudad ya que habíamos reservado online un tour gratuito en español (se da una propina al final que, en nuestro caso, ha sido de £10) con http://apie-rutas.com para las 10:30 que, durante dos horas, nos ha llevado por los lugares más famosos de la ciudad: Castle Park y St. Peter´s Church, Bristol Bridge, King Street, Queen Square, Floating boat, Harbour, Bristol Cathedral, College Green, Obra de Banksy en park street, Centre Promenade, St. John´s Gate, Broad Street y St. Nicholas market.


El lugar de encuentro era St. Peter en Castle Park que está a 2 minutos del hotel así que hemos tenido tiempo para tomar un cafelito antes de comenzar. Nuestra acompañante se llamaba Leticia y ha hecho la visita muy amena e interesante. Prácticamente hemos realizado el mismo recorrido que ya hicimos nosotros ayer, pero ahora con muchas explicaciones curiosas más como, por ejemplo, que la zona que bordea el canal llamado Floating Harbour (y que era el puerto antiguo de la ciudad) se llama Welth Back porque desde ahí partían los barcos que transportaban las mercancías a Gales (Welth).

También hemos recorrido la calle Nelson St. en la que se pueden contemplar bastantes graffitis interesantes (Pixel Pancho, obras de Aryz y Stik como el lobo, el Mac Mother and child, Nick Walkee’ s bowler hatted man pouring paint al que llaman Mkchael Jackson...)  y hemos visto tambien el famoso “Amante colgado” de Banksy en Collage Green, el parque en el que se encuentra un gran edificio semicircular que es el ayuntamiento, muy cerca de la catedral. Por la tarde queríamos haber visitado Stokes Croft, la zona más moderna y alternativa de la ciudad, al norte, y que alberga un gran número de graffitis en sus fachadas, pero no nos ha dado tiempo. Queda pendiente para una próxima visita.
 
Al finalizar el recorrido hemos entrado a comer a Wetherspoon, una cadena muy, muy recomendable y barata de comida, en el local que tiene en Corn St. que es un edificio histórico precioso tanto el exterior como el interior pero estaba “hasta la bandera” y tras un rato de espera hemos decidido cambiar de sitio para no perder demasiado tiempo ya que había que aprovechar las pocas horas de sol y aún queríamos subir al puente colgante de Clifton.
Finalmente nos decidimos por el famoso mercado de St. Nicolás y nos sentamos en uno de los puestos de comida, árabe, de los muchísimos que alberga.
Terminada la comida buscamos un bus que nos lleve a la parte alta, al barrio de Clifton, donde se encuentra el punte más famoso de la ciudad. 
Se puede subir en el bus X3 o X4 por £2,5 el billete sencillo; aunque tiene más cuenta comprar por £5 un billete que es válido para todo el día, ya que con solo subir y bajar del puente ya  se ha amortizado. 
Una vez arriba, hay que andar unos 200 metros hasta llegar al Centro de Visitantes (gratis) donde se informa de la historia de este puente y se pueden ver numerosas fotografías desde el momento en que se inció su construcción. Desde el cento de interpretación lo más recomendable es cruzar el puente a pie y subir hasta el observatorio situado en una colina que se eleva junto a él y desde donde hay unas vistas espectaculares del puente con la ciudad al fondo que merecen mucho la pena.
Aunque se puede bajar dando un paseo, nosotros optamos por bajamos de nuevo en el bus ya que queremos llegar a tiempo de ver la iglesia gótica más bonita de la ciudad, St. Mary Redcliffe. Esta iglesia, al igual que la catedral, se puede visitar gratis. Cuando llegamos ya estaba anocheciendo y su silueta grisácea contra el cielo era impresionante. 
En el interior nos recibieron los miembros de esta iglesia muy amablemente y nos encontramos con una exposición-concurso de árboles de Navidad realizados de manera artesanal en su mayorí; los visitantes reciben al entrar una papeleta para que voten el que más les ha gustado (nosotros votamos por el nº 40 que es un original árbol realizado con una escalera de alumnio). La iglesia parece más un centro social que un lugar de culto,  nada que ver con el estilo de las católicas; aquí hay gente hablando, merendando en unas mesas en el interior del templo, niños jugando, exposiciones, aseos públicos..., es lo característico de estos templos.

La iglesia está a pocos pasos de la estación Bristol Temple Meads. Fue construida entre los siglos XII y XV, y ha sido un lugar de culto cristiano por más de 900 años. Presenta una altura de 73 metros, 13 metros de ancho y en el exterior destaca su imponente aguja.
Tras la visita nos sentamos a tomar unos chocolates calientes y unas tartas en una cefetería y después damos una vuelta por la zona de los pubs y de marcha que rodea la zona del Habour.
 Volvemos al hotel paseando y compramos unos bocatas del Subway de pollo teriyaki (técnica de cocción de la cocina japonesa en la cual los alimentos son asados (al horno o a la parrilla) en un adobo de salsa dulce) con queso, que están riquísimos. 

Sábado, 8 de diciembre

Hoy hemos visitado la ciudad de Bath, famosa por sus aguas termales, que se encuentra a 21 kms. de Bristol y que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1987.
Aunque todo el mundo recomienda ir en tren, nosotros habíamos decidido que iríamos en autobús; es cierto que tarda una hora en llegar, pero el treyecto con estos paisajes debe de ser bonito y además tiene paradas en varios pueblos que también nos parece interesante. Además, la estación de autobuses la tenemos al lado del hotel por lo que nos resulta también más cómodo.
Al llegar a la estación nos informan de que hay dos buses a Bath, el X39 y el 17, pero el X39 es directo y, al parecer, el otro tarda más; no obstante, el directo hace más de 15 paradas en los 20 kms. El billete de ida y vuelta (que en realidad es un billete diario) cuesta £7 y se puede comprar en el mismo autobús, como todos aquí.

Bath es una pequeña ciudad con aire decadente y señorial al mismo tiempo. Fue fundada como un complejo termal por los romanos bajo el nombre latino de Aquae Sulis (“las aguas de Sulis”), en 43 d. C.​ Los romanos construyeron el complejo y un templo en las colinas adyacentes en el valle del río Avon, alrededor de la fuente de las aguas termales.​ De hecho, sus baños romanos son hoy día el monumento más conocido y turístico de la ciudad.
La estación de autobuses queda al lado del centro y nada más bajar ya estábamos en una de las calles peatonales más concurridas, St. James Parade. Como empezaba a llover nos hemos tomado un expreso en Costa Café hasta que ha parado. El tiempo aquí es sorprendentemente cambiante: llueve, deja de llover y sale el sol continuamente. Hoy hemos tenido suerte, igual que ayer, ya que el tiempo ha sido muy bueno todo el día.
Lo primero que hemos hecho ha sido visitar el lugar más emblemático de la ciudad: los baños romanos, que es un enorme complejo termal natural muy bien conservado que estaba 
consagrado a la diosa Sulis Atenea (Sulis era una diosa celta (origen del manantial) la cual se creía que moraba en la fuente que abastecía de agua las piscinas; los romanos le añadieron el nombre de Atenea porque les recordaba a esta)
La entrada es un poco cara (£16,50 e incluye una audioguía estupenda) pero merece absolutamente la pena la visita. 
Se trata de un edificio de interés histórico, uno de los más importantes a nivel turístico de Inglaterra. El complejo está muy bien conservado, gracias a lo cual se pueden apreciar muy bien los elementos arquitectónicos presentes en él. Las termas propiamente dichas se sitúan por debajo del nivel de la calle y los edificios construidos a raíz de su descubrimiento se pueden dividir en cuatro grupos entre los que están el «Manantial Sagrado», el Templo Romano, el Baño Romano y la Casa Museo. Estas estructuras, que se encuentran a nivel de la calle, datan del siglo XIX.
 
