Domingo, 21 BARI
Salimos temprano de
Albacete hacia Valencia. En esta ocasión hemos reservado parking lowcost
con https://www.lowcostparking.es/,
muy barato y funciona de maravilla,
a unos minutos del aeropuerto.
El vuelo con Ryanair
despega, sorprendentemente, a su hora y llegamos bien a Bari. Hemos alquilado
un coche en el mismo aeropuerto para toda la estancia con Sicily by car (a través de Booking), unos precios muy ajustados y
la recogida rapidísima, así que en un periquete estábamos con nuestro cochecito
(porque era minúsculo) saliendo hacia el apartamento que ha resultado estupendo
y a unos pasos del centro (Airbnb: https://www.airbnb.es/rooms/694762025925564563?adults=1&children=0&enable_m3_private_room=true&infants=0&location=bari&pets=0&check_in=2024-02-05&check_out=2024-02-10&source_impression_id=p3_1707045835_6XNaCFuT1YhVKIpB&previous_page_section_name=1001&federated_search_id=d42d08a3-2612-4bcb-8e29-d551fbb200cd
Tras descansar un poco
nos lanzamos a la calle a tomar contacto con la ciudad. Pese a ser domingo y
creer que todo estaría cerrado, nada más lejos de la realidad. Las calles
estaban a rebosar de gente y la mayoría de las tiendas abiertas.
Recorrimos toda la arteria principal que va desde nuestro apartamento hasta la entrada a la ciudad vieja: El Corso Cavour, lleno de tiendas y cafeterías.
Al llegar a la plaza
del Ferrarese nos adentramos en la ciudad vieja que por la noche está preciosa
toda iluminada con faroles amarillas.
Hace bastante frío.
Salimos hacia la parte nueva por el Corso
Enmanuelle y volvemos hacia la estación por la Vía Sparano, peatonal y
rebosante de gente, tiendas y cafés, aún decorada con las luces navideñas. Aquí
están los locales de las grandes marcas internacionales de moda y complementos:
Prada, Michael Kors, Versace, Trussardi, Max Mara, Ralph Lauren, etc.
Nos ha sorprendido
muchísimo esta ciudad, nos la imaginábamos pequeña y, la verdad, cutrecilla; y
es una ciudad grande, moderna y muy bonita, con un comercio espectacular, muy
animada y viva.
(https://www.leggimenu.it/menu/pizzainfornobari)
Lunes, 22 BARI
Hoy dedicamos el día a
recorrer la ciudad. Llegamos dando un paseo por el corso Cavour, en el que se
encuentran algunos de los edificios más bellos de la ciudad como el teatro Petruzzelli, la Banca de Italia o la Cámara de Comercio, hasta la plaza Ferrarese donde hay una oficina de
turismo. Realmente no es una oficina al uso ya que no dan plano ni nada, sólo una
chica nos explica sobre un plano en la pared lo más importante (si no llegamos
a tener todo organizado, no nos habría servido de nada semejante explicación).
Esto nos parece raro dado lo turística que es esta zona.
Hoy, al ser lunes, los
museos están cerrados y, aunque no teníamos programado ninguno, lo que más nos
trastorna es la visita a la fortaleza que hemos tenido que dejar para el
viernes.
Lo primero que hacemos es visitar el Teatro Margherita, justo detrás de esta oficina. El Teatro Margherita es un teatro modernista transformado en sala de exposiciones de arte contemporáneo. En esta ocasión hemos tenido suerte ya que la exposición era de fotografía -que nos encanta- de Elliott Erwitt (entada reducida para profes y mayores de 65 años: 7,5€. Normal: 10€) Un poco cara, la verdad, aunque las fotos son preciosas al igual que la cúpula pintada del teatro que aún se conserva.
