Hoy, 23 de julio, día en que ha nacido nuestro sobrino-nieto Álvaro, emprendemos viaje a Méjico, en concreto a Yucatán, a Playa del Carmen.
Salimos de Albacete sobre las 19:30
en dirección a Madrid desde donde mañana sale nuestro vuelo. No hay apenas
tráfico y en dos horas y media llegamos a nuestro Hotel SHS en el que pasaremos
la noche y dejaremos el coche (han vuelto a poner la oferta Aparca y vuela con
la habitación, traslado, desayuno y parking gratis hasta 30 días por setenta y
pocos €)
Viernes, 24 de julio
Tras desayunar nos llevan al
aeropuerto y tomamos el avión con retraso. Antes de salir, como siempre,
cambiamos 50€ por si hay algún gasto al llegar. Es importante el asunto del
cambio: en Barajas cambiamos a 14,30; en el aeropuerto de Cancún estaba el
cambio a 13,60; en Playa del Carmen cambiamos a 17,30 y el cambio oscilaba
entre 17,10 y 17,40.
Aterrizamos a la hora en punto y
tras los tediosos trámites salimos del aeropuerto en dirección al hotel cuya
primera impresión no es muy buena (ver crítica en Tripadvisor)
Tras acomodarnos en la habitación
2832 de la segunda planta sin ascensor, picamos algo de fruta y vamos a dar un
paseo hasta lo que llaman el "club de playa", o sea, la zona de playa
del hotel, pero tras andar, al menos, 4 kms. damos la vuelta sin llegar pues
estamos cansadísimos. Cenamos en el restaurante bufet y nos vamos a dormir.
Sábado, 25 de julio
Desayunamos temprano, muy bueno y
variado el desayuno, de hecho, lo mejor del hotel, para ir a Playa del Carmen a
recoger el coche que hemos alquilado para toda la estancia y después de
intentar, como siempre, colarnos otro seguro superior y más caro, y de hacer
todos los trámites y papeleos, nos dicen que no hay el modelo de coche pequeño,
sencillo y económico que habíamos reservado y nos dan uno grande por el mismo
precio. Al principio no nos hizo gracia, pero luego estuvo muy bien. Tenía
hasta alarma. El alquiler lo hemos hecho con Thrifty (30€/día), que junto
con Dollar y Tulumrentacar son las más baratas.
El primer contacto con las
carreteras de Méjico han sido lo que aquí llaman "topes" y que son
reductores de velocidad a lo bestia; en el primero casi salimos volando y
además si se pasan a más de 10kms. hora te destrozan el coche. Hay de muchos
tipos y en absolutamente todas las localidades grandes o pequeñas. Los de las
urbanizaciones como Playacar, donde estábamos, son espantosos, hueco
rectangular, elevación rectangular y otra vez hueco; en otros casos de trata de
bandas sonoras, pequeños badenes simples o dobles..., y en algunos lugares usan
maromas que hacen la misma función; en cualquier caso hay que ir a 10 kms./
hora si no se quiere destrozar las ruedas.
Con nuestro cochazo, lo primero que
hacemos es dirigirnos a un centro comercial a por protector solar biodegradable
ya que en muchos parajes naturales como Xel-Ha, cenotes, Sian Ka' An, etc. solo
permiten este tipo de productos que no dañan el medioambiente. Perpetrados con
nuestro protector solar nos vamos al parque natural de Xel-Ha cuya entrada
cuesta 89 dólares todo el día. Te ponen en la taquilla un brazalete y ya tienes
TI, Todo incluido: la comida y bebida, equipo de snorkel y muchas actividades,
otras de pago. Snorkeleamos durante un buen rato por las lagunas y luego
subimos en un trenecito a la zona alta para bajar el río con flotadores
gigantes (llantas), actividad que es bastante cansada porque no te arrastra la
corriente sino que hay que remar.
Comemos en La cocina del pueblo, cocina mejicana buenísima, y descansamos un rato para continuar el resto de la tarde paseando por el parque que tiene senderos y cortas rutas para andar. A última hora nos tomamos un zumo a la sombra y emprendemos el camino de regreso. Para esta visita, y otras acuáticas, habíamos comprado por 12€ en España unas cámaras acuáticas de carrete, de usar y tirar, pero es innecesario porque a lo largo de todo el parque hay puntos en los que te puedes tomar fotos y se recogen al salir del parque en formato digital.
