Salimos a medio día desde Albacete con rumbo a Alicante, desde donde
volaremos a Manchester para pasar allí el fin de semana. Los billetes nos han
resultado muy baratos con la compañía Vueling (ida) y Ryanair (vuelta): 70€
Despegamos con retraso desde Alicante pero el vuelo se desarrolla bien
y llegamos a su hora. El aeropuerto de la ciudad inglesa es pequeño y para
llegar al centro lo mejor es coger el tren. Se tardan unos 10 minutos andando
hasta la pequeña estación, pero realmente no se abandona la terminal. Esta
perfectamente indicado el camino a través de ella por el interior y el
exterior. Hay que seguir las indicaciones "station" (10-15 minutos).
Al llegar encontramos la taquilla donde se puede comprar el billete al funcionario
(también hay máquinas expendedoras).
El tren desde aeropuerto vale 5€ a Picadilly o a Oxford Road Station que además en nuestro caso está a 5 minutos de hotel. El trayecto dura unos 30 minutos y las estaciones se anuncian con anterioridad.
El tren desde aeropuerto vale 5€ a Picadilly o a Oxford Road Station que además en nuestro caso está a 5 minutos de hotel. El trayecto dura unos 30 minutos y las estaciones se anuncian con anterioridad.
Bajamos en Picadilly y nos dirigimos a pie al hotel (son 10 minutos).
Nuestro alojamiento es el hotel Arora
4*, muy céntrico, a un minuto de la plaza del Ayuntamiento (de hecho es la
amnzana contigua), para el que hemos conseguido por internet una oferta
estupenda (ver crítica en Tripadvisor:
) La primera impresión de la ciudad es muy buena, hay mucha gente por la calle y está muy animada, pese a que el cielo está gris y caen algunas gotas.
) La primera impresión de la ciudad es muy buena, hay mucha gente por la calle y está muy animada, pese a que el cielo está gris y caen algunas gotas.
Tenemos suerte con la habitación que, pese a que la reserva era para
una doble, logramos que nos la cambien por una twin y es enorme. Nos instalamos
y cruzamos la avenida para adentrarnos en el barrio chino que está justo frente
al hotel y donde se pueden encontrar muchísimos locales con comida rica y no
demasiado cara. Elegimos uno de ellos para cenar: langostinos a la cantonesa y
noodles con pollo y verduras; acompañados de una botella de... ¡¡Rioja!!
Además, uno de los camareros era español (de hecho, en todos los restaurantes
en los que hemos estado en este viaje había algún camarero español)
Sábado, 29 de abril
Desayunamos muy bien en una de las muchas cafeterías de la cadena Nero
en los alrededores del hotel (en Mosley
St.), justo al lado de la oficina de turismo donde entramos después para
pedir información y donde nos atiende una chica que habla perfectamente español
y que nos ofrece algunas indicaciones
muy interesantes de lugares que no conocíamos.
Desde la oficina nos dirigimos a la zona que se extiende frente a ella
(al otro lado de la calle) y que es el barrio gay. No es muy grande pero sí,
coqueto. Hay anuncios por las calles de la fiesta del barrio que tendrá lugar
este mismo fin de semana (de 13:00 a 21:00); de hecho, están preparando el
escenario y carpas para una verbena en el pequeño parque donde, al parecer,
habrá comida, espectáculos musicales y baile. Decidimos que vendremos a ver el
ambiente por lo que tendremos que regresar no muy tarde de Liverpool que es lo
que visitaremos mañana.
Seguimos el paseo siguiendo las indicaciones que nos ha dado la chica
de turismo, bordeando el canal que pasa por The Manchester College y el Palace
Theatre hasta llegar a The Bridgewater Hall junto a una zona muy chula de
presas y casas muy antiguas llamada Deansgate Locks, que quedan ya muy cerca de
la famosa torre en la que se ubica el Hotel Hilton, Beethan Tower. Subimos hasta la
planta 23 donde hay un lounge genial con entrada libre (nos informó la chica de
turismo) desde el que se pueden disfrutar unas vistas fabulosas de la ciudad a
través de sus espléndidas paredes transparentes. Nos dan una mesita genial con
unas vistas increíbles al lado del cristal y nos tomamos allí un café. Una
pasada!!