A continuación nos
adentramos de nuevo en la ciudad vieja (Bari
Vecchia) y volvemos a la Basílica de
San Nicola, cerca de la catedral, que fue construida en el siglo XII para
guardar las reliquias del santo. Curiosamente, dicen que San Nicola es la
inspiración de Santa Claus o Papá Noel. El techo es de madera dorada,
impresionante. Bajando una de las dos escaleras que hay al fondo de las naves
laterales se llega a la cripta, consagrada en 1089. Lo más espectacular es el
“bosque” de 28 columnas de piedra con capiteles románicos y bizantinos que
soportan el techo. El acceso a la basílica es gratis, pero hay una parte que es
de pago (Museo de Bari, en el patio de la basílica, a la izquierda en dirección
al mar) donde están los tesoros del santo. Nosotros no hemos entrado. Horario:
lunes a sábado: 11:30 a 13:30 y de 17:00 a 19:00 y domingos de 11:30 a 13:30
Continuamos recorriendo una parte del paseo marítimo, junto al mar, y volvemos a acceder a través de la muralla al casco antiguo. Nos sigue pareciendo una ciudad muy bonita y animada en la que han logrado conservar a la perfección el sabor de la vida tradicional de sus gentes.
Paseamos durante toda
la mañana, sin prisas, por toda la zona vieja. Perderse por sus laberínticas
calles estrechas, algunas de ellas sin salida, y sus placitas escondidas es lo
mejor del centro de Bari.
Para terminar el paseo
volvemos a la Via Arco Basso: la calle de las orecchiette, justo
enfrente de la puerta principal del castillo. Esta es la que probablemente sea
la calle más famosa de Bari; para acceder a ella, desde el exterior, hay que
cruzar un arco, el Arco Basso. Esta calle es famosa porque es aquí donde unas
mujeres de Bari preparan pasta fresca (orecchietti) todos los días. En muchos
casos, en plena calle aunque en invierno se resguardan en unas habitaciones que
dan a ella, pero siempre con las puertas abiertas. Hemos pensado probar
esta pasta primero y luego compraremos si nos gusta.
Salimos al Corso Vittorio Enmanuele II, y lo recorremos durante un trecho. Se trata de la gran avenida que la separa la ciudad moderna de la ciudad vieja. En esta calle se levantan grandes edificios como el Palazzo Fizzarotti y otro de los teatros de la ciudad: el Teatro Piccinni.
Bari nos ha gustado
mucho, es una ciudad vibrante, bonita y animada.
Martes, 23 PUTIGNANO -
GROTTE DE CASTELLANA - MONOPOLI
Hoy comenzamos
visitando Putignano, una localidad
famosa por sus fiestas de carnaval que duran ¡dos meses! con desfiles los
jueves desde diciembre a febrero.
Es un pueblo que, en principio, parece que no tiene nada especial, pero el casco viejo es un interesante entramado de calles diminutas por las que merece la pena callejear un rato.
Visitamos la Iglesia de Santa María la Greca, en la plaza principal, un templo del siglo XIV, con fachada barroca; y la Iglesia de San Domenico.
También hemos leído que
es interesante el Museo Cívico Príncipe
Guglielmo Romanazzi Carducci de Santo
Mauro (9:00-13:00), aunque nosotros no lo vimos.
Muy cerca del pueblo se
encuentra la Grotta del Trullo, una cueva
kárstica adornada con maravillosas formaciones cristalinas y estalactitas y
estalagmitas de alabastro. (Horario: De 10:00 a 12:30, De 14:30 a 17:00.
Recorrido: 1 hora) que fue la primera cueva turística abierta en Puglia a la
que se baja por una escalera de caracol. Al parecer es bastante interesante,
pero nosotros no la visitaremos porque ya vamos a las Grotte de Castellana, muy
cerca también y muchísimo más grandes. Así que, terminado el recorrido por el
pueblo, cogimos el coche y nos dirigimos a Castellana Grotte, las famosísimas
cuevas que se encuentran en la localidad del mismo nombre, a unos pocos
kilómetros de Putignano.
Nosotros habíamos
sacado la entrada por internet por si había mucha gente pero resultó que no
había casi nadie. En total éramos 10 personas por lo que fue una visita
estupenda con un grupito tan pequeño.
