ÁVILA y SUS PUEBLOS. Ruta de Isabel La Católica (Junio, 2024)

Hemos pasado una semana recorriendo la provincia de Ávila y sus pueblos, algunos de los cuales fueron villas importantes en la vida de Isabel, la Católica.


Domingo, 23 de junio


Salimos de Madrid en autobús hacia Ávila, desde la Estación Sur. El viaje está bien y no se hace pesado. Hacemos una parada en el Puerto del Pico, en plena Sierra de Gredos, un paraje desde el que se divisa, entre otras cosas, un tramo de la calzada romana estupendamente conservada. Desde el parking se accede a un mirador desde donde hay una vista panorámica chulísima de la Sierra de Gredos. Tomamos un café y seguimos ruta hacia Ávila donde llegamos a la hora de la comida.

Nos hospedamos en el hotel  Izán Puerta de Gredos, en la localidad de El Barco de Ávila (Ver mi crítica en Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1078711-d1104828-r996992148-Hotel_Izan_Puerta_de_Gredos-El_Barco_de_Avila_Province_of_Avila_Castile_and_Leo.html), un hotel precioso en plena naturaleza. La pena es que la piscina estaba cerrada porque lo están remodelando.

Dedicamos el resto de la tarde a recorrer los alrededores y posteriormente nos acercamos dando un paseo al pueblo de El Barco que se encuentra a 2,7 km. del hotel, donde visitamos el puente romano o puente viejo, sobre el río Tormes, una construcción de siete arcos y origen romano, aunque fue reconstruido en el siglo XII y que aún hoy se conserva perfectamente.


Lunes, 24            ÁVILA

 

Ávila es la ciudad amurallada mejor conservada de España pues cuenta con una muralla medieval románica conservada en su totalidad. Ya en 1884 las murallas de Ávila fueron declaradas Monumento Nacional, y en 1982 la ciudad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico.

Posteriormente, en 1985, la ciudad antigua de Ávila, su muralla y las iglesias extramuros de San Vicente, San Pedro, San Andrés y San Segundo fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en 2007 se amplió esta declaración a las iglesias de San José, Santo Tomás, San Martín, Santa María de la Cabeza y San Nicolás.

Al llegar a la ciudad nos dirigimos, en primer lugar a la Catedral de El Salvador cuya construcción es una mezcla de estilos románico y gótico; el templo está considerado como la primera catedral gótica de España. No se conoce con exactitud cuándo comenzó su construcción aunque se cree que data del año 1091  y que se llevó a cabo sobre los restos de la iglesia mozárabe de San Salvador.

El desarrollo de la catedral a lo largo de los siglos de construcción hace que existan diferentes estilos e influencias en ella, dando lugar a un conjunto exterior sobrio y fortificado pero que presenta un interior con una belleza y una espectacularidad propia del gótico. Es impresionante. Muy bonita. Es una curiosidad de esta catedral la existencia en la torre de la "Casa del Campanero" que se mantiene intacta tal y como la habitaron los últimos campaneros hasta los años 1950. La vivienda se encuentra al nivel del cuerpo de campanas y es una casa de sencillo estilo castellano con sala y dos alcobas, cocina con chimenea, y otras pequeñas habitaciones.

Finalmente, en ella reposan los restos de Adolfo Suárez, el primer presidente de gobierno tras la dictadura franquista y el historiador Claudio Sánchez-Albornoz.

Desde aquí nos dirigimos a la Plaza Mayor, también llamada Plaza del Mercado Chico, una plaza no muy grande, porticada en tres lados en uno de los cuales se encuentra el Ayuntamiento con dos pequeñas torres cuadradas y en el centro, un reloj y una campanita.

En el lateral de la plaza sin soportales se levanta la iglesia de San Juan Bautista con la arcada delante y una torre bastante chata. Este es uno de los templos más antiguos de la ciudad, de origen románico, aunque fue transformado a principios del S.XVI en estilo gótico, con evidentes influencias renacentistas.

Como curiosidad, en 1515, Teresa de Cepeda y Ahumada recibió el bautismo en esta parroquia, en una pila gótica del S.XV que aún se conserva.

En la misma plaza se encuentra el Palacio de los Velada, que hoy es un hotel con un patio renacentista interesante de tres plantas con columnas que se puede visitar.