Seguimos por Deansgate, la arteria principal de la ciudad que la cruza
por completo de norte a sur, hasta la Great Northern Square donde se ubica el
Albert Hall , y justo detrás se accede a la Albert Sq. donde se puede
contemplar el imponente edificio del Ayuntamiento y junto a él la biblioteca pública; por desgracia está
cerrado hoy, pero de lunes a viernes se puede visitar el interior. Se trata de
una magnífica estructura victoriana de estilo neogótico de ladrillo rojo, que
se terminó de construir en 1877 y que fue diseñada por Alfred Waterhouse.
En la plaza vemos que están montando todo para una fiesta que celebrará
aquí mañana la comunidad hindú. Decidimos que vendremos también si hay
tiempo.
Volvemos a la calle Deansgate y continuamos hacia el norte hasta una
de los lugares emblemáticos y turísticos de la ciudad: The John Rylands Library (es la biblioteca y centro de información
de la Universidad de Mánchester y se trata de una biblioteca parecida a las de
la película de Harry Potter) Su
magnífica estructura victoriana de estilo neogótico guarda más similitud con la
de una catedral o un castillo que con la de una biblioteca. Su interior alberga
una de las colecciones de manuscritos religiosos y medievales más
extraordinario del país, así como obras impresas excepcionales e incluso
documentos y cartas personales de personajes célebres y es una de las más
extensas y amplias colecciones de manuscritos sobre papiro en el Reino Unido. Tiene
además especial fama por contener el fragmento original más antiguo del Nuevo
Testamento (llamado también el Fragmento de San Juan: un minúsculo trozo de
papiro griego con más de 1800 años de antigüedad ), y una de las dos copias
existentes de la impresión de William Caxton de La muerte de Arturo, de 1485.
Otro de sus tesoros es el llamado Misal Colonna, ilustrado a mano por Giulio
Clovio y una edición de 1476 de los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.
Aparte del maravilloso edificio y de los tesoros bibliográficos que
alberga en sus estantes, desde el 26 de mayo al 27 de agosto muestra una
colección, The Life of Objects, de
objetos raros y curiosos, pertenecientes la mayoría a personajes conocidos, que
esconden tras ellos una historia especial que se explicaba junto a cada objeto.
Si la visitáis no olvidéis pasar por los aseos, son increíbles porque se conservan como en el siglo pasado. Son muy, muy curiosos. De hecho suponen tal atracción que hay carteles de "no hacer fotos", pero cuando los vimos ya las habíamos hecho.
Al terminar la visita de la biblioteca entramos a dar una vuelta a la tienda de Armani situada en el edificio contiguo, una construcción, por cierto, muy original y moderna.
Si la visitáis no olvidéis pasar por los aseos, son increíbles porque se conservan como en el siglo pasado. Son muy, muy curiosos. De hecho suponen tal atracción que hay carteles de "no hacer fotos", pero cuando los vimos ya las habíamos hecho.
Al terminar la visita de la biblioteca entramos a dar una vuelta a la tienda de Armani situada en el edificio contiguo, una construcción, por cierto, muy original y moderna.
Continuamos subiendo por Deansgate (esta calle ofrece muchos puntos de
interés) hasta una galería comercial muy interesante (subiendo en la acera
derecha) llamada Barton Arcade,se trata de un hermoso edificio victoriano de
hierro y vidrio construido en 1871, completamente restaurada en la década de
1980 que ahora alberga tiendas exclusivas, peluquería, y oficinas.
La Barton Arcade, aunque ya no tiene ninguna de las tiendas de sus
inicios, sigue siendo una pieza bellamente restaurada de la arquitectura victoriana.
Uno de sus locales más emblemáticos es la peluquería/barbería de caballeros Barber Barber, de aire retro retro cuyo público hoy lo integran principalmente hipsters que esperan en los sofás ser atendidos y que forman casi parte del decorado; sería una pena perderse el espectáculo que supone observar a esos varones pulcros en sus sillones giratorios dejándose rapar por los profesionales vestidos a la moda de principios del siglo XX.
Uno de sus locales más emblemáticos es la peluquería/barbería de caballeros Barber Barber, de aire retro retro cuyo público hoy lo integran principalmente hipsters que esperan en los sofás ser atendidos y que forman casi parte del decorado; sería una pena perderse el espectáculo que supone observar a esos varones pulcros en sus sillones giratorios dejándose rapar por los profesionales vestidos a la moda de principios del siglo XX.