Todas las visitas son
guiadas y se puede hacer un recorrido corto de 2 horas, u otro largo de 3
horas. Depende del día del mes se ofrece uno u otro o los dos, y a diferentes
horas. El horario se puede consultar en la web y las visitas sólo se ofrecen en
inglés o italiano (nosotros cogimos en italiano y no hubo problema ya que se entiende
bastante bien la explicación). El precio es 19€ (un poco caro, pero merece
mucho la pena) Para nuestra fecha solo se ofrecía el itinerario largo: una ruta
de 100 minutos y 3 Km.; así que esa fue la que hicimos, y no nos arrepentimos
en absoluto porque es una verdadera maravilla.
La visita comienza
bajando una largas escaleras que se adentran en la tierra para llegar a La
Tumba, la primera y más grande cueva del sistema subterráneo, único entorno
conectado naturalmente con el exterior por un enorme agujero en la parte
superior: 100 metros de largo, 50 metros de ancho, 60 metros de profundidad. Se
caracteriza por la presencia, en el suelo, de numerosas estalagmitas entre las
que destaca un majestuoso grupo en el centro (llamado "Los Cíclopes").
La visita continúa a
través de pasillos y otros ambientes muy variados en forma y tamaño.
Estalactitas, estalagmitas, cortinas, columnas y cristales preciosos se
contemplan a lo largo de todo el recorrido. Los nombres de las diferentes zonas
atravesadas, debido a las formas características que adopta la roca, son fruto
de la imaginación de los primeros exploradores: la Loba romana, varios
Monumentos, el Búho, la Virgen devotamente arrodillada, la Serpiente, el Altar,
el Precipicio, el Corredor del Desierto, la Columna volcada (Torre de Pisa), el
Corredor Rojo, la Cúpula…
Pero lo mejor del recorrido es la llamada Cueva Blanca, que parece sacada de un cuento. Una verdadera maravilla de estalagmitas y estalactitas. Es impresionante.
Al final del recorrido
hay un ascensor para subir a la superficie cómodamente.
Estas cuevas son las
más bonitas que hemos visto hasta ahora y son una visita imprescindible para
quien visite la zona.
Hoy estaba el día un poco nublado pero cuando salimos de la cueva está diluviando así que cogemos el coche y nos dirigimos a Monopoli, un pequeño pueblo en la costa, a 16 kms. de Casellana Grotte donde habíamos reservado para comer.
Lo primero que hacemos
es buscar el restaurante llamado Spaghetti d´Italia (Piazza S. Antonio, 23;
abiertyo de 11:30 a 16:00), un local muy acogedor con un dueño
súperamable y cuya especialidad es una especie de spaguetis gordos, hechos
artesanalmente por ellos. El local tenía buenísimas críticas en Tripadvisor y la
verdad es que la elección fue un acierto porque la comida estaba riquísima.
Pedimos dos platos de spaguetis con salsas diferentes y ambos eran una delicia.
Un sitio muy recomendable para comer en Monopoli.
Afortunadamente, cuando
terminamos la comida, ha parado de llover, pero hace mal día y frío. Nuestra
idea era ver este pueblo y después ir a Polignano a Mare, pero descartamos este
último (lo dejaremos para el viernes) y pasamos el resto de la tarde
recorriendo la localidad.
La zona vieja de
Monopoli es muy coqueta y agradable, las calles son empedradas y estrechas,
flanquedas de casas blancas con plantas y flores en sus balcones y fachadas.
Visitamos la catedral, algunas placitas y algunos palacios (por fuera); pero la
zona que más nos gustó fue la del puerto antiguo, al que se accede a través de
un arco, un puertecito pequeño y coqueto con muchas barcas de colores y
parapetado en tierra por la muralla de la ciudad.
Como el día era bastante desapacible y no mejoraba volvimos temprano a Bari.
Miércoles, 24 LECCE -
BRINDISI
Hoy hemos visitado dos
de las ciudades más grandes (aparte de Bari) del sur: Lecce y Brindisi.
