CANTABRIA en 7 días (21-28, enero, 2022)

Este viaje a Cantabria es mi primer viaje  con el IMSERSO y tengo grandes expectativas.

Sábado, 21 de enero


Salimos de Albacete con dirección a Madrid ya que tuvimos que elegir salir desde la capital pues quedaban pocas opciones.

Hicimos el viaje de Albacete a Madrid en tren y al llegar cogemos Uber y vamos al hotel  donde pasaremos la noche ya que la salida oficial es mañana. (EasyHotel Madrid. Ver crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187514-d24833101-r889775992-EasyHotel_Madrid_Centro_Atocha-Madrid.html   un hotelito a buen precio, nuevo, moderno, sencillo y funcional a 5 minutos a pie de la estación Sur de autobuses desde donde salimos.

Llegamos tarde así que dejamos las maletas y bajamos a cenar a un restaurante en la misma calle A Nora que es genial; el trato y servicio son magníficos y la comida riquísima:  las croquetas de escándalo, brioche de cordero muy rico y de postre el mousse de chocolate blanco con helado de violeta era una delicia. Todo regado con un buen vino que nos recomienda el camarero. Es un local muy, muy recomendable y justo al lado del hotel. No es barato pero se come genial.

 

Domingo, 22 de enero   TORRELAVEGA

 

Tras levantarnos temprano, nos dirigimos a pie a la estación Sur que está a 5 minutos del hotel Sur donde desayunamos y desde donde partimos en  autobús a las 08:00 hacia Torrelavega. 

Llegamos a nuestro destino (hotel Torresport : ver crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g652123-d289904-r889775370-Hotel_Torresport-Torrelavega_Cantabria.html) justo a la hora de comer.

Tras la comida (potaje de patatas con chorizo, carne de lomo en salsa con patatas y mousse de limón) descansamos un poco y, como hoy no hay ninguna actividad ofertada en el programa, nos  vamos hasta el centro de Torrelavega a dar una vuelta (hay como 2 kms andando). Debe de ser por el día de fiesta  pero parece una ciudad fantasma. No hay nadie por las calles.

Torrelavega es un municipio eminentemente industrial y ocupa el segundo lugar de Cantabria, sólo precedido por Santander, de la que dista 27,5 kms. Su fundación se atribuye a Garcilaso de la Vega I, adelantado mayor de Castilla, quien construyó aquí una torre que unida a su apellido derivaría en la denominación con la que desde el siglo XVIII se conoce a Torrelavega (torre de la Vega)


Entre su patrimonio histórico-artístico, hay que destacar especialmente el conjunto monumental de Viérnoles, formado por multitud de palacios y casonas de los siglos XVII al XIX. Sobresalen igualmente la iglesia neogótica de La Asunción (1892) y la de la Virgen Grande, obra contemporánea y racionalista inaugurada en 1964. Entre la arquitectura civil, el palacio de Demetrio Herrero, construido en 1888 y sede en la actualidad del Ayuntamiento (que estaba en obras y no pudimos apreciar la fachada en todo su esplendor)

La Virgen Grande

Recorremos durante un rato todo el desierto (la catedral, el Ayuntamiento, la Plaza de la Llama… ), nos tomamos un café en  una de las pocas cafeterías  abiertas y volvemos dando un paseo a cenar  al hotel (menestra de verduras, chuletas de cerdo con puré de patatas y yogur o plátano)

NOTA: especifico las comidas porque es un viaje del IMSERSO con pensión completa y hay mucha gente que dice que en estos viajes come mal; nosotras hemos comido de maravilla.

 

Lunes, 23 de enero   SANTANDER

 

Tras el desayuno nos dirigimos a Santander.

La visita comienza con un recorrido panorámico en autobús, el centro, la playa del Sardinero… hasta el Palacio de la Magdalena. La entrada cuesta 6€ aunque nosotros la llevábamos incluida.

El Palacio de la Magdalena es el edificio más emblemático de la ciudad de Santander y uno de los más destacados ejemplos de la arquitectura civil del norte de España. Se encuentra, presidiendo un majestuoso paisaje, en lo más elevado de la Península del mismo nombre. Su construcción, entre 1908 y 1912, fue consecuencia de la iniciativa municipal: el Ayuntamiento quiso regalar a los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia una residencia de verano que consolidara la tradición estival que ya estaba arraigando en la ciudad y su provincia. La Magdalena fue residencia veraniega de Alfonso XIII y sus hijos entre 1913 y 1930.

Tras muchos vaivenes y usos, el palacio es desde 1977 propiedad municipal y  se usa como Congresos y Reuniones. En  él se organizan encuentros de diverso tipo, incluyendo la celebración de bodas civiles. Por acuerdo con el Ayuntamiento, la UIMP utiliza el Palacio de junio a septiembre. Todas las salas que se destinan a conferencias o congresos (Hall Real, Comedor de Gala, Salón de Baile, Sala Riancho, Sala Bringas, Salas de Audiencias, Aula de Infantes, Comedor de Infantes, Aula Biblioteca y Sala Duque Santo Mauro) disponen de circuito de voz y de datos. Además, en la mayoría hay circuito cerrado de televisión, cabinas de traducción simultánea y aire acondicionado.


Recorremos el interior de palacio y posteriormente recorremos los jardines y hacemos algunas fotos.


Concluida la visita nos dirigimos al centro para ver la 
catedral de la Asunción de Nuestra Señora
.

