Es
la ciudad con más rasgos andalusíes de Marruecos y se le conoce con el
sobrenombre de "Paloma Blanca" debido al encalado de su medina y
el tono de los edificios españoles del siglo XX. Entre 1913 y 1956 fue la
capital del protectorado español de Marruecos, quedando muy presente su pasado
en la arquitectura de la zona del Ensanche.
Sábado, 18 de febrero
Salimos de Albacete con dirección a Alicante desde donde volamos con Ryanair. En esta ocasión, como solo hemos viajado 8 personas, no hemos cogido microbús sino que hemos reservado el transfer de ida y vuelta por internet con una empresa llamada Zonetransfer (https://www.zonetransfers.com/). Es una empresa súper seria, con muy buena comunicación y que ha funcionado de maravilla. A las 07:30 en punto nos esperaba en el lugar acordado el chófer con una furgoneta de 9 plazas reluciente.
El vuelo despega más o menos a su hora y finalmente llegamos a Tetuán donde
nos esperan dos taxis, contratados a través del riad, para llevarnos al
alojamiento.
El riad está muy cerca del Palacio Real, a escasos metros de la
Plaza del Mechouar (Plaza de Hassan II) que sirve de nexo entre el Ensanche
español y la medina tradicional, donde se
encuentra su entrada principal.
Finalizada la comida decidimos visitar, en primer lugar, el Museo
Arqueológico (Av. Ben
Hssain, 2, cerquísima del restaurante y del riad) ya que
cierra pronto (10:00-18:00, y martes cerrado) El precio de la entrada son 10 DH (1€ más o menos)
El museo cuenta con casi un siglo de antigüedad desde su creación en el primer cuarto del siglo XX. Se ha contemplado la fecha de julio de 1940 como el momento inaugural dato que es erróneo pues sólo corresponde a la inauguración de la sede del mismo en la calle Ben Hossain. El Museo Arqueológico de Tetuán existe desde 1923, cuando se inauguró por primera vez y es uno de los más antiguos de Marruecos.
En primer lugar se entra en un jardín de estilo andalusí donde se exponen, ¡al aire libre!, mosaicos romanos y ánforas del siglo II, procedentes de Lixus. A continuación accedemos al interior en el que se pueden visitar 3 salas:
La primera con utensilios tallados en piedra de la época prehistórica, cerámicas de la época neolítica y posterior. En esta sala también hay una muestra pequeña del Cromlech de Mzora, único monumento megalítico en Marruecos. Tiene 176 monolitos que rodean una zona elevada de aproximadamente 6 metros. Dice la leyenda que es la tumba del gigante Anteo, construido en el siglo III-IV a.C.
La segunda sala es todo un maravilloso mosaico romano procedente de una casa de Lixus.
En la tercera sala se exponen utensilios, recipientes y objetos de actividades diarias, de cocina, de pesca, de comida, lámparas, muebles, elementos para ritos funerarios, etc.
El museo es pequeño y se ve rápido, aun así terminamos cuando estaban
cerrando. La impresión general
es de que está un poco descuidado, especialmente el interior.
El resto de la tarde la dedicamos a recorrer el centro de la ciudad moderna (plaza Mechouar, Avda. Mohammed V, Avda. ben Hassain, Avda. Msalla Lakdima...), con calles, plazas y cafés repletos de gente y muy animados; también nos adentrarnos un poco en el zoco de la Medina que al atardecer bulle de animación, aunque decidimos hacer un recorrido más extenso por él en los próximos días.
Por la noche hemos reservado para cenar en un famoso y recomendado restaurante, El Reducto, que es también un riad. El comedor ocupa el patio entero del riad. Los camareros son muy amables, el sitio es precioso y el ambiente muy agradable; la comida, excelente. Además sirven alcohol (cosa rarísima). Es un restaurante caro para los precios de Marruecos, pero merece a pena y es muy recomendable. (https://www.elreducto.com/es/).