Una vez vistas las dos,
hemos de decir que Lecce es una maravilla, pero Brindisi no merece mucho la
pena, aunque tiene algunas cosas interesantes. Si hay tiempo de sobra se pueden
ver las dos, pero si no, es mejor optar por Lecce. Nosotros hemos pensado que
deberíamos haber pasado todo el día en Lecce y no ir a Brindisi, pero a
posteriori es fácil decirlo. Hemos recorrido las dos.
A Lecce la denominan la ciudad barroca o la Florencia del Sur, y se encuentra a unos 150 Km de Bari.
Lo primero que hacemos al llegar es ir a la oficina de turismo en la Plaza del Duomo donde nos han dado un plano con los monumentos más importantes y la ruta aconsejable para visitarlos.
Lo más relevante de
Lecce son sus iglesias barrocas y algunos edificios del mismo estilo, además de
algunas ruinas romanas.
Todos los monumentos, religiosos o no, son de pago y lo más aconsejable es sacar un ticket para los 5 principales que cuesta 11€ (en el plano están señalados estos con un color diferente al resto para identificarlos fácilmente).
Comenzamos la ruta por
el antiguo seminario (donde se
encuentra la oficina de turismo) y el Museo
de Arte Sacro (como todos: mucha plata y casullas).
El seminario ahora se
usa como museo y en sus salas se exponen obras de arte moderno. También, en
esta ocasión, había en la biblioteca una exposición de libros antiguos, muy
interesante.
A continuación entramos
a ver la catedral y la cripta, que se encuentra en la misma plaza. Esta plaza
tiene una peculiaridad y es que es cerrada y a ella sólo se puede acceder por
un lado.
La catedral de Nuestra Señora de la Asunción tiene dos fachadas, una a la plaza principal y otra a otra plaza trasera. Cuenta con tres naves enormes y un campanario de 68 metros y cinco pisos que es el más alto de Europa. La cripta es también impresionante y alberga 92 columnas de piedra sin pintura.
A continuación nos dirigimos al resto de iglesias: la iglesia de San Mateo, con una fachada distintiva: una parte superior cóncava y lisa y una parte inferior convexa decorada con escamas y sillares; a la iglesia de Santa Clara, edificada sobre un edificio anterior del siglo XV y con una profusa decoración (como curiosidad: el falso techo de la iglesia se realizó en 1738 en papel maché e imita los de madera, que son mucho más caros); y finalmente a la basílica de la Santa Cruz, de la que dicen que es la más recargada de Europa, aunque a nosotros nos han parecido todas extremadamente recargadas. Esta última es la más bonita exteriormente, con una fachada impresionante; lo más llamativo es el enorme rosetón que se puede ver sobre la puerta: una auténtica maravilla.
Tomamos un café y nos
encaminamos a la plaza de San Oronzo
junto a la que se encuentran las ruinas del teatro y el anfiteatro romanos. La
verdad es que el centro histórico de Lecce es un auténtico museo al aire libre.
Cuando terminamos el recorrido es ya hora de comer y mirando en internet damos con un sitio muy chulo llamado El Anticuario, en el casco viejo. Se trata de un local especial y diferente, muy original, repleto de trastos y con una decoración curiosa. Los dueños fueron muy amables y la comida estaba buena, aunque es un poco caro.
Después de comer cogimos el coche y nos encaminamos a Brindisi.
A continuación cruzamos
la plaza en la que se encuentra la oficina a un edificio moderno, un teatro,
bajo el cual se encuentra la zona
arqueológica con numerosas ruinas romanas que se pueden visitar rodeándolas
por una pasarela.
También visitamos la plaza de la catedral y bajamos al puerto por la enorme escalinata en cuya parte superior se alza la Colonne Terminali della Via Appia, una columna romana con la que se marcaba el final de esta vía.
En Brindisi hay también dos castillos: el “Castello Rosso”, que recibe su nombre por el particular color rojo de su piedra; es un castillo aragonés que se construyó para defender la ciudad en 1491 sobre una isla frente al puerto. Lo vimos desde el puerto a lo lejos porque había que coger el coche para llegar a él y no nos apetecía mucho.
