Domingo, 23 de junio
Salimos de Madrid en
autobús hacia Ávila, desde la Estación Sur. El viaje está bien y no se hace
pesado. Hacemos una parada en el Puerto
del Pico, en plena Sierra de Gredos, un paraje desde el que se divisa,
entre otras cosas, un tramo de la calzada romana estupendamente conservada. Desde
el parking se accede a un mirador desde donde hay una vista panorámica chulísima
de la Sierra de Gredos. Tomamos un café y seguimos ruta hacia
Ávila donde llegamos a la hora de la comida.
Nos hospedamos en el hotel Izán Puerta
de Gredos, en la localidad de El Barco de Ávila (Ver mi crítica en
Tripadvisor https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1078711-d1104828-r996992148-Hotel_Izan_Puerta_de_Gredos-El_Barco_de_Avila_Province_of_Avila_Castile_and_Leo.html),
un hotel precioso en plena naturaleza. La pena es que la piscina estaba cerrada
porque lo están remodelando.
Dedicamos el resto de la
tarde a recorrer los alrededores y posteriormente nos acercamos dando un paseo al
pueblo de El Barco que se encuentra
a 2,7 km. del hotel, donde visitamos el puente romano o puente viejo, sobre el
río Tormes, una construcción de siete arcos y origen romano, aunque fue
reconstruido en el siglo XII y que aún hoy se conserva perfectamente.
Lunes, 24 ÁVILA
Ávila es la ciudad amurallada mejor conservada de España
pues cuenta con una muralla medieval románica conservada en su totalidad. Ya
en 1884 las murallas de Ávila fueron declaradas Monumento Nacional, y en 1982 la
ciudad fue declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Posteriormente, en 1985, la ciudad antigua de Ávila, su muralla y las iglesias extramuros de San Vicente, San Pedro, San Andrés y San Segundo fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en 2007 se amplió esta declaración a las iglesias de San José, Santo Tomás, San Martín, Santa María de la Cabeza y San Nicolás.
Al llegar a la ciudad nos dirigimos, en primer lugar a la Catedral de El Salvador cuya construcción es una mezcla de estilos románico y gótico; el templo está considerado como la primera catedral gótica de España. No se conoce con exactitud cuándo comenzó su construcción aunque se cree que data del año 1091 y que se llevó a cabo sobre los restos de la iglesia mozárabe de San Salvador.El desarrollo de la catedral a lo largo de los siglos de construcción hace que existan diferentes estilos e influencias en ella, dando lugar a un conjunto exterior sobrio y fortificado pero que presenta un interior con una belleza y una espectacularidad propia del gótico. Es impresionante. Muy bonita. Es una curiosidad de esta catedral la existencia en la torre de la "Casa del Campanero" que se mantiene intacta tal y como la habitaron los últimos campaneros hasta los años 1950. La vivienda se encuentra al nivel del cuerpo de campanas y es una casa de sencillo estilo castellano con sala y dos alcobas, cocina con chimenea, y otras pequeñas habitaciones.
Desde aquí nos dirigimos a la Plaza Mayor, también llamada Plaza del Mercado Chico, una plaza no
muy grande, porticada en tres lados en uno de los cuales se encuentra el
Ayuntamiento con dos pequeñas torres cuadradas y en el centro, un reloj y una
campanita.
Como curiosidad, en 1515, Teresa de Cepeda y Ahumada recibió el bautismo en esta parroquia, en una pila gótica del S.XV que aún se conserva.
En la misma plaza se
encuentra el Palacio de los Velada,
que hoy es un hotel con un patio renacentista interesante de tres plantas con
columnas que se puede visitar.
Abandonamos la plaza Mayor y de paso hacia la Basílica de Santa Teresa nos topamos con el Palacio de Polentinos o de Contreras (entrada gratuita), del siglo XVI, que hoy es Archivo Histórico Militar y alberga al Museo del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra. Pese a que este tipo de museos no nos interesan mucho, entramos a echar un vistazo y el interior merece la pena. La construcción se articula en torno a un patio central rodeado de galerías con columnas y dinteles entre ellas con una gran ornamentación de estilo plateresco.