Con una cena estupenda ponemos fin al primer día en la ciudad.
Domingo, 19 de febrero
A las 10:00 nos encontramos con nuestro guía, Mohammed, en la puerta del
Teatro Español para hacer un tour de medio día que hemos reservado a través de
Guruwalk: El mejor Free Tour y El más completo de Tetuán . Descubre El Encanto De
La medina y sus Historias, un free tour por Tetuán durante 2,5 horas (https://www.guruwalk.com/es/walks/44454-el-mejor-free-tour-y-el-mas-completo-de-tetuan-descubre-el-encanto-de-la-medina-y-sus-historias?utm_source=mktauto&utm_medium=email&utm_campaign=meeting_point_moved )
El guía se presentó con un hombre mayor (creo que se llamaba también
Mohammed) que fue el que realmente nos hizo el tour, él iba y venía, y el
tiempo que estaba dejaba al otro hablar. Según nos dijo, estaba aprendiendo
para ser guía. La verdad es que se sabía todo, pero se le entendía mal. El
Mohammed joven hablaba mucho mejor.
En fin, comenzamos la visita en el Cinema español para dirigirnos después
hacia la plaza más bonita de la ciudad, la plaza la plaza Riad Lfeddan con vistas a Medina. Es una plaza
preciosa y lo mejor son las impresionantes vistas de la medina que se
contemplan a su espalda. Al ver sus casas encaladas de blanco, encaramadas en la pequeña
colina no podemos evitar pensar en los pueblos de Andalucía. En la parte alta
se divisa un gran edificio cuyos tonos marrones contrastan con el blanco de las
casas; se trata del antiguo Cuartel
de Regulares.
Al frente de la plaza se extiende el barrio llamado del Ensanche, del que el guía nos da unas cuantas explicaciones, pero que no vemos ya que este tour se centra, al parecer, en la zona más antigua. Ya lo veremos esta tarde.
Así que desde la plaza nos adentramos en la medina traspasando la Bab Tut, unas de las 7 puertas que dan acceso a ella. Por esta puerta y siguiendo la dirección derecha entramos en la calle Tranqat, eminentemente comercial de frutas, verduras, pescado y cacharrería. En ella destaca la Zaouia de Mouley Mohamed, con un alto y blanco alminar.
A partir de aquí comenzamos un recorrido por la Medina que nos lleva por los diferentes barrios que la componen. Gran parte de la medina es peatonal y está llena de actividad, ya que allí se congregan multitud de tiendas de todo tipo. Es muy bulliciosa, con calles sinuosas llenas de tiendas y zonas que se abren a hermosas y tranquilas plazas, callejas largas y estrechas, rincones con mucho encanto y grandes puertas.
La medina está formada por cinco
barrios: al este, Al-Balad,
barrio aristocrático; al sureste Souiqa,
el más antiguo; junto a la plaza Hassan II, el barrio judío o Mellah; al sur Tranqat, barrio comercial y al oeste Al-Ayun, el barrio más popular.
Algo curioso es que, según los nos dijeron, en cada barrio de toda
medina debe haber siempre una fuente, una panadería y una mezquita; y en esta
se pueden ver en el suelo algunas piezas de cerámica que representan estos tres
lugares e indica dónde se encuentra el más cercano de cada uno de ellos.
Y otra curiosidad para no perderse es una idea/truco introducido
por las autoridades españolas durante los tiempos del protectorado. Si en el
centro de la calle ves tres filas de adoquines es que estás en una calle
principal con llegada a alguna de las puertas (babs); si tiene dos, estás en
una calle secundaria con conexión a una principal y si tiene una estás en un
callejón sin salida.
En la parte alta visitamos también las tenerías, o curtiderías, una
de las sorpresas que ofrece la ciudad y que muy pocos conocen. Una curtiduría
es donde se realiza todo el proceso del trabajo de las pieles y el cuero. Estás
curtidurías al no estar tan masificadas como Fez o Marrakech tienen un precio bastante
razonable. Para entrar a ellas es necesario hacerlo con guía.