Por otro lado, en la
zona portuaria, se alza el Castillo Suevo
que es la segunda fortaleza de Brindisi y que ahora se utiliza para albergar exposiciones.
También en la zona del
puerto, en la zona conocida como “Casale”, frente a la ciudad, se encuentra el monumento al marinero de Italia, de 53
metros de altura y con la estatua de la Virgen “Stella del Mare”, sobre el
altar. Desde el puerto salen unos barquitos (que van y vienen constantemente)
por 1,10€ y te llevan hasta el monumento. Subir a él para contemplar las vistas
de Brindisi cuesta 3€.
Volvemos al interior de
la ciudad subiendo por la gran escalinata. Damos una vuelta por la zona
antigua, con bastante frío, y volvemos a Bari
Jueves, 25.
ALBEROBELLO - LOCOROTONDO
- MARTINA FRANCA - CISTERNINO
Hoy visitamos la “joya de la corona”, Alberobello (a 55 kilómetros de Bari).
La verdad es que
queríamos hacer este viaje por las fotos que habíamos visto en internet de este
pueblecito y que nos parecían muy curiosas.
Alberobello es conocido por las curiosas construcciones de sus casas denominadas “trulli”, unas pequeñas casitas cilíndricas en piedra seca, pintadas de blanco, y con tejados negros, cónicos o piramidales .La zona de Alberobello se considera la capital de los trulli ya que hay registrados más de 1500. Esta localidad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.
Terminado el recorrido cogemos el coche y nos dirigimos a Locorotondo, un precioso pueblecito blanco, de casas encaladas, de un redondo casi perfecto, en lo alto de una loma y rodeado de campos de cereales, olivos y viñas.
La zona antigua es muy pequeña y se puede visitar todo en una hora, pero merece la pena acercarse porque es un sitio encantador.
En la oficina de turismo nos dan un plano
con el itinerario recomendado y nos perdemos por sus callejuelas y pequeñas
plazas llenas de encanto. Lo más destacable de Locorotondo son sus callecitas,
algunas iglesias como la Chiesa Madre di
san Giorgio Martire (07:00-21:00), una pequeña capilla rural de 1050
dedicada a San Giorgio que ha ido
evolucionando a lo largo de los siglos ya que sobre ella está construida la
actual iglesia neoclásica, de entre finales del siglo XVIII y principios del
XIX, en la que destaca una gran cúpula de 35 metros; o la Chiesa della Madonna della Greca (7.30 a 12.30 y 16.00 a 20.00),
del siglo XVII, con una bóveda pintada al fresco. Y la que más nos ha gustado:
la pequeña iglesia de San Nicola, muy,
muy sencilla pero decorada con unos maravillosos frescos.
También hay que
destacar el Palazzo Morelli, con una
puerta decorada en piedra tallada impresionante y unos preciosos balcones de
forja. Muy coqueto. En general, todo el casco antiguo es muy coqueto.
Palazzo Morelli |
Nada más llegar, aparcamos
el coche y nos dirigimos al sitio donde hemos reservado para comer, un local
llamado La Pasteria (bottega della
pasta), donde sirven pasta fresca casera y que tiene muy buenas críticas en
internet. La verdad es que no nos ha defraudado porque la comida estaba
riquísima, el servicio y la atención ha sido muy buenos y el precio no ha
estado mal.
Tras la comida nos encaminamos al centro de la ciudad para recorrer la que llaman “la vecina elegante de Alberobello”.
Comenzamos por la Plaza de Roma, donde se ubica el Palazzo Ducale del siglo XVII que, según dicen, posee tres salas cubiertas por completo de coloridos frescos pero el horario es de 17:00-19:00 pero no tenemos tiempo para esperar a que abran, así que sólo lo vemos desde el exterior.