Abandonamos las galerías y continuamos calle arriba hasta llegar al
final donde se encuentra la preciosa catedral y la Colegiata de la iglesia de
Sta. María
Nos dirigimos a la catedral donde nos reciben unas señoras muy amables
que nos ofrecen información impresa en español (hemos podido constatar, en este
viaje, que los habitantes de Manchester son muy amables y acogedores)
La catedral de Manchester es una iglesia medieval, sede del Obispo de Manchester. Su nombre oficial es la Catedral y Colegiata de Santa María, San Dionisio y San Jorge.
La catedral de Manchester es una iglesia medieval, sede del Obispo de Manchester. Su nombre oficial es la Catedral y Colegiata de Santa María, San Dionisio y San Jorge.
Aunque rectificada ampliamente, restaurada y ampliada en la época
victoriana, y luego otra vez después de un daño grave por bomba en el siglo XX,
el cuerpo principal de la catedral se deriva en gran parte de James Stanley
(director 1485-1506), y se construyó en estilo gótico. Stanley también fue el
principal responsable de la puesta en marcha de las espectaculares muebles de
madera medievales, incluido el pulpito, la sillería del coro y la nave cubierta
con el apoyo de ángeles con instrumentos dorados.
Frente a la catedral se encuentra (para los amantes del fútbol) el
estadio Manchester Evening News Arena (M.E.N. Arena) y en la plaza de detrás
del Chetham´s School of Music & Chetham´s Library se puede visitar el museo
dedicado a ese deporte que se halla ubicado en un edificio de curioso diseño
acristalado, moderno y funcional. Nosotras no lo visitamos porque no nos
interesa en absoluto el tema.
Frente a la puerta principal de la catedral se puede degustar un té en
una de las más antiguas y famosas teterías de la ciudad, Propertea. Decidimos
que volveremos por la tarde a merendar.
Continuando por la calle de la tetería y dejando a la izquierda la
catedral se llega a una de las zonas más concurridas y conocidas de la ciudad
(y donde se ubica la cervecería con la cerveza más barata): The Corn Exchange,
una preciosa casa catalogada como edificio de interés y protegida, que fue
concebido para el intercambio de maíz, y otras mercancias, por lo que fue
anteriormente llamado la Corn &
Produce Cambio; ahora se le denomina El Triángulo.
En la actualidad, este lugar sigue siendo uno de los puntos de mayor
interés en cualquier visita al Northern Quarter. Es un auténtico y excéntrico laberinto
lleno de tiendas independientes, donde se vende de todo, desde prendas únicas
diseñadas aquí mismo hasta una lectura del tarot personalizada. Busque lo que
busque, lo encontrará aquí desde un sombrero de copa a …¡a lo que sea! Incluso
hay varios cafés en su interior. Pasamos un buen rato recorriendo las plantas
de este edificio; en total son cinco aunque las dos superiores están ahora
cerradas.
Al salir de este laberinto friky, es la hora de comer y nos dirigimos
a la cercana plaza Picadilly Gardens donde encontramos una pizzería de la
cadena Bella Italia. La pasta y la ensalada ricas y a buen precio.
Continuamos el paseo por la zona y volvemos a la zona de la catedral
para tomar un té en Propertea, pero no
hay dulces y el servicio es lento por lo que nos vamos sin tomar nada. En sus estantes y
armarios se guardan las joyas más antiguas de la literatura inglesa no en vano
es la biblioteca más antigua del Reino.
En este lugar conviven más de 100.000 volúmenes impresos, más de la mitad de
los cuales se publicó antes de 1851.
Las colecciones también incluyen programas teatrales y manuscritos medievales, así como publicaciones periódicas de los siglos XVI y XVII. Además se puede visitar una pequeña estancia y sentarse en el escritorio donde Karl Marx y Friedrich Engels planificaron y escribieron El Manifiesto Comunista. Pero hoy estaba cerrada y acabamos tomando un café y unas galletas de chocolate en un Starbucks.Ya atardeciendo volvemos por la calle Deansgate en dirección sur y nos adentramos por las calles que discurren detrás de la John Rylands buscando unos muelles y almacenes antiguos que ya no existen, pero nos topamos con una de las zonas de moda más chic de la ciudad que a esta hora está animadísima: música, terrazas modernas, restaurantes, calles atestadas de gente guay y todo está animadísimo. Todos los modernos-chic de la ciudad están por aquí.
