ALGARVE . Portugal (Semana Santa, 2019)


Lunes, 15 de abril

Salimos de Albacete en dirección a La Carlota (cerca de Écija, donde tenemos el hotel para dormir esta noche)
El viaje bien ya que no hay demasiado tráfico para ser Semana Santa. Paramos a comer en Despeñaperros y sobre las 15:30 estamos ya en el hotel Santa Ana que es estupendo ver crítica en TripAdvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1188729-d1591172-r668843145-Hotel_Santa_Ana-Ecija_Province_of_Seville_Andalucia.html )
Dejamos las maletas y bajamos a la terraza del restaurante a tomar un café. Tras un breve descanso cogemos el coche y nos vamos a pasar la tarde a Écija, la sartén de Andalucía, que está a 10 kms. Lo que llama la atención antes de llegar es el curioso skyline ya que esta localidad es famosa por la enorme cantidad de torres que posee, en concreto, once: Santa María, Los Marroquíes, Las Gemelas o Santa Cruz, son algunas de ellas. La que más nos ha gustado ha sid la de la Iglesia de San Juan.
Al llegar, entrando desde Córdoba, nada más atravesar el río Genil, a la derecha hay un aparcamiento ya que el pueblo es prácticamente peatonal pues las calles son tan estrechas e intrincadas que la conducción resulta imposible.
Nos dirigimos a pie hacia el centