TETUÁN (18-21, febrero, 2023)

Este año el ya tradicional viaje de chicas nos ha llevado a Tetuán, una preciosa ciudad del norte de Marruecos cuya Medina fue
declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. En ella podemos sentir la antigua presencia de colonias españolas, portuguesas, francesas y judías que marcaron de forma imborrable la historia de la ciudad. Tetuán ha sabido integrar armónicamente elementos de diferentes culturas que convivieron en ella durante siglos.

Es la ciudad con más rasgos andalusíes de Marruecos y se le conoce con el sobrenombre de "Paloma Blanca" debido al encalado de su medina y el tono de los edificios españoles del siglo XX. Entre 1913 y 1956 fue la capital del protectorado español de Marruecos, quedando muy presente su pasado en la arquitectura de la zona del Ensanche.

  

Sábado, 18 de febrero


Salimos de Albacete con dirección a Alicante desde donde volamos con Ryanair. En esta ocasión, como solo hemos viajado 8 personas, no hemos cogido microbús sino que hemos reservado el transfer de ida y vuelta por internet con una empresa llamada Zonetransfer (https://www.zonetransfers.com/). Es una empresa súper seria, con muy buena comunicación y que ha funcionado de maravilla. A las 07:30 en punto nos esperaba en el lugar acordado el chófer con una furgoneta de 9 plazas reluciente.

El vuelo despega más o menos a su hora y finalmente llegamos a Tetuán donde nos esperan dos taxis, contratados a través del riad, para llevarnos al alojamiento.


En Marruecos es más auténtico alojarse en un riad en la medina y eso hemos hecho. El elegido ha sido el riad Las mil y una noches, muy bien situado, bonito y bien de precio (
https://www.riad1001n.com/) (Ver crítica en Tripadvisor: próximamente)

El riad está muy cerca del Palacio Real, a escasos metros de la Plaza del Mechouar (Plaza de Hassan II) que sirve de nexo entre el Ensanche español y la medina tradicional, donde se encuentra su entrada principal.


Tras instalarnos buscamos un sitio para comer; en el riad nos recomiendan un local llamado Restinga, en el 21 de la Avda Mohammed V. Muy céntrico. El sitio está llenísimo pero nos consiguen unas mesas en el patio. La comida es rica y el precio ajustado pero está lleno de extranjeros (quizá porque es uno de los más recomendados en TripAdvisor)

Finalizada la comida decidimos visitar, en primer lugar, el Museo Arqueológico (Av. Ben Hssain, 2, cerquísima del restaurante y del riad) ya que cierra pronto (10:00-18:00, y martes cerrado) El precio de la entrada son 10 DH (1€ más o menos)


El museo cuenta con casi un siglo de antigüedad desde su creación en el primer cuarto del siglo XX. Se ha contemplado la fecha de julio de 1940 como el momento inaugural dato que es erróneo pues sólo corresponde a la inauguración de la sede del mismo en la calle Ben Hossain. El Museo Arqueológico de Tetuán existe desde 1923, cuando se inauguró por primera vez y es uno de los más antiguos de Marruecos.
En primer lugar se entra en un jardín de estilo andalusí donde se exponen, ¡al aire libre!, mosaicos romanos y ánforas del siglo II, procedentes de Lixus. A continuación accedemos al interior en el que se pueden visitar 3 salas: 
La primera con utensilios tallados en piedra de la época prehistórica, cerámicas de la época neolítica y posterior. En esta sala también hay una muestra pequeña del Cromlech de Mzora, único monumento megalítico en Marruecos. Tiene 176 monolitos que rodean una zona elevada de aproximadamente 6 metros. Dice la leyenda que es la tumba del gigante Anteo, construido en el siglo III-IV a.C.
La segunda sala es todo un maravilloso mosaico romano procedente de una casa de Lixus.
En la tercera sala se exponen utensilios, recipientes y objetos de actividades diarias, de cocina, de pesca, de comida, lámparas, muebles, elementos para ritos funerarios, etc. 

El museo es pequeño y se ve rápido, aun así terminamos cuando estaban cerrando. La impresión general es de que está un poco descuidado, especialmente el interior.


El resto de la tarde la dedicamos a recorrer el centro de la ciudad moderna (plaza Mechouar, Avda. Mohammed V, Avda. ben Hassain, Avda. Msalla Lakdima...), con calles, plazas y cafés repletos de gente y muy animados; también nos adentrarnos un poco en el zoco de la Medina que al atardecer bulle de animación, aunque decidimos hacer un recorrido más extenso por él en los próximos días.


Por la noche hemos reservado para cenar en un famoso y recomendado restaurante, El Reducto, que es también un riad. El comedor ocupa el patio entero del riad. Los camareros son muy amables, el sitio es precioso y el ambiente muy agradable; la comida, excelente. Además sirven alcohol (cosa rarísima). Es un restaurante caro para los precios de Marruecos, pero merece a pena y es muy recomendable. (https://www.elreducto.com/es/).


Con una cena estupenda ponemos fin al primer día en la ciudad.


Domingo, 19 de febrero

 

A las 09:00 tenemos dispuesto el desayuno en el patio central del riad. Muchas cosas y ricas.
 

A las 10:00 nos encontramos con nuestro guía, Mohammed, en la puerta del Teatro Español para hacer un tour de medio día que hemos reservado a través de Guruwalk: El mejor Free Tour y El más completo de Tetuán . Descubre El Encanto De La medina y sus Historias, un free tour por Tetuán durante 2,5 horas (https://www.guruwalk.com/es/walks/44454-el-mejor-free-tour-y-el-mas-completo-de-tetuan-descubre-el-encanto-de-la-medina-y-sus-historias?utm_source=mktauto&utm_medium=email&utm_campaign=meeting_point_moved )

El guía se presentó con un hombre mayor (creo que se llamaba también Mohammed) que fue el que realmente nos hizo el tour, él iba y venía, y el tiempo que estaba dejaba al otro hablar. Según nos dijo, estaba aprendiendo para ser guía. La verdad es que se sabía todo, pero se le entendía mal. El Mohammed joven hablaba mucho mejor.

En fin, comenzamos la visita en el Cinema español para dirigirnos después hacia la plaza más bonita de la ciudad, la plaza la plaza Riad Lfeddan con vistas a Medina. Es una plaza preciosa y lo mejor son las impresionantes vistas de la medina que se contemplan a su espalda. Al ver sus casas encaladas de blanco, encaramadas en la pequeña colina no podemos evitar pensar en los pueblos de Andalucía. En la parte alta se divisa un gran edificio cuyos tonos marrones contrastan con el blanco de las casas; se trata del antiguo Cuartel de Regulares.


Al frente de la plaza se extiende el barrio llamado del Ensanche, del que el guía nos da unas cuantas explicaciones, pero que no vemos ya que este tour se centra, al parecer, en la zona más antigua. Ya lo veremos esta tarde.

Así que desde la plaza nos adentramos en la medina traspasando la Bab Tut, unas de las 7 puertas que dan acceso a ella. Por esta puerta y siguiendo la dirección derecha entramos en la calle Tranqat, eminentemente comercial de frutas, verduras, pescado y cacharrería. En ella destaca la Zaouia de Mouley Mohamed, con un  alto y blanco alminar.

A partir de aquí comenzamos un recorrido por la Medina que nos lleva por los diferentes barrios que la componen. Gran parte de la medina es peatonal y está llena de actividad, ya que allí se congregan multitud de tiendas de todo tipo. Es muy bulliciosa, con calles sinuosas llenas de tiendas y zonas que se abren a hermosas y tranquilas plazas, callejas largas y estrechas, rincones con mucho encanto y grandes puertas.

La medina está formada por cinco barrios: al este, Al-Balad, barrio aristocrático; al sureste Souiqa, el más antiguo; junto a la plaza Hassan II, el barrio judío o Mellah; al sur Tranqat, barrio comercial y al oeste Al-Ayun, el barrio más popular.







Nos perdemos por todos ellos recorriendo las serpenteantes calles. La primera parte (Al-Ayun) era prácticamente el mercado con víveres de todo tipo en puestos apretujados que prácticamente ocupaban todo el espacio y gente por todos lados; pero poco a poco el bullicio dejó paso a la tranquilidad y el silencio de calles flanqueadas de casitas encaladas, pequeñas plazoletas y limpios callejones.

Algo curioso es que, según los nos dijeron, en cada barrio de toda medina debe haber siempre una fuente, una panadería y una mezquita; y en esta se pueden ver en el suelo algunas piezas de cerámica que representan estos tres lugares e indica dónde se encuentra el más cercano de cada uno de ellos.