Damos la vuelta a la catedral y nos dirigimos al Chetham´s School of Music & Chetham´s Library que es una biblioteca fundada en 1653 y ubicada en una casa solariega de arenisca rosa que data del año 1421. Aunque la entrada a la biblioteca es gratuita, recomiendan pagar la voluntad (abre entre semana todos los días)
Las colecciones también incluyen programas teatrales y manuscritos medievales, así como publicaciones periódicas de los siglos XVI y XVII. Además se puede visitar una pequeña estancia y sentarse en el escritorio donde Karl Marx y Friedrich Engels planificaron y escribieron El Manifiesto Comunista. Pero hoy estaba cerrada y acabamos tomando un café y unas galletas de chocolate en un Starbucks.Ya atardeciendo volvemos por la calle Deansgate en dirección sur y nos adentramos por las calles que discurren detrás de la John Rylands buscando unos muelles y almacenes antiguos que ya no existen, pero nos topamos con una de las zonas de moda más chic de la ciudad que a esta hora está animadísima: música, terrazas modernas, restaurantes, calles atestadas de gente guay y todo está animadísimo. Todos los modernos-chic de la ciudad están por aquí.
Damos la vuelta a la catedral y nos dirigimos al Chetham´s School of Music & Chetham´s Library que es una biblioteca fundada en 1653 y ubicada en una casa solariega de arenisca rosa que data del año 1421. Aunque la entrada a la biblioteca es gratuita, recomiendan pagar la voluntad (abre entre semana todos los días)
Desde ahí llegamos paseando hasta Chinatown por donde damos una vuelta.
Descansamos un rato en un banco para ver el ambiente y luego entramos a un
supermercado de comida china enorme y damos una vuelta por las estanterías
curioseando entre los extraños productos que ofrecían. Volvemos al hotel para
coger algo de abrigo porque ha refrescado y luego buscamos un sitio para comer;
encontramos un local muy agradable y recomendable 100%, Gusto, no lejos del hotel.
Domingo 30 abril.
Se puede ir en tren desde Manchester en un express que tarde 45
minutos, desde la estación de Picadilly, por 5€ que es lo que hicimos nosotras
(OJO!! Hay que coger el express que solo hace una parada porque hay otro que tarda el doble parando en mil
sitios).
Como solo estaríamos un día (además queríamos volver temprano a
Manchester para ir a la fiesta del Gay Qt.) habíamos sacado de internet una
pequeña ruta de un día que fue la que seguimos.
El paseo comenzó por la catedral (Liverpool Anglican Cathedral) que es
un edificio enorme construido en
arenisca roja, en un austero estilo gótico cuya construcción finalizó en la
segunda mitad del siglo XX.
Es bastante curioso ver que más que una catedral parece un centro cultural ya que en su interior alberga una tienda, aseos, un teatro, un café, e incluso puede contemplarse en sus muros una exposición de pintura moderna. Llama mucho la atención, en el cuerpo, un puente elevado construido sobre un arco en piedra que cruza la nave de este a oeste a una altura considerable. La visita dura bastante si se quiere recorreré todo el recinto.
Es bastante curioso ver que más que una catedral parece un centro cultural ya que en su interior alberga una tienda, aseos, un teatro, un café, e incluso puede contemplarse en sus muros una exposición de pintura moderna. Llama mucho la atención, en el cuerpo, un puente elevado construido sobre un arco en piedra que cruza la nave de este a oeste a una altura considerable. La visita dura bastante si se quiere recorreré todo el recinto.
Continuamos el recorrido en dirección a la zona más céntrica (ya que
la que acabábamos de visitar se encuentra un poco retirada)en dirección a la catedral católica, más moderna, la Metropolitan
Cathedral, que lo que verdaderamente parece es El circo del Sol, tanto el
exterior como el interior. Es curiosísima y ultramoderna. La catedral como se
ve hoy en día fue diseñada por Frederick Gibberd y su construcción duró 5 años
(comenzada en 1962 y finalizada en 1967). Más tarde, por la reducción del
coste, aparecieron problemas en la estructura siendo el más grave la cubierta
de aluminio y defectos en las vidrieras.