Abandonamos la plaza Mayor y de paso hacia la Basílica de Santa Teresa nos topamos con el Palacio de Polentinos o de Contreras (entrada gratuita), del siglo XVI, que hoy es Archivo Histórico Militar y alberga al Museo del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra. Pese a que este tipo de museos no nos interesan mucho, entramos a echar un vistazo y el interior merece la pena. La construcción se articula en torno a un patio central rodeado de galerías con columnas y dinteles entre ellas con una gran ornamentación de estilo plateresco.

La siguiente visita, casi obligatoria en la ciudad, es la 
Basílica y el museo de Santa Teresa. Es un complejo en el que la iglesia, levantada sobre la casa natal de Teresa de Cepeda y Ahumada, forma conjunto con un convento carmelitano. La localización es muy llamativa ya que se encuentran en una zona elevada a la que se accede por unas amplias escaleras que configuran una especie de plaza con una escultura de la Santa. En la misma plaza, se encuentra también la Sala de las Reliquias (en la que se puede ver, por ejemplo, un dedo incorrupto de Santa Teresa; también hay una pequeña tienda de recuerdos.

El convento de Santa Teresa de Jesús  se fundó en el solar que ocupaba la casa de don Alonso de Cepeda y doña Beatriz de Ahumada, padres de Santa Teresa. En 1543, tras la muerte del padre, la casa cayó en ruinas. Los carmelitas descalzos, deseando honrar este lugar, decidieron construir una iglesia y convento sobre sus restos.

La basílica es bastante grande, de estilo barroco, con planta de cruz latina. Lo más llamativo se encuentra en el brazo derecho del crucero donde se puede ver la “capilla de la Santa” que presenta una profusa decoración en pan de oro y alberga una imagen de Santa Teresa obra de Gregorio Fernández. Esta capilla coincide con el lugar donde estuvo la habitación en la que supuestamente nació.

También es curiosa la llamada "habitación de Teresa" , un espacio que recrea la alcoba donde vivió y que incluye una cama con dosel, una jofaina y un cubo, un brasero, y un escritorio con un pequeño baúl, un candil, papeles para la escritura y una pluma; fue realizada por un carmelita de Toledo.

Finalizada la visita continuamos nuestra ruta y llegamos al Palacio de Superunda, un palacio renacentista que perteneció a

la familia noble y que el pintor Guido Capotti y su esposa compraron en 1954 y donaron posteriormente a la ciudad de Ávila. El Ayuntamiento restauró el edificio y hoy es un museo que expone los antiguos muebles del palacio y los cuadros de Caprotti (entrada 5€)

Continuamos recorriendo la ciudad por el Paseo del Rastro que discurre junto a la muralla y que llega hasta la plaza de Santa Teresa, en la que se puede ver una gran talla en piedra blanca de la misma. En este lugar se encuentra el alcázar, construido en el siglo XV, y reformado en los siglos XVI y XVIII. El acceso es gratuito y se pueden visitar la torre del homenaje así como la de los calabozos y el polvorín.



Muy cerca de la puerta del Alcázar se encuentra una de las iglesias más bonitas de Ávila: la Iglesia de San Pedro, en la Plaza del Mercado Grande. Es la segunda iglesia románica en importancia de la ciudad, después de la Basílica de San Vicente y su construcción comenzó en el año 1100 finalizando un siglo después. Destaca por su sencillez y el enorme rosetón de la fachada. El horario de visitas es muy reducido:  de 11:00 a 12:00 y de 19:00 a 20:00 por lo que no hemos podido visitar el interior.


Desde aquí nos dirigimos a la Basílica de San Vicente (entrada 3€) que se encuentra a la entrada de la ciudad y es una de las joyas del románico en España. Construida en el sitio donde, según la leyenda, fueron martirizados Vicente, Sabina y Cristeta en el siglo IV, su edificación se inició en 1130 y culminó en el siglo XII.

En el exterior la iglesia tiene tres portadas y el interior es de planta es muy sencilla, formada por tres naves con sus correspondientes ábsides, siendo el central de mayores proporciones y más profundo que los laterales. 