Y otra curiosidad para no perderse es una idea/truco introducido por las autoridades españolas durante los tiempos del protectorado. Si en el centro de la calle ves tres filas de adoquines es que estás en una calle principal con llegada a alguna de las puertas (babs); si tiene dos, estás en una calle secundaria con conexión a una principal y si tiene una estás en un callejón sin salida.

En la parte alta visitamos también las tenerías, o curtiderías, una de las sorpresas que ofrece la ciudad y que muy pocos conocen. Una curtiduría es donde se realiza todo el proceso del trabajo de las pieles y el cuero. Estás curtidurías al no estar tan masificadas como Fez o Marrakech tienen un precio bastante razonable. Para entrar a ellas es necesario hacerlo con guía.

El último barrio que recorremos es el Mellah, el barrio judío, donde llaman la atención sus calles rectas y sus casas con ventanas (aquí se puede visitar la Sinagoga de Isaac Ben Wallid, pero estaba cerrada hoy) y desde aquí volvemos a la plaza de Fedaan (antigua Plaza de España) donde finaliza el tour sobre las 13:00.

El guía nos recomienda un local cercano para comer, La Unión, pero no nos gusta mucho y decidimos repetir en El Reducto. Por supuesto, un acierto.

Tras la comida nos encaminamos hacia la parte baja de la ciudad, a la Avda. de Hasam I, donde se encuentra el CAMT, Museo de Arte Moderno de Tetuán.

Comenzamos el recorrido dirigiéndonos hasta el Mercado Central que atravesamos para ir a parar a un mirador desde el que se divisan unas vistas espectaculares de la ciudad. Desde ahí, hay unas escaleras que van a dar a la avenida en la que se encuentra el museo. El CAMT se halla ubicado en el edificio de la antigua estación de ferrocarril. Visto desde la avenida se trata de una bonita y coqueta construcción de principio de siglo y estilo colonial, en blanco y verde, restaurada. Pero la parte trasera, por donde se accede, es un edificio muy moderno y funcional con un amplio patio.


Inaugurado el 20 de noviembre de 2013, el CAMT cuenta con cuatro salas según su temática y secuencia histórica: Sala del Protectorado que aborda de 1913-1956; Sala de los pioneros artistas marroquíes de 1956-1979; Sala de las Artistas y Escuelas Libres de Marruecos de 1979 a 1993 y Sala de las Nuevas Tendencias, desde 1993 hasta la actualidad.

En el nivel inferior del centro se incluye un espacio multifuncional, uno de exposiciones temporales con estándares internacionales y un espacio de archivo y restauración de pinturas, que refuerza los diferentes espacios.
Desgraciadamente hoy estaba cerrado y sólo pudimos ver el edificio y los jardines exteriores.

Sin nada más interesante por la zona, volvimos hacia el centro, pero esta vez subimos recorriendo toda la Avda. de Hasam; desde allí dimos unas vueltas por el barrio del Ensanche para terminar merendando en una pastelería francesa muy recomendable, Errahmouni Sweets, en la Avda. Youssef Ibn Tachfine, una perpendicular a la arteria principal de Mohammed V.

Descansamos un poco y decidimos adentrarnos en el zoco que solo habíamos visto rápidamente por la mañana. Así que desde aquí subimos hasta la Plaza del Mechouar (Hassan II) donde está situado el Palacio Real (que ya vimos ayer puesto que está al lado de nuestro riad). No podemos ni acercarnos ya que está protegido por policías y por una zona vallada que ocupa casi la plaza entera. Este palacio fue la residencia del sultán durante los años del protectorado español.


Junto al palacio, a la derecha, se encuentra el Arco del comercio Bab Ruah, que da acceso al zoco, en concreto a la calle Tarrafín, una de las más amplias y hermosa de la Medina, llamada también "la calle del oro" ya que en ella abundan las joyerías. Está cubierta con arcos de madera. Alrededor de la calle Terrafin se encuentra todo el barrio de los artesanos. Lo interesante de este zoco es que es totalmente tradicional y esto se ve reflejado en los precios de los artículos y en los objetos.

El zoco de Tetuán, al igual que el resto de zocos de Marruecos, está dividido por zonas: el zoco de los artesanos, de las verduras, el zoco de los tejedores, el zoco de los joyeros, de los dulces, etc. Nos adentramos en el caos y ajetreo de los puestos y tiendas que a esta hora bullen de actividad. Algunas del grupito se vuelven al riad agobiadas por el bullicio hasta la hora de la cena; pero otras nos quedamos y nos perdemos sin rumbo por el laberinto de calles que lo forman.

La verdad es que nos adentramos mucho y llegó un momento que las calles estaban un poco desiertas y los puestos se empezaban a cerrar por lo que imponía estar por allí; pero casualmente dimos con un guía marroquí que hablaba español, un señor mayor, que nos condujo, atravesando muchas zonas interesantes y ofreciéndonos explicaciones de la ciudad y de la medina, hasta el restaurante donde habíamos reservado para la cena, el restaurante Blanco (https://www.blancoriad.com/restaurante-marroqui-y-moderno/.

Al igual que el Reducto, este restaurante pertenece al riad del mismo nombre y se encuentra en la misma calle, aunque no nos gustó tanto, ya que, aunque la comida sí es buena, no hay alcohol y el servicio no es tan atento. El sitio sí es bonito y el restaurante ocupa todo el patio interior del riad; además, también tiene un gran jardín exterior, muy acogedor, con mesas para tomar una copa o comer. De precio, más o menos igual, o sea, caro.

  

Lunes, 20 de febrero

 

Para hoy tenemos la visita de dos lugares muy interesantes: Chaouen y Tánger. Como no tenemos mucho tiempo y cada una está en dirección opuesta desde Tetuán, hemos optado por concertar (por wasap, de forma particular, antes de nuestra llegada) con el mismo guía, una excursión de día completo a ambos lugares (comida, traslados y guías en ambas incluidos). 100€7persona. Caro, pero muchas veces hay que pagar la falta de tiempo y el deseo de hacer determinadas actividades. En fin, la verdad, fue un acierto.

A las 07:00, como cada día, aunque hoy mucho más temprano, nos tenían preparado el desayuno para poder estar a las

08:00 en la puerta del Cinema Español desde donde salimos hacia Chaouen, nuestro primer destino. El ajetreo de gente, vendedores, coches, motos, camionetas… que hay en esta ciudad tan temprano es increíble.


Sobre las 10:00 llegamos a Chaouen donde nos espera un guía para realizar a lo largo de 3 horas un recorrido completo. La verdad es que hemos llegado cuando la ciudad aún estaba prácticamente dormida, todo cerrado y sin turistas por lo que hemos disfrutado de un paseo bastante tranquilo y de poder hacer fotos de esta preciosa localidad sin una masa de turistas estropeándolas. Según avanzaba la mañana el alboroto y los turistas iban tomando las calles y también resultó interesante ver el pueblo en pleno apogeo.

Chefchaouen (que significa “mira los picos”, por su cercanía a dos montañas) también conocida como Xauen o Chefchaouen nació como base de las tribus bereberes en el siglo XV. A partir de 1471 el asentamiento creció gracias a la llegada de exiliados judíos y musulmanes de Granada (Al-Andalus)


El corazón de Chaouen es su medina, que es famosa por sus calles y edificios pintados de azul. Pasear por las estrechas calles de la medina es una experiencia única, con sus casas encaladas y sus puertas y ventanas pintadas de azul brillante. Es un lugar perfecto para disfrutar de un ambiente relajado, comprar artesanías locales y tomar fotografías únicas. La medina de Chaouen es un lugar excepcionalmente pintoresco y fotogénico.

Comenzamos en la parte alta desde donde hay unas vistas preciosas de la zona del río y de los antiguos lavaderos de Ras-El-Ma (hoy reconvertidos al turismo) Estos antiguos lavaderos se encuentran justo en la bajada de las cascadas con el mismo nombre. Se llega a ellos a través de la puerta más oriental (Bab el Onsar) que da acceso al río grande (Oued el Kebir), bajando y cruzando el puente; es un paseo. Nosotras los vimos desde la parte alta de la medina, justo al traspasar la puerta, pero no había mucho tiempo y no bajamos hasta el río.