La iglesia fue construida con piedra de Pórtland y tiene planta
circular en lugar de la tradicional forma de cruz latina y tiene un diámetro de
59 m con 13 capillas situadas a lo largo del perímetro. El edificio tiene forma
cónica y está sostenido por 16 pilares con forma de bumerán, siendo coronado
con pináculos en su vértice.
En la puerta principal tiene una estructura que hace de
torre-campanario teniendo cuatro campanas en cuatro huecos con forma de
rectángulo. También hay una escultura geométrica con tres cruces y en las
puertas de entrada hay mosaicos con los símbolos de los cuatro evangelistas. Dentro
de la catedral, el Altar Mayor se encuentra en el centro del diseño circular.
El interior está bañado de muchos colores, principalmente azul, y las vidrieras
también destacan en una multitud de colores acorde con el resto de la
estructura. Es la catedral con más colores de Europa. Es sorprendente y merece
la pena su visita por lo excepcional del diseño.
Finalmente, en comparación con el ambiente sobrio de nuestras
iglesias, nos llamaba la atención que mujeres y hombres sacerdotes andaran de
un lado a otro por los templos (anglicanos y especialmente católicos) saludando
y charlando con todo el mundo.
Salimos de la iglesia bajando por su enorme escalinata y nos
adentramos en el corazón de la ciudad. Recorrimos las calles Church St., Lord
St., South John St., etc. hasta llegar a Albert Docks, junto al río, quizá la
zona más turística de la ciudad y una de las más emblemáticas de Inglaterra
pues antaño fue la puerta de entrada al imperio británico donde desembarcaban todo tipo de objetos exóticos procedentes del mundo
entero.
El área en la que se ubicaban los antiguos muelles ha sido modernizada
y transformada en zona de ocio y museos donde lo más sorprendente es la mezcla de
vanguardia y tradición. Hoy el muelle atrae a unos cinco millones de personas
cada año y es la atracción gratuita más visitada del Reino Unido. Resulta
verdaderamente muy agradable (y agotador!) recorrer sus 116.000 m2 en los que
se pueden encontrar tiendas, restaurantes,
bares o cafeterías, hoteles...
También se encuentran aquí algunos de los mejores museos y galerías de la ciudad (todos gratuitos!!), como la Tate Liverpool, la Beatles Story, el Museo Marítimo del Condado de Merseyside y el Museo Internacional de la Esclavitud. Nosotras visitamos la Tate y el Museo Marítimo en el que contemplamos bastantes curiosidades sobre el Titanic y el Lusitania, y en la planta sótano una exposición de aduanas que exponía cientos de métodos y sistemas que los traficantes utilizan para pasar drogas. Muy curioso
Rematamos el recorrido, como no podía ser de otra manera, degustando los típicos “fish and chips” en un local abarrotado de gente que decía ser “el mejor de Manchester” y que se encuentra a unos metros del Tate.
También se encuentran aquí algunos de los mejores museos y galerías de la ciudad (todos gratuitos!!), como la Tate Liverpool, la Beatles Story, el Museo Marítimo del Condado de Merseyside y el Museo Internacional de la Esclavitud. Nosotras visitamos la Tate y el Museo Marítimo en el que contemplamos bastantes curiosidades sobre el Titanic y el Lusitania, y en la planta sótano una exposición de aduanas que exponía cientos de métodos y sistemas que los traficantes utilizan para pasar drogas. Muy curioso
Rematamos el recorrido, como no podía ser de otra manera, degustando los típicos “fish and chips” en un local abarrotado de gente que decía ser “el mejor de Manchester” y que se encuentra a unos metros del Tate.
Abandonamos los muelles y nos dirigimos al otro punto de interés de la
ciudad: The Cavern Club, el emblemático local donde los Beatles iniciaron su
andadura musical.
Después de dar unas cuantas vueltas (un poco perdidas) por los
intrincados callejones y callejas donde se ubica, lo identificamos por la cola
de gente que esperaba en la puerta para
entrar. No es gratis y además cada día hay que pagar un precio diferente; no
llegamos a entender el motivo. Hoy domingo era de 2,50£. .
Para acceder a él hay que bajar unas estrechas escaleras con paredes de ladrillos hasta llegar al Pub, totalmente bajo tierra y con pintas de antro suburbano. Descender por las escaleras, respirando un aire pesado y húmedo, y acceder a la gruta fue algo mágico; el local estaba a rebosar, animadísimo.