El conjunto de la catedral ofrece un aspecto más propio de una fortaleza que de un templo gracias a sus robustos contrafuertes, sus muros y su imponente torre. Está formado por dos iglesias de estilo gótico que se encuentran superpuestas.  

En la parte baja, soportando todo el peso, se encuentra la Iglesia del Santísimo Cristo (conocida como la cripta) que data de principios del siglo XIII. Como curiosidad, en esta iglesia se conservan las cabezas de los santos patronos, Emeterio y Celedonio.


En la parte superior se ubica el templo propiamente, conocido como la Catedral de Santander, que cuenta con cuatro naves de diferente altura desde las que con el paso de los años surgieron las capillas laterales.

Junto a la entrada principal de la catedral se extiende el acogedor claustro de estilo gótico con un jardín que durante la Edad Media constituyó el cementerio de la villa.

Finalizada esta visita queda tiempo libre antes de la comida así que preguntamos por la zona de tapas y nos recomiendan un local que está genial y no muy lejos de la catedral llamado La Cátedra donde degustamos  unas rabas y unos vinos, y nos ofrecen como detalle de la casa un riquísimo caldito reparador. Un muy buen aperitivo.

Volvemos a comer al hotel  en esta ocasión lentejas con chorizo, ternera guisada con patatas fritas y manzana o natillas.

Descansamos un poco y nos ofrecen la posibilidad de volver de nuevo a Santander donde tenemos la tarde libre, pero hemos tenido mala suerte porque hoy todos los museos y monumentos están cerrados ya que es lunes y, para remate,  está lloviendo sin parar. Damos una vuelta por el mercado (arquitectura chula aunque también cerrado) y unas vueltas por el centro y no queda más remedio que pasar el rato tomando café en un local bastante agradable llamado La Gallofa. Una tarde un poco perdida.

Volvemos al hotel a cenar (Lasaña, bacalao con tomate y pera. Muy rico todo)

 

Martes, 24 de enero   PICOS DE EUROPA Y SAN VICENTE DE LA BARQUERA

 

Hoy hace mejor tiempo –es decir, que no llueve- y visitaremos la zona de los Picos de Europa (Santo Toribio de Liébana, Potes,  Espinama y Fuente De)  y volveremos por la costa pasando por San Vicente de la Barquera.

Salimos con el cielo encapotado en dirección al parque natural atravesando el desfiladero de La Hermida, que con sus 21 km de largo es el más largo de la Península ibérica.

Por su interior discurre el río Deva, flanqueado por paredones de roca caliza que llegan a alcanzar los 600 metros de altura, lo que hace que el desfiladero sea un auténtico espectáculo paisajístico.

Aparte del río Deva, por la Hermida apenas queda espacio para la sinuosa carretera N-621 que es el único acceso rodado al valle desde el Cantábrico y es por la que accedimos a la reserva. 

La primera parada es  el Monasterio franciscano de Santo Toribio de Liébana conocido por albergar el trozo más grande conservado de la Vera Cruz.


Uno de los monjes nos hace una visita guiada en la que nos muestra el claustro  y la iglesia en la que se encuentra la reliquia del  Lignun Crucis (Leño de la Cruz)  incrustada en un relicario en forma de  cruz en plata dorada;  la explicación de cómo llegó hasta aquí semejante tesoro es muy curiosa e interesante. La reliquia llegó al Monasterio al mismo tiempo que los restos de Santo Toribio, alrededor del siglo VIII, a fin de protegerla del avance árabe en la península. Fue traída  desde Astorga a donde llegó a su vez en el siglo VI desde Roma de manos de Santo Toribio, primer obispo de Astorga. Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo. 

Vemos también, en el exterior, la famosa puerta del perdón.

Desde aquí nos dirigimos a Potes, un pequeño y precioso pueblo situado en el corazón del valle de Liébana y rodeado de un espectacular paisaje que es sin duda uno de los pueblos de Cantabria con más encanto.  La Villa de Potes es rica en historia. Citada documentalmente desde el siglo IX, estuvo vinculada a las casas nobles del Marqués de Santillana y a la del Infantado. Paseando por sus calles se encuentran numerosas muestras de su historia y de su cultura. No en vano, en el año 1983 la Villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico.


Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombrey de las torres. De manera especial destacan la del Infantado (hoy sede de exposiciones) y la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV.

El conjunto de barrios de la parte antigua conserva un gran sabor popular y mucho encanto con sus callejuelas salpicadas de caserones blasonados que transportan al visitante a tiempos pasados. Pasear por aquí es un placer para los sentidos, especialmente la zona de los puentes de San Cayetano y de la Cárcel, construidos junto a la confluencia de los ríos Deva y Quiviesa.



Después de recorrer el pueblo nos detenemos en una tienda de productos típicos para comprar algunas delicatesen, especialmente sobaos que es uno de los productos de repostería más conocidos. 

Desde ahí continuamos el viaje hasta la pequeña localidad de Espinama donde comemos en un restaurante local un exquisito cocido montañés.

La idea es continuar después de la comida hasta Fuente De y subir hasta la cumbre en el famosísimo teleférico que salva un desnivel de 753 metros, y sitúa al viajero a 1.823 metros de altitud en tan sólo 4 minutos; pero hoy en esta zona hace muchísimo frío y nieva así que surgen dudas sobre si subir hasta Fuente De con la carretera llena de nieve; además, al parecer, el problema es no solo llegar sino poder maniobrar en la zona del teleférico con un autobús y el suelo cubierto. Al final decidimos subir pese a las inclemencias del tiempo.