El primer santuario de aguas termales erigido en este lugar fue construido por los celtas, que lo dedicaron a la diosa Sulis, cuyo equivalente romano sería Minerva. No obstante, el nombre de Sulis siguió usándose tras la conquista romana de Britania, dato probado debido al nombre de la población de Aquae Sulis (literalmente, «las aguas de Sulis»). El templo romano fue construido entre los años 60-70 y el complejo termal durante los siguientes 300 años. Durante la ocupación romana de la isla bajo el reinado del emperador Claudio, este ordenó a sus ingenieros que trajeran postes de roble con el fin de proporcionar al complejo una base sólida y que rodearan la fuente de la que brotaban las aguas termales con un cámara de piedra irregular recubierta de plomo. El complejo incluía un caldarium (baño caliente), un tepidarium (baño templado) y un frigidarium (baño frío). Tras la retirada de los romanos de Britania durante el siglo V el edificio cayó en desuso y finalmente quedó enterrado bajo un constante proceso de sedimentación. La Crónica anglosajona sugiere que los baños originales fueron destruidos durante el siglo VI.
El museo que alberga el complejo termal exhibe utensilios de la época romana entre los que se incluyen los que fueron arrojados al manantial sagrado, seguramente como ofrendas a la diosa Sulis. Entre los distintos descubrimientos realizados en la zona, se han encontrado 12 000 monedas romanas, que suponen la mayor ofrenda votiva de Gran Bretaña y muchas “tablillas” en metal con lo que se llaman “maldiciones” que eran mensajes escritos por un ciudadano a la diosa para que castigara a alguien que le había robado o hecho algún daño . También se puede ver en el museo una cabeza de bronce dorado de la diosa Sulis Minerva encontrada en 1727.
El templo del baño se alzaba sobre un podio de más de dos metros de alto y se accedía al templo subiendo unos escalones. En la entrada había cuatro grandes columnas acanaladas de estilo corintio que sostenían un friso y un frontón triangular decorado. En el museo se exhiben algunas partes del frontón, que medía 7,9 metros de ancho y 2,4 metros de alto. ​ Destacaba la poderosa imagen central de la cabeza de Gorgona en el frontón, que miraba desde una altura de 15 metros a los que se acercaban al templo.
Pero, sin duda, el rincón más destacado y más espectacular que en las Termas Romanas es el Gran Baño. Se trata de una piscina rectangular de 1,6 de profundidad llena del agua caliente que fluye desde el manantial. La piscina se encuentra rodeada de una galería porticada y el lugar donde se puede apreciar mejor esta piscina es desde la terraza que rodea el Gran Baño, en la que se ubican diversas estatuas con figuras romanas, y desde donde se configura un gran conjunto arquitectónico con la Abadía gótica de Bath al fondo.
Al terminar la visita hemos encontrado las calles abarrotadas de gente, no se podía andar. Todo el centro estaba repleto de puestos del mercado navideño y nos ha costado un buen rato llegar a la oficina de turismo para coger alguna información. La oficina se encuentra muy cerca del río y el famoso puente que es una de las imágenes más conocidas de la ciudad (después de la de los baños). El histórico puente Pulteney es un curioso puente que cruza el río Avon, y que recuerda al famoso Ponte Vecchio de Florencia al mostrar una sucesión de tiendas en sus dos laterales.
Hay que cruzarlo y bajar por una escalerita de piedra que hay al final, a la ferecha, que lleva hasta un pequeño mirador desde donde hay unas vistas preciosas de la ciudad. 
Volvemos a cruzar el río Avon en dirección al centro para visitar la Abadía de San Pedro, más conocida simplemente como Abadía de Bath, que es una iglesia anglicana, y anteriormente un monasterio benedictino. Fundada en el siglo VII, reorganizada en el siglo X y reconstruida en los siglos XII y XVI, es uno de los mayores ejemplos de Gótico perpendicular del sudoeste de Inglaterra. Se trata de una iglesia de planta cruciforme, con capacidad para aproximadamente 1.200 personas. Su altura es impresionante y adornan sus paredes unas preciosas y coloridas vidrieras. Es un edificio multifuncional y no solo templo (como todos) y se emplea para servicios religiosos, ceremonias civiles y conferencias. La entrada es gratis, como en todas las iglesias que hemos visitado en UK.
Cuando hemos llegado a la Abadía nos dice el de seguridad que estaba cerrada, pero hemos visto a unas cuantas personas de aquí en la puerta principal así que nos hemos quedado por allí y hemos tenido mucha suerte ya que en ese momento han abierto y hemos podido entrar; al ver que todos se sentaban hemos hecho lo mismo (en la tercera fila) y hemos asistido sin proponérnoslo a un breve servicio religioso de 20 minutos para celebrar la Navidad que llaman Shoppers’  Carols.
 En unos minutos la iglesia, que es enorme, estaba a rebosar de gente, locales y foráneos. Nos han dado unos folletos con las letras de los villancicos que hemos cantado ente todos. Ha estado muy bien la experiencia. 
Finalizada la pequeña celebración religiosa nos hemos vuelto al puente en cuya calle habíamos visto al pasar algunas pizzerías que tenían muy buena pinta. Hemos tenido suerte en esto también ya que en Antica Restaurante quedaba, justo cuando hemos llegado, una mesita para dos y ahí hemos comido, caro pero muy bien. Luego nos hemos tomado unos expresos en el Bridge Coffe Shop, una minipastelería muy coqueta en el puente, con unas ventanucas desde las que hay unas vistas increíbles del río y la ciudad. Ambos sitios son muy recomendables; la pizzería no es muy barata, pero el café, en ese sitio tan especial, vale £1,80, lo mismo que en cualquier cafetería.
El resto de la tarde lo hemos pasado callejeando por el centro, por los tenderetes variopintos que adornaban las calles y por el mercadillo navideño. Al atardecer (sobre las 16:30) hemos cogido de nuevo el bus para volver a Bristol. Nos ha gustado mucho Bath; es una ciudad preciosa, muy monumental y, al menos hoy, con muchísima vida.
 

Domingo, 9 de diciembre


Hoy toca volver. Tras el desayuno hemos dejado el hotel y cogido el bus que nos ha dejado en el aeropuerto. El vuelo ha salido a las 13:00 y a las 16:30 estábamos en Alicante. Es realmente un viaje muy cómodo desde Albacete.

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