Para acceder a él hay que bajar unas estrechas escaleras con paredes de ladrillos hasta llegar al Pub, totalmente bajo tierra y con pintas de antro suburbano. Descender por las escaleras, respirando un aire pesado y húmedo, y acceder a la gruta fue algo mágico; el local estaba a rebosar, animadísimo.
El Cavern Club, que abrió sus puertas el 16 de enero de 1957, es un
club de rock and roll ubicado en el número 10 de Mathew Street, donde Brian
Epstein conoció a The Beatles el 9 de noviembre de 1961. No obstante, el Cavern
que se visita hoy no es el pub original; el club cerró sus puertas en marzo de
1973, y fue rellenado durante la construcción de la línea subterránea
Merseyrail. En abril de 1984, el club fue adquirido por el jugador de fútbol
del Liverpool F.C., Tommy Smith, en sociedad con Royal Life.
Fue reconstruido con muchos de los ladrillos que habían sido utilizados en la construcción original. El nuevo club ocupa el 75% del lugar original y su diseño se ajustó al original todo lo que fue posible.
Pese a ello, es un lugar de peregrinación para los fanáticos de la banda pero además de ello, se trata de uno de los recintos de música en vivo más importantes de todo el mundo; las actuaciones no se realizan en el pequeño escenario donde tocaban Los Beatles, que hoy es como un santuario, sino en otro que se encuentra al final de la sala y al que se accede pagando una entrada especial.
Nosotras nos conformamos con hacernos unas fotos en el “santuario” y pasar un rato en el local contemplando su sicodélica decoración, por ejemplo, de las paredes cuelgan por todo el club guitarras firmadas de los grandes del pop y de otros géneros, entre ellas una de Fredy Mercury.
Fue reconstruido con muchos de los ladrillos que habían sido utilizados en la construcción original. El nuevo club ocupa el 75% del lugar original y su diseño se ajustó al original todo lo que fue posible.
Pese a ello, es un lugar de peregrinación para los fanáticos de la banda pero además de ello, se trata de uno de los recintos de música en vivo más importantes de todo el mundo; las actuaciones no se realizan en el pequeño escenario donde tocaban Los Beatles, que hoy es como un santuario, sino en otro que se encuentra al final de la sala y al que se accede pagando una entrada especial.
Nosotras nos conformamos con hacernos unas fotos en el “santuario” y pasar un rato en el local contemplando su sicodélica decoración, por ejemplo, de las paredes cuelgan por todo el club guitarras firmadas de los grandes del pop y de otros géneros, entre ellas una de Fredy Mercury.
Cuando subimos las escaleras y dejamos atrás la oscuridad de la gruta,
tuvimos la impresión de salir de un sueño.
Emprendimos el camino de vuelta a la estación recorriendo por última
vez las calles de esta tranquila ciudad y tomamos el express que nos trasladó en 40 minutos a
Manchester Central.
El barrio gay se encuentra muy cerca de la estación y tras un breve
paseo nos encontramos sumergidas en un barrio que celebraba su fiesta. Entramos
al parque en el que el día anterior habíamos visto preparativos de verbena y en
el escenario se estaban llevando a cabo diferentes actuaciones.
El ambiente era muy divertido y agradable y toda la zona estaba limpísima, frente a lo que suele suceder en las fiestas al aire libre en España que parecen pocilgas. Nos quedamos mucho tiempo allí mezcladas entre la gente y nos tomamos unos zumos que eran (para los precios de esta ciudad!!) baratísimos: 1,50£.
Cuando nos cansamos de fiesta salimos del parque y recorrimos el barrio, bailamos un rato en un pub con actuación en directo y nos dirigimos a la plaza del Ayuntamiento a ver si llegábamos a tiempo para la celebración hindú de Vaisakhi. ¡Y vaya si llegamos!, solo que era bastante aburrida: cientos de persona sentadas en el suelo bebían y comían mirando el espectáculo que se desarrollaba sobre un escenario y que básicamente era un grupo de los que parecían como sacerdotes (supongo que serían brahamanes, pertenecientes a la casta de bráhmanas, que es la casta sacerdotal del Brahmanismo (hinduismo) entonando una monótona letanía acompañados de unos instrumentos de percusión; la melodía parecía un mantra y quizá fueran rezos (no llegamos a saberlo).