El paisaje que se divisa desde Fuente De,  el circo glaciar, poblado de bosques de hayedos  nevados, es impresionante.

Lo que al final no hacemos es subir al mirador en teleférico porque hay muchísima niebla y no merece la pena subir para no poder ver nada. Hacemos unas fotos y emprendemos la vuelta hacia la costa a través del mismo desfiladero. 

La última parada de la tarde es la villa marinera de San Vicente de la Barquera, una de las más conocidas y bellas estampas de toda la Cornisa Cantábrica

La puebla Vieja de San Vicente es un conjunto monumental plagado de interesantes edificios que le han merecido la declaración como bien de interés cultural de Cantabria desde 1987. Los puentes son otro de los signos de identidad de esta villa: el de la Maza, con 28 ojos, fue construido por mandato de los Reyes Católicos en el siglo XVI, mientras que el del Parral data del siglo XVIII.

Nos dirigimos a la parte alta (la más antigua) recorriendo los edificios y monumentos más representativos: la torre preboste, el Castillo del Rey, la Iglesia de Santa María de los Ángeles y el Hospital de la Concepción.

La torre preboste se encuentra adosada a la antigua muralla defensiva y era la residencia del preboste, encargado de la recaudación de impuestos durante la Edad Media. Además, esta torre cubría la defensa y el control de una de las principales puertas de acceso a San Vicente, la puerta de Santander o también llamada puerta de la Barrera. En siglos posteriores fue utilizada como prisión o cárcel. En la actualidad se trata de un centro cultural cuyo uso está destinado a exposiciones y actividades culturales.


El Castillo del Rey fue construido en el año 1210, tras la concesión del fuero a la villa por parte de Alfonso VIII, aunque se le supone un origen más legendario (mediados del siglo VIII) cuando el rey asturiano Alfonso I realizó la primera repoblación de la villa. El castillo  fue restaurado en 1990 y actualmente se usa como museo y para exposiciones. Se alza sobre una elevación rocosa, adaptándose su planta a las irregularidades del terreno.

Uno de los puntos que más nos han gustado es el Hospital de la Concepción (hospital usado por los peregrinos del camino de Santiago) que aunque hoy solo es una ruina cuenta con las mejores vistas del entorno ya que sobre lo que fue el hospital se encuentra el mirador de Santa María de los Ángeles con  unas vistas fabulosas del pueblo y el río.


A continuación visitamos la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles un templo es grandísimo y su construcción se llevó a cabo entre los siglos XIII-XIV sobre un promontorio rocoso en la parte alta, de ahí que sea visible desde casi todo San Vicente.

La iglesia es de estilo gótico y en el interior presenta naves de gran amplitud. Nos llamó la atención la figura grande de un  ángel  sobre un arco de piedra muy alto que parecía estar volando.

La visita fue muy agradable además porque durante toda ella nos acompañó la música del órgano tocado por un joven del pueblo.

Desde aquí cogimos el bus y volvimos por la costa a Torrelavega donde cenamos (Puré de verduras y ensalada con tortilla de jamón y queso)

 

Miércoles, 25 de enero   LAREDO, SANTOÑA Y CASTRO URDIALES

 

Hoy visitamos varias localidades en la costa comenzando por Laredo.  

Iniciamos el recorrido de la villa por la parte más antigua, la Puebla Vieja,  (la zona donde se encuentran todos los puntos de interés) que está formada por 6 calles medievales situadas alrededor de la Iglesia de Santa María de la Asunción que fue nuestra primera visita.  

Santa María de la Asunción, patrona de la Villa, es un templo del siglo XIII con posteriores añadidos. Es el más relevante de Laredo y uno de los más importantes del gótico cántabro especialmente en su interior por su extensión y arquitectura. Por dentro y por fuera es espectacular.

En el interior destaca su altura y especialmente el retablo de “La Virgen de Belén”, obra del siglo XV, que se ha descrito como “la más bella obra de escultura policromada de arte flamenco en Cantabria”.

El acceso exterior también es impresionante ya que está construida en una calle elevada y se accede a ella a través de unas grandes escaleras hasta una una espléndida verja de forja que da paso al templo.

Esta iglesia, según nos han dicho,  siempre está cerrada pero nos hemos colado y hemos podido visitar su interior que es una maravilla; aunque al salir nos han llamado la atención porque, al parecer, la habían abierto para que pasaran unos operarios.

Continuamos nuestro  recorrido paseando por las 6 callejuelas que trasladan  otra época. En se encuentran bonitas casas construidas entre los siglos XVI a XVIII, como la Casa de Zarauz, la Casa de los Villota y la Casa de los Peregrines. Este precioso conjunto lo completan diferentes iglesias, torreones y las 2 puertas que se conservan de la muralla.

Junto a la Puebla Vieja se encuentra el Arrabal, situado en la zona del antiguo puerto que dio tanta importancia a Laredo. En él podemos visitar la Plaza de la Constitución, donde se encuentra el Ayuntamiento, el Hospital de Sancti Spiritus y el Convento de San Francisco.

El Convento de San Francisco de Laredo fue construido en la segunda mitad del siglo XVI, en honor a los Monjes Franciscanos, y situado en la calle de San Francisco. Es un templo de estilo herreriano con una sola nave y ocho capillas laterales ricamente decoradas. En el interior destaca un retablo policromado de estilo barroco realizado en el siglo XVII y dedicado a San Francisco. Lo que más nos ha llamado la atención son las enormes rejas de forja.

A lo largo del paseo también hemos podido contemplar restos de la muralla  del siglo XIII.

Con esto terminamos nuestro recorrido por la Puebla Vieja, en la parte alta, y bajamos al pueblo para  visitar un lugar bastante curioso y poco conocido: un túnel que se construyó como  una salida desde pueblo al puerto atravesando la roca, pero que una vez hecho se inundaba y quedó como atracción: el túnel es largo y el interior está pintado completamente con dibujos marinos imitando el fondo del mar. Muy bonito. Al final del mismo se llega a una especie de terraza con unas vistas espectaculares del mar y la costa rocosa. 



Desde aquí vamos a Santoña para visitar una fábrica artesana de anchoas, la empresa Ana María, de anchoas y productos del mar Cantábrico (bonito, mejillones, vieiras, pulpo…) 

El recorrido en autobús hasta Santoña es precioso ya que se atraviesan todas las marismas que están repletas de aves.

Ya en la factoría, la encargada de las relaciones púbicas nos hace un recorrido por toda la fábrica, desde el almacén de pescado pasando por la zona de producción, hasta la tienda. 

En el área de procesamiento nos muestran in situ cómo se trabaja la anchoa (limpiándola y quitando espina a espina con unas pinzas) hasta meterlas en las latas o botes (todo de forma artesanal  y tan trabajoso que no es de extrañar que tengan el precio que tienen!!) y finalizamos con una degustación en la zona de tienda. 

Compramos algunos productos y desde  ahí nos dirigimos a la zona del paseo del puerto donde hay un pequeño muelle desde el que salen los barcos de paseo.

Tomamos uno que nos hace un recorrido por toda la bahía saliendo un poco a mar abierto para contemplar una zona de acantilados y ver el famoso faro del Caballo al que se puede llegar también a través de unas empinadísimas escaleras con 700 escalones (se construyeron para que cuando el farero y su familia, que antiguamente vivían ahí, no pudieran llegar a Santoña a través del mar lo pudieran hacer por tierra.


Aunque hace bastante frío nos sentamos en la plataforma de arriba desde donde todo se ve mejor. El paseo concluye recorriendo las marismas y con una degustación en el barco  de vino dulce con sobaos y un poco de alegres cantos y bailes. 


El paseo es agradable (aunque el tiempo no acompaña) y bonito, pero el pueblo no es nada especial. Comemos en un local de Santoña (caldo de sepia con patatas, lomo de cerdo con tomate y naranja o flan) 

Al finalizar la comida y el café nos encaminamos hacia la última parada del día: Castro Urdiales.

Esta localidad marinera es uno de los pueblos más bonitos que hemos visitado hasta ahora. Se ve con mucha clase y con unos edificios y casas de más nivel, más elegantes. Todo está muy limpio y cuidado. La ciudad fue un importante enclave de veraneo desde finales del siglo XIX, por lo que es posible disfrutar de infraestructuras modernas que combinan a la perfección con el encanto que desprende su parte antigua y su puebla vieja, con sus bellos paseos, sus soportales llenos de típicas tascas y sus construcciones de interés.

Comenzamos subiendo hasta la fabulosa iglesia de Santa María donde nos espera un guía que nos hace un recorrido por el interior  muy interesante. Su construcción data del siglo XIII y se considera  la primera iglesia gótica del norte de España y es excepcional, muy  bella por dentro y, por fuera, magnífica por el enclave y por ella misma. Además tiene unas preciosas vistas desde los alrededores.

En el interior nos ha llamado la atención una talla gótica espectacular de Santa María (la Blanca) del siglo XIII. También conserva un cuadro de Cristo crucificado de Zurbarán.

La Blanca
Damos unas vueltas alrededor del templo y nos dirigimos al castillo (que estaba cerrado) y desde donde se pueden contemplar, como ya he dicho,  unas vistas maravillosas del pueblo y el puerto. 

Bajamos hasta el puerto paseando y dedicamos el resto de la tarde a recorrer la zona marítima y el pueblo.

Castro Urdiales conserva un interesante casco viejo, con callejuelas de gran sabor.  Continuando el paseo vemos el muelle de Don Luis, emplazamiento donde se ha construido el solarium, que junto con la playa, forma una pequeña bahía cuyas aguas tranquilas son el lugar perfecto para disfrutar sin peligro de un buen baño, aunque en esta época no apetece nada. Continuamos nuestro recorrido disfrutando del Mar Cantábrico y de las construcciones residenciales que fueron surgiendo a partir del siglo XIX, llegamos al Muelle de Eguilior, en el que encontramos otra zona verde, es el Parque de Amestoy, donde se celebra anualmente, el primer viernes de julio, el Coso Blanco (Fiesta de interés turístico regional).

Después del parque, llegamos a la zona más popular de la villa, su Puebla Vieja, donde nos perdemos por las callejuelas para disfrutar de su típico ambiente marinero y de sus construcciones populares, seguimos por el paseo hasta la plaza del Ayuntamiento, rodeada de soportales en los que abundan las tascas, mesones y restaurantes.

Descansamos tomando un café en una coqueta pastelería y volvemos al bus que nos retorna a

Torrelavega.

Cenamos (codillo en salsa, ensalada y huevos fritos con arroz blanco y tomate frito), hacemos un poco de tertulia y nos retiramos a descansar,

 

Jueves, 26 de enero   COMILLAS, ALTAMIRA, SANTILLANA DEL MAR

 

Salimos hacia Comillas, una localidad que cuenta con un importante conjunto arquitectónico enmarcado en un entorno natural y paisajístico muy bello.

Comillas, es una villa con historia y un pasado arquitectónico importante, tanto es así que en 1985 fue declarada Conjunto Histórico Artístico. Este premio fue otorgado gracias al esfuerzo y a los sueños del Marqués López y López que convirtió a Comillas en uno de los lugares más importantes del modernismo en la que participaron verdaderos genios de la escuela catalana como Antonio GaudíDomènech i Montaner y Joan Martorell i Monells.

El impulso que el marqués de Comillas dio a su villa natal llegó a su punto álgido en los veranos de 1881 y 1882, con la presencia de los reyes, la Corte y el Gobierno. El 6 de septiembre de 1981 se llegó a celebrar en la villa un Consejo de Ministros. En una de estas vacaciones reales, el marqués hizo instalar el primer alumbrado público de España. 

Por otro lado,  este pueblo se conoce también como la "Villa de los Arzobispos" ya que en ella nacieron numerosos obispos y arzobispos de relevancia tanto en España como en Hispanoamérica.

La primera visita de nuestro recorrido es la antigua Universidad Pontificia.  Actualmente es la sede del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE-Comillas), pero antiguamente fue el Seminario Mayor de la Antigua Universidad Pontificia.

Esta casa de estudios fue planeada por Antonio López, un indiano que hizo fortuna y primer Marqués de Comillas, para la formación de los jóvenes sin recursos de la zona. Cuando se empezó a construir el edificio el 20 de mayo 1883 el Marqués ya había muerto y fue su hijo Claudio quien culminó la Universidad para la formación de los próximos sacerdotes de Comillas.

Esta obra arquitectónica, considerada uno de los lugares imprescindibles que ver en Comillas, es de estilo neogótico – mudéjar modernista y fue construida por Joan Martorell y dirigida por Cristobal Cascante y Lluis Domènech i Montaner.

El interior es impresionante con unas salas preciosas y unos techos  artesonados de madera espléndidos.




Las visitas guiadas de la Universidad Pontificia de Comillas son todos los días a las 11:00, 12:00, 13:00 y 14:00 h. 💰 El precio de la entrada es de 3,50 € por adulto (menores de 12 años gratis), aunque nosotros la llevábamos incluida. Si subís con el coche hay que pagar un adicional de 2 €. Solo se puede pagar en metálico. 

Terminada la visita nos dirigimos al Palacio de Sobrellano o Palacio del Marqués de Comillas que es el que se construyó él como residencia de verano. Tanto la universidad como el palacio los terminó su hijo.

Allí estuvo durante varios veranos el rey Alfonso XIII de vacaciones. En el interior se pueden visitar todas las salas como la sala del billar, el comedor,  la biblioteca, el museo del II Marqués y el salón del trono. Este último es el más bonito de todos pues sus paredes están todas decoradas con pan de oro. La verdad es que es muy bonito y merece mucho la pena la visita, pero resultaba (cuando estaba en uso) bastante incómodo y frío para vivir. Es, curiosamente, uno de los pocos palacios que hemos visto que no tienen las cocinas en el sótano o panta baja sino que la situaron en la tercera planta por lo que los sirvientes servían la comida siempre fría ya que tenían que subir y bajar 3 plantas. En este palacio se han rodado muchas películas, documentales, anuncios…, especialmente en la biblioteca donde, curiosamente, los libros son de cartón piedra que se han conservado del atrezzo de una película.


Ya en el exterior, desde los jardines del palacio, se tiene unas vistas panorámicas muy bonitas del pueblo y la Antigua Universidad Pontificia. Desde aquí vimos también la monumental puerta de la universidad que merece mucho la pena.

Al lado del Palacio se encuentra la Capilla Panteón, otro de los principales lugares que ver en Comillas. Es el primer edificio modernista que se construye en la villa y data de 1878. Parece una catedral gótica en miniatura. Alucinante. Nosotros solo pudimos verla por fuera porque estaba cerrada.

El Palacio de Sobrellano y la Capilla Panteón se pueden visitar por dentro pero con visitas exclusivamente guiadas, no se puede visitar por libre. La visita a los jardines es libre y gratuita. Precio de la entrada: 3€ cada edificio.

Para reservas con antelación o confirmar los horarios y precios, podéis llamar al teléfono 942 598 425,  por e-mail: sobrellano@culturadecantabria.es o en su web

Un poco más debajo de los jardines, saliendo por un arco de piedra, se llega al Capricho de Gaudí, un edificio modernista con influencias árabes y orientales, creado por Antonio Gaudí, y vque hoy es propiedad del grupo japonés Mido Development, con sede central en Osaka.

Este pequeño edificio, también conocido como Villa Quijano (nombre de Máximo Díaz de Quijano que fue  el mecenas, abogado indiano, que encargó la casa al genial artista catalán), fue construido entre 1883 y 1885 y es una de las pocas obras de este arquitecto fuera de Barcelona. Se diseñó como residencia de verano de Quijano y su familia; no obstante, el indiano apenas pudo disfrutar de su capricho una semana, los días que tardó en fallecer después de  su regreso a España.