Volvemos al hotel. Habíamos
reservado para la noche la cena en el restaurante del club de playa. A las
21:45 nos lleva un bus al club que resulta ser algo bastante demodé y la cena
regular. Nada del otro mundo. Nos vamos temprano a dormir.
Domingo, 26 de julio
Desayunamos un café con leche y unos
croissanes y a las 6:30 nos recogen para ir a visitar Sian Ka' an, reserva de
la biosfera de la Unesco, cuyo nombre en maya significa Puerta del Cielo,
cuya principal característica es la planitud de su relieve y cuya superficie
está constituida principalmente por piedra caliza, la misma que impide la
formación de corrientes superficiales de agua y favorece el afloramiento de
unos pozos conocidos como cenotes en México. Frente a la costa de Sian
Ka'an, en el Mar Caribe , se ubica un complejo de arrecifes coralinos que
constituyen el segundo más amplio en su tipo, después de la Gran Barrera de
Arrecifes, al oriente de la costa de Australia.
En la costa de esta Reserva de la
Biosfera se localizan amplias playas de arena blanca, pequeñas bahías y
manglares, entre otros sistemas ecológicos. Cada uno de estos espacios alberga
distintos tipos de fauna. El clima es cálido subhúmedo, y la época de lluvias
se presenta durante el verano. Debido a su ubicación frente a las costas del
Caribe, Sian Ka'an está expuesta a los huracanes que tienen lugar en el mar
Caribe entre los meses de junio y noviembre. Debido al deficiente drenaje
natural de la zona, en la época de lluvias buena parte de su superficie
permanece anegada en el verano. Se pueden encontrar 4 tipos de manglares que
son el mangle rojo, mangle negro, mangle blanco y mangle gris. Un ecosistema
muy peculiar en los humedales de Sian Ka'an es el de los llamados petenes, unas
masas de árboles que pueden medir hasta treinta metros de altura y que se
levantan entre las hierbas de los pantanos. Estas formaciones vegetales son casi
únicas en el mundo, pues fuera de la península de Yucatán, no existen más que
en el estado norteamericano de Florida, donde se les conoce como hammocks, y en
Cuba, donde se les llama cayos de monte. En su mayoría tienen forma oval o
circular y su tamaño varía desde unas decenas de metros hasta casi dos
kilómetros de diámetro. Se generan debido a la presencia de manantiales de agua
dulce, que brotan en medio de los pantanos de agua salobre y permiten el
crecimiento negros de grandes árboles.
Hay 23 yacimientos arqueológicos en
la reserva, incluyendo a Muyil y Tampak, entre otros. (Wikipedia)
Contratamos nuestra excursión con ITour
(http://www.itourmexico.com/) (porque es la única empresa que hace todo el
recorrido pero sin ir a Punta Alen en jeep (como las demás) durante dos horas
por una pista infernal y unos caminos espantosos, sino que van en furgonetas
solo hasta Boca Paila que está muy cerca y desde allí en lancha rápida, a
través de lagunas y manglares hasta Punta Allen (donde ofrecen un
piscolabis). Nuestra excursión se llama Sian Ka'an Deluxe y cuesta 115 dólares
por persona con la recogida en el hotel de Playa del Carmen (sin recogida y
yendo al punto de encuentro por cuenta del cliente son 110 dólares). El punto
de encuentro es la oficina de ITours en Tulum, que es igual que un albergue de
juventud y con el mismo ambiente hippy y alternativo, gestionado por gente muy
joven y muy preparada (nuestra guía hablaba perfectamente español, inglés,
francés e italiano). Nos llevan desde Tulum hasta un embarcadero semiescondido,
en Boca Paila, en una laguna y desde ahí comienza un fabuloso recorrido en
lancha atravesando lagunas y manglares hasta Punta Allen (2 horas). Las lanchas
son de 6 personas y algunas son de tres asientos de plástico cómodos a cada
lado, pero otras llevan solo tres asientos y una tabla muy incómoda (que fue la
que nos tocó a nosotros y que no era en absoluto deluxe). Durante el recorrido
pasamos y rodeamos la Isla de los Pájaros en la que se pueden avistar muchas
especies como pelícanos, cormoranes, fragatas... Al llegar a Punta Allen hay
que pagar una tasa gubernamental de 35 pesos para entrar al parque que no
va incluida en la excursión. En un pequeño restaurante tomamos un snack de
bebida y tortillas con picadillo de tomate y cebolla antes de subimos a otra
lancha para el avistamiento de delfines y tortugas ya en mar abierto.