Como allí no pasaba nada más, tras una hora de espera nos fuimos a buscar un lugar para cenar. Dimos con un restaurante griego, muy cerca de la plaza (Albert Sq.), en Princess St, donde intentan engañarnos con la cuenta: nos cobran justo el doble e incluyen todo lo de otra mesa (según ellos, un error); no obstante, la musaca muy rica.
El ambiente era muy divertido y agradable y toda la zona estaba limpísima, frente a lo que suele suceder en las fiestas al aire libre en España que parecen pocilgas. Nos quedamos mucho tiempo allí mezcladas entre la gente y nos tomamos unos zumos que eran (para los precios de esta ciudad!!) baratísimos: 1,50£.
Cuando nos cansamos de fiesta salimos del parque y recorrimos el barrio, bailamos un rato en un pub con actuación en directo y nos dirigimos a la plaza del Ayuntamiento a ver si llegábamos a tiempo para la celebración hindú de Vaisakhi. ¡Y vaya si llegamos!, solo que era bastante aburrida: cientos de persona sentadas en el suelo bebían y comían mirando el espectáculo que se desarrollaba sobre un escenario y que básicamente era un grupo de los que parecían como sacerdotes (supongo que serían brahamanes, pertenecientes a la casta de bráhmanas, que es la casta sacerdotal del Brahmanismo (hinduismo) entonando una monótona letanía acompañados de unos instrumentos de percusión; la melodía parecía un mantra y quizá fueran rezos (no llegamos a saberlo).
Como allí no pasaba nada más, tras una hora de espera nos fuimos a buscar un lugar para cenar. Dimos con un restaurante griego, muy cerca de la plaza (Albert Sq.), en Princess St, donde intentan engañarnos con la cuenta: nos cobran justo el doble e incluyen todo lo de otra mesa (según ellos, un error); no obstante, la musaca muy rica.
Lunes, 1 de mayo
Lo primero que hecemos es preparar la maleta ya que hoy nos marchamos;
la dejamos en recepción y salimos a desayunar: el muffin gigante y tierno de
todos los días, con frutos rojos y chocolate blanco, en Nero, justo al lado del
hotel. Y hoy, por fin, consigo que me ponga un café con leche normal, como los
de aquí, con leche fría (aunque me mira la camarera con rara rara!!)pues estos días no ha habido forma de que me
echaran la leche fría directamente sobre el café; además se empeñaban en
hacerme espumita (que no me gusta) y, como mucho, me ponían una minijarrita de
leche fría. Hoy me ha puesto cafe+leche. At last!!
Después visitamos la Manchester
Gallery, que está justo frente al hotel. Genial, además expone una nteresante
colección de pintura prerrafaelista, que me gusta. También, una maravillosa exposición fotográfica temporal de diferentes
artistas.
Pasamos recorriendo sus salas gran parte de la mañana y al salir nos
encaminamos a Northerm Quarter, el barrio de los modernillos y alternativos. Paseamos un rato contemplando sus escaparates y tiendas y entramos a Flercks de nuevo; nos tomamos café en la cafetería de la 1ª
planta que merece mucho la pena: taburetes sobre una barra con cristaleras con
vistas a la calle con una decoración que nos encantó, todo muy vintage.
Deambulamos un rato más por el barrio y por los alrededores, curioseando en algunas tiendas de ropa y chismes de segunda mano.
Deambulamos un rato más por el barrio y por los alrededores, curioseando en algunas tiendas de ropa y chismes de segunda mano.
Finalizamos nuestro paseo en Picadilly
Gardens. Comemosallí mismo, en un local italiano, unos risottos con pollo y
setas riquísimos.
Al terminar de comer los
jardines están a rebosar de gente tumbada al sol puesto que hace un día primaveral
fabuloso, así que nos sentamos también un rato sobre la hierba a disfrutar del
ambiente relajado que se respira.
Volvemos al hotel a recoger el equipaje y tomamos el tren en Oxford
Road Station (a 5 minutos del hotel) y desde ahí nos dirigimos al aeropuerto
(5€)
El avión despaga “on time” y llegamos a Alicante sin problemas. Tras algunas
complicaciones con la reserva del parking recuperamos el coche y emprendemos el
camino de regreso. No hay mucho tráfico a esta hora y pasada la medianoche
llegábamos a Albacete.
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