Volvemos a entrar y continuamos recorriendo la medina, sin parar de hacer fotos, ¡uno no sabe dónde mirar!; en ella los colores vibrantes de los productos en las tiendas y bazares contrastan con el deslumbrante blanco azulado de las casas. Atravesando las serpenteantes callejuelas llegamos la Plaza Uta el-Hammam, que es la plaza más céntrica de Chefchaouen. Aquí hay numerosos restaurantes y bares que son el lugar ideal para disfrutar de un té de menta o degustar algo de comida en alguno de sus establecimientos, mientras se observa el ir y venir de la gente y se admira la belleza de la Gran Mezquita construida a finales del siglo XV y la Kasbah, una fortificación histórica que en el pasado protegía a la ciudad de los bereberes, enfrente. Nos sentamos un rato en una terraza de la plaza justo frente a la kasbah para degustar un té a la menta y descansar un poco.


Sobre las 13:00 abandonamos la medina y nos dirigimos a la parte nueva donde tenemos reservada la comida en un restaurante local (incluida en la excursion), ¡fatal!. Un gentío increíble, varios autobuses de turistas en un restaurante regulero, a tope, con camareros y jefa de sala muy desagradables con los que tuvimos un encontronazo porque no querían que nos sentáramos cerca de la ventana y amenacé con poner en redes una crítica negativa gracias a lo que cambió de opinión y, al menos, tuvimos luz natural. Un lugar feo, sin ventilación, de varias plantas y buffet regular con colas muy desagradables. Esto ha sido lo peor de toda la excursión. Recomendación: elegir personalmente el sitio.

Finalizada la horripilante comida volvemos al bus para dirigirnos a Tánger donde llegamos, tras casi tres horas de viaje, sobre la 16:30. Yo ya había estado hace años en esta ciudad y fue muy bonito recorrer los lugares que visité en mi viaje anterior.

Llegando a la ciudad, recogemos al guía que nos va a acompañar en la visita.

El primer lugar al que nos dirigimos fue el Cabo Espartel, a 14 kilómetros al oeste de Tánger (unos 25 minutos). El promontorio domina el mar desde una altitud de 315 m y se beneficia de una pluviometría abundante favorable a la vegetación. Por la parte inferior las olas del Océano Atlántico han excavado unas cuevas conocidas como las Cuevas de Hércules porque, según la leyenda, en esta cueva descansó el héroe tras separar la tierra que unía Europa y África. Actualmente solo son una atracción turística pero antaño los habitantes de la región acudían a ellas para tallar las piedras de molino ya que el material para fabricarlas se extraía de sus paredes.

Nada más dejar la furgoneta nos dirigimos a ellas pero no podemos entrar porque están cerradas así que nos conformamos con verlas desde el exterior. No obstante, la entrada vale 10 dh y otros 10 dh para el parking.

Pero lo que más llama la atención del Cabo Espartel es su faro (que comenzó a funcionar el 15 de octubre de 1864). Al acercarse a él, uno queda impresionado por su arquitectura imponente y la fusión de influencias culturales que lo conforman; la combinación de elementos de la arquitectura islámica y militar local crea una estética única. Es una vista preciosa. 

La tierra que rodea el Cabo Espartel ha sido preservada en gran medida y se ha convertido en una Reserva Natural protegida donde locales y turistas pueden disfrutar de preciosas vistas y paseos por senderos con vistas al mar. Hacemos algunas fotos y nos dirigimos a la ciudad.

La visita de Tánger comienza en el Zoco Grande, el antiguo mercado rural, hoy llamada plaza 9 de Abril, que es el centro neurálgico de la ciudad. Es una plaza rodeada de mercados y zocos, recientemente renovada en la que destacan: La Mezquita de Sidi Bu Abid con minarete de cerámica de 1917, El Palacio del Mendub y La Medubia, con sus jardines donde se encuentran dragos centenarios y restos de cañones de los siglos XVII – XVIII y, detrás, el cementerio musulmán hoy transformado en  un gran parque público pese a que conservan algunas lápidas y tumbas como testimonio de su primitivo uso.  Frente a ella se encuentra la puerta Bab Fahs que da acceso a  la medina, con su interesante mercado y la famosa calle Siagín.


Traspasamos la puerta y nos dirigimos,
a través de sus empinadas callejuelas, hacia la muralla (la kasbah). Muy cerca vemos la fachada del hermoso palacio Borj en-Naam, donde se ha instalado el Espacio para la Memoria de Ibn Batutta, el viajero medieval tangerino que recorrió los territorios islámicos más importantes de su época.

La medina de Tánger es una de las más grandes de Marruecos y, además de estar muy limpia (cosa que nos llama bastante la atención) destaca por  sus calles con zócalos, puertas y ventanas de color azul intenso.


El centro neurálgico de la medina es el zoco chico que una placita rodeada de cafés y viejos hostales, situada al final de la calle Siagin. En ella destacan los famosos cafés Tingis y el Central, lugares de reunión de los artistas de la época internacional de la ciudad. Junto al café Tingis se inicia la calle de los Mouahidines, principal zona de ventas de artesanía.

La Alcazaba o Kasbah es la zona alta de la medina, está rodeada de murallas y ofrece bonitas vistas de la bahía Tánger y el puerto. A ella se accede desde el Zoco Chico subiendo por las típicas callejuelas de la Medina, o por el exterior, avenida de Italia. Nosotros subimos atravesando la medina.

La Kasbah de Tánger, es uno de los más antiguos recintos del país y se encuentra en lo alto de las colinas que componen la ciudad. En la actualidad, lo vemos como un entramado de callejuelas, con edificios que funcionan como sencillos pero encantadores hoteles, y algunos que sirven de riad, pertenecen a algún inversionista europeo. Es un recinto amurallado que alberga un auténtico laberinto de calles muy estrechas, donde se pueden contemplar hermosas casas que no pasan desapercibidas ya que están pintadas de colores llamativos. Desde la kasbah se domina toda la ciudad y es desde donde se pueden apreciar las mejores panorámicas del Estrecho de Gibraltar y las de las costas más cercanas de España, además de la ciudad y su puerto.


También hay un museo-palacio, el antiguo palacio del gobernador, Dar el Makhzen, del siglo XVIII, que tiene unos bonitos patios y jardines y hoy es sede del museo de Artes Marroquíes y histórico; y el palacio adjunto, Dar Shorfa, es sede del museo arqueológico.  Todos estaban cerrados y solo los vimos por fuera.
El centro neurálgico es la Plaza de la Kasbah desde donde se puede admirar una hermosa panorámica de la bahía y donde se puede visitar el Museo de Culturas Mediterránea. También cerrado. Otro de los monumentos emblemáticos de la ciudad, que se divisa desde aquí, es la Gran Mezquita. Su gran minarete es visible desde cualquier punto de la ciudad y forma parte del skyline de Tánger. La entrada está prohibida a los no musulmanes.

A lo largo del paseo nos hemos dado cuenta de que el ambiente de la kasbah es muy diferente al ambiente de la medina porque en esta sus habitantes han mantenido sus costumbres y forma de vida mientras que en el resto de la Kasbah casi todo se ha transformado de cara al turismo con galerías de arte, tiendas pequeñas, riads, museos…

Volvemos a bajar atravesando de nuevo las calles de la medina hasta la placeta del pequeño zoco donde nos sentamos a tomar un té en el café Central. Desde aquí bajamos hacia la zona del puerto donde nos espera el coche para volver a Tetuán.


Una vez de vuelta, nos despedimos de Mohammed y nos encaminamos al riad El Reducto donde cenamos estupendamente, como siempre, y con el que nos despedimos de Tetuán ya que mañana volvemos a España.



Martes, 21 de febrero

 

Tras el desayuno subimos a la azotea del riad para hacer unas fotos de las maravillosas vistas que desde él se divisan de la medina.


Hoy es el último día en Tetuán y, como el vuelo sale por la tarde, decidimos recorrer algunas zonas del centro que no hemos visto y el barrio del Ensanche que, según dicen, es el mejor barrio colonial de Marruecos.

El Ensanche es un barrio de casas blancas y calles distribuidas en cuadrículas, planificado y construido durante la época del llamado Protectorado español en Marruecos. Este periodo de la historia de Tetuán duró varias décadas, desde 1913 hasta 1956, año en el que Marruecos consigue la independencia.

Desde  la plaza Fedaan, al aldo del riad, recorremos toda la avenida de Mohammed V hasta llegar a la plaza de Moulay El Mahdi. Todo el barrio, con sus blancos edificios de estilo español, se distribuye alrededor de esta plaza. Cruzamos esta bonita plaza circular y pasamos delante de la catedral de Nuestra Señora de la Victoria, erigida en 1919; esta iglesia amarillenta hoy en día está cerrada. También se encuentra en ella el edificio de correos.

Aunque El Ensanche está bastante abandonado y muchos edificios necesitarían un lavado de cara, la verdad es que el barrio tiene mucho encanto con su aspecto decadente. Paseando por sus calles, se pueden ver algunas cafeterías y pastelerías muy típicas y antiguas, donde sirven deliciosos dulces tanto españoles como típicos de Marruecos.


