Teruel (Agosto, 2018)


Jueves, 9 de agosto

Hemos pasado unos días en Teruel que es una ciudad muy pequeña con algunas construcciones interesantes. Es una ciudad que se caracteriza por aglutinar gran número de construcciones mudéjares y ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como mejor conjunto mudéjar conservado. 
El Arte Mudéjar es fruto de la fusión de elementos árabes y cristianos que dan origen a un estilo genuino y propio, reflejo de un contexto de convivencia y crisol de culturas musulmanas, cristianas y judías. El 28 de noviembre de 1986 se incorporaron a la Lista de Patrimonio Mundial los monumentos más importantes de la Arquitectura Mudéjar de Teruel: torre, techumbre y cimborrio de la Catedral de Santa María de Mediavilla, la torre e iglesia de San Pedro, la torre de la iglesia del Salvador y la torre de la iglesia de San Martín.
Salimos de Albacete en dirección a Teruel donde llegamos, por una carretera espantosa, a la hora de comer.
Nos instalamos en el hotel Botánicos (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g580279-d6507916-r610612079-Gran_Hotel_Botanicos-Teruel_Province_of_Teruel_Aragon.html) y bajamos a comer a la calle principal a la que se accede directamente desde la quinta planta del hotel. La zona más famosa de tapeo, El Óvalo, se encuentra justo al lado. Hay un montón de bares de tapas y terrazas con menú del día muy barato (sobre 13€) y muchísimos platos ricos para elegir. Nos decantamos por uno que se llama Tapas y Copas y que es muy recomendable: el servicio estupendo, muy rápido y la comida exquisita (al día siguiente volvimos y la comida estaba rica pero el servicio muy lento)
Tras la comida descansamos un poco en el hotel y salimos a tomar contacto con la ciudad. El hotel se encuentra al lado de una oficina de turismo y de las escalinatas mudéjares que dan acceso a la parte alta (en la que estamos) de la ciudad. En la oficina nos dan unos mapas y nos recomiendan las visitas imprescindibles y algunas áreas por los alrededores como El Maestrazgo, a la que iremos el sábado.
A Teruel la llaman "la ciudad de las torres" por las muchas que posee, algunas de estilo mudéjar son verdaderas obras de arte. A unos metros del hotel se encuentra la famosa Torre de El Salvador, al lado de la iglesia del mismo nombre que guarda la escultura en mada del Cristo de las tres manos (que fue rescatada por los turolenses flotando en una riada que amenazaba la ciudad y las viviendas en una enorme tormenta; cuando la sacaron del agua ceso la lluvia. La figura debía de ser parte de un grupo escultórico porque conserva en el costado una mano que lo agarra, de ahí que le llamen "de las tres manos")
La entrada a la torre cuesta 2,5€ (con descuento de 0,50 por estar en el hotel Botánicos). Antes de la subida se proyecta un vídeo muy interesante con la historia de la ciudad que fue árabe 400 años. En el vídeo se cuenta el origen del famoso torito de la plaza: Cuando el rey Alfonso II intentó reconquistar la ciudad los árabes intentaron defenderla preparando una estratagema consistente en lanzar en plena noche contra los cristianos una manada de toros con los cuernos ardiendo, pensando que eso los asustaría y se rendirían, pero no fue así. Mataron a todos los tors pero quedó uno con las astas en endidas como ascuas y los cristianos pensarin que era una estrella y una señal para fundar ahí la ciudad.
La torre es una torre mudéjar con la típica estructura de ladrillo y azulejos, el tipo llamado "doble torre", una externa y otra interna con la escalera entre ambas. 
Hay una bonita leyenda sobre el arquitecto musulmán de la torre y el que construyó la otra torr mozárabe famosa, la de San Martín:
La leyenda de las torres del Salvador y San Martín nos lleva al Teruel del S XIII por el que dos grandes amigos, Omar y Abdalá, caminaban despreocupados sin saber que su vida iba a cambiar en el instante en el que contemplaron, asomada a una ventana, a la bella Zoraida.
Empezó entonces una competición por el amor de la joven y la amistad acabó convirtiéndose en odio. Según algunos ella les pidió que cada uno construyera una torre; según otros estaban ya trabajando en ellas, la cuestión es que el padre de Zoraida prometió la mano de su hija a aquel que acabara antes las que hoy son la Torre de San Martín y la del Salvador.
Las torres se elevaban mientras los dos rivales las cubrían de andamiajes para que no pudiese seguirse bien desde el exterior la evolución de la obra. Había turnos que llegaban hasta la noche, multitud de obreros y un esfuerzo nunca antes visto en la ciudad. Omar fue más rápido, pero el día que anunció su victoria y descubrió su obra la ciudad, congregada a sus pies para contemplarla, vio no sólo una bellísima torre sino que se dio cuenta que esta, sorprendentemente, estaba ligeramente inclinada. El propio Omar, al darse cuenta del error terrible que había cometido, subió a lo más alto de su torre y se arrojó al vacío acabando con su vida.
Del otro lado la torre de Abdalá se terminó unas semanas después y se mostró a todo Teruel tal y como la vemos hoy en día: tan bella como perfectamente recta y, lo que resultó sorprendente, con un notable parecido a la de San Martín.
Por supuesto, Abdalá se casó con Zoraida, si bien la leyenda no alcanza a contarnos si fueron felices el resto de sus días o si, quizá, el recuerdo del desdichado Omar ensombreció su felicidad.