El Capricho  es una casa pequeña de 2 pisos y planta sótano, y se pueden visitar (entrada + visita guiada, 7€) aunque, desgraciadamente estaba cerrado y no pudimos ver el interior que merece bastante la pena. La casa cuenta con tres plantas: semisótano, planta principal y planta superior. En el semisótano, que en el pasado  albergaba la cochera, la cocina, y las zonas de almacenaje, se ubican ahora las zonas de servicio dirigida a los visitantes: la tienda, la zona de exposiciones, y los baños.

Por su parte, en la planta principal destacan con 8 salones, el recibidor, el cuarto de baño, el salón principal y el citado invernadero.

Todas estas salas de la planta principal se distribuyen en torno al que podríamos decir que es el corazón de la casa: el invernadero, adaptado a la perfección a la disposición en forma de U de la residencia. Luego, además de ser un lugar orientado a las aficiones de su propietario (la botánica), Gaudí consiguió que el invernadero funcionara también como regulador térmico para el resto de la casa. Es decir, el invernadero se dedica a acumular el calor durante las horas de luz para después irradiarlas al resto de las habitaciones al anochecer.

Es esencial detenerse para contemplar las vidrieras con motivos geométricos y ornamentales. El salón principal cuenta con una doble altura. Es muy luminoso, y probablemente estaba destinado a tener una cubierta acristalada. A sus lados se encuentran el citado recibidor y el estudio o despacho.

Por último, en la planta superior está el desván. En él se encuentran las habitaciones que se destinaron al servicio. Junto con el invernadero, actúa como regulador de la temperatura, pues separa la planta principal de las temperaturas del exterior.

Las paredes exteriores están decoradas con girasoles de cerámica  con colores verde y ocre que sintonizan con el entorno.

Terminada la visita volvemos al hotel a comer (alubias con chorizo, lomo con patatas fritas, ensalada y arroz con leche)

Descansamos un poco y salimos hacia Altamira (a unos pocos kms. de Santillana del Mar).

Hoy día es imposible (a no ser que seas político, de la realeza, artista de fama mundial o investigador reputado) acceder a la cueva original, así que para el resto de los mortales han construido una réplica (algo bastante ridículo) en cartón piedra para simular la visita, la Neocueva, aunque la verdad es que la visita resulta  bastante más interesante de lo que habíamos imaginado en un principio.

Las entradas valen 3 € y se sacan en la taquilla del museo el mismo día de la visita. Las entradas disponibles para cada día comienzan a entregarse a las 9:30 según orden de llegada. También se pueden comprar de forma anticipada (recomendable en temporada alta) en la web (https://www.culturaydeporte.gob.es/mnaltamira/visita/compra-entradas.html

La cueva de Altamiratambién denominada la Capilla Sixtina de la prehistoria, es la cueva más importantes y famosa del Paleolítico a nivel mundial. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

Es una cavidad natural en la roca en la que se conserva uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la prehistoria. Fue descubierta por casualidad en 1868 por Modesto Cubillas, un vecino de Altamira aficionado a la caza que penetró en su interior al intentar liberar a su perro que estaba atrapado entre las grietas de unas rocas.

El complejo del Centro de Investigación de Altamira está formado por el museo, un edificio enorme, con un diseño muy moderno  y una exposición interesante, y la Neocueva, una réplica exacta de la cueva original.

La visita se realiza en pequeños grupos y comienza la neocueva,  una reproducción muy lograda de la auténtica;  tan fiel que, durante el recorrido, uno se olvida de que no está en la cueva auténtica. A lo largo de sus 270 metros de recorrido se contemplan numerosas representaciones pictóricas cubriendo las paredes rocosas como bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos, pintados y grabados, que tienen  una antigüedad estimada de  15.000 años, durante el Paleolítico Superior. Hasta el momento, las imágenes de Altamira se databan en los períodos Solutrense (entre 22.000 y 18.000 años atrás) y Magdaleniense (18.000 a 8.000 años), pero las nuevas pinturas se han fechado en el período Auriñacense (38.000 a 30.000 años)

En el techo se pueden observar alrededor de un centenar de animales y signos, destacando los bisontes en distintas actitudes, también caballos, jabalíes, y toros. Destaca la "Gran Cierva",  con 2,25 metros de longitud. Técnicamente se cree que primero se grabó el contorno y se dibujó a línea negra con carbón; luego se rellenaron con pintura roja o amarillenta. En algunos bisontes se marcó con pintura negra el cambio de coloración de su vientre o se utilizó el lápiz de carbón para detallar el pelo o la joroba.  Además, el grabado se utilizó en ojos, cuernos, pelo del cuello, etc.

Por último, en la zona más estrecha y baja de la cueva, que  se denomina "la cola”. Se encuentran una serie de signos negros, que se asemejan a techos de madera o a trampas de caza.

La cueva es verdaderamente impresionante. Se cuenta que Pablo Picasso después de visitarla exclamó: “Después de Altamira, todo parece decadente”.

Después de la neocueva se visita la zona de exposición que es muy interesante y amena.  Las diferentes salas del museo están dedicadas al arte y la cultura de las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico superior.

Altamira es una visita imprescindible si se visita Cantabria.