Ya de vuelta, callejeamos un poco más y llegamos al Instituto Cervantes al que entramos para ver una exposición.

 


Sobre las 12:30 volvemos al riad a por el equipaje y nos recoge el transfer para llevarnos al aeropuerto. 


Sobre las 16:30 llegamos a Alicante donde nos espera el mismo transfer que a la venida para volver a Albacete.


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CANTABRIA en 7 días (21-28, enero, 2022)

Este viaje a Cantabria es mi primer viaje  con el IMSERSO y tengo grandes expectativas.

Sábado, 21 de enero


Salimos de Albacete con dirección a Madrid ya que tuvimos que elegir salir desde la capital pues quedaban pocas opciones.

Hicimos el viaje de Albacete a Madrid en tren y al llegar cogemos Uber y vamos al hotel  donde pasaremos la noche ya que la salida oficial es mañana. (EasyHotel Madrid. Ver crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187514-d24833101-r889775992-EasyHotel_Madrid_Centro_Atocha-Madrid.html   un hotelito a buen precio, nuevo, moderno, sencillo y funcional a 5 minutos a pie de la estación Sur de autobuses desde donde salimos.

Llegamos tarde así que dejamos las maletas y bajamos a cenar a un restaurante en la misma calle A Nora que es genial; el trato y servicio son magníficos y la comida riquísima:  las croquetas de escándalo, brioche de cordero muy rico y de postre el mousse de chocolate blanco con helado de violeta era una delicia. Todo regado con un buen vino que nos recomienda el camarero. Es un local muy, muy recomendable y justo al lado del hotel. No es barato pero se come genial.

 

Domingo, 22 de enero   TORRELAVEGA

 

Tras levantarnos temprano, nos dirigimos a pie a la estación Sur que está a 5 minutos del hotel Sur donde desayunamos y desde donde partimos en  autobús a las 08:00 hacia Torrelavega. 

Llegamos a nuestro destino (hotel Torresport : ver crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g652123-d289904-r889775370-Hotel_Torresport-Torrelavega_Cantabria.html) justo a la hora de comer.

Tras la comida (potaje de patatas con chorizo, carne de lomo en salsa con patatas y mousse de limón) descansamos un poco y, como hoy no hay ninguna actividad ofertada en el programa, nos  vamos hasta el centro de Torrelavega a dar una vuelta (hay como 2 kms andando). Debe de ser por el día de fiesta  pero parece una ciudad fantasma. No hay nadie por las calles.

Torrelavega es un municipio eminentemente industrial y ocupa el segundo lugar de Cantabria, sólo precedido por Santander, de la que dista 27,5 kms. Su fundación se atribuye a Garcilaso de la Vega I, adelantado mayor de Castilla, quien construyó aquí una torre que unida a su apellido derivaría en la denominación con la que desde el siglo XVIII se conoce a Torrelavega (torre de la Vega)


Entre su patrimonio histórico-artístico, hay que destacar especialmente el conjunto monumental de Viérnoles, formado por multitud de palacios y casonas de los siglos XVII al XIX. Sobresalen igualmente la iglesia neogótica de La Asunción (1892) y la de la Virgen Grande, obra contemporánea y racionalista inaugurada en 1964. Entre la arquitectura civil, el palacio de Demetrio Herrero, construido en 1888 y sede en la actualidad del Ayuntamiento (que estaba en obras y no pudimos apreciar la fachada en todo su esplendor)

La Virgen Grande

Recorremos durante un rato todo el desierto (la catedral, el Ayuntamiento, la Plaza de la Llama… ), nos tomamos un café en  una de las pocas cafeterías  abiertas y volvemos dando un paseo a cenar  al hotel (menestra de verduras, chuletas de cerdo con puré de patatas y yogur o plátano)

NOTA: especifico las comidas porque es un viaje del IMSERSO con pensión completa y hay mucha gente que dice que en estos viajes come mal; nosotras hemos comido de maravilla.

 

Lunes, 23 de enero   SANTANDER

 

Tras el desayuno nos dirigimos a Santander.

La visita comienza con un recorrido panorámico en autobús, el centro, la playa del Sardinero… hasta el Palacio de la Magdalena. La entrada cuesta 6€ aunque nosotros la llevábamos incluida.

El Palacio de la Magdalena es el edificio más emblemático de la ciudad de Santander y uno de los más destacados ejemplos de la arquitectura civil del norte de España. Se encuentra, presidiendo un majestuoso paisaje, en lo más elevado de la Península del mismo nombre. Su construcción, entre 1908 y 1912, fue consecuencia de la iniciativa municipal: el Ayuntamiento quiso regalar a los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia una residencia de verano que consolidara la tradición estival que ya estaba arraigando en la ciudad y su provincia. La Magdalena fue residencia veraniega de Alfonso XIII y sus hijos entre 1913 y 1930.

Tras muchos vaivenes y usos, el palacio es desde 1977 propiedad municipal y  se usa como Congresos y Reuniones. En  él se organizan encuentros de diverso tipo, incluyendo la celebración de bodas civiles. Por acuerdo con el Ayuntamiento, la UIMP utiliza el Palacio de junio a septiembre. Todas las salas que se destinan a conferencias o congresos (Hall Real, Comedor de Gala, Salón de Baile, Sala Riancho, Sala Bringas, Salas de Audiencias, Aula de Infantes, Comedor de Infantes, Aula Biblioteca y Sala Duque Santo Mauro) disponen de circuito de voz y de datos. Además, en la mayoría hay circuito cerrado de televisión, cabinas de traducción simultánea y aire acondicionado.


Recorremos el interior de palacio y posteriormente recorremos los jardines y hacemos algunas fotos.


Concluida la visita nos dirigimos al centro para ver la 
catedral de la Asunción de Nuestra Señora
.

El conjunto de la catedral ofrece un aspecto más propio de una fortaleza que de un templo gracias a sus robustos contrafuertes, sus muros y su imponente torre. Está formado por dos iglesias de estilo gótico que se encuentran superpuestas.  

En la parte baja, soportando todo el peso, se encuentra la Iglesia del Santísimo Cristo (conocida como la cripta) que data de principios del siglo XIII. Como curiosidad, en esta iglesia se conservan las cabezas de los santos patronos, Emeterio y Celedonio.


En la parte superior se ubica el templo propiamente, conocido como la Catedral de Santander, que cuenta con cuatro naves de diferente altura desde las que con el paso de los años surgieron las capillas laterales.

Junto a la entrada principal de la catedral se extiende el acogedor claustro de estilo gótico con un jardín que durante la Edad Media constituyó el cementerio de la villa.

Finalizada esta visita queda tiempo libre antes de la comida así que preguntamos por la zona de tapas y nos recomiendan un local que está genial y no muy lejos de la catedral llamado La Cátedra donde degustamos  unas rabas y unos vinos, y nos ofrecen como detalle de la casa un riquísimo caldito reparador. Un muy buen aperitivo.

Volvemos a comer al hotel  en esta ocasión lentejas con chorizo, ternera guisada con patatas fritas y manzana o natillas.

Descansamos un poco y nos ofrecen la posibilidad de volver de nuevo a Santander donde tenemos la tarde libre, pero hemos tenido mala suerte porque hoy todos los museos y monumentos están cerrados ya que es lunes y, para remate,  está lloviendo sin parar. Damos una vuelta por el mercado (arquitectura chula aunque también cerrado) y unas vueltas por el centro y no queda más remedio que pasar el rato tomando café en un local bastante agradable llamado La Gallofa. Una tarde un poco perdida.

Volvemos al hotel a cenar (Lasaña, bacalao con tomate y pera. Muy rico todo)

 

Martes, 24 de enero   PICOS DE EUROPA Y SAN VICENTE DE LA BARQUERA

 

Hoy hace mejor tiempo –es decir, que no llueve- y visitaremos la zona de los Picos de Europa (Santo Toribio de Liébana, Potes,  Espinama y Fuente De)  y volveremos por la costa pasando por San Vicente de la Barquera.

Salimos con el cielo encapotado en dirección al parque natural atravesando el desfiladero de La Hermida, que con sus 21 km de largo es el más largo de la Península ibérica.

Por su interior discurre el río Deva, flanqueado por paredones de roca caliza que llegan a alcanzar los 600 metros de altura, lo que hace que el desfiladero sea un auténtico espectáculo paisajístico.

Aparte del río Deva, por la Hermida apenas queda espacio para la sinuosa carretera N-621 que es el único acceso rodado al valle desde el Cantábrico y es por la que accedimos a la reserva. 