A continuación nos dirigimos al arrecife de coral (el segundo más grande del mundo) y durante un rato hacemos snorkel en la zona, para decir la verdad impone un poco estar en medio del mar con las gafas y el tubo que agobian un poco. Desde ahí nos llevan a una playa paradisiaca, la típica imagen del Caribe, aguas transparentes, color turquesa, arena blanca, temperatura ideal... y terminamos la excursión con un baño espectacular y relajante.
Volvemos en las lanchas de nuevo a
Punta Allen, donde degustamos el almuerzo que va incluido en la excursión
y que es bastante cutre, por cierto. Terminada la comida regresamos en las
lanchas, a toda pastilla por los manglares, al embarcadero donde nos espera una
furgoneta que nos lleva directamente a nuestro hotel. La excursión (quitando lo
incómodo de la lancha y el calor horrible) merece mucho la pena y es muy
recomendable.
Llegamos al hotel hechos polvo y
descansamos hasta la hora de la cena que hoy hemos tomado en el restaurante
mejicano. Bien.
Lunes, 27 de julio
Hoy no tenemos prisa y nos hemos
permitido levantarnos un poco más tarde y desayunar muy relajados para partir
hacia la zona noroeste de la península de Yucatán.
Tomamos desde Playa del Carmen la
autopista, que aquí llaman carretera de cuota, y partimos en dirección a
Valladolid donde al llegar nos dirigimos hacia el norte dirección Río Lagartos,
para visitar las ruinas de Ek Balam, un antiguo poblado maya menos turístico:
Ek Balam, es un sitio arqueológico maya en Yucatán, México. Está localizado a
30 km al norte de la ciudad de Valladolid, a 2 km del poblado maya de Ek Balam.
En maya yucateco, Éek' Báalam significa "Jaguar negro" (Ek, negro;
Balam, jaguar). Desde el año 300 a. C. hasta la llegada de los españoles.
El asentamiento humano en Ek Balam
llegó a tener unos 12 km2, que incluía un espacio central sagrado de 1 km2,
donde residía la élite.
Esta pequeña zona central estaba
protegida por tres murallas. Fue una capital maya muy rica llamada Talol que,
había sido fundada por Éek'Báalam (jaguar oscuro) o Coch CalBalam. Dominó una
región muy poblada. En los primeros años del siglo XI, una irrupción extranjera
posiblemente de los itzáes sometió los centros de poder de Ek Balam y Yaxuná.
La mayor parte de los edificios son de finales del periodo clásico. La entrada a este sitio protegido por dos murallas comienza con un magnífico arco maya, en el interior encontramos las edificaciones del centro ceremonial, el palacio oval y un juego de pelota maya de buen tamaño y una pirámide grande. La zona principal es la amurallada.
La entrada cuesta 119 pesos por
personas, bastante caro para lo que se ofrece.
Al entrar a la derecha sale un
sendero desde el que se accede a un cenote en el que se puede uno dar un baño.
Se ofrecen para llegar a él, de pago, bicicletas y también hay bicicarros en el
que te llevan sin esfuerzo. La zona no es muy extensa y se puede recorrer sin
problema a pie.
Terminada la visita y con un calor
de muerte volvemos a Valladolid que resulta ser una ciudad pequeña muy
agradable. Tenemos suerte y encontramos un hueco para aparcar casi en la misma
plaza, en el parque Francisco Cantón.
Como ya es tarde y los estómagos
necesitan combustible buscamos un sitio para comer y damos con El mesòn del Marqués,
una antigua mansión reconvertida en restaurante con corredores, una
decoración muy cuidada y un bonito, agradable y coqueto patio central con una
fuente: en resumen, un lugar fantástico con comida muy rica. Pedimos
un plato regional, cochinita Pibil, una especialidad de la casa, caldo del
marqués, y de postre crema de coco. 409 pesos, unos 27€, a los que hay que
sumarle la propina que es el 10%, o sea unos 3€ más.
No es excesivamente barato: aperitivo gentileza de la casa, los dos platos, 1 postre y 2 cafés malísimos.
No es excesivamente barato: aperitivo gentileza de la casa, los dos platos, 1 postre y 2 cafés malísimos.
A continuación nos dedicamos a
recorrer Valladolid bajo un calor de justicia. La ciudad es conocida
actualmente como “La Capital del Oriente Maya”, título merecido no sólo por la
belleza arquitectónica de sus edificaciones coloniales ancestrales como el
Convento de San Bernardino de Siena, el Palacio Municipal, la Iglesia de San
Servacio, el Ex Telar de la Aurora, el Museo de San Roque, así como otros no
menos importantes. También por su ubicación estratégica en el centro de toda la
región oriente siendo la cuidad más cosmopolita de la región.
Comenzamos la visita por el famoso
cenote Zaci que tiene de particular que está situado dentro de la ciudad. A él
se accede bajando por unas escaleras talladas en la piedra. Aunque no se ve muy
limpio, y el agua parece muy turbia, hay bastante gente bañándose dentro. Para
salir se toman otras escaleras que lo rodean por el lado contrario y por las
que se accede inevitablemente a un restaurante desde cuya terraza hay una vista
excepcional del cenote.
En unos de los lados del parque se
ubica el ayuntamiento y justo al lado está la oficina de información turística.
Nos acercamos a la oficina de turismo a por un plano y algo de información (se
encuentra justo al lado del Ayuntamiento, en unos de los lados que rodean al
parque central, el izquierdo saliendo de la catedral) pasamos por esta y
tomamos la calle principal (calle 41) que se encuentra repleta de comercios y
restaurante. Nos detenemos en la casona de Valladolid, antigua casa señorial,
que en otro tiempo fuera lugar de reunión de la clase alta de la ciudad y donde
antaño se celebraban numerosas fiestas. En el interior hay un patio muy
agradable y una capilla muy curiosa y coqueta que merece la pena visitar.
También una tienda de artesanía de la zona y un restaurante en una especie de
terraza elevada sobre el patio. Hacemos un descanso y nos sentamos en ella a
tomar una limonada que por estas tierras es típica y la hacen riquísima (2€ las
dos).
A continuación seguimos por la
Calzada de los frailes, que nos han indicado en la oficina de turismo y que
sale a la izquierda y conduce al convento de San Bernardino de Siena, una de
las joyas de la ciudad, fundado en 1552 por la Orden Franciscana y ubicado en el barrio de Sisal, al sureste de la plaza principal de la ciudad. Entre sus muros estuvo preso el
famoso pirata Lorencillos.
En su fachada sobresale la portería
con arcos de medio punto y a los lados dos capillas; el acceso principal al
templo es de arco de medio punto y, arriba de éste, hay una ventana coral y un
escudo franciscano; rematan la sobria fachada dos espadañas.
En su interior, lo más interesante
es su retablo principal en madera pintada en oro, y algunos nichos con
esculturas; todo adornado con motivos vegetales, de estilo barroco.
El claustro presenta dos niveles; en
el pasillo de la planta baja se encuentran resto de una vieja noria que da
sobre la boca de un cenote. En este convento, Fray Bernardino de
Valladolid inició una de las primeras obras científicas mexicanas, el
"Catálogo Botánico", con nombres en latín y castellano, dibujos y
explicación sobre las virtudes curativas, los usos domésticos e industriales de
cada planta.
En una cámara podemos admirar lo que
queda aún de una serie de grandes murales pintados a mano, que representan una
procesión de santos que debieron cubrir todas las paredes. Sólo pueden
apreciarse tres de ellos que se están perdiendo a causa de la humedad.
Para irrigar tan gran extensión se precisaba de una noria que lanzara por los sólidos acueductos el suficiente líquido extraído por los hombres o por bestias. La noria se edificó en una pequeña elevación de la bóveda' por la parte norte del convento. Su solidez ha permitido su supervivencia ante la inclemencia del clima y el abandono que sufrio durante largo tiempo. La noria tiene forma rectangular y como "techos" tiene dos gruesos arcos de piedra que se cruzan en el centro de la boca del pozo. Se conservan las escalinatas que por cuatro partes hacían llegar hasta el promontorio. En uno de los pilastrones está tallada en la piedra una lacónica impresión: "Año 1613", que señala su terminación.
A corta distancia de la noria,
hacía el oriente, hay otra "boca:' del cenote Sis-Há, que es un brocal
desde donde puede admirarse la imponente profundidad de las aguas.
Los patios enormes que encerrados en
una gruesa muralla circundan todo el Convento de San Bernardino se erigió sobre
el cenote Sis-Há; que junto con el del barrio de Santana fué la principal
fuente de abastecimiento de agua de los Cupules.
La calle en sí por la que se llega
hasta el barrio de Sisal en que se ubica el convento es preciosa, toda llena de
negocios artesanales de todo tipo (chocolate, madera, tequila...), con las
casas pintadas de colores. Llegamos al convento que se encuentra al final, en
una gran plaza. El edificio, al exterior, es sencillo y austero, sin adornos;
el interior es exactamente igual, una construcción muy colonial, de muros lisos
y anchos sin decoración tallada en la pared, simplemente decorado con alguna
cenefa de pintura muy sencilla. El claustro da más impresión de ser una prisión
que un convento y todo el conjunto, la verdad, es un poco tenebroso. Sería un
decorado perfecto para una película de terror. Interesante.
El recinto cuenta con algunas
dependencias austeras que muestra cómo eran las celdas, con alguna escueta
pieza de mobiliario. Lo más interesante es el jardín donde encontramos un
cenote propiedad del convento, cubierto con una estructura de piedra con arcos,
de cuyo fondo extrajeron gran parte de las piezas que hoy se exponen en el pequeño
museo que alberga el edificio. Por la parte más alejada de la entrada,
accedemos a otro jardín más cuidado, que en este caso se trata de un pequeño
jardín botánico realizado por unos estudiantes de turismo, en el que
principalmente hay plataneras y palmas de coco, gallinas y pavos. Una iglesia
sencilla pero con el gran retablo pintado completa la estructura.
Volvemos al centro, donde dejamos el
coche por la mañana, no sin antes entrar al parque central y hacernos unas
fotos en los curiosos bancos en forma de S que lo adornan.
Tomamos la salida en dirección a
nuestro hotel, Gran Mayab (Antiguo Real Mayab. Ver crítica en tripadvisor) y
llegamos a él sin ningún problema gracias a Google Maps. Al llegar cenamos un
plato de frutas, vemos una peli de catástrofes en la tv y a dormir porque mañana
madrugamos para visitar la joya de la corona, la antigua ciudad maya de Chichén
Itzá.
La señora que regenta el hotel nos
dice que internet va un poco lento porque ayer hubo lluvia y una tormenta
fortísima con relámpagos que estropeo varios aparatos de comunicaciones.
Martes, 28 de julio
Nos levantamos temprano para llegar
pronto a Chichén Itzá. (en maya: (Chichén) Boca del pozo; de los (Itzá)
brujos de agua )
La zona arqueológica de Chichén Itzá
fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.
El 7 de julio de 2007, el Templo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, fue
reconocido como una de las Las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Fue
fundada hacia el año 525 d.C., durante "la primera bajada o bajada pequeña
del oriente que refieren las crónicas", por los chanes de Bacalar (que
después se llamaron itzá) y más tarde aún cocomes.
Habiendo establecido los chanes la
capital de su gobierno en Chichén Itzá continuaron su trayecto de oriente a
poniente en la península de Yucatán, al cabo del cual fundarían también otras
ciudades importantes como Ek Balam, Izamal, Motul, T'Hó, la actual Mérida de
Yucatán y Champotón.