Abandonamos el recinto y ponemos rumbo a Santillana del Mar, una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España y quizá el pueblo más bonito de Cantabria. Al llegar  nos espera una guía que nos hace un recorrido por toda la villa explicándonos lo más relevante. Caminamos por sus calles medievales contemplando espléndidas casonas y edificios. 



Tras llegar al abrevadero (una de las postales más conocidas de la villa) llegamos a la plaza, de trazado triangular, en la que se ubican algunos de los edificios más representativos: la casona de los Barreda-Bracho del siglo XVIII con escudo y pretenciosa leyenda (hoy parador de Gil Blas); las casas Del Águila y La Parrael Ayuntamiento; la Torre de Don Borja, levantada a finales del siglo XIV y que es una de las edificaciones más nobles de Santillana, perteneciendo al poderoso linaje de los Barreda, la cual da cobijo a la Fundación Santillana; y por último, la Torre del Merino del siglo XIV, que es el edificio más antiguo, residencia fortificada de los merinos o administradores de los intereses soberanos.

La calle Cantón, por su parte, presenta un maravilloso conjunto de casonas de los siglos XV al XVII entre las que destacan: la casa gótica (s. XV) de Leonor de la Vega, madre del primer marqués de Santillana, y la Casa de los Villa (conocida por "la de los hombrones", por sostener el enorme blasón de la fachada dos caballeros con bigote.


Tras el recorrido con el guía, nos dejan tiempo libre y nos acercamos a visitar el interior de la Colegiata de Santa Juliana (al final de la calle del Cantón), el monumento religioso más importante del románico en Cantabria. El edificio se levantó sobre una antigua ermita a finales del s. XI-principios del XII, aunque hay  añadidos posteriores datables entre los s. XIII y el XVII. Tiene planta de tres ábsides, crucero y tres naves. En la fachada principal se observa un frontón triangular con imagen de la mártir, y por encima, una galería de quince arcos enmarcada por tres torres, una de ellas cilíndrica. El claustro adosado a la nave norte, está considerado como la obra maestra del conjunto, por la excelente talla y decoración de sus capiteles.


La colegiata cierra temprano, a las 18:15 en invierno y las 19:00 en verano, y la entrada cuesta 3 €. 

Al salir está anocheciendo y lloviendo así que nos tomamos un café  y regresamos al hotel para cenar (sopa de pescado, pollo con patatas y verduras y flan)

 

Viernes, 27 de enero    RIOCORVO Y CARTES

 

Hoy es nuestro último día en Cantabria. La salida hacia Madrid es después de comer así que nos apuntamos a una excursión por la mañana para visitar dos pueblecillos cercanos a Torrelavega que nos han recomendado: Riocorvo y Cartes. Ambos se encuentran en un entorno maravilloso con rutas ideales para senderistas. (Riocorvo no tiene transporte público por lo que es necesario un vehículo privado o taxi para llegar a él)

Ambas villas forman dos interesantes conjuntos monumentales edificados en torno al antiguo Camino Real que unía los puertos de Suances y de Santander con la meseta castellana; de ahí su relevancia  en siglos anteriores y  las casas señoriales que se edificaron en ellos a raíz del floreciente comercio de la lana, el hierro, el vino o los cereales.

Comenzamos visitando Riocorvo un precioso pueblecillo, situado junto al río Besaya. La visita, que llevamos a cabo con un guía, consiste en un paseo circular de menos de un kilómetro, totalmente accesible. Su casco urbano está declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico desde 1981  gracias a sus numerosas casonas blasonadas de estilo barroco, fechadas en los siglos XVII y XVIII. En el año 2021 la localidad fue galardonada con el Premio Pueblo de Cantabria de ese año por la calidad de su casco urbano y por desarrollar un proyecto integrador y unitario entre el Camino Real, la parte más conocida de esta localidad, y el resto del núcleo urbano.

La población es muy pequeña pero impactan las edificaciones señoriales que flanquean sus calles, especialmente la arteria principal por la que antaño discurría el Camino Real. De entre todas las casonas que se levantan a ambos lados, con prevalencia hacia el noroeste para así poder ofrecer los geranios al sol de mediodía, destacan las siguientes la Casona de los Haro, con nada menos que tres plantas de sillería muy bien trabajada con ménsulas, cornisas y voladizos (Se encuentra a la izquierda del pueblo, antes de entrar en su emblemática calle).

La Casona-palacio de los Alonso Caballero, o de Manuel Alonso Caballero, de mediados del XVIII, unida a la anterior, por lo que forman el conjunto arquitectónico más notable de Riocorvo. También es de tres alturas en piedra, de clara tipología montañesa. Destacan sus dos balconadas de madera y el pórtico de entrada formado por dos arcadas de medio y cubierta a dos aguas. La fachada conserva dos escudos de la familia Alonso


La Casona de Bustamante (hoy reconvertida en hotel) es la primera que nos encontramos a mano izquierda en el Camino Real (también llamada la Casona del Capellán), construida en 1776 en estilo barroco. Destaca la entrada a la pequeña capilla anexa constituida por un arco con cruz alta en piedra.


La Casona de Velarde o de José Velarde (también llamada Casa de Portilla Tagle, construida en dos plantas en el siglo XVII que se amplió con una tercera en el siglo XVIII. Durante su época de máximo esplendor acogía un negocio de importación de vinos;

La Casa de los púlpitos, del siglo XVIII, cuyo nombre se debe a unos curiosos balcones con forma de púlpito que adornan la fachada.