La primera parada es  el Monasterio franciscano de Santo Toribio de Liébana conocido por albergar el trozo más grande conservado de la Vera Cruz.


Uno de los monjes nos hace una visita guiada en la que nos muestra el claustro  y la iglesia en la que se encuentra la reliquia del  Lignun Crucis (Leño de la Cruz)  incrustada en un relicario en forma de  cruz en plata dorada;  la explicación de cómo llegó hasta aquí semejante tesoro es muy curiosa e interesante. La reliquia llegó al Monasterio al mismo tiempo que los restos de Santo Toribio, alrededor del siglo VIII, a fin de protegerla del avance árabe en la península. Fue traída  desde Astorga a donde llegó a su vez en el siglo VI desde Roma de manos de Santo Toribio, primer obispo de Astorga. Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo. 

Vemos también, en el exterior, la famosa puerta del perdón.

Desde aquí nos dirigimos a Potes, un pequeño y precioso pueblo situado en el corazón del valle de Liébana y rodeado de un espectacular paisaje que es sin duda uno de los pueblos de Cantabria con más encanto.  La Villa de Potes es rica en historia. Citada documentalmente desde el siglo IX, estuvo vinculada a las casas nobles del Marqués de Santillana y a la del Infantado. Paseando por sus calles se encuentran numerosas muestras de su historia y de su cultura. No en vano, en el año 1983 la Villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico.


Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombrey de las torres. De manera especial destacan la del Infantado (hoy sede de exposiciones) y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV.

El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto con sus callejuelas salpicadas de caserones blasonados que transportan al visitante a tiempos pasados. Pasear por aquí es un placer para los sentidos, especialmente la zona de los puentes de San Cayetano y de la Cárcel, construidos junto a la confluencia de los ríos Deva y Quiviesa.



Después de recorrer el pueblo nos detenemos en una tienda de productos típicos para comprar algunas delicatesen, especialmente sobaos que es uno de los productos de repostería más conocidos. 

Desde ahí continuamos el viaje hasta la pequeña localidad de Espinama donde comemos en un restaurante local un exquisito cocido montañés.

La idea es continuar después de la comida hasta Fuente De y subir hasta la cumbre en el famosísimo teleférico que salva un desnivel de 753 metros, y sitúa al viajero a 1.823 metros de altitud en tan sólo 4 minutos; pero hoy en esta zona hace muchísimo frío y nieva así que surgen dudas sobre si subir hasta Fuente De con la carretera llena de nieve; además, al parecer, el problema es no solo llegar sino poder maniobrar en la zona del teleférico con un autobús y el suelo cubierto. Al final decidimos subir pese a las inclemencias del tiempo.

El paisaje que se divisa desde Fuente De,  el circo glaciar, poblado de bosques de hayedos  nevados, es impresionante.

Lo que al final no hacemos es subir al mirador en teleférico porque hay muchísima niebla y no merece la pena subir para no poder ver nada. Hacemos unas fotos y emprendemos la vuelta hacia la costa a través del mismo desfiladero. 

La última parada de la tarde es la villa marinera de San Vicente de la Barquera, una de las más conocidas y bellas estampas de toda la Cornisa Cantábrica

La puebla Vieja de San Vicente es un conjunto monumental plagado de interesantes edificios que le han merecido la declaración como bien de interés cultural de Cantabria desde 1987. Los puentes son otro de los signos de identidad de esta villa: el de la Maza, con 28 ojos, fue construido por mandato de los Reyes Católicos en el siglo XVI, mientras que el del Parral data del siglo XVIII.

Nos dirigimos a la parte alta (la más antigua) recorriendo los edificios y monumentos más representativos: la torre preboste, el Castillo del Rey, la Iglesia de Santa María de los Ángeles y el Hospital de la Concepción.

La torre preboste se encuentra adosada a la antigua muralla defensiva y era la residencia del preboste, encargado de la recaudación de impuestos durante la Edad Media. Además, esta torre cubría la defensa y el control de una de las principales puertas de acceso a San Vicente, la puerta de Santander o también llamada puerta de la Barrera. En siglos posteriores fue utilizada como prisión o cárcel. En la actualidad se trata de un centro cultural cuyo uso está destinado a exposiciones y actividades culturales.


El Castillo del Rey fue construido en el año 1210, tras la concesión del fuero a la villa por parte de Alfonso VIII, aunque se le supone un origen más legendario (mediados del siglo VIII) cuando el rey asturiano Alfonso I realizó la primera repoblación de la villa. El castillo  fue restaurado en 1990 y actualmente se usa como museo y para exposiciones. Se alza sobre una elevación rocosa, adaptándose su planta a las irregularidades del terreno.

Uno de los puntos que más nos han gustado es el Hospital de la Concepción (hospital usado por los peregrinos del camino de Santiago) que aunque hoy solo es una ruina cuenta con las mejores vistas del entorno ya que sobre lo que fue el hospital se encuentra el mirador de Santa María de los Ángeles con  unas vistas fabulosas del pueblo y el río.


A continuación visitamos la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles un templo es grandísimo y su construcción se llevó a cabo entre los siglos XIII-XIV sobre un promontorio rocoso en la parte alta, de ahí que sea visible desde casi todo San Vicente.

La iglesia es de estilo gótico y en el interior presenta naves de gran amplitud. Nos llamó la atención la figura grande de un  ángel  sobre un arco de piedra muy alto que parecía estar volando.

La visita fue muy agradable además porque durante toda ella nos acompañó la música del órgano tocado por un joven del pueblo.

Desde aquí cogimos el bus y volvimos por la costa a Torrelavega donde cenamos (Puré de verduras y ensalada con tortilla de jamón y queso)

 

Miércoles, 25 de enero   LAREDO, SANTOÑA Y CASTRO URDIALES

 

Hoy visitamos varias localidades en la costa comenzando por Laredo.  

Iniciamos el recorrido de la villa por la parte más antigua, la Puebla Vieja,  (la zona donde se encuentran todos los puntos de interés) que está formada por 6 calles medievales situadas alrededor de la Iglesia de Santa María de la Asunción que fue nuestra primera visita.  

Santa María de la Asunción, patrona de la Villa, es un templo del siglo XIII con posteriores añadidos. Es el más relevante de Laredo y uno de los más importantes del gótico cántabro especialmente en su interior por su extensión y arquitectura. Por dentro y por fuera es espectacular.

En el interior destaca su altura y especialmente el retablo de “La Virgen de Belén”, obra del siglo XV, que se ha descrito como “la más bella obra de escultura policromada de arte flamenco en Cantabria”.

El acceso exterior también es impresionante ya que está construida en una calle elevada y se accede a ella a través de unas grandes escaleras hasta una una espléndida verja de forja que da paso al templo.

Esta iglesia, según nos han dicho,  siempre está cerrada pero nos hemos colado y hemos podido visitar su interior que es una maravilla; aunque al salir nos han llamado la atención porque, al parecer, la habían abierto para que pasaran unos operarios.

Continuamos nuestro  recorrido paseando por las 6 callejuelas que trasladan  otra época. En se encuentran bonitas casas construidas entre los siglos XVI a XVIII, como la Casa de Zarauz, la Casa de los Villota y la Casa de los Peregrines. Este precioso conjunto lo completan diferentes iglesias, torreones y las 2 puertas que se conservan de la muralla.

Junto a la Puebla Vieja se encuentra el Arrabal, situado en la zona del antiguo puerto que dio tanta importancia a Laredo. En él podemos visitar la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Ayuntamiento, el Hospital de Sancti Spiritus y el Convento de San Francisco.

El Convento de San Francisco de Laredo fue construido en la segunda mitad del siglo XVI, en honor a los Monjes Franciscanos, y situado en la calle de San Francisco. Es un templo de estilo herreriano con una sola nave y ocho capillas laterales ricamente decoradas. En el interior destaca un retablo policromado de estilo barroco realizado en el siglo XVII y dedicado a San Francisco. Lo que más nos ha llamado la atención son las enormes rejas de forja.

A lo largo del paseo también hemos podido contemplar restos de la muralla  del siglo XIII.

Con esto terminamos nuestro recorrido por la Puebla Vieja, en la parte alta, y bajamos al pueblo para  visitar un lugar bastante curioso y poco conocido: un túnel que se construyó como  una salida desde pueblo al puerto atravesando la roca, pero que una vez hecho se inundaba y quedó como atracción: el túnel es largo y el interior está pintado completamente con dibujos marinos imitando el fondo del mar. Muy bonito. Al final del mismo se llega a una especie de terraza con unas vistas espectaculares del mar y la costa rocosa. 