El elemento más destacado en él es sin duda el cenotafio (no alberga los restos, que como se ha indicado están en unas urnas en el altar mayor, sino que es un monumento funerario conmemorativo) de los santos titulares, realizada en piedra policromada en forma de arca con tejado decorado con escamas. 
En los laterales del sepulcro se relata la historia de la persecución hasta su muerte.

Una peculiaridad de este templo es que, junto con San Isidoro de León y Santa Gadea de Burgos, fue uno de los tres "templos juraderos" del reino de Castilla. En ellos se prestaba juramento decisorio y sagrado acerca de diferentes cuestiones hasta que el rito fue prohibido por los Reyes Católicos en 1505. En el caso de San Vicente, el juramento se prestaba ante el Cristo del lado posterior del cenotafio de los santos apoyando la mano sobre la rosa que hay bajo el mismo y que se conoce como "rosa juradera". 

Damos un último paseo por la muralla y abandonamos la ciudad en dirección al a un monte cercano donde se encuentra el mirador conocido como el Humilladero de Los Cuatro Postes, un monumento religioso formado por cuatro columnas dóricas de 5 metros de altura sobre cuyos capiteles se asientan los arquitrabes con las armas de la ciudad. En el centro del cuadrado formado por las columnas, sobre una peana, hay una cruz de granito.

Es un punto fabuloso para sacar fotografías ya que desde él hay unas vistas espectaculares de la ciudad y la muralla completa.

Para concluir nuestro recorrido nos acercamos al Real Monasterio de Santo Tomás que se encuentra en las afueras de la ciusdad y es una visita, en nuestra opinión, imprescindible.

Su construcción comenzó en 1482 y fue elegido por los RRCC como residencia de verano de la monarquía.

Este monasterio es bastante grande y cuenta con tres claustros y amplios jardines: el del Noviciado (el más antiguo y sobrio), el del Silencio (también conocido como Claustro de los Difuntos, que era el lugar escogido para enterrar a los frailes) y el de los Reyes (en la que los Reyes Católicos descansaban, aunque las últimas investigaciones señalan que este tercer claustro no habría sido construido por ellos sino por su nieto Carlos I. 



El Real Monasterio de Santo Tomás, con el paso del tiempo, llegó a ser utilizado como tribunal de la Inquisición, de hecho, en él pasó fray Tomás de Torquemada sus últimos años de vida.

Finalmente hay que destacar que este monasterio fue el lugar escogido por Isabel de Castilla (y así lo dejó dispuesto en su testamento) para enterrar al que iba a ser el heredero de la corona, el príncipe don Juan, único heredero varón de los RRCC que murió a la edad de 20 años. 



El príncipe había nacido con un labio leporino que le impedía hablar correctamente; era tartamudo y de constitución endeble desde pequeño (según investigaciones padecía síndrome de inmunodeficiencia primaria y murió a causa de ello)

Sus restos se depositaron en un impresionante sepulcro en mármol de Carrara se realizó varios años después de su muerte, por Domenico Fancelli, bajo las órdenes de Fernando el Católico, Rey de Aragón. El sepulcro fue profanado durante la Guerra de la Independencia y los restos mortales del príncipe se perdieron.

El recinto del monasterio se completa con dos museos: uno de ciencias naturales y otro de arte oriental con piezas muy bonitas.

En las afueras hay un jardín muy agradable con mesas y bancos de piedra donde, muchos abulenses, vienen los fines de semana.


 

Martes, 25      BARCO DE ÁVILA, BONILLA DE LA SIERRA Y PIEDRAHITA

 

Comenzamos nuestro recorrido de hoy por El Barco que está al lado de nuestro hotel y en concreto por la pequeña ermita de San Pedro. Según cuenta la leyenda, Pedro fue un vecino de la villa  que tras hacer muchas buenas obras por los demás peregrinando por diferentes territorios, incluso a costa de su patrimonio que vendió para ayudar a una prostituta, volvió a El Barco donde terminó sus días como ermitaño y penitente viviendo de la limosna. Cuando falleció las villas en las que había estado y predicado se disputaron su cuerpo. Al no poder llegar a un acuerdo, cargaron en una mula ciega el cuerpo del santo y dejaron que su voluntad determinase el lugar donde debía ser enterrado. La mula se dirigió hacia Ávila y, al llegar a la iglesia románica consagrada a los santos Vicente, Sabina y Cristeta, se introdujo en el interior del templo, se dirigió al brazo sur del crucero y golpeó con su pezuña en el suelo para marcar con su huella una losa de piedra y trasmitir así la voluntad divina sobre el lugar donde debían reposar sus restos. En la actualidad, san Pedro del Barco de Ávila posee altar y sepulcro en el brazo sur del crucero de la iglesia de San Vicente, lugar donde también se preserva la huella de la mula protegida por una reja de hierro forjado.