Después de la visita damos unas vueltas por el centro. Llegamos hasta el viaducto renacentista, contemplamos la fachada de la catedral y algunos de los coquetos edificios modernistas, pateamos un poco las calles dle centro, y luego nos sentamos en la Plaza del torico a tomar unos refrescos.
De camino hacia el hotel de vuelta pasamos por el jardín de la iglesia de San Pedro (parte trasera del mausoleo de los amantes), donde en verano instalan una terraza de verano con concierto al aire libre.

Viernes, 10 de agosto

Después del desayuno nos dirigimos a ver la catedral, pero  se está celebrando una misa y no se puede entrar así que decidimos visitar el Museo Provincial que es gratuito y está instalado en un palacio precioso de 4 plantas; presenta un recorrido por las edades de la ciudad y la etnografía de la zona. Es muy interesante y merece la pena la visita. Está muy bien diseñado. Tiene varias plantas y desde la superior se puede acceder a una azotea con unas vistas espectaculares de la ciudad.
A continuación visitamos la catedral (3€ e incluye la entrada al Museo de Arte Sacro que está justo al lado), aunque el templo no merece la pena porque es muy muy sencillo; el museo es interesante y el palacete en que que se ubica es bonito.
Y desde el museo encaminamos nuestros pasos a "la joya de la corona", el Mausoleo de los Amantes que alberga las momias de los famosos amantes de Teruel, Isabel y Juan (conocido como Diego por el teatro barroco). Se halla en una capilla anexa a la iglesia de San Pedro, en un edificio moderno realizado para exponer los sarcófagos de mármol que encierran los cuerpos.
Hay varios tipos de entradas, según lo que se quiera visitar. Recomendamos la entrada completa (9€) con la que se visita el mausoleo, el claustro mudéjar, la iglesia de San Pedro y la torre mudéjar, con un recorrido por el ándito que es una pasarela defensiva para la guardia que rodeaba la iglesia por la parte superior. La iglesia y la torre no se pueden visitar por libre, así que la visita guiada es la única forma de acceder a ellas. 
La iglesia, la primera construida en Teruel, data del siglo XII, aunque fue reformada tal como la conocemos hoy en el XIV y es una maravilla; en nuestra opinión es la más bonita de la ciudad con una perfecta fusión de arte mudéjar, hebreo y cristiano (gótico), reflejo de las tres culturas que habitaron la ciudad.
 
La torre es una torre cristiana, es decir, hueca por dentro donde está la escalera (a diferencia de las mudéjares) y desde arriba hay una vista bonita de la ciudad.
El mausoleo es tal cual lo imaginábamos: unas estatuas muy finas y elegantes talladas en mármol y cargadas se simbología en cada detalle. Los laterales están labrados y a través de los agujeros se pueden ver las momias. 
 

La historia o leyenda de los amantes de Teruel cuenta la absurda y ñoña historia de amor entre dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla (también identificado como Diego de Marcilla), conocido a partir de las recreaciones del teatro barroco como Diego. 
Es custioso que los cuerpos momificados de la pareja han estado expuestos en numerosos lugares como vitrinas, arcones, capillas... e incluso en un templete en el que los colocaron de pie sujetos por unas maderas en la espalda para que estuvieran tiesos y además, para que lucieran más presentables, les tejieron y colocaron unas faldas de ganchillo.

Terminada la visita de todo el complejo nos acercamos a la zona del Óvalo a comer y luego a descansar un rato.
Por la tarde volvemos al centro a visitar lo último que nos queda por ver, los aljibes mozárabes, pero han cerrado así que nos dirigimos a la famosa "escalinata" que es una de las imágenes más conocidas de la ciuadad. 
 

Obra del ingeniero turolense José Torán de la Rad (1888-1932), la emblemática edificación se construyó a comienzo de los años veinte (entre 1920 y 1921), para salvar el desnivel existente entre la «Estación del Ferrocarril Central de Aragón» y el casto antiguo de la ciudad.
En su fabricación destacan los elementos típicos del mudéjar -el ladrillo de barro cocido y la piedra tallada-, así como las decoraciones cerámicas coloreadas (de predominio verde y blanco) de gusto neo-mudéjar, culminadas en los estilizados torreones de la parte alta. Tampoco faltan las alusiones al modernismo de la ciudad, visibles «en los delicados diseños de forja de las farolas que jalonan el recorrido». «La Escalinata» constituye una «exaltación de la ciudad y su historia», bien patente en el altorrelieve de Los Amantes de Teruel -situado en el frontispicio de la placeta principal, entre el escudo de la ciudad y la fuente.
Subimos a a Plaza del Torico, que está animadísima a todas horas, y nos sentamos en una terraza, Rokelín (que tiene varios locales en la ciudad e incluso una tienda de delicatessen), a picar algo.

Sábado, 11 de agosto

Hoy vamos a visitar la zona colindante con la provincia de Castellón que se llama El Maestrazgo y que nos recomendaron en la oficina de turismo. Al parecer hay pueblos muy bonitos.
El día amanece nublado y, de hecho, nos cae algún chaparrón durante el camino.

De entre todos los pequeños pueblecitos recomendados solo hemos visitado que estaba muy bien y todos tienen oficina de turismo. Las oficinas funcionan muy bien y tienen visitas guiadas gratis,  pero tienen el problema de que no se puede visitar por libre ninguno de los edificios de la localidad, es decir, o vas con la visita guiada o solo se puede contemplar el exterior de los edificios más emblemáticos. 