El último barrio que recorremos es el Mellah, el barrio judío, donde llaman la atención sus calles rectas y sus casas con ventanas (aquí se puede visitar la Sinagoga de Isaac Ben Wallid, pero estaba cerrada hoy) y desde aquí volvemos a la plaza de Fedaan (antigua Plaza de España) donde finaliza el tour sobre las 13:00.
El guía nos recomienda un local cercano para comer, La Unión, pero no nos gusta mucho y decidimos repetir en El Reducto. Por supuesto, un acierto.
Tras la comida nos encaminamos hacia la parte baja de la ciudad, a la Avda.
de Hasam I, donde se encuentra el CAMT, Museo de Arte Moderno de Tetuán.
Comenzamos el recorrido dirigiéndonos hasta el Mercado Central que
atravesamos para ir a parar a un mirador desde el que se divisan unas vistas
espectaculares de la ciudad. Desde ahí, hay unas escaleras que van a dar a la
avenida en la que se encuentra el museo. El CAMT se halla ubicado en
el edificio de la antigua estación de ferrocarril. Visto desde la avenida se
trata de una bonita y coqueta construcción de principio de siglo y estilo
colonial, en blanco y verde, restaurada. Pero la parte trasera, por donde se
accede, es un edificio muy moderno y funcional con un amplio patio.
Inaugurado el 20 de noviembre de 2013, el CAMT cuenta con cuatro salas según su temática y secuencia histórica: Sala del Protectorado que aborda de 1913-1956; Sala de los pioneros artistas marroquíes de 1956-1979; Sala de las Artistas y Escuelas Libres de Marruecos de 1979 a 1993 y Sala de las Nuevas Tendencias, desde 1993 hasta la actualidad.
Desgraciadamente hoy estaba cerrado y sólo pudimos ver el edificio y los jardines exteriores.
Sin nada más interesante por la
zona, volvimos hacia el centro, pero esta vez subimos recorriendo toda la Avda.
de Hasam; desde allí dimos unas vueltas por el barrio del Ensanche para
terminar merendando en una pastelería francesa muy recomendable, Errahmouni
Sweets, en la Avda. Youssef Ibn Tachfine, una perpendicular a la arteria
principal de Mohammed V.
Descansamos un poco y decidimos adentrarnos en el zoco que solo habíamos visto rápidamente por la mañana. Así que desde aquí subimos hasta la Plaza del Mechouar (Hassan II) donde está situado el Palacio Real (que ya vimos ayer puesto que está al lado de nuestro riad). No podemos ni acercarnos ya que está protegido por policías y por una zona vallada que ocupa casi la plaza entera. Este palacio fue la residencia del sultán durante los años del protectorado español.
Junto
al palacio, a la derecha, se encuentra el Arco del
comercio Bab Ruah,
que da acceso al zoco, en concreto a la calle Tarrafín,
una de las más amplias y hermosa de la Medina, llamada también "la calle
del oro" ya que en ella abundan las joyerías. Está cubierta con arcos de
madera. Alrededor de la calle
Terrafin se encuentra todo el barrio de los artesanos. Lo
interesante de este zoco es que es totalmente tradicional y esto se ve
reflejado en los precios de los artículos y en los objetos.
El zoco de Tetuán, al igual que el resto de
zocos de Marruecos, está dividido por zonas: el zoco de los artesanos, de las
verduras, el zoco de los tejedores, el zoco de los joyeros, de los dulces,
etc. Nos adentramos en el caos y ajetreo de los puestos y tiendas que a
esta hora bullen de actividad. Algunas del grupito se vuelven al riad agobiadas
por el bullicio hasta la hora de la cena; pero otras nos quedamos y nos
perdemos sin rumbo por el laberinto de calles que lo forman.