La ermita es pequeña y sencilla, con una pequeña campanita en la fachada; lo más curioso de ella es la historia de este personaje que nos ha contado el guía.

El Barco de Ávila  cuenta con un rico patrimonio, cuyo máximo exponente es la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Asunción, que visitamos a continuación. Se comenzó su construcción en el siglo XIV y finalizó en el XVI; es algo más austera de lo habitual para la época pero hay que tener en cuenta que la mayor parte de la iglesia fue construida en el siglo XII aunque los primitivos ábsides fueron demolidos en el siglo XIV y reemplazados por los actuales góticos.

En el interior lo que más nos ha llamado la atención es el preciso órgano decorado con pintura sobre pan de oro.

Desde aquí bajamos hasta el río Tormes para ver una de las construcciones más importantes de la villa: el puente romano, que nosotros ya habíamos visitado el primer día.

El puente, como ya dijimos, se conoce como “romano” aunque realmente es medieval ya que fue en el siglo XII cuando se reconstruyó permaneciendo intacto hasta hoy. 

Damos un paseo por los alrededores y cruzamos el puente para echar un vistazo a la pequeña, sencilla y coqueta ermita erigida al otro lado: la ermita del Santísimo Cristo del Caño.

El origen es muy curioso. Según cuenta la leyenda  en el siglo XIII, una gran crecida del Tormes arrastró, no se sabe desde dónde, y dejó orillado a la izquierda del río por encima del puente, un Cristo de madera de tamaño natural. Lo vieron unos caminantes y junto a la gente del pueblo lo condujeron en procesión a la iglesia parroquial, donde se dejó. A la mañana siguiente volvió a aparecer en el mismo sitio, lo llevaron de nuevo a la iglesia. Al día siguiente ocurrió igual, así que la gente se convenció de que quería permanecer a la entrada del puente y allí le erigieron una ermita, denominada del Humilladero inicialmente.

Hacemos unas fotos en el puente y emprendemos el camino hacia Bonilla de la Sierra.

Bonilla cuenta con un gran patrimonio cultural heredado de sus antepasados, siendo alojamiento y visita de reyes, nobles, eclesiásticos y gentes de todo tipo. Es un pequeño y encantador pueblo medieval que se ha conservado muy bien gracias a la muralla que lo cerraba y protegía por completo. A la hora en que llegamos el pueblo está totalmente desierto, así que podemos verlo casi en soledad.

Se accede al pueblo a través de un arco y tras un pequeño tramo de calle empedrada se llega a la plaza en el que se alza una imponente iglesia, demasiado grande en relación al tamaño del pueblo: la colegiata de San Martín de Tours cuyo interior está repleto de tumbas dedicadas a nobles, monjes, inquisidores… 

Ahora el templo está cerrado al público y hay que llamar al Ayuntamiento (920 362 708) para reservar visita.

El edificio, empezado a construir en la primera mitad del siglo XV, es de estilo gótico. 

Cuenta con una única gran nave segmentada en cinco tramos mediante arcos apuntados. La torre, del siglo XVI, es de planta cuadrada. 
En el interior destaca el retablo barroco que cubre todo el frontal y especialmente las diez tablas pintadas en las que se narran diferentes acontecimientos significativos de la vida del patrón del templo, San Martín de Tours. Algunas de las obras que los componen fueron expuestas en Las Edades del Hombre en la catedral de Ávila.

Además de la colegiata, es interesante la Plaza Mayor en la que convergen las calles de la villa. En ella aún hoy se conservan algunas casas tradicionales porticadas muy bellas. Las fachadas cuentan con el característico entramado castellano de vigas de madera, piedra
y adobe, y bajo ellas se pueden ver los soportales adintelados con columnas de piedra.

El pueblo conserva también sus calles empedradas y partes del castillo del siglo XII como la torre del homenaje en la que aún se pueden ver restos de frescos con escenas de caballería.