La Casona de los Vélez, del Siglo XVI, que aún conserva su acceso a la Capilla de San José, dado que se ideó como capilla familiar Esta pequeña capillita, a pesar de sus reducidas dimensiones, no escatima en detalles preciosos como las dovelas con motivos vegetales que adornan el arco de medio punto de su entrada, la hornacina con la figura de Jesucristo o su espadaña de una sola tronera en el tejado en el que se puede leer su año de construcción. En su fachada se pueden distinguir los impactos de bala que recibió durante la Guerra Civil.


Como curiosidad, el guía nos explicó que las casas tenían todas una ventanita, en la fachada, al lado de la puerta principal que correspondía a una pequeña estancia en la que se alojaba a los caminantes sin necesidad de que accedieran a la parte privada de la familia en cuestión, ya que las casas de los nobles estaban obligadas a dar alojamiento a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. 

Tras el paseo por este hermoso pueblo nos dirigimos a Cartes, otra pequeña villa de forma alargada y articulada, igual que la anterior, en una sola calle que corresponde al antiguo Camino Real y que ha sabido conservar la disposición y encanto medieval con sus casas nobiliarias de un marcado estilo montañés y balcones repletos de flores. El pueblo fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1985.


Paseamos a lo largo de la calle principal en la que se encuentran la mayoría de las casas principales entre las que destacan la Casona de los Quijano-Rasa, actualmente reconvertida en Casa Consistorial, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media. Parte de la construcción que podemos ver fue obra de Don Pedro Sánchez de Quijano, se trata de la fachada norte que data del siglo XVI. Un siglo más tarde se añadió un cuerpo dedicado a las habitaciones, donde se puede ver el monumental escudo del capitán Pedro Quijano.


La Casona Obregón, cuya construcción se remonta al siglo XVII, aunque se hizo aprovechando dos solares medievales anexos. La portada se abre bajo arco de medio punto, sobre ella se extiende una preciosa balconada corrida de madera. En esa planta superior se puede observar el escudo de la familia Oregón, así como una leyenda que habla de su origen.
La Casona del Capitán Miguel Velarde, formada por casona y corral anexo, construido entre los siglos XVI y XVIII. Cuenta con dos portadas en la planta baja y una tercera en la planta superior, donde debía estar un balcón hoy desaparecido. Junto a ella está el escudo de armas de los Bustamante y Velarde. Se encuentra en estado de abandono.

Unos metros más adelante encontramos la Casona de los Arcos, reconstruida en el siglo XVII por encargo de Don Diego Quijano Velarde y adquirida en el XX por el párroco y arcipreste de Torrelavega para utilizarla como casa rectoral. Lleva ese nombre por los dos arcos que dan acceso al zaguán, únicos entre todas las casonas de Cartes.
La Casa de la Puente, siempre decorada con coloridas flores, fue construida en el siglo XIX siguiendo un estilo barroco. En medio del balcón de la primera planta se puede ver el escudo de armas, perteneciente a de La Puente González-Bustamente.


Frente a la Casona de los Arcos se alza la Casa de los Oviedo cuya parte más antigua es la portada gótica, datada en torno al siglo XV. Llama la atención la inscripción original de la clave del arco, después de siglos aún sin descifrar. La planta superior fue reformada en el siglo XVII, cuando fue adquirida por la familia Oviedo.

Finalmente, es muy interesante una edificación llamada Torreones de Cartes que es, sin duda, la joya de las casonas monumentales, con sus dos torreones flanqueando la calle principal. Fue construida por la familia Manrique en el siglo XV, para defenderse de las continuas disputas con los señores de La Vega. Con los años fue también sede de la audiencia, cárcel, fielato y residencia del gobernador de los territorios jurisdiccionales del condado de Castañeda y marquesado de Aguilar.


Los dos torreones, muy llamativos, se unen mediante un par de arcadas dobles que se alzan sobre la calle principal, antiguo Camino Real. Su función, además de defensiva, era servir como aduana donde cobrar los impuestos. Entre las arcadas están las puertas de entrada a los respectivos torreones, con preciosas puertas de madera bajo arcos ojivales.
En la actualidad es propiedad del Gobierno de Cantabria, acogiendo un aula didáctica de ciencia.


La verdad es que nos han sorprendido muchísimo estos dos pueblecillos que merecen, sin duda, una visita.

De vuelta en Torrelevega nos quedamos en el pueblo hasta la hora de comer. Hoy está mucho más animado y todo abierto así que podemos visitar el interior de algunos de los edificios que no vimos el primer día como la la Iglesia de la Asunción y la de la Iglesia de la Virgen Grande o el conjunto monumental de Viérnoles, uno de los 9 núcleos de población que conforman el municipio de Torrelavega y que destaca por su conjunto arquitectónico formado por palacios y casonas de los siglos XVII al XIX, como la Casa de Velarde y Ceballos declarada Bien de interés local.

Iglesia de la Virgen Grande

Iglesia de la Virgen Grande

Catedral

Volvemos al hotel para comer y emprendemos el viaje de regreso. Llegamos anochecido a Madrid. Nos hospedamos en el mismo hotel que a la ida y cenamos en el mismo restaurante. Un muy buen fin de viaje, Al día siguiente retornamos en tren a Albacete.

Valoración del primer viaje con el IMSERSO: Genial. Expectativas cumplidas.

 

 

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