La verdad es que nos adentramos mucho y llegó un momento que las calles estaban un poco desiertas y los puestos se empezaban a cerrar por lo que imponía estar por allí; pero casualmente dimos con un guía marroquí que hablaba español, un señor mayor, que nos condujo, atravesando muchas zonas interesantes y ofreciéndonos explicaciones de la ciudad y de la medina, hasta el restaurante donde habíamos reservado para la cena, el restaurante Blanco (https://www.blancoriad.com/restaurante-marroqui-y-moderno/.
Al igual que el Reducto, este restaurante
pertenece al riad del mismo nombre y se encuentra en la misma calle, aunque no
nos gustó tanto, ya que, aunque la comida sí es buena, no hay alcohol y el
servicio no es tan atento. El sitio sí es bonito y el restaurante ocupa todo el
patio interior del riad; además, también tiene
un gran jardín exterior, muy acogedor, con mesas para tomar una copa o comer. De
precio, más o menos igual, o sea, caro.
Lunes, 20 de febrero
Para hoy tenemos la visita de dos lugares muy interesantes: Chaouen y
Tánger. Como no tenemos mucho tiempo y cada una está en dirección opuesta desde
Tetuán, hemos optado por concertar (por wasap, de forma particular, antes de
nuestra llegada) con el mismo guía, una excursión de día completo a ambos
lugares (comida, traslados y guías en ambas incluidos). 100€7persona. Caro,
pero muchas veces hay que pagar la falta de tiempo y el deseo de hacer
determinadas actividades. En fin, la verdad, fue un acierto.
A las 07:00, como cada día, aunque hoy mucho más temprano, nos tenían preparado
el desayuno para poder estar a las
08:00 en la puerta del Cinema Español desde donde salimos hacia Chaouen,
nuestro primer destino. El ajetreo de gente, vendedores, coches, motos,
camionetas… que hay en esta ciudad tan temprano es increíble.
Sobre las 10:00 llegamos a Chaouen donde nos espera un guía para realizar a lo largo de 3 horas un recorrido completo. La verdad es que hemos llegado cuando la ciudad aún estaba prácticamente dormida, todo cerrado y sin turistas por lo que hemos disfrutado de un paseo bastante tranquilo y de poder hacer fotos de esta preciosa localidad sin una masa de turistas estropeándolas. Según avanzaba la mañana el alboroto y los turistas iban tomando las calles y también resultó interesante ver el pueblo en pleno apogeo.
Chefchaouen (que
significa “mira los picos”, por su cercanía a dos montañas) también
conocida como Xauen o Chefchaouen nació como base de las tribus bereberes en el
siglo XV. A partir de 1471 el asentamiento creció gracias a la llegada de
exiliados judíos y musulmanes de Granada (Al-Andalus)
El corazón de Chaouen es su medina, que es famosa por sus calles y edificios pintados de azul. Pasear por las estrechas calles de la medina es una experiencia única, con sus casas encaladas y sus puertas y ventanas pintadas de azul brillante. Es un lugar perfecto para disfrutar de un ambiente relajado, comprar artesanías locales y tomar fotografías únicas. La medina de Chaouen es un lugar excepcionalmente pintoresco y fotogénico.
Comenzamos en la parte alta desde
donde hay unas vistas preciosas de la zona del río y de los antiguos lavaderos de Ras-El-Ma (hoy reconvertidos al
turismo) Estos antiguos lavaderos se
encuentran justo en la bajada de las cascadas con el mismo nombre. Se llega a
ellos a través de la puerta más oriental
(Bab el Onsar) que da acceso al río grande (Oued el Kebir), bajando y cruzando el puente; es un
paseo. Nosotras los vimos desde la parte alta de la medina, justo al traspasar
la puerta, pero no había mucho tiempo y no bajamos hasta el río.