A la salida de Bonilla, entre la Puerta de Piedrahíta y los restos de las murallas, hay un lugar que pasa desapercibido si no se conoce:  el  Pozo de Santa Bárbara que data del XII o XII (no se sabe con exactitud). Es una especie de aljibe que garantizaba el abastecimiento de agua a la población en caso de asedio almacenando el agua de la lluvia y se cree que data del los siglos XII-XIII. Para entrar hay que abrir una pequeña puerta de hierro y bajar por una escalera que conduce al agua cuyo nivel varía según las precipitaciones. Hoy no hacía sol y no se veía muy bien el fondo.

Finalizada la visita ponemos rumbo a nuestra última parada, la villa de Piedrahíta, un tranquilo y bonito pueblo situado al sur de la provincia de Ávila, flanqueado al oeste por la Sierra de Peñanegra. Destaca especialmente por su riqueza natural y paisajística.

Lo más destacable de esta villa es el Palacio de los Duques de Alba y las ruinas del Convento de Santo Domingo.

El palacio de Piedrahíta o de los Duques de Alba, de estilo neoclásico, fue levantado en el siglo XVIII por el arquitecto francés Jacques Marquet en el mismo solar donde antiguamente se encontraba el castillo de los Álvarez de Toledo. Era una de las residencias estivales del la familia de Alba  hasta que en 1931 fue comprada por el Ayuntamiento. Tras ello, este sufrió un devastador incendio en la época de la Guerra Civil, que, al parecer saqueó el interior, pero no alteró el exterior.

Está construido  en granito fino de color grisáceo azulado y sobre una planta en forma de U, muy al gusto de la época y con tejado de metal (zinc, como los tejados de París) Este se completa con dos patios, el Patio de Armas ubicado delante de la fachada principal (presidido por una estatua de bronce del duque) y otro posterior formado por majestuosos jardines de estilo versallesco, adornados con fuentes y un estanque central. Hoy funciona como parque municipal. 

Finalmente es interesante bajar desde el jardín exterior a una red de galería subterráneas que tenían, entre otras funciones, la de almacén o vía de escape. Hoy se pueden visitar la primera parte, pero el resto permanece cerrado al público.

Recorremos el parque trasero y volvemos a la carretera para dirigirnos al convento de Santo Domingo que está completamente en ruinas y que permanece acordonado para evitar la entrada y posibles accidentes. 

No obstante, si se va con un guía (como fue nuestro caso) se puede acceder incluso hasta la capilla mayor en la todavía se conserva alguna vidriera y en la que se encuentra el primer panteón de la casa de Alba donde reposan los restos del primer duque y su hijo. 

También es muy interesante el antiguo cementerio que permanece en patio del convento y fue el primero de la villa. Hoy ya no se permiten los enterramientos en él.

A continuación nos adentramos en el pueblo para visitar la Iglesia de Santa María la Mayor que incluye el Museo de Arte Sacro. La iglesia  fue construida sobre el Palacio donado por la Reina Doña Berenguela en el siglo XIII pero fue reformada en los siglos XVI y XVII con el añadido de algunas capillas particulares. Consta de tres naves, con arcos apuntados sobre pilares.

 

En el exterior, el claustro se encuentra bastante deteriorado.



Miércoles, 26    ARENAS DE SAN PEDRO - MOMBELTRÁN

 

Hoy comenzamos el día visitando Arenas de San Pedro. A unos 2 km. antes de llegar a la localidad se encuentra el Santuario de San Pedro de Alcántara. Fue el  último convento que erigió el santo extremeño y se encuentra en un sitio apartado en el que había una ermita dedicada a San Andrés del Monte, junto a la cual, Fray Pedro de Alcántara mandó edificar un pequeño convento para los frailes. En 1972 fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional. El edificio es bastante grande, pese a que desde el exterior da la impresión de ser más pequeño y alberga la Capilla Real, la Sacristía, El Museo Alcantarino, el Claustro y el Museo Franciscano de Arte Sacro.





En el interior también se conserva intacta la pequeñísima celda que ocupó el santo durante se estancia en el lugar.

Lo que más llama la atención desde el exterior es su gran cúpula que, además de los cuatro ventanales de la linterna, presenta cuatro ojos de buey en la parte inferior de la misma.