Desde aquí vamos a Santoña para visitar una fábrica artesana de anchoas, la empresa Ana María, de anchoas y productos del mar Cantábrico (bonito, mejillones, vieiras, pulpo…) 

El recorrido en autobús hasta Santoña es precioso ya que se atraviesan todas las marismas que están repletas de aves.

Ya en la factoría, la encargada de las relaciones púbicas nos hace un recorrido por toda la fábrica, desde el almacén de pescado pasando por la zona de producción, hasta la tienda. 

En el área de procesamiento nos muestran in situ cómo se trabaja la anchoa (limpiándola y quitando espina a espina con unas pinzas) hasta meterlas en las latas o botes (todo de forma artesanal  y tan trabajoso que no es de extrañar que tengan el precio que tienen!!) y finalizamos con una degustación en la zona de tienda. 

Compramos algunos productos y desde  ahí nos dirigimos a la zona del paseo del puerto donde hay un pequeño muelle desde el que salen los barcos de paseo.

Tomamos uno que nos hace un recorrido por toda la bahía saliendo un poco a mar abierto para contemplar una zona de acantilados y ver el famoso faro del Caballo al que se puede llegar también a través de unas empinadísimas escaleras con 700 escalones (se construyeron para que cuando el farero y su familia, que antiguamente vivían ahí, no pudieran llegar a Santoña a través del mar lo pudieran hacer por tierra.


Aunque hace bastante frío nos sentamos en la plataforma de arriba desde donde todo se ve mejor. El paseo concluye recorriendo las marismas y con una degustación en el barco  de vino dulce con sobaos y un poco de alegres cantos y bailes. 


El paseo es agradable (aunque el tiempo no acompaña) y bonito, pero el pueblo no es nada especial. Comemos en un local de Santoña (caldo de sepia con patatas, lomo de cerdo con tomate y naranja o flan) 

Al finalizar la comida y el café nos encaminamos hacia la última parada del día: Castro Urdiales.

Esta localidad marinera es uno de los pueblos más bonitos que hemos visitado hasta ahora. Se ve con mucha clase y con unos edificios y casas de más nivel, más elegantes. Todo está muy limpio y cuidado. La ciudad fue un importante enclave de veraneo desde finales del siglo XIX, por lo que es posible disfrutar de infraestructuras modernas que combinan a la perfección con el encanto que desprende su parte antigua y su puebla vieja, con sus bellos paseos, sus soportales llenos de típicas tascas y sus construcciones de interés.

Comenzamos subiendo hasta la fabulosa iglesia de Santa María donde nos espera un guía que nos hace un recorrido por el interior  muy interesante. Su construcción data del siglo XIII y se considera  la primera iglesia gótica del norte de España y es excepcional, muy  bella por dentro y, por fuera, magnífica por el enclave y por ella misma. Además tiene unas preciosas vistas desde los alrededores.

En el interior nos ha llamado la atención una talla gótica espectacular de Santa María (la Blanca) del siglo XIII. También conserva un cuadro de Cristo crucificado de Zurbarán.

La Blanca
Damos unas vueltas alrededor del templo y nos dirigimos al castillo (que estaba cerrado) y desde donde se pueden contemplar, como ya he dicho,  unas vistas maravillosas del pueblo y el puerto. 

Bajamos hasta el puerto paseando y dedicamos el resto de la tarde a recorrer la zona marítima y el pueblo.

Castro Urdiales conserva un interesante casco viejo, con callejuelas de gran sabor.  Continuando el paseo vemos el muelle de Don Luis, emplazamiento donde se ha construido el solarium, que junto con la playa, forma una pequeña bahía cuyas aguas tranquilas son el lugar perfecto para disfrutar sin peligro de un buen baño, aunque en esta época no apetece nada. Continuamos nuestro recorrido disfrutando del Mar Cantábrico y de las construcciones residenciales que fueron surgiendo a partir del siglo XIX, llegamos al Muelle de Eguilior, en el que encontramos otra zona verde, es el Parque de Amestoy, donde se celebra anualmente, el primer viernes de julio, el Coso Blanco (Fiesta de interés turístico regional).

Después del parque, llegamos a la zona más popular de la villa, su Puebla Vieja, donde nos perdemos por las callejuelas para disfrutar de su típico ambiente marinero y de sus construcciones populares, seguimos por el paseo hasta la plaza del Ayuntamiento, rodeada de soportales en los que abundan las tascas, mesones y restaurantes.

Descansamos tomando un café en una coqueta pastelería y volvemos al bus que nos retorna a

Torrelavega.

Cenamos (codillo en salsa, ensalada y huevos fritos con arroz blanco y tomate frito), hacemos un poco de tertulia y nos retiramos a descansar,

 

Jueves, 26 de enero   COMILLAS, ALTAMIRA, SANTILLANA DEL MAR

 

Salimos hacia Comillas, una localidad que cuenta con un importante conjunto arquitectónico enmarcado en un entorno natural y paisajístico muy bello.

Comillas, es una villa con historia y un pasado arquitectónico importante, tanto es así que en 1985 fue declarada Conjunto Histórico Artístico. Este premio fue otorgado gracias al esfuerzo y a los sueños del Marqués López y López que convirtió a Comillas en uno de los lugares más importantes del modernismo en la que participaron verdaderos genios de la escuela catalana como Antonio GaudíDomènech i Montaner y Joan Martorell i Monells.

El impulso que el marqués de Comillas dio a su villa natal llegó a su punto álgido en los veranos de 1881 y 1882, con la presencia de los reyes, la Corte y el Gobierno. El 6 de septiembre de 1981 se llegó a celebrar en la villa un Consejo de Ministros. En una de estas vacaciones reales, el marqués hizo instalar el primer alumbrado público de España. 

Por otro lado,  este pueblo se conoce también como la "Villa de los Arzobispos" ya que en ella nacieron numerosos obispos y arzobispos de relevancia tanto en España como en Hispanoamérica.

La primera visita de nuestro recorrido es la antigua Universidad Pontificia.  Actualmente es la sede del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE-Comillas), pero antiguamente fue el Seminario Mayor de la Antigua Universidad Pontificia.

Esta casa de estudios fue planeada por Antonio López, un indiano que hizo fortuna y primer Marqués de Comillas, para la formación de los jóvenes sin recursos de la zona. Cuando se empezó a construir el edificio el 20 de mayo 1883 el Marqués ya había muerto y fue su hijo Claudio quien culminó la Universidad para la formación de los próximos sacerdotes de Comillas.

Esta obra arquitectónica, considerada uno de los lugares imprescindibles que ver en Comillas, es de estilo neogótico – mudéjar modernista y fue construida por Joan Martorell y dirigida por Cristobal Cascante y Lluis Domènech i Montaner.

El interior es impresionante con unas salas preciosas y unos techos  artesonados de madera espléndidos.




Las visitas guiadas de la Universidad Pontificia de Comillas son todos los días a las 11:00, 12:00, 13:00 y 14:00 h. 💰 El precio de la entrada es de 3,50 € por adulto (menores de 12 años gratis), aunque nosotros la llevábamos incluida. Si subís con el coche hay que pagar un adicional de 2 €. Solo se puede pagar en metálico. 

Terminada la visita nos dirigimos al Palacio de Sobrellano o Palacio del Marqués de Comillas que es el que se construyó él como residencia de verano. Tanto la universidad como el palacio los terminó su hijo.

Allí estuvo durante varios veranos el rey Alfonso XIII de vacaciones. En el interior se pueden visitar todas las salas como la sala del billar, el comedor,  la biblioteca, el museo del II Marqués y el salón del trono. Este último es el más bonito de todos pues sus paredes están todas decoradas con pan de oro. La verdad es que es muy bonito y merece mucho la pena la visita, pero resultaba (cuando estaba en uso) bastante incómodo y frío para vivir. Es, curiosamente, uno de los pocos palacios que hemos visto que no tienen las cocinas en el sótano o panta baja sino que la situaron en la tercera planta por lo que los sirvientes servían la comida siempre fría ya que tenían que subir y bajar 3 plantas. En este palacio se han rodado muchas películas, documentales, anuncios…, especialmente en la biblioteca donde, curiosamente, los libros son de cartón piedra que se han conservado del atrezzo de una película.


Ya en el exterior, desde los jardines del palacio, se tiene unas vistas panorámicas muy bonitas del pueblo y la Antigua Universidad Pontificia. Desde aquí vimos también la monumental puerta de la universidad que merece mucho la pena.