Volvemos a entrar y continuamos recorriendo la medina, sin parar de hacer fotos, ¡uno no sabe dónde mirar!; en ella los colores vibrantes de los productos en las tiendas y bazares contrastan con el deslumbrante blanco azulado de las casas. Atravesando las serpenteantes callejuelas llegamos la Plaza Uta el-Hammam, que es la plaza más céntrica de Chefchaouen. Aquí hay numerosos restaurantes y bares que son el lugar ideal para disfrutar de un té de menta o degustar algo de comida en alguno de sus establecimientos, mientras se observa el ir y venir de la gente y se admira la belleza de la Gran Mezquita construida a finales del siglo XV y la Kasbah, una fortificación histórica que en el pasado protegía a la ciudad de los bereberes, enfrente. Nos sentamos un rato en una terraza de la plaza justo frente a la kasbah para degustar un té a la menta y descansar un poco.
Sobre las 13:00 abandonamos la medina y nos dirigimos a la parte nueva donde tenemos reservada la comida en un restaurante local (incluida en la excursion), ¡fatal!. Un gentío increíble, varios autobuses de turistas en un restaurante regulero, a tope, con camareros y jefa de sala muy desagradables con los que tuvimos un encontronazo porque no querían que nos sentáramos cerca de la ventana y amenacé con poner en redes una crítica negativa gracias a lo que cambió de opinión y, al menos, tuvimos luz natural. Un lugar feo, sin ventilación, de varias plantas y buffet regular con colas muy desagradables. Esto ha sido lo peor de toda la excursión. Recomendación: elegir personalmente el sitio.
Finalizada la horripilante comida volvemos al bus para dirigirnos a Tánger donde llegamos, tras casi tres horas de viaje, sobre la 16:30. Yo ya había estado hace años en esta ciudad y fue muy bonito recorrer los lugares que visité en mi viaje anterior.
Llegando a la ciudad, recogemos al guía que nos va a acompañar en la
visita.
El primer lugar al que nos dirigimos fue el Cabo Espartel, a 14 kilómetros al oeste de Tánger (unos 25 minutos). El promontorio domina el mar desde una altitud de 315 m y se beneficia de una pluviometría abundante favorable a la vegetación. Por la parte inferior las olas del Océano Atlántico han excavado unas cuevas conocidas como las Cuevas de Hércules porque, según la leyenda, en esta cueva descansó el héroe tras separar la tierra que unía Europa y África. Actualmente solo son una atracción turística pero antaño los habitantes de la región acudían a ellas para tallar las piedras de molino ya que el material para fabricarlas se extraía de sus paredes.
Nada más dejar la furgoneta nos dirigimos a
ellas pero no podemos entrar porque están cerradas así que nos conformamos con
verlas desde el exterior. No obstante, la entrada vale 10 dh y otros 10 dh para
el parking.
Pero lo que más llama la atención del Cabo Espartel es su faro (que comenzó a funcionar el 15 de octubre de 1864). Al acercarse a él, uno queda impresionado por su arquitectura imponente y la fusión de influencias culturales que lo conforman; la combinación de elementos de la arquitectura islámica y militar local crea una estética única. Es una vista preciosa.
La tierra que rodea el Cabo Espartel ha sido preservada en gran medida y se ha convertido en una Reserva Natural protegida donde locales y turistas pueden disfrutar de preciosas vistas y paseos por senderos con vistas al mar. Hacemos algunas fotos y nos dirigimos a la ciudad.
La visita de Tánger comienza en el Zoco Grande, el antiguo mercado rural, hoy llamada plaza 9 de Abril, que es el centro neurálgico de la ciudad. Es una plaza rodeada de mercados y zocos, recientemente renovada en la que destacan: La Mezquita de Sidi Bu Abid con minarete de cerámica de 1917, El Palacio del Mendub y La Medubia, con sus jardines donde se encuentran dragos centenarios y restos de cañones de los siglos XVII – XVIII y, detrás, el cementerio musulmán hoy transformado en un gran parque público pese a que conservan algunas lápidas y tumbas como testimonio de su primitivo uso. Frente a ella se encuentra la puerta Bab Fahs que da acceso a la medina, con su interesante mercado y la famosa calle Siagín.