A partir de aquí nos
adentramos en el casco histórico que es un entramado de pequeñas y blancas
callejuelas en las que se esconden maravillosas iglesias como la barroca Basílica di San Martino (de
08:00-21:00), la Chiesa di San Domenico
(de 07:00-12:00 y 17:00- 20:00) o la original Chiesa di Cristo Re (de 07:00-12:00 y 17:00-20:00). También nos ha
gustado bastante esta ciudad.
En toda Puglia los
pueblecillos tienen multitud de recovecos, arcos, recodos, escaleras,
plazuelas, balconcillos…, pero este se lleva a palma. Es increíble y resulta
imprescindible perderse por el entramado de calles blanquísimas de su casco
antiguo. Hay tantos rincones preciosos que uno no sabe a dónde apuntar con la
cámara.
No obstante, aunque es verdad que nos ha gustado muchísimo, llama la atención la enorme cantidad de casas en venta o cerradas que hemos visto. No había un alma por las calles; parecía un pueblo fantasma.
Pese a todo es una
maravilla que nos recordaba en cierto modo a las medinas árabes mezcladas con
localidades famosas de las islas griegas.
Desde Cisternino, ya atardeciendo, hemos regresado a Bari. La verdad es que hoy habíamos previsto llegar también a Ostuni a última hora y conocer también este pueblo que llaman “el pueblo blanco”, pero no ha podido ser. Todo lo que hemos visitado hoy precisaba tiempo para deleitarse y no recorridos rápidos, así que Ostuni queda para otra ocasión.
Viernes, 26 BARI - POLIGNANO A MARE - OSTUNI
Hoy teníamos pensado
recorrer la zona del interior, especialmente tres pueblos: Gravina in Puglia,
Matera y Altamura pero lo más importante de Gravina –según hemos leído- que es Gravina Sotterránea está cerrada hoy y
sólo hay visita mañana por lo que cambiamos de planes y hoy visitaremos lo que
nos ha quedado en Bari (la fortaleza y la plaza Mercantile) y los dos pueblos,
Polignano a Mare y Ostuni.
Así que, tras el
desayuno nos acercamos dando un paseo hasta la ciudad vieja de Bari, en cuya
entrada se encuentra la Plaza Mercantile
que no habíamos visto el primer día. Esta plaza junto con la Ferrarese son las
plazas más bonitas. La plaza Mercantiles fue el antiguo centro político de la
ciudad medieval, con sus palacios nobles alrededor; en su centro podemos
ver la columna de la justicia, junto a la escultura de un león, llamada la
“Colonna Infame”, una columna a la que se ataban y se exponían al escarnio
público a los ladrones y deudores.
A continuación cruzamos el casco antiguo para llegar hasta el castillo, la Fortaleza de Bari. Se trata de un castillo normando-suevo del siglo XII que quedó destruido durante la guerra bizantina y se volvió a construir 100 años después. La entrada cuesta 10 € (parece cara, pero merece la pena).
Y la segunda, que es la
que más nos gustó, fue un montaje excepcional en una sala enorme en la que a través
de las ventanas que la adornaban se podían ver hologramas que recreaban figuras
y momentos de la vida cotidiana en la corte. Impresionante. Parecía que las
personas estaban allí mismo. Nos encantó.
El pueblecillo es
coqueto y tiene bonitas vistas de cortados sobre el mar. Nos perdemos un rato
por sus callejuelas, muchas de las cuales, en dirección al mar, terminan en
terrazas y balcones que ofrecen unas bonitas vistas del entorno.
Después de comer emprendemos
rumbo a Ostuni, otro típico pueblo blanco; de hecho, se le conoce como “la ciudad
blanca”. Es un pequeño pueblo de casitas encaladas rodeado de olivares que
bajan hasta el mar. Hay una oficina de información turística en la plaza en la
que nos dan información y un planito.
Aparcamos el coche en la plaza y justo en ese sitio había algo que nos ha llamado mucho la atención en todos los pueblos visitados: hay unos paneles por las calles en los que aparecen las esquelas de los muertos recientes con fotos. Es un poco raro ver esto, pero en Puglia está en todos lados.