En el siglo ix, Chichén se convirtió en uno de los
más importantes centros políticos de las tierras del Mayab. Desde el año 900
hasta el 1500, la ciudad se había consolidado como principal centro de poder en
la península yucateca
A las 8 de la mañana aparcamos en la
misma puerta y nos dirigimos a la taquilla. Entramos después de discutir con
una chica bastante inepta que habían puesto y que no sabía ni cómo se hacia el
cobro con tarjeta (en un monumento Patrimonio de la Humanidad que recibe cada
día miles de sitantes!!!!!) Además no nos acepta la tarjeta de profesor
internacional porque, según ella, deben ser los profesores mejicanos, cuando en
los foros hay bastantes que la han utilizado y ayer mismo, en una caseta de
información turística del gobierno, nos dijeron que sí valía. Bueno.
En la entrada hay guías oficiales
que muestran las ruinas en un recorrido de 2 o 2,5 horas por 650 pesos, pero
nosotros dijimos que solo éramos dos y nos ofrecieron un precio de 450 que al
final logramos dejar en 400. Nos acompañó un guía genial, maya de sangre pura.
Nos explicó muchísimas cosas sobre los edificios del complejo (todos
reconstruidos) y sobre la cultura, origen, creencias, visión del mundo y modo
de vida maya. Algo que nos llamó mucho la atención fue el concepto de casa que
es totalmente diferente al nuestro: para los mayas, la casa es un reflejo de la
persona en el mundo y así las construyen: el corazón es el fuego, los troncos
que la sujetan, el esqueleto; las lianas con que atan los troncos, las venas;
el barro la carne y se pinta por fuera con cal que es la piel. Curioso.
Vimos todo el recinto, el gran cenote sagrado, la casa maya, los templos, el juego de pelota, el edificio de las columnas, el observatorio y, cómo no, la gran pirámide de Kukulkán. Cuando visité Méjico, en el año 90, se podía entrar en todos los edificios, subir a la pirámide y pasar al interior para acceder al santa santorum; ahora todo está rodeado por cuerdas que impiden el paso. Dimos una vuelta por los puestos y compramos algunos recuerdos.
Vimos todo el recinto, el gran cenote sagrado, la casa maya, los templos, el juego de pelota, el edificio de las columnas, el observatorio y, cómo no, la gran pirámide de Kukulkán. Cuando visité Méjico, en el año 90, se podía entrar en todos los edificios, subir a la pirámide y pasar al interior para acceder al santa santorum; ahora todo está rodeado por cuerdas que impiden el paso. Dimos una vuelta por los puestos y compramos algunos recuerdos.
Finalizada la visita fuimos a un
pueblo cercano llamado Piste donde comimos en el hotel Chichén Itzá. De nuevo
puedo degustar la sopa típica de la zona, sopa de lima, que está riquísima.
Por la tarde teníamos pensado hacer
la Ruta de los cenotes de Cuzamá y hacia allí nos dirigimos. Se trata de una
zona no muy turística y alejada de la carretera en la que han organizado una
tuta turística por tres cenotes aunque la mayor curiosidad y originalidad (dado
que aquí hay cenotes por todas partes) es que la ruta se hace en lo que se
llaman" trucks", un invento que consiste en rústicos carromatos de
madera que se deslizan por raíles y van tirados por caballos; el recorrido se
hace en parte sobre trucks y en parte en motocarros. Actualmente para ser más
cómodo se ha modificado con asientos; originalmente era utilizado en la época
de las haciendas para transportar la planta del henequén del campo a la casa de
maquinas y procesarlo. Recorrer la selva con el truck es toda una
aventura rústica, tradicional y divertida.