IGLESUELA DEL CID
Los tres pueblos que hemos visitado son Cantavieja, Mirambel e Iglesuela del Cid, en ese orden debido al horario de las visitas pese a que geográficamente Cantaviaja (que es el lugar al que llega la carretera general) queda entre Mirambel (al norte) e Iglesuela (al sur) así que llegamos a Cantavieja, luego subimos a Mirabel, para después regresar a Cantavieja, visitarla y bajar a iglesuela para después volver a subir a Cantavieja y regresar a Teruel. Un poco caos pero todo está muy cerquita y pudimos aprovechar todas las visitas guiadas que son muy recomendables porque se pueden ver los edificios, iglesias y museos que de otro modo es imposible ya que siempre están cerrados, además de las pertinentes explicaciones de las guías.
Cantavieja es la capital de la comarca del Maestrazgo y se encuentra en una situación privilegiada, sobre una colina. Nada más llegar nos dirigimos a la oficina de turismo donde nos informaron de los horarios de visitas en todos los pueblos de alrededor. Como la de Cantavieja (todos los días a las 11:00 y 16:15) de la mañana ya no la podíamos hacer porque había empezado, cogimos el coche y nos subimos a Mirambel donde todos los días sale una visita guiada desde la oficina de turismo a las 12:30. Aun llegábamos a tiempo!! Cantavieja la veríamos en la visita de la tarde. 
NOTA: En todos los pueblos hay pequeñas oficinas de turismo que realizan visitas guiadas gratuitas y que merecen mucho la pena. 
En poco tiempo dejábamos el coche en la entrada amurallada de Mirambel y nos acercamos a la oficina a por los tickets para la visita. Aún nos dio tiempo de tomar un café en una terracita cercana. Cuando se junto todo el grupo (unas 10 personas) comenzamos el recorrido.
Mirambel es un pueblo precioso y muy, muy bien conservado. Sus orígenes militares y medievales y siempre han estado vinculada a las órdenes del Santo Redentor y del Temple. La intensa actividad política del XIX vivió en Mirambel alguno de los episodios Carlistas más notables. Tanto es así que Pío Baroja lo recuerda en su libro La venta de Mirambel. Es interesante visitar el Museo de las Guerras Carlistas en el vecino Cantavieja.
Lo que más llama la atención al llegar es la puerta de acceso en la muralla llamada El portal de las Monjas (por ser una parte del antiguo convento de las Agustinas) que es el lugar más fotografiado del lugar: un precioso arco con dependencias sobre él y cerrado por  una celosía de barro cocido con dibujos geométricos. Este monumento debe ser contemplado desde dentro de la muralla porque desde la parte exterior pasa desapercibida su belleza. Desde él se accede  a la calle Mayor.
En 1980 Mirambel fue declarado Conjunto Histórico Artístico y en 1982 le fue concedido el Premio Europa Nostra por las magníficas labores de restauración de sus monumentos.
Pasamos la mañana recorriendo sus calles con las explicaciones de la guía y recorriendo los más emblemáticos monumentos: El castillo templario, la muralla, el convento de las Agustinas, el Ayuntamiento, la Iglesia de Sta. Margarita, la nevera, la casa del pastor…; así como otras nobles casas de estilo renacentistas como la Casa Aliaga (enorme palacio,  hoy en venta) y la Casa Castellot, al lado; la de los Julianes, la Casa Barceló, la de Sota o la Casa Masas. Según íbamos paseando, encontrábamos unas marcas con placas en determinados lugares; la guía nos explicó que eran los puntos concretos en los que se había rodado alguna de las escenas de la película Tierra y Libertad de Ken Loach en los años 80. En la oficina de turismo se puede conseguir un folleto (“Ruta Tierra y Libertad”) en el que figura un plano del pueblo con la localización de esos lugares, las fotos y una pequeña explicación de cada una.
Al terminar la visita era la hora de comer y decidimos volver a Cantavieja y picar algo allí para estar a tiempo a las 16:30 que empieza la visita guiada.
Comimos en la terraza de un restaurante en la carretera llamado Tapavieja, un menú del día fabuloso y muy barato, tomamos un café y aún tuvimos tiempo de recorrer el casco histórico del pueblo un poco; a las 16:30 estábamos en la puerta de la oficina para unirnos al grupo que realizaría la visita y que resulto ser de 4 personas (otra pareja y nosotros). Aquí ofrecen dos visitas, una corta y una larga: la corta recorre lo más importante y la larga añade un recorrido por las murallas y que sumaba una hora más lo que a nosotros no nos interesaba pues queríamos visitar la Iglesuela del Cid y la tarde se echaba encima; así que elegimos la corta (1 hora y media más o menos). Mientras esperábamos vaprovechamos para visitar el Museo de las Guerras Carlistas que está en la misma oficina (un pequeño edificio de tres plantas con cosas muy interesantes sobre el tema)
 Partimos por la calle Mayor hasta la plaza Porticada en la que se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de la Asunción con una curiosa torre en cuyos bajos hay un arco por el que se accede a la plaza desde la zona norte; pudimos visitar el interior de la iglesia, y subir a la torre, y del consistorio ya que la guía lleva llaves (si se va por libre no se puede acceder al interior de ninguno de los edificios). Nuestra visita acabó aquí, pero continuaba recorriendo algunos puntos que nosotros ya habíamos visto como (cruzando por debajo del arco de la torre) la Casa de los Osset o Casa Bayle, la iglesia de San Miguel o parte de la muralla aspillerada.
El sol ya bajaba cuando emprendimos el camino hacia Iglesuela del Cid (declarada Bien de Interés Cultural en 2002) y que resultó ser el más bonito de los tres. La Iglesuela tiene un casco histórico pequeño pero repleto de monumentos y de bellos rincones para fotografiar, y además una rutita por el exterior de las murallas que merece también mucho la pena.
 Como sucede en todos estos pueblos del Maestrazgo, no se puede visitar el interior de ninguno de los edificios históricos si no es con la visita guiada así que nos conformamos con recorrer las callejas y admirar las construcciones desde el exterior: la Plaza de la Iglesia de la Purificación (XVII) con la Torre Campanario y la Torre de los Nublos (último vestigio del antiguo castillo de los templarios), el Portal de San Pablo (en la antigua muralla) o las varias casas nobles del siglol XVI como la Casa Blinque (frente a la iglesia y en la que destaca el arco de sillería de medio punto, el cual presenta en su dovela central el «tau», emblema de la Orden del Temple. 
La fachada está protegida por un singular pórtico apoyado en un pilar cuadrangular, el cual, aunque fechado en 1729, puede ser mucho más antiguo, posiblemente entre románico y gótico), la Casa de las Notarias, la Casa Aliaga o Casa Grande, la Casa Guijarro o la de los Agramunt (frente a una hornacina de la Virgen del siglo XVIII).
Dejando el casco antiguo y saliendo del pueblecito se puede llegar dando un agradable paseo por los huertos hasta una fuente-lavadero  muy curiosa; las vistas de la muralla desde el exterior son preciosas. 
 