El pueblo tiene muchas cuestas y subiendo por ellas siempre se llega a la catedral que está en la parte más alta. Es grandísima y se divisa claramente desde la carretera. Al lado está el palacio Arzobispal.
Recorremos durante el
resto de la tarde sus calles empedradas y terminamos en un mirador, cerca de la
plaza, que nos han indicado en la oficina de turismo, desde el que hay unas
vistas preciosas del pueblo. Hacemos unas fotos y volvemos a Bari.
Hoy vamos a cenar fuera, en una pizzería que tiene miles de críticas en Tripadvisor todas ellas sobresalientes: Pizzeria da Donato (muy cerca del apto.) Sólo abre de 19:00 a 24:00.
Ha resultado ser un
local exepcional. 100% recomendable. El servicio, la atención, el trato, la rapidez
y la comida son de 10. Y precios muy ajustados (las pizzas cuestan de 5 a 8€;
el cubierto 2€. Lo más caro es la bebida: cerveza 5€ y copa de vino 6€ (aunque
también se puede beber agua y sale muy económico) No obstante, nosotros pedimos
el “antipasti completo” (15€), un menú degustación que consta de 15 platillos,
fríos y calientes, de cocina típica, a cual más rico.
Recomendamos no
perderse una cena en este restaurante porque es de lo mejor; tiene las tres b:
bueno, bonito y barato. De hecho, debe de ser muy conocido en la ciudad porque
estaba a rebosar, pero aun sin reserva nos han colocado en una mesa en el
comedor. Genial.
Sábado, 27 GRAVINA IN
PUGLIA - MATERA
Hoy vamos a visitar la
zona del interior del tacón y algunas de sus localidades.
Comenzamos
dirigiéndonos a la más alejada Gravina
in Puglia a 56 km de Bari. Observamos durante el trayecto que las
carreteras y autovías en esta zona interior son mucho mejores y están mejor
conservadas que las de la costa.
Lo primero que hacemos al llegar es dirigirnos a Gravina Sotterranea, uno de los imprescindibles que anuncian como la “ciudad subterránea”. La verdad es que es un poco decepcionante ya que no es una ciudad subterránea sino que se trata de una serie de cuevas bajo las casas donde se guardaban víveres (como muchas que tenemos en los pueblos castellanos)
Habíamos contactado con ellos por mail ya que al tratar de reservar en la web, según los horarios que figuran en ella no coincidía la información con la realidad. En fin, mejor contactar a través del mail que hay en su web. Realmente esta atracción la ha puesto en marcha y la lleva una asociación de la localidad. Al llegar ya sorprende un poco la entrada cutre en un local viejo con una persiana metálica.
A las 10:00 en punto llegó la guía, una joven amabilísima que habla un poco de español y nos conduce al interior de la cueva bajando unas escaleras. Esta primera cueva no es muy grande, aunque la visita continúa saliendo al exterior y atravesando varias calles del casco antiguo para llegar a otra cueva, esta sí, mayor. El tener que salir y luego volver a entrar se debe a que, aunque las cuevas se comunican, la mayoría son privadas y no todos los dueños han dado permiso para que se visiten. En resumen, esta actividad no nos ha resultado nada interesante ya que, como digo, son cuevas vulgares y corrientes donde se guardaba y fabricaba vino, exactamente iguales a las que hay en cualquier pueblo manchego.
Finalizada la visita
nos tomamos un café con pastitas en la plaza antes de proseguir con el
recorrido.
Lo más relevante, curioso y desconocido de Gravina es el acueducto sobre el arroyo Gravina, construido por la familia Orsini en 1700. La chica de la visita anterior nos ha indicado el camino para llegar al mirador desde el que se tienen las mejores vistas, y hacia ahí nos dirigimos. Al llegar resulta que el acueducto está en restauración y cubierto de plástico; aunque las vistas desde el mirador, con el valle, algunas ruinas romanas, el acueducto tapado y una pequeña capilla rupestre en la cima, son muy bonitas.