El convento de Santa
Teresa de Jesús se fundó en el solar que ocupaba la casa de don
Alonso de Cepeda y doña Beatriz de Ahumada, padres de Santa Teresa. En 1543,
tras la muerte del padre, la casa
cayó en ruinas. Los
carmelitas descalzos, deseando honrar este lugar, decidieron construir una iglesia y convento sobre sus
restos.
La basílica es bastante grande, de estilo barroco, con planta de cruz latina. Lo más llamativo se encuentra en el brazo derecho del crucero donde se puede ver la “capilla de la Santa” que presenta una profusa decoración en pan de oro y alberga una imagen de Santa Teresa obra de Gregorio Fernández. Esta capilla coincide con el lugar donde estuvo la habitación en la que supuestamente nació.
También es curiosa la llamada "habitación de Teresa" , un espacio que recrea la alcoba donde vivió y que incluye una cama con dosel, una jofaina y un cubo, un brasero, y un escritorio con un pequeño baúl, un candil, papeles para la escritura y una pluma; fue realizada por un carmelita de Toledo.
Finalizada la visita continuamos nuestra ruta y llegamos al Palacio de Superunda, un palacio renacentista que perteneció a
la familia noble
y que el pintor Guido Capotti y su esposa compraron en 1954 y donaron
posteriormente a la ciudad de Ávila. El Ayuntamiento restauró el edificio y hoy es un museo que expone los antiguos
muebles del palacio y los cuadros de Caprotti (entrada 5€)
Continuamos recorriendo la
ciudad por el Paseo del Rastro que
discurre junto a la muralla y que llega hasta la plaza de Santa Teresa, en la
que se puede ver una gran talla en piedra blanca de la misma. En este lugar se
encuentra el alcázar, construido
en el siglo XV, y reformado en los siglos XVI y XVIII. El acceso es gratuito y se pueden visitar la torre del
homenaje así como la de los calabozos y el polvorín.
Muy cerca de la puerta del Alcázar se encuentra una de las iglesias más bonitas de Ávila: la Iglesia de San Pedro, en la Plaza del Mercado Grande. Es la segunda iglesia románica en importancia de la ciudad, después de la Basílica de San Vicente y su construcción comenzó en el año 1100 finalizando un siglo después. Destaca por su sencillez y el enorme rosetón de la fachada. El horario de visitas es muy reducido: de 11:00 a 12:00 y de 19:00 a 20:00 por lo que no hemos podido visitar el interior.
Desde aquí nos dirigimos a la Basílica de San Vicente (entrada 3€) que se encuentra a la entrada de la ciudad y es una de las joyas del románico en España. Construida en el sitio donde, según la leyenda, fueron martirizados Vicente, Sabina y Cristeta en el siglo IV, su edificación se inició en 1130 y culminó en el siglo XII.
En el exterior la iglesia tiene tres portadas y el interior es de planta es muy sencilla, formada por tres naves con sus correspondientes ábsides, siendo el central de mayores proporciones y más profundo que los laterales.
Una peculiaridad de este templo es que, junto con San Isidoro de León y Santa Gadea de Burgos, fue uno de los tres "templos juraderos" del reino de Castilla. En ellos se prestaba juramento decisorio y sagrado acerca de diferentes cuestiones hasta que el rito fue prohibido por los Reyes Católicos en 1505. En el caso de San Vicente, el juramento se prestaba ante el Cristo del lado posterior del cenotafio de los santos apoyando la mano sobre la rosa que hay bajo el mismo y que se conoce como "rosa juradera".
Damos un último paseo por la muralla y abandonamos la ciudad en dirección al a un monte cercano donde se encuentra el mirador conocido como el Humilladero de Los Cuatro Postes, un monumento religioso formado por cuatro columnas dóricas de 5 metros de altura sobre cuyos capiteles se asientan los arquitrabes con las armas de la ciudad. En el centro del cuadrado formado por las columnas, sobre una peana, hay una cruz de granito.
Es un punto fabuloso para sacar fotografías ya que desde él hay unas vistas espectaculares de la ciudad y la muralla completa.
Para concluir nuestro recorrido nos acercamos al Real Monasterio de Santo Tomás que se encuentra en las afueras de la ciusdad y es una visita, en nuestra opinión, imprescindible.
Su construcción comenzó en
1482 y fue elegido por los RRCC como residencia de verano de la
monarquía.
Este monasterio es bastante grande y cuenta con tres claustros y amplios jardines: el del Noviciado (el más antiguo y sobrio), el del Silencio (también conocido como Claustro de los Difuntos, que era el lugar escogido para enterrar a los frailes) y el de los Reyes (en la que los Reyes Católicos descansaban, aunque las últimas investigaciones señalan que este tercer claustro no habría sido construido por ellos sino por su nieto Carlos I.
El Real Monasterio de Santo Tomás, con el paso del tiempo, llegó a ser utilizado como tribunal de la Inquisición, de hecho, en él pasó fray Tomás de Torquemada sus últimos años de vida.
Finalmente hay que destacar que este monasterio fue el lugar escogido por Isabel de Castilla (y así lo dejó dispuesto en su testamento) para enterrar al que iba a ser el heredero de la corona, el príncipe don Juan, único heredero varón de los RRCC que murió a la edad de 20 años.
El príncipe había nacido con un labio leporino que le impedía hablar correctamente; era tartamudo y de constitución endeble desde pequeño (según investigaciones padecía síndrome de inmunodeficiencia primaria y murió a causa de ello)
Sus restos se depositaron en un impresionante sepulcro en mármol de Carrara se realizó varios años después de su muerte, por Domenico Fancelli, bajo las órdenes de Fernando el Católico, Rey de Aragón. El sepulcro fue profanado durante la Guerra de la Independencia y los restos mortales del príncipe se perdieron.
En las afueras hay un
jardín muy agradable con mesas y bancos de piedra donde, muchos abulenses, vienen
los fines de semana.
Martes, 25 BARCO DE ÁVILA, BONILLA DE LA SIERRA Y
PIEDRAHITA
Comenzamos nuestro recorrido de hoy por El Barco que está al lado de nuestro hotel y en concreto por la pequeña ermita de San Pedro. Según cuenta la leyenda, Pedro fue un vecino de la villa que tras hacer muchas buenas obras por los demás peregrinando por diferentes territorios, incluso a costa de su patrimonio que vendió para ayudar a una prostituta, volvió a El Barco donde terminó sus días como ermitaño y penitente viviendo de la limosna. Cuando falleció las villas en las que había estado y predicado se disputaron su cuerpo. Al no poder llegar a un acuerdo, cargaron en una mula ciega el cuerpo del santo y dejaron que su voluntad determinase el lugar donde debía ser enterrado. La mula se dirigió hacia Ávila y, al llegar a la iglesia románica consagrada a los santos Vicente, Sabina y Cristeta, se introdujo en el interior del templo, se dirigió al brazo sur del crucero y golpeó con su pezuña en el suelo para marcar con su huella una losa de piedra y trasmitir así la voluntad divina sobre el lugar donde debían reposar sus restos. En la actualidad, san Pedro del Barco de Ávila posee altar y sepulcro en el brazo sur del crucero de la iglesia de San Vicente, lugar donde también se preserva la huella de la mula protegida por una reja de hierro forjado.
La ermita es pequeña y sencilla, con una pequeña campanita en la fachada; lo más curioso de ella es la historia de este personaje que nos ha contado el guía.
El Barco de Ávila cuenta con un rico patrimonio, cuyo máximo exponente es la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Asunción, que visitamos a continuación. Se comenzó su construcción en el siglo XIV y finalizó en el XVI; es algo más austera de lo habitual para la época pero hay que tener en cuenta que la mayor parte de la iglesia fue construida en el siglo XII aunque los primitivos ábsides fueron demolidos en el siglo XIV y reemplazados por los actuales góticos.En el interior lo que más nos ha llamado la atención es el preciso
órgano decorado con pintura sobre pan de oro.
Desde aquí bajamos hasta el
río Tormes para ver una de las construcciones más importantes de la villa: el puente romano, que nosotros ya habíamos
visitado el primer día.
El puente, como ya dijimos, se conoce como “romano” aunque realmente es medieval ya que fue en el siglo XII cuando se reconstruyó permaneciendo intacto hasta hoy.
Damos un paseo por los
alrededores y cruzamos el puente para echar un vistazo a la pequeña, sencilla y
coqueta ermita erigida al otro lado: la ermita
del Santísimo Cristo del Caño.
El origen es muy curioso. Según cuenta la leyenda en el siglo XIII, una gran crecida del Tormes arrastró, no se sabe desde dónde, y dejó orillado a la izquierda del río por encima del puente, un Cristo de madera de tamaño natural. Lo vieron unos caminantes y junto a la gente del pueblo lo condujeron en procesión a la iglesia parroquial, donde se dejó. A la mañana siguiente volvió a aparecer en el mismo sitio, lo llevaron de nuevo a la iglesia. Al día siguiente ocurrió igual, así que la gente se convenció de que quería permanecer a la entrada del puente y allí le erigieron una ermita, denominada del Humilladero inicialmente.
Hacemos unas fotos en el puente y emprendemos el camino hacia Bonilla de la Sierra.
Bonilla cuenta con un gran patrimonio cultural heredado de sus antepasados, siendo alojamiento y visita de reyes, nobles, eclesiásticos y gentes de todo tipo. Es un pequeño y encantador pueblo medieval que se ha conservado muy bien gracias a la muralla que lo cerraba y protegía por completo. A la hora en que llegamos el pueblo está totalmente desierto, así que podemos verlo casi en soledad.
Se accede al pueblo a través de un arco y tras un pequeño tramo de calle empedrada se llega a la plaza en el que se alza una imponente iglesia, demasiado grande en relación al tamaño del pueblo: la colegiata de San Martín de Tours cuyo interior está repleto de tumbas dedicadas a nobles, monjes, inquisidores…Ahora el templo está cerrado al público y hay que llamar al Ayuntamiento (920 362 708) para reservar visita.
El edificio, empezado a construir en la primera mitad del siglo XV, es de estilo gótico.
El pueblo conserva también sus calles empedradas y partes del castillo del siglo XII como la torre del homenaje en la que aún se pueden ver restos de frescos con escenas de caballería.
Finalizada la visita ponemos rumbo a nuestra última parada, la villa
de Piedrahíta, un tranquilo y bonito pueblo situado al sur de la
provincia de Ávila, flanqueado al oeste por la Sierra de Peñanegra. Destaca
especialmente por su riqueza natural y paisajística.
Lo más destacable de esta
villa es el Palacio de los Duques de Alba y las ruinas del Convento de Santo
Domingo.
El palacio de Piedrahíta o de los Duques de Alba, de estilo
neoclásico, fue levantado en el
siglo XVIII por el arquitecto francés Jacques Marquet en el mismo
solar donde antiguamente se encontraba el castillo de los Álvarez de Toledo. Era una de las residencias estivales del la
familia de Alba hasta que en 1931 fue
comprada por el Ayuntamiento. Tras ello, este sufrió un devastador incendio en la época de la
Guerra Civil, que, al parecer saqueó el interior, pero no alteró el
exterior.
Está construido en granito fino
de color grisáceo azulado y sobre una planta en forma de U, muy al gusto de la
época y con tejado de metal (zinc, como los tejados de París) Este se completa
con dos patios, el Patio de Armas ubicado delante de la fachada principal (presidido
por una estatua de bronce del duque) y otro posterior formado por majestuosos
jardines de estilo versallesco, adornados con fuentes y un estanque central. Hoy
funciona como parque
municipal.
Finalmente es interesante bajar desde el jardín exterior a una red de galería subterráneas que tenían, entre otras funciones, la de almacén o vía de escape. Hoy se pueden visitar la primera parte, pero el resto permanece cerrado al público.
Recorremos el parque trasero y volvemos a la carretera para dirigirnos al convento de Santo Domingo que está completamente en ruinas y que permanece acordonado para evitar la entrada y posibles accidentes.
No obstante, si se va con un guía (como fue nuestro caso) se puede acceder incluso hasta la capilla mayor en la todavía se conserva alguna vidriera y en la que se encuentra el primer panteón de la casa de Alba donde reposan los restos del primer duque y su hijo.
También es muy interesante el antiguo cementerio que permanece
en patio del convento y fue el primero de la villa. Hoy ya no se permiten los
enterramientos en él.
A continuación nos adentramos en el pueblo para visitar la Iglesia de Santa María la Mayor que incluye el Museo de Arte Sacro. La iglesia fue construida sobre el Palacio donado por la Reina Doña Berenguela en el siglo XIII pero fue reformada en los siglos XVI y XVII con el añadido de algunas capillas particulares. Consta de tres naves, con arcos apuntados sobre pilares.
En el exterior, el claustro se encuentra bastante deteriorado.
Miércoles, 26 ARENAS DE SAN PEDRO - MOMBELTRÁN
Hoy comenzamos el día visitando Arenas de San Pedro. A unos 2 km. antes de llegar a la localidad se encuentra el Santuario de San Pedro de Alcántara. Fue el último convento que erigió el santo extremeño y se encuentra en un sitio apartado en el que había una ermita dedicada a San Andrés del Monte, junto a la cual, Fray Pedro de Alcántara mandó edificar un pequeño convento para los frailes. En 1972 fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional. El edificio es bastante grande, pese a que desde el exterior da la impresión de ser más pequeño y alberga la Capilla Real, la Sacristía, El Museo Alcantarino, el Claustro y el Museo Franciscano de Arte Sacro.
Lo que más llama la atención desde el exterior es su gran cúpula que, además de los cuatro ventanales de la linterna, presenta cuatro ojos de buey en la parte inferior de la misma.
Se puede visitar de martes a viernes a las 11:30 y 17:00; los sábados a las 10:30, 11:30 y 17:00. Domingos y festivos: 10:30 y 17:00. Se sugiere dejar un donativo 2 €.
A continuación proseguimos camino hacia Arenas de San Pedro.
La primera visita es el
castillo, llamado El Castillo de la Triste Condesa, castillo de Don Álvaro
de Luna o Castillo del Condestable Dávalos que es el monumento más
antiguo de Arenas. Se encuentra en pleno
centro de la ciudad, junto a la carretera, y es Monumento Histórico Artístico
desde 1931.
Esta fortaleza se concibió, en
su origen, para la defensa pero posteriormente pasó a ser residencia
señorial, y durante los siglos XVIII al XIX, tuvo otros usos como cárcel,
cementerio e incluso almacén. Hoy en día se utiliza como espacio multiusos.
El castillo únicamente se
puede ver con visita guiada a las 10:00, a las 12:00 y a las 14:00 horas y las
entradas cuestan 3€ y se compran en
la oficina de turismo que está en la acera de enfrente.
Sacamos nuestra entrada y
tenemos que esperar un rato en la plaza hasta la hora que nos han asignado (las
14:00). Como hace tanto calor aprovechamos para remojarnos un poco en una
fuente de chorros en el suelo.
El primero al que nos dirigimos es la Iglesia parroquia de San Juan Bautista, del siglo XIV, cuyo interior nos ha sorprendido. Es muy bonita y tiene algún altar de azulejos muy original.
Abandonamos el templo y dedicamos el resto de la tarde a perdernos por sus calles en las que se pueden descubrir bonitos rincones y casas que conservan la arquitectura tradicional.
Cerca de la iglesia se encuentra la Plaza de la Corredera en la que se puede contemplar el antiguo Hospital de San Andrés fue fundado en el siglo XVI para
curar a pobres y peregrinos que pasaban por la villa. El pórtico que observamos hoy es de estilo renacentista y el edificio está
pintado de rojo por lo que destaca bastante. Actualmente se ubica en él
la Oficina de Turismo.
La última visita es el famoso castillo de Mombeltrán o Castillo de los Alburquerque, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1949.
Fue levantado por Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque en el siglo XV. Es probable que en un principio tuviera un foso, pero en el siglo XVI coincidiendo con la reforma emprendida por el segundo duque de Alburquerque, para adaptar el castillo a residencia, se debió de rellenar, suprimiendo entonces el puente levadizo y construyendo la portada renacentista por la que se accede en la actualidad.
Por fuera es muy bonito, parece de cuento y está muy bien restaurado pero, al parecer, el interior, está en muy mal estado; nosotros no podemos verlo porque se encuentra cerrado.
El castillo es de propiedad privada de la familia y sólo abre los sábados y domingos de 12:00 a 13:00.
Jueves, 27 ARÉVALO - MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES
Hoy comenzamos la ruta visitando la localidad de Árevalo, un precioso pueblo medieval que alberga un gran número de monumentos. Se le conoce como “La Villa Mudejar” ya que durante la Edad Media, Arévalo fue una de las villas con la comunidad judía y musulmana más amplia del Reino de Castilla lo que ha sido la razón de que hoy se conserven muchos vestigios arquitectónicos y artísticos de estilo mudéjar en sus edificios, construcciones civiles y templos religiosos; ello le valió la consideración de Conjunto Histórico-Artístico en 1970.
Como anécdota, cuando el poeta Gil de Biedma (que veraneaba muy cerca
de allí) tuvo que pronunciar el discurso de ingreso en la carrera diplomática,
en vez de elegir, como sus colegas, ciudades de postín, tipo Roma, París o
Londres, eligió, para asombro de todos, Arévalo.
Comenzamos la visita por su famoso y peculiar castillo.
A lo largo de su historia este edificio ha sido utilizado para diversos fines, habiendo sido desde cárcel hasta cementerio y en algunos periodos fue también residencia de Isabel, la Católica. Aquí vivió en su niñez, junto a su hermano y madre. En este lugar se firmó el Tratado de los Toros de Guisando (18 septiembre 1468) entre Enrique IV de Castilla y la futura Isabel por el que se reconocía su proclamación como heredera al Trono de Castilla (frente a su supuesta hija Juana “apodada “la Beltraneja” por creer que no era hija del rey impotente sino de Beltrán de la Cueva).
Construido en el siglo XV, al estilo mudéjar, hoy constituye un referente único en la economía agraria de nuestra historia más reciente ya que en 1952 pasa a depender del Ministerio de Agricultura, que lo convierte en un silo del Servicio Nacional del Trigo que estuvo en funcionamiento hasta 1997. Su capacidad de almacenaje era de 1.080.000 kilos. La Red Nacional de Silos y Graneros (RNSG) fue una enorme infraestructura estatal que se edificó y organizó desde 1941 hasta 1984 a lo largo de la geografía española como medida para solucionar el problema del abastecimiento de la población de este cereal.
La entrada al recinto cuesta 3,64€ pero hay bastantes reducciones y entradas gratuitas. Para horarios se puede visitar la web: https://www.fega.gob.es/es/el-fega/castillo-arevalo
Es una visita imprescindible.
El resto de la mañana lo dedicamos a recorrer el pueblo. De lo que más nos gustó destacamos la Plaza de la villa que nos pareció la más bonita y es la más antigua. Durante la época medieval, en ella se celebraron festejos, torneos, mercados o corridas de toro.
Conserva perfectamente las balconadas y los soportales con columnas, de piedra o de madera (56 en total), casas con entramados de madera y ladrillo y es muy tranquila. Está flanqueada por tres majestuosas torres mudéjares, cada una distinta y las tres ejemplos extraordinarios de mudéjar castellano. La plaza ha sido restaurada recientemente.
Es preciosa y pasear por ella es como viajar en el tiempo. A ambos lados pueden verse dos iglesias, que perdieron sus funciones parroquiales a principios del siglo XX: La iglesia de Santa María la Mayor del Castillo, de estilo mudéjar y que posee un maravilloso ábside de arcos mudéjares y una torre a los pies; y la la iglesia de San Martín (ambas del siglo XII) conocida como la iglesia de las torres gemelas, aunque realmente no son iguales, y hoy sirve de sala de exposiciones de arte moderno. Muy interesante el contraste en el interior.