La arquitectura de piedra seca de La Iglesuela del Cid, visible en la totalidad del término municipal, ha sido declarada Bien de Interés Cultural en 2002. La técnica constructiva de la piedra seca ha sido utilizada en el mundo mediterráneo desde la Prehistoria hasta nuestros días en construcciones de variada tipología. La piedra seca se consigue mediante la superposición de piedras sin unión de argamasa. Con esta técnica se levantan casas que pueden medir hasta 10 m de diámetro, sin que existan estructuras de fijación. En origen sirvieron como refugio a campesinos y pastores, pero también se usaron como establos o almacenes agrícolas.
En la Iglesuela se pueden observar, por una parte, muros secos de losas calizas que, con interesantes peculiaridades constructivas, han servido para mantener el ganado alejado de los campos parcelados así como para delimitar fincas y caminos; por otra parte, hay centenares de cabañas redondeadas, llamadas «casas ibéricas» y que, elaboradas con el mismo material, servían de refugio a campesinos de pequeños establos y como de almacén de equipos agrícolas. Estas últimas son exclusivas de la región del Maestrazgo.

Nuestro paseo terminó en la Casa Matutano-Daudén (palacio noble del siglo XVIII, y no del XVI como la mayoría de los anteriores) cuyo interior sí pudimos visitar ya que ha sido convertida en Hospedería; nos tomamos un café en su cafetería
De los tres pueblos, Cantavieja que es el más conocido es el que menos nos ha gustado porque casi no tiene nada. El mejor sin duda es Iglesuela del Cid (de hecho ahí está el Parador de Turismo); después Mirambel y, el último, Cantavieja. Si tueviéramos que elegir uno nos quedamos sin duda con Iglesuela.

MIRAMBEL
Domingo, 12 de agosto

Tras el desayuno emprendemos el viaje de regreso a Albacete que, dicho sea de paso, es bastante pesado porque las carreteras son regulares. 

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