La entrada cuesta 3,5€ y merece mucho la pena. Tiene una columnata tallada en la roca y varios pequeños altares y estatuas.
Finalizada la vista nos dirigimos a Matera, una localidad que no se encuentra propiamente en la región de Apulia sino que pertenece a Basilicata.
La ciudad antigua de
Matera es una verdadera maravilla. Se conoce por los “sassi” y las iglesias rupestres que fueron catalogados como
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1993. Los sassi son cuevas y
viviendas excavadas en las rocas, habitadas desde el siglo VIII, aunque
realmente han venido siendo ocupadas ininterrumpidamente desde el Paleolítico.
En la actualidad, algunas de ellas albergan locales de hostelería y hoteles de
lujo.
Pasamos el resto de la tarde recorriendo todo el casco antiguo que es inmenso. Realmente es una de las localidades que más ha merecido la pena. Es realmente maravillosa.
Hay algunos sassi que
se pueden visitar por dentro para ver cómo vivía o vive la gente en ellos, pero
nosotros no hemos entrado.
San Nicola |
Vemos atardecer desde uno de los miradores que ofrece unas vistas espectaculares de los sassi y cogemos el coche para ir a Altamura, aunque ya es tarde y finalmente dejamos esta visita para otra ocasión y volvemos a Bari.
Sobre Altamura hemos
leído que es bastante interesante. Altamura quiere decir “murallas altas” ya que
toda ella fue amurallada para protegerse de saqueos y guardar en su interior
las riquezas de los comerciantes que, poco a poco, iban construyendo sus
palacios en la ciudad. Lo más característico de Altamura son los llamados
“Gnostre”, que significa “claustros” en el dialecto local, pero no la idea de
claustro que tenemos nosotros sino que son pequeños callejones que no parecen
llevar a ningún lado y que, a veces mediante arcos y pasajes angostos,
desembocan en pequeñas plazas cerradas y sin salida.
Una pena no poder ver
esta localidad, pero no hay más tiempo. No pensábamos que Matera fuera tan
imponente y su visita bien puede ocupar un día completo.
Domingo, 28
Tras el desayuno
recogemos el apartamento y emprendemos el camino al aeropuerto. Dejamos el
coche y esperamos nuestro vuelo de vuelta que, también en esta ocasión,
sorprendentemente sale a su hora.
Y fin de las vacaciones
en Apuglia.
CONCLUSIONES:
1) Lo que más nos ha
gustado y sorprendido ha sido: la ciudad de Bari, Cisternino (como
pueblecito coqueto), Alberobello
(trulli) y Matera (sassi). El resto
está bien, muy bien, pero si se viene a la zona sólo tres o cuatro días, en
nuestra opinión, lo mejor son esos cuatro sitios.
2) Conducen como
psicópatas. Es muy estresante conducir por aquí ya que, aparte de que las
carreteras, calles y autovías tienen el firme hecho polvo, con enormes
socavones, y continuas obras, la gente parece suicida.
Por un lado, los
intermitentes no existen; nadie los usa, ni para salir a una calle, ni para
adelantar, ni para acceder o salir de la autovía o carretera. Deberían hacer
los coches italianos sin intermitentes.
Por otro lado, las
autovías no tienene apenas carril de acelaración por lo que la gente se mete a
la autovía a 70 km/hora, sin respetar a los que ya circulan por ella, sin
intermitente y a lo loco, sin ceder el paso, por lo que los demás son los que
tienen que frenar bruscamente ya que, para remate, los del carril rápido van a
toda pastilla, dando las luces, como locos. Para colmo nadie va por su carril
sino que en la autovía van haciendo eses pisando continuamente la línea central
y casi rozando a los demás. En fin, horroroso.
De los pasos de cebra
ya ni hablo. Lo único que respetan son los semáforos, y no todos. La gente
entra y sale a las carreteras en cualquier medio de locomoción sin ninguna
indicación, a la velocidad que les parece, y sin importarle el resto de
conductores. Cada uno a su bola.