La ruta parte de Cuzamá; llegar allí
no es fácil y hay que tomar carreteras secundarias que, no obstante, están en
muy buen estado. El mejor camino es ir por la carretera federal 180 de
Valladolid a Mérida y desviarse a la izquierda en dirección a Xocchel, de ahí a
Hokabá, luego a Homún y de este último a Cuzamá. Hay que cruzar el pueblo
(nosotros tuvimos que preguntar a un policía en la plaza) y salir en dirección
a un parador de las afueras. El lugar se reconoce enseguida porque hay una gran
explanada con aparcamiento y algunos chiringuitos para beber algo o comprar
alguna chuchería. De ahí mismo salen los raíles que te conducen a otra zona
donde se toma un motocarro que te lleve de nuevo a otro truck y en este se hace
un circuito por tres cenotes, muy interesantes y bonitos. La ruta dura unas dos
horas y el conductor de truck te deja media hora en cada cenote para tomar un
baño.
Cenote Chelentún. Es el primer cenote del recorrido; el acceso es fácil
con escaleras de madera tipo rústico que descienden alrededor de 20 metros
entre plantas y árboles; el agua es de color azul intenso muy clara y este es
el único que tiene una parte baja. La bóveda del cenote es de tipo tunel y al
final es donde es más profundo.
Cenote Chacsinicché. El segundo cenote en el recorrido; actualmente de tipo
cántaro, aunque con el tiempo es probable que se convierta en el tipo de
paredes verticales, ya que las ráices de los árboles aumentarán en tamaño y
número sobre su frágil bóveda y la romperán. Tiene unas cómodas escaleras de
madera que bajan alrededor de 20 metros y llegan al nivel del agua; impresiona
el color azul índigo del agua, así como su transparencia.
Cenote Bolonchojol. El último cenote y el de más
difícil acceso; para entrar se descienden mediante unas escaleras de madera y
totalmente verticales unos 15 metros, dándole un toque extremo; su bóveda
completa, solo permite el paso de los rayos del sol por pequeños hoyos,
haciendo que el agua tome colores desde azul turquesa hasta verde esmeralda,
dándole una hermosa y mística vista. Este cenote está catalogado como uno de
los más bonitos de Yucatán.
Nosotros solo vimos dos porque a
medio paseo se desató una tremenda tormenta tropical que nos puso como una
sopa; parecía que se hundía el mundo pero igual que vino se fue. En una hora ya
no llovía y la carretera estaba bien para conducir. Volvimos directamente al
hotel. Un baño en la piscina, cena, espectáculo del hotel y a dormir.
Miércoles, 29 de julio
Hoy nos levantamos y desayunamos
tranquilamente. La primera idea era subir desde Valladolid hasta Río Lagartos,
en el norte, para ver flamencos pero al final decidimos que son muchos
kilómetros de ida y vuelta hasta Playa del Carmen y optamos por suspender esta
excursión y cambiar la ruta. Así, decidimos volver pero no por la carretera
federal directa, sino por otra que no es de pago y se desvía a Tulum pasando
por la zona arqueológica de Coba. Así que visitaremos ambos yacimientos, Coba y
Tulum.
En una hora más o menos llegamos al
primer destino: la antigua ciudad maya de Coba que se encuentra en un enclave
privilegiado, envuelta en el verde profundo de la selva tropical, elevada entre
dos lagunas.
El posible significado de Cobá
podría ser de cob ‘lo que tiene humedad’ o musgo y á o há
‘agua’, es decir ‘agua con musgo’ o ‘humedad de agua’, otra posibilidad que no
se descarta es que signifique ‘agua turbia’, por la proximidad a unos pequeños
lagos con un color muy turbio. En su apogeo tuvo una población de unos
50 000 habitantes y una extensión de ochenta kilómetros cuadrados. La
mayor parte de la ciudad fue construida a mediados del período Clásico de la civilización
maya, entre los años 500 y 900 de nuestra era y poseía varios templos, entre
los cuales sobrevive la pirámide del Nohoch Mul de 42 metros de altura.
La mayor parte de las inscripciones
del lugar datan del siglo VII y numerosas evidencias indican que la
construcción y reparación de los edificios continuó hasta el siglo XIV. Es muy
curiosa una estela enorme de piedra con caracteres mayas.
Para entrara al recinto se pagan 120
pesos y se puede pagar, cosa rara, con tarjeta de crédito.