Al lado del Palacio se encuentra la Capilla Panteón, otro de los principales lugares que ver en Comillas. Es el primer edificio modernista que se construye en la villa y data de 1878. Parece una catedral gótica en miniatura. Alucinante. Nosotros solo pudimos verla por fuera porque estaba cerrada.

El Palacio de Sobrellano y la Capilla Panteón se pueden visitar por dentro pero con visitas exclusivamente guiadas, no se puede visitar por libre. La visita a los jardines es libre y gratuita. Precio de la entrada: 3€ cada edificio.

Para reservas con antelación o confirmar los horarios y precios, podéis llamar al teléfono 942 598 425,  por e-mail: sobrellano@culturadecantabria.es o en su web

Un poco más debajo de los jardines, saliendo por un arco de piedra, se llega al Capricho de Gaudí, un edificio modernista con influencias árabes y orientales, creado por Antonio Gaudí, y vque hoy es propiedad del grupo japonés Mido Development, con sede central en Osaka.

Este pequeño edificio, también conocido como Villa Quijano (nombre de Máximo Díaz de Quijano que fue  el mecenas, abogado indiano, que encargó la casa al genial artista catalán), fue construido entre 1883 y 1885 y es una de las pocas obras de este arquitecto fuera de Barcelona. Se diseñó como residencia de verano de Quijano y su familia; no obstante, el indiano apenas pudo disfrutar de su capricho una semana, los días que tardó en fallecer después de  su regreso a España.

El Capricho  es una casa pequeña de 2 pisos y planta sótano, y se pueden visitar (entrada + visita guiada, 7€) aunque, desgraciadamente estaba cerrado y no pudimos ver el interior que merece bastante la pena. La casa cuenta con tres plantas: semisótano, planta principal y planta superior. En el semisótano, que en el pasado  albergaba la cochera, la cocina, y las zonas de almacenaje, se ubican ahora las zonas de servicio dirigida a los visitantes: la tienda, la zona de exposiciones, y los baños.

Por su parte, en la planta principal destacan con 8 salones, el recibidor, el cuarto de baño, el salón principal y el citado invernadero.

Todas estas salas de la planta principal se distribuyen en torno al que podríamos decir que es el corazón de la casa: el invernadero, adaptado a la perfección a la disposición en forma de U de la residencia. Luego, además de ser un lugar orientado a las aficiones de su propietario (la botánica), Gaudí consiguió que el invernadero funcionara también como regulador térmico para el resto de la casa. Es decir, el invernadero se dedica a acumular el calor durante las horas de luz para después irradiarlas al resto de las habitaciones al anochecer.

Es esencial detenerse para contemplar las vidrieras con motivos geométricos y ornamentales. El salón principal cuenta con una doble altura. Es muy luminoso, y probablemente estaba destinado a tener una cubierta acristalada. A sus lados se encuentran el citado recibidor y el estudio o despacho.

Por último, en la planta superior está el desván. En él se encuentran las habitaciones que se destinaron al servicio. Junto con el invernadero, actúa como regulador de la temperatura, pues separa la planta principal de las temperaturas del exterior.

Las paredes exteriores están decoradas con girasoles de cerámica  con colores verde y ocre que sintonizan con el entorno.

Terminada la visita volvemos al hotel a comer (alubias con chorizo, lomo con patatas fritas, ensalada y arroz con leche)

Descansamos un poco y salimos hacia Altamira (a unos pocos kms. de Santillana del Mar).

Hoy día es imposible (a no ser que seas político, de la realeza, artista de fama mundial o investigador reputado) acceder a la cueva original, así que para el resto de los mortales han construido una réplica (algo bastante ridículo) en cartón piedra para simular la visita, la Neocueva, aunque la verdad es que la visita resulta  bastante más interesante de lo que habíamos imaginado en un principio.

Las entradas valen 3 € y se sacan en la taquilla del museo el mismo día de la visita. Las entradas disponibles para cada día comienzan a entregarse a las 9:30 según orden de llegada. También se pueden comprar de forma anticipada (recomendable en temporada alta) en la web (https://www.culturaydeporte.gob.es/mnaltamira/visita/compra-entradas.html

La cueva de Altamiratambién denominada la Capilla Sixtina de la prehistoria, es la cueva más importantes y famosa del Paleolítico a nivel mundial. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

Es una cavidad natural en la roca en la que se conserva uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la prehistoria. Fue descubierta por casualidad en 1868 por Modesto Cubillas, un vecino de Altamira aficionado a la caza que penetró en su interior al intentar liberar a su perro que estaba atrapado entre las grietas de unas rocas.

El complejo del Centro de Investigación de Altamira está formado por el museo, un edificio enorme, con un diseño muy moderno  y una exposición interesante, y la Neocueva, una réplica exacta de la cueva original.

La visita se realiza en pequeños grupos y comienza la neocueva,  una reproducción muy lograda de la auténtica;  tan fiel que, durante el recorrido, uno se olvida de que no está en la cueva auténtica. A lo largo de sus 270 metros de recorrido se contemplan numerosas representaciones pictóricas cubriendo las paredes rocosas como bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos, pintados y grabados, que tienen  una antigüedad estimada de  15.000 años, durante el Paleolítico Superior. Hasta el momento, las imágenes de Altamira se databan en los períodos Solutrense (entre 22.000 y 18.000 años atrás) y Magdaleniense (18.000 a 8.000 años), pero las nuevas pinturas se han fechado en el período Auriñacense (38.000 a 30.000 años)

En el techo se pueden observar alrededor de un centenar de animales y signos, destacando los bisontes en distintas actitudes, también caballos, jabalíes, y toros. Destaca la "Gran Cierva",  con 2,25 metros de longitud. Técnicamente se cree que primero se grabó el contorno y se dibujó a línea negra con carbón; luego se rellenaron con pintura roja o amarillenta. En algunos bisontes se marcó con pintura negra el cambio de coloración de su vientre o se utilizó el lápiz de carbón para detallar el pelo o la joroba.  Además, el grabado se utilizó en ojos, cuernos, pelo del cuello, etc.

Por último, en la zona más estrecha y baja de la cueva, que  se denomina "la cola”. Se encuentran una serie de signos negros, que se asemejan a techos de madera o a trampas de caza.

La cueva es verdaderamente impresionante. Se cuenta que Pablo Picasso después de visitarla exclamó: “Después de Altamira, todo parece decadente”.

Después de la neocueva se visita la zona de exposición que es muy interesante y amena.  Las diferentes salas del museo están dedicadas al arte y la cultura de las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico superior.

Altamira es una visita imprescindible si se visita Cantabria.

Abandonamos el recinto y ponemos rumbo a Santillana del Mar, una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España y quizá el pueblo más bonito de Cantabria. Al llegar  nos espera una guía que nos hace un recorrido por toda la villa explicándonos lo más relevante. Caminamos por sus calles medievales contemplando espléndidas casonas y edificios. 



Tras llegar al abrevadero (una de las postales más conocidas de la villa) llegamos a la plaza, de trazado triangular, en la que se ubican algunos de los edificios más representativos: la casona de los Barreda-Bracho del siglo XVIII con escudo y pretenciosa leyenda (hoy parador de Gil Blas); las casas Del Águila y La Parrael Ayuntamiento; la Torre de Don Borja, levantada a finales del siglo XIV y que es una de las edificaciones más nobles de Santillana, perteneciendo al poderoso linaje de los Barreda, la cual da cobijo a la Fundación Santillana; y por último, la Torre del Merino del siglo XIV, que es el edificio más antiguo, residencia fortificada de los merinos o administradores de los intereses soberanos.

La calle Cantón, por su parte, presenta un maravilloso conjunto de casonas de los siglos XV al XVII entre las que destacan: la casa gótica (s. XV) de Leonor de la Vega, madre del primer marqués de Santillana, y la Casa de los Villa (conocida por "la de los hombrones", por sostener el enorme blasón de la fachada dos caballeros con bigote.


Tras el recorrido con el guía, nos dejan tiempo libre y nos acercamos a visitar el interior de la Colegiata de Santa Juliana (al final de la calle del Cantón), el monumento religioso más importante del románico en Cantabria. El edificio se levantó sobre una antigua ermita a finales del s. XI-principios del XII, aunque hay  añadidos posteriores datables entre los s. XIII y el XVII. Tiene planta de tres ábsides, crucero y tres naves. En la fachada principal se observa un frontón triangular con imagen de la mártir, y por encima, una galería de quince arcos enmarcada por tres torres, una de ellas cilíndrica. El claustro adosado a la nave norte, está considerado como la obra maestra del conjunto, por la excelente talla y decoración de sus capiteles.