Se puede visitar de martes a viernes a las 11:30 y 17:00; los sábados a las 10:30, 11:30 y 17:00. Domingos y festivos: 10:30 y 17:00. Se sugiere dejar un donativo 2 €.

A continuación proseguimos camino hacia Arenas de San Pedro.

La primera visita es el castillo, llamado El Castillo de la Triste Condesa, castillo de Don Álvaro de Luna o Castillo del Condestable Dávalos que  es el monumento más antiguo de Arenas. Se encuentra  en pleno centro de la ciudad, junto a la carretera, y es Monumento Histórico Artístico desde 1931.



Esta fortaleza se concibió, en su origen, para la defensa pero posteriormente pasó a ser residencia señorial, y durante los siglos XVIII al XIX, tuvo otros usos como cárcel, cementerio e incluso almacén. Hoy en día se utiliza como espacio multiusos.

El castillo únicamente se puede ver con visita guiada a las 10:00, a las 12:00 y a las 14:00 horas y las entradas cuestan  3€ y se compran  en la oficina de turismo que está en la acera de enfrente.

Sacamos nuestra entrada y tenemos que esperar un rato en la plaza hasta la hora que nos han asignado (las 14:00). Como hace tanto calor aprovechamos para remojarnos un poco en una fuente de chorros en el suelo.



Durante el recorrido se muestran los tres pisos de la  Torre del Homenaje (Hoy Museo de la Historia de la villa, sala de exposiciones y sala de congresos); también  se puede salir al patio  y subir al adarve, restaurado en el 2006, desde el que se disfruta de unas preciosas vistas de la ciudad.


Desde el castillo cruzamos el pueblo hasta llegar al río donde se encuentra el Puente Aquelcabo , un puente al que llaman “romano” pero que en realidad es medieval, construido sobre uno anterior que probablemente sí fue romano; de hecho, su estilo es gótico. A pocos metros de él, caminando por la margen izquierda saliendo del pueblo, hay un mirador de madera desde donde hay unas bonitas vistas del puente y el río Arenal.


Después de comer nos dirigimos a Mombeltrán, un pequeño pueblo que merece una parada porque tiene algunos monumentos interesantes.

El primero al que nos dirigimos es la Iglesia parroquia de San Juan Bautista, del siglo XIV,  cuyo interior nos ha sorprendido. Es muy bonita y tiene algún altar de azulejos muy original.


Abandonamos el templo y dedicamos el resto de la tarde a perdernos por sus calles en las que se pueden descubrir bonitos rincones y casas que conservan la arquitectura tradicional.

Cerca de la iglesia se encuentra la Plaza de la Corredera en la que se puede contemplar el antiguo Hospital de San Andrés fue fundado en el siglo XVI para curar a pobres y peregrinos que pasaban por la villa.  El pórtico que observamos hoy es de estilo renacentista y el edificio está pintado de rojo por lo que destaca bastante. Actualmente se ubica en él la Oficina de Turismo.

La última visita es el famoso castillo de Mombeltrán o Castillo de los Alburquerque, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1949.

Fue levantado por Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque en el siglo XV. Es probable que en un principio tuviera un foso, pero en el siglo XVI coincidiendo con la reforma emprendida por el segundo duque de Alburquerque, para adaptar el castillo a residencia, se debió de rellenar, suprimiendo entonces el puente levadizo y construyendo la portada renacentista por la que se accede en la actualidad.

Por fuera es muy bonito, parece de cuento y está muy bien restaurado pero,  al parecer, el interior, está en muy mal estado; nosotros no podemos verlo porque se encuentra cerrado.

El castillo es de propiedad privada de la familia y sólo abre los sábados y domingos de 12:00 a 13:00.

 

Jueves, 27          ARÉVALO - MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES

 

Hoy comenzamos la ruta visitando la localidad de  Árevalo, un precioso pueblo medieval que alberga un gran número de monumentos. Se le conoce como La Villa Mudejar” ya que durante la Edad Media, Arévalo fue una de las villas con la comunidad judía y musulmana más amplia del Reino de Castilla lo que ha sido la razón de que hoy se conserven muchos vestigios arquitectónicos y artísticos de estilo mudéjar en sus edificios, construcciones civiles y templos religiosos; ello le valió la consideración de Conjunto Histórico-Artístico en 1970.

Como anécdota, cuando el poeta Gil de Biedma (que veraneaba muy cerca de allí) tuvo que pronunciar el discurso de ingreso en la carrera diplomática, en vez de elegir, como sus colegas, ciudades de postín, tipo Roma, París o Londres, eligió, para asombro de todos, Arévalo.

Comenzamos la visita por su famoso y peculiar castillo.

A lo largo de su historia este edificio ha sido utilizado para diversos fines, habiendo sido desde cárcel hasta cementerio y en algunos periodos fue también residencia de Isabel, la Católica. Aquí vivió en su niñez, junto a su hermano y madre. En este lugar se firmó el Tratado de los Toros de Guisando (18 septiembre 1468) entre Enrique IV de Castilla y la futura Isabel por el que se reconocía su proclamación como heredera al Trono de Castilla (frente a su supuesta hija Juana “apodada “la Beltraneja” por creer que no era hija del rey impotente sino de Beltrán de la Cueva).

Construido en el siglo XV, al estilo mudéjar, hoy constituye un referente único en la economía agraria de nuestra historia más reciente ya que en 1952 pasa a depender del Ministerio de Agricultura, que lo convierte en un silo del Servicio Nacional del Trigo que estuvo en funcionamiento hasta 1997.  Su capacidad de almacenaje era de 1.080.000 kilos. La Red Nacional de Silos y Graneros (RNSG) fue una enorme infraestructura estatal que se edificó y organizó desde 1941 hasta 1984 a lo largo de la geografía española como medida para solucionar el problema del abastecimiento de la población de este cereal.

En la actualidad pertenece al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y ha sido convertido en Centro de Visitantes. El complejo acoge una exposición permanente dedicada a la agricultura y a su historia, a los cereales y a la cultura campesina. En una de las salas se expone una de las mayores colecciones de tipos de granos de trigo del mundo (más de 200 ejemplares)  Impresionante.

Otra  de las curiosidades, y que nos ha gustado mucho, es el enorme silo (de hecho, la exposición permanente se denomina “Castillo y silo. Un lugar único en el mundo”) en el que se puede contemplar una exposición sobre estos edificios. Además de muchísimas fotografías curiosas de silos de todo el mundo que han sido reconvertidos en casas de cultura, salas de exposición, museos, colegios mayores…, aquí se conservan los documentos originales de la construcción del silo del puerto de Málaga. Mi ciudad de origen.

La entrada al recinto cuesta 3,64€ pero hay bastantes reducciones y entradas gratuitas. Para horarios se puede visitar la web: https://www.fega.gob.es/es/el-fega/castillo-arevalo

Es una visita imprescindible.

El resto de la mañana lo dedicamos a recorrer el pueblo. De lo que más nos gustó destacamos la Plaza de la villa que nos pareció la más bonita y es la más antigua. Durante la época medieval, en ella se celebraron festejos, torneos, mercados o corridas de toro.

Conserva perfectamente las balconadas y los soportales con columnas, de piedra o de madera (56 en total), casas con entramados de madera y ladrillo y es muy tranquila. Está flanqueada por tres majestuosas torres mudéjares, cada una distinta y las tres ejemplos extraordinarios de mudéjar castellano. La plaza ha sido restaurada recientemente.  



Es preciosa y pasear por ella es como viajar en el tiempo. A ambos lados pueden verse dos iglesias, que perdieron sus funciones parroquiales a principios del siglo XX: La iglesia de Santa María la Mayor del Castillo, de estilo mudéjar y que posee un maravilloso ábside de arcos mudéjares y una torre a los pies; y la  la iglesia de San Martín (ambas del siglo XII) conocida como la iglesia de las torres gemelas, aunque realmente no son iguales, y hoy sirve de sala de exposiciones de arte moderno. Muy interesante el contraste en el interior.

En esta plaza se encuentra la Casa de los Sexmos  (un tipo de impuesto, para entendernos, como los diezmos), actualmente Museo de Historia de Arévalo. En esta casa, en julio de 1494, se ratificó el Tratado de Tordesillas entre España y Portugal en el que se repartían el mundo. Es muy interesante para conocer la historia del lugar.

También en la plaza se encuentra el  Centro de Actividades del Mudéjar, un lugar muy bien montado y explicado para acercarnos a este grupo social y conocer  los rasgos fundamentales del arte al que dieron lugar. El Centro (parte moderna) se integra junto a la antigua Casa del poeta  Nicasio Hernández Luquero.

Nosotros no hemos entrado a ninguno de estos monumentos por    que ya los conocíamos de una visita previa a la ciudad pero, si no se conocen, recomendamos recorrerlos pues son muy interesantes y úiles para conocer la historia de las culturas que habitaron Arévalo.

Nuestro paseo continúa por la Plaza del Arrabal y muy cerca encontramos el Arco del Alcocer, única puerta de la muralla que hoy se mantiene en pie. Aquí se encuentra la oficina  de turismo. 

Finalizado el recorrido, comemos y emprendemos el camino hacia otro de los lugares emblemáticos en la llamada “Ruta de Isabel, la Católica”: Madrigal de las Altas Torres.

Madrigal de las Altas Torres, llamada así  por las que coronan su reconocido recinto amurallado. Fue declarado conjunto histórico y  Bien de Interés Cultural en 1963.

Es un pueblo monumental y muy tranquilo y uno de los más bonitos de la provincia, que fue residencia de reyes, lugar donde nació Isabel I de Castilla,  donde trató en 1469 su casamiento con Fernando y donde los Reyes Católicos celebraron sus primeras cortes en 1476.

Lo primero que hemos visto según nos acercábamos al pueblo ha sido su muralla del siglo XIII y que es uno de los escasos ejemplos de muralla medieval de estilo mudéjar que se conserva. En su día contaba con más de sesenta torres; hoy son veintitrés los torreones con almenas conservadas en esta muralla que un día gozó de unas dimensiones (2300 metros) similares a las de Ávila (2516 mt.)

Una vez traspasada la muralla por la Puerta de Arévalo se distingue en seguida a la derecha el monumento más visitado de la villa: el antiguo Palacio de Juan II (padre de Isabel de Castilla) que hoy es el Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, un convento de monjas agustinas que se encargan de guiar la visita turística por los rincones más emblemáticos del mismo.


Horario: (Sólo hay visitas guiadas) De martes a sábado a las  11:30, 16:00 y 17:00 Domingos y festivos: 11:45, 16,00 y 17:00 Lunes cerrado. El precio son 4€. 

En 1525 Carlos I  ordenó modificar la función del palacio para convertirlo en un convento agustino preparado para mujeres ilustres de la realeza y nobleza castellana.




El monasterio conserva aún otras estancias como la sala de Cortes (con artesonado mudéjar del siglo XV, igual que su escalera regia), el claustro, la capilla real, el salón de Embajadores y la alcoba de la Reina donde supuestamente Isabel de Avís dio a luz a Isabel el 22 de abril de 1451.

Entre los objetos más importantes que se conservan destacan un Calvario de Juni, una Inmaculada de Alonso Cano y varias piezas de las escuelas de Berruguete y Ribera (la Virgen de las Nieves, la Virgen del Mar y un retrato anónimo de los reyes)

Tras la visita, damos unas vueltas por el pueblo que a esta hora está desierto.

En la plaza llama la atención el Real Hospital de la Purísima Concepción que fue construido en el año 1442 por la primera esposa del Rey Juan II, doña María de Aragón, como hospital para pobres. Se cerró en 1943 y actualmente es la Oficina de Turismo (cerrada ahora) y un centro interpretación de la naturaleza. El edificio destaca por su balaustrada de piedra y fachada porticada sostenida por columnas.

En el centro de la villa se encuentra también la Iglesia de San Nicolás de Bari, fantástica representación del arte románico-mudéjar que fue construida en el siglo XIII y  reformada en el siglo XV. De ella destaca la enorme torre campanario, de 65 metros de altura. En este templo contrajeron matrimonio Don Juan II de Castilla e Isabel de Portugal y en el interior se conserva la pila bautismal en la que recibió el bautismo la infanta Isabel, futura Reina de Castilla.

Damos unas vueltas por el pueblo y con esta visita y una foto junto a la reina de Castilla y a nuestros compañeros de viaje nos despedimos de la provincia de Ávila.





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