En la entrada hay algún edificio
pero para ver el observatorio y la gran pirámide que es lo más interesante, hay
que andar 6 Kms. o se puede alquilar una bicicleta (45 pesos) o, la opción que
elegimos, tomar una bicicarro en la que te llevan por todos los monumentos,
dejándote tiempo para verlos, fotografiarlos e incluso subir a la pirámide, por
120. Recomendamos coger este medio porque el calor es sofocante y la zona es
muy amplia.
Al salir nos compramos un coco
fresco. Exquisito: primero bebemos el agua que es dulce y agradable y luego el
tendero nos lo abrió y nos comimos la pulpa. Un verdadero placer.
Finalizada la visita nos dirigimos a
Tulum, la única zona arqueológica que se asienta a la orilla del mar y
que es el sitio más fotogénico y fotografiado de la región y quizá del país
entero. Tulum fue una fortaleza maya que vivió sus momentos de gloria al final
del período clásico (cerca del año 1000 d.C.). La más icónica de sus
estructuras, llamada “El Castillo”, se encuentra al borde de un acantilado
desde donde se aprecian las aguas color turquesa del mar, aunque en esta
ocasión el agua estaba bastante turbia por una insólita invasión de algas.
Desde el desvío de la carretera se accede a un enorme aparcamiento donde hay
una pequeña caseta informativa que explica las diferentes opciones para visitar
las ruinas y dan un mapa. Nosotros optamos por tomar un pequeño trenecito que
lleva hasta la zona arqueolígica que está como a un Km. o dos de la entrada. El
paseo es agradable pero tomamos el tren porque el calor era insoportable. Al
llegar a la entrada del yacimiento, hacia la izquierda se va a las taquillas y
hacia la derecha sale un sendero que conduce a la famosa y paradisiaca Playa
Paraíso. La entrada se puede pagar con tarjeta de crédito.
Dimos una vuelta por allí y
volvimos en el tren a la primera entrada donde hay tiendas y restaurantes.
Comemos en Salciccium,
un local grande, moderno y agradable, con aire acondicionado, regentado por
un catalán. Es un local muy recomendable, especializado en salchichas artesanas
de muchos tipos, hechas por ellos mismos. Las mejores son la alchicha de
res con pepinillos y cebolla caramelizada y encurtida, y el chorizo
yucateco con salsa chimichurri; lo acompañamos con limonada natural y cerveza,
y todo por 340 pesos, algo más de 20 €. Muy recomendable, con buena música,
fresquito y limpio.
Tras la comida volvimos al hotel
donde pasamos el resto de la tarde descansando.
Jueves, 30 de julio
Hoy es nuestro penúltimo día en la
Rivera Maya que aprovechamos para conocer mejor el hotel
y la zona donde estamos, o sea, Playa del Carmen.
Después del desayuno nos acercamos
un rato al Club de playa en el bus gratuito del hotel. Pasamos la mañana
tumbados en las hamacas, leyendo y tomando unos refrescos.
El agua de la playa sigue turbia y
los operarios se dedican infatigablemente a retirar algas de la orilla con
rastrillos. Una pena porque no hay ni rastro de las cristalinas y turquesas
aguas caribeñas.
Después de comer descansamos un rato y nos vamos al pueblo a devolver el coche
y a dar un paseo por la famosa 5ª Avenida que es el principal centro de
comercio de la ciudad de Playa del Carmen. Se trata de una calle peatonal
paralela a la playa donde se concentran restaurantes, tiendas, galerías de arte
y artesanías. La calle estaba repleta de gente, muy animada y con un ambiente
increíble.
Volvemos en taxi al hotel para cenar
y ver el espectáculo de la noche.
Viernes, 31 de julio
Comemos temprano y a las 13:30 nos
recogen para ir al aeropuerto. El avión despega con retraso pero llegamos a
Madrid a su hora. Recogemos el coche y el día 1 a las 14:00 estábamos de vuelta
en casa.
1 comentarios:
Hola, Alejandra. Soy Marisa, de Villarrobledo. Acabo de descubrir tu nuevo blog -¡a buenas horas!-. Tenía el enlace en un correo viejo y lo he encontrado. Volveré a ser seguidora tuya y me lo pienso pasar pipa.
Un abrazo
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