El centro neurálgico de la medina es el zoco chico que una placita rodeada de cafés y viejos hostales, situada al final de la calle Siagin. En ella destacan los famosos cafés Tingis y el Central, lugares de reunión de los artistas de la época internacional de la ciudad. Junto al café Tingis se inicia la calle de los Mouahidines, principal zona de ventas de artesanía.
La Alcazaba o Kasbah es la zona alta de la medina, está rodeada de murallas y ofrece bonitas vistas de la bahía Tánger y el puerto. A ella se accede desde el Zoco Chico subiendo por las típicas callejuelas de la Medina, o por el exterior, avenida de Italia. Nosotros subimos atravesando la medina.
También hay un museo-palacio, el antiguo palacio del gobernador, Dar el Makhzen, del siglo XVIII, que tiene unos bonitos patios y jardines y hoy es sede del museo de Artes Marroquíes y histórico; y el palacio adjunto, Dar Shorfa, es sede del museo arqueológico. Todos estaban cerrados y solo los vimos por fuera.
A lo largo del paseo nos hemos dado cuenta de que el ambiente de la kasbah es muy diferente al ambiente de la medina porque en esta sus habitantes han mantenido sus costumbres y forma de vida mientras que en el resto de la Kasbah casi todo se ha transformado de cara al turismo con galerías de arte, tiendas pequeñas, riads, museos…
Volvemos a bajar atravesando de nuevo las
calles de la medina hasta la placeta del pequeño zoco donde nos sentamos a
tomar un té en el café Central. Desde aquí bajamos hacia la zona del puerto
donde nos espera el coche para volver a Tetuán.
Una vez de vuelta, nos despedimos de Mohammed y nos encaminamos al riad El Reducto donde cenamos estupendamente, como siempre, y con el que nos despedimos de Tetuán ya que mañana volvemos a España.
Tras el desayuno subimos a la azotea del riad para hacer unas fotos de las maravillosas vistas que desde él se divisan de la medina.
Hoy es el último día en Tetuán y, como el vuelo sale por la tarde, decidimos recorrer algunas zonas del centro que no hemos visto y el barrio del Ensanche que, según dicen, es el mejor barrio colonial de Marruecos.
El Ensanche es un barrio de casas blancas y calles distribuidas en
cuadrículas, planificado y construido durante la época del llamado Protectorado
español en Marruecos. Este periodo de la historia de Tetuán duró varias
décadas, desde 1913 hasta 1956, año en el que Marruecos consigue la
independencia.
Desde la plaza Fedaan, al aldo del
riad, recorremos toda la avenida de Mohammed V hasta llegar a la plaza de Moulay
El Mahdi. Todo el barrio, con sus blancos edificios de estilo español, se
distribuye alrededor de esta plaza.
Cruzamos esta bonita plaza circular y pasamos delante de la catedral de Nuestra
Señora de la Victoria, erigida en 1919; esta iglesia amarillenta hoy en día
está cerrada. También se encuentra en ella el edificio de correos.
Aunque El Ensanche está bastante
abandonado y muchos edificios necesitarían un lavado de cara, la verdad es que
el barrio tiene mucho encanto con su aspecto decadente. Paseando por sus
calles, se pueden ver algunas cafeterías y pastelerías muy típicas y antiguas, donde
sirven deliciosos dulces tanto españoles como típicos de Marruecos.
Ya de vuelta, callejeamos un poco más y llegamos al Instituto Cervantes al que entramos para ver una exposición.
Sobre las 12:30 volvemos al riad a por el equipaje y nos recoge el transfer para llevarnos al aeropuerto.
Sobre las 16:30 llegamos a Alicante donde nos espera el mismo transfer que a la venida para volver a Albacete.