La colegiata cierra temprano, a las 18:15 en invierno y las 19:00 en verano, y la entrada cuesta 3 €. 

Al salir está anocheciendo y lloviendo así que nos tomamos un café  y regresamos al hotel para cenar (sopa de pescado, pollo con patatas y verduras y flan)

 

Viernes, 27 de enero    RIOCORVO Y CARTES

 

Hoy es nuestro último día en Cantabria. La salida hacia Madrid es después de comer así que nos apuntamos a una excursión por la mañana para visitar dos pueblecillos cercanos a Torrelavega que nos han recomendado: Riocorvo y Cartes. Ambos se encuentran en un entorno maravilloso con rutas ideales para senderistas. (Riocorvo no tiene transporte público por lo que es necesario un vehículo privado o taxi para llegar a él)

Ambas villas forman dos interesantes conjuntos monumentales edificados en torno al antiguo Camino Real que unía los puertos de Suances y de Santander con la meseta castellana; de ahí su relevancia  en siglos anteriores y  las casas señoriales que se edificaron en ellos a raíz del floreciente comercio de la lana, el hierro, el vino o los cereales.

Comenzamos visitando Riocorvo un precioso pueblecillo, situado junto al río Besaya. La visita, que llevamos a cabo con un guía, consiste en un paseo circular de menos de un kilómetro, totalmente accesible. Su casco urbano está declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico desde 1981  gracias a sus numerosas casonas blasonadas de estilo barroco, fechadas en los siglos XVII y XVIII. En el año 2021 la localidad fue galardonada con el Premio Pueblo de Cantabria de ese año por la calidad de su casco urbano y por desarrollar un proyecto integrador y unitario entre el Camino Real, la parte más conocida de esta localidad, y el resto del núcleo urbano.

La población es muy pequeña pero impactan las edificaciones señoriales que flanquean sus calles, especialmente la arteria principal por la que antaño discurría el Camino Real. De entre todas las casonas que se levantan a ambos lados, con prevalencia hacia el noroeste para así poder ofrecer los geranios al sol de mediodía, destacan las siguientes la Casona de los Haro, con nada menos que tres plantas de sillería muy bien trabajada con ménsulas, cornisas y voladizos (Se encuentra a la izquierda del pueblo, antes de entrar en su emblemática calle).

La Casona-palacio de los Alonso Caballero, o de Manuel Alonso Caballero, de mediados del XVIII, unida a la anterior, por lo que forman el conjunto arquitectónico más notable de Riocorvo. También es de tres alturas en piedra, de clara tipología montañesa. Destacan sus dos balconadas de madera y el pórtico de entrada formado por dos arcadas de medio y cubierta a dos aguas. La fachada conserva dos escudos de la familia Alonso


La Casona de Bustamante (hoy reconvertida en hotel) es la primera que nos encontramos a mano izquierda en el Camino Real (también llamada la Casona del Capellán), construida en 1776 en estilo barroco. Destaca la entrada a la pequeña capilla anexa constituida por un arco con cruz alta en piedra.


La Casona de Velarde o de José Velarde (también llamada Casa de Portilla Tagle, construida en dos plantas en el siglo XVII que se amplió con una tercera en el siglo XVIII. Durante su época de máximo esplendor acogía un negocio de importación de vinos;

La Casa de los púlpitos, del siglo XVIII, cuyo nombre se debe a unos curiosos balcones con forma de púlpito que adornan la fachada.

La Casona de los Vélez, del Siglo XVI, que aún conserva su acceso a la Capilla de San José, dado que se ideó como capilla familiar Esta pequeña capillita, a pesar de sus reducidas dimensiones, no escatima en detalles preciosos como las dovelas con motivos vegetales que adornan el arco de medio punto de su entrada, la hornacina con la figura de Jesucristo o su espadaña de una sola tronera en el tejado en el que se puede leer su año de construcción. En su fachada se pueden distinguir los impactos de bala que recibió durante la Guerra Civil.


Como curiosidad, el guía nos explicó que las casas tenían todas una ventanita, en la fachada, al lado de la puerta principal que correspondía a una pequeña estancia en la que se alojaba a los caminantes sin necesidad de que accedieran a la parte privada de la familia en cuestión, ya que las casas de los nobles estaban obligadas a dar alojamiento a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. 

Tras el paseo por este hermoso pueblo nos dirigimos a Cartes, otra pequeña villa de forma alargada y articulada, igual que la anterior, en una sola calle que corresponde al antiguo Camino Real y que ha sabido conservar la disposición y encanto medieval con sus casas nobiliarias de un marcado estilo montañés y balcones repletos de flores. El pueblo fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1985.


Paseamos a lo largo de la calle principal en la que se encuentran la mayoría de las casas principales entre las que destacan la Casona de los Quijano-Rasa, actualmente reconvertida en Casa Consistorial, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Parte de la construcción que podemos ver fue obra de Don Pedro Sánchez de Quijano, se trata de la fachada norte que data del siglo XVI. Un siglo más tarde se añadió un cuerpo dedicado a las habitaciones, donde se puede ver el monumental escudo del capitán Pedro Quijano.


La Casona Obregón, cuya construcción se remonta al siglo XVII, aunque se hizo aprovechando dos solares medievales anexos. La portada se abre bajo arco de medio punto, sobre ella se extiende una preciosa balconada corrida de madera. En esa planta superior se puede observar el escudo de la familia Oregón, así como una leyenda que habla de su origen.
La Casona del Capitán Miguel Velarde, formada por casona y corral anexo, construido entre los siglos XVI y XVIII. Cuenta con dos portadas en la planta baja y una tercera en la planta superior, donde debía estar un balcón hoy desaparecido. Junto a ella está el escudo de armas de los Bustamante y Velarde. Se encuentra en estado de abandono.

Unos metros más adelante encontramos la Casona de los Arcos, reconstruida en el siglo XVII por encargo de Don Diego Quijano Velarde y adquirida en el XX por el párroco y arcipreste de Torrelavega para utilizarla como casa rectoral. Lleva ese nombre por los dos arcos que dan acceso al zaguán, únicos entre todas las casonas de Cartes.
La Casa de la Puente, siempre decorada con coloridas flores, fue construida en el siglo XIX siguiendo un estilo barroco. En medio del balcón de la primera planta se puede ver el escudo de armas, perteneciente a de La Puente González-Bustamente.


Frente a la Casona de los Arcos se alza la Casa de los Oviedo cuya parte más antigua es la portada gótica, datada en torno al siglo XV. Llama la atención la inscripción original de la clave del arco, después de siglos aún sin descifrar. La planta superior fue reformada en el siglo XVII, cuando fue adquirida por la familia Oviedo.

Finalmente, es muy interesante una edificación llamada Torreones de Cartes que es, sin duda, la joya de las casonas monumentales, con sus dos torreones flanqueando la calle principal. Fue construida por la familia Manrique en el siglo XV, para defenderse de las continuas disputas con los señores de La Vega. Con los años fue también sede de la audiencia, cárcel, fielato y residencia del gobernador de los territorios jurisdiccionales del condado de Castañeda y marquesado de Aguilar.


Los dos torreones, muy llamativos, se unen mediante un par de arcadas dobles que se alzan sobre la calle principal, antiguo Camino Real. Su función, además de defensiva, era servir como aduana donde cobrar los impuestos. Entre las arcadas están las puertas de entrada a los respectivos torreones, con preciosas puertas de madera bajo arcos ojivales.
En la actualidad es propiedad del Gobierno de Cantabria, acogiendo un aula didáctica de ciencia.


La verdad es que nos han sorprendido muchísimo estos dos pueblecillos que merecen, sin duda, una visita.

De vuelta en Torrelevega nos quedamos en el pueblo hasta la hora de comer. Hoy está mucho más animado y todo abierto así que podemos visitar el interior de algunos de los edificios que no vimos el primer día como la la Iglesia de la Asunción y la de la Iglesia de la Virgen Grande o el conjunto monumental de Viérnoles, uno de los 9 núcleos de población que conforman el municipio de Torrelavega y que destaca por su conjunto arquitectónico formado por palacios y casonas de los siglos XVII al XIX, como la Casa de Velarde y Ceballos declarada Bien de interés local.

Iglesia de la Virgen Grande

Iglesia de la Virgen Grande

Catedral

Volvemos al hotel para comer y emprendemos el viaje de regreso. Llegamos anochecido a Madrid. Nos hospedamos en el mismo hotel que a la ida y cenamos en el mismo restaurante. Un muy buen fin de viaje, Al día siguiente retornamos en tren a Albacete.

Valoración del primer viaje con el IMSERSO: Genial. Expectativas cumplidas.

 

 

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