En esta plaza se encuentra la Casa de los Sexmos (un tipo de impuesto, para entendernos, como los diezmos), actualmente Museo de Historia de Arévalo. En esta casa, en julio de 1494, se ratificó el Tratado de Tordesillas entre España y Portugal en el que se repartían el mundo. Es muy interesante para conocer la historia del lugar.
También en la plaza se encuentra el Centro de Actividades del Mudéjar, un lugar muy bien montado y explicado para acercarnos a este grupo social y conocer los rasgos fundamentales del arte al que dieron lugar. El Centro (parte moderna) se integra junto a la antigua Casa del poeta Nicasio Hernández Luquero.
Nosotros no hemos entrado a ninguno de estos monumentos por que ya los conocíamos de una visita previa a la ciudad pero, si no se conocen, recomendamos recorrerlos pues son muy interesantes y úiles para conocer la historia de las culturas que habitaron Arévalo.
Nuestro paseo continúa por la Plaza del Arrabal y muy cerca encontramos el Arco del Alcocer, única puerta de la muralla que hoy se mantiene en pie. Aquí se encuentra la oficina de turismo.
Finalizado el recorrido, comemos y emprendemos el camino hacia otro de los lugares emblemáticos en la llamada “Ruta de Isabel, la Católica”: Madrigal de las Altas Torres.
Madrigal de las Altas Torres, llamada así por las que coronan su reconocido recinto
amurallado. Fue declarado conjunto histórico y Bien de Interés Cultural en 1963.
Es un pueblo monumental y muy tranquilo y uno de los más bonitos de la provincia, que fue residencia de reyes, lugar donde nació Isabel I de Castilla, donde trató en 1469 su casamiento con Fernando y donde los Reyes Católicos celebraron sus primeras cortes en 1476.
Lo primero que hemos visto según nos acercábamos al pueblo ha sido su muralla del siglo XIII y que es uno de los escasos ejemplos de muralla medieval de estilo mudéjar que se conserva. En su día contaba con más de sesenta torres; hoy son veintitrés los torreones con almenas conservadas en esta muralla que un día gozó de unas dimensiones (2300 metros) similares a las de Ávila (2516 mt.)
Una vez traspasada la muralla por la Puerta de Arévalo se distingue en seguida a la derecha el monumento más visitado de la villa: el antiguo Palacio de Juan II (padre de Isabel de Castilla) que hoy es el Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, un convento de monjas agustinas que se encargan de guiar la visita turística por los rincones más emblemáticos del mismo.
Horario: (Sólo hay visitas guiadas) De martes a sábado a las 11:30, 16:00 y 17:00 Domingos y festivos: 11:45, 16,00 y 17:00 Lunes cerrado. El precio son 4€.
En 1525 Carlos I ordenó modificar la función del palacio para convertirlo en un convento agustino preparado para mujeres ilustres de la realeza y nobleza castellana.
En la plaza llama la atención el Real Hospital de la Purísima Concepción que fue construido en el año 1442 por la primera esposa del Rey Juan II, doña María de Aragón, como hospital para pobres. Se cerró en 1943 y actualmente es la Oficina de Turismo (cerrada ahora) y un centro interpretación de la naturaleza. El edificio destaca por su balaustrada de piedra y fachada porticada sostenida por columnas.
En el centro de la villa se encuentra también la Iglesia de
San Nicolás de Bari, fantástica representación del arte románico-mudéjar
que fue construida en el siglo XIII y reformada en el siglo XV. De ella destaca la enorme
torre campanario, de 65 metros de altura. En este templo contrajeron
matrimonio Don Juan II de Castilla e Isabel de Portugal y en el interior se
conserva la pila bautismal en la que recibió el bautismo la infanta Isabel,
futura Reina de Castilla.
Damos unas vueltas por el pueblo y con esta visita y una foto junto a la reina de Castilla y a nuestros compañeros de viaje nos despedimos de la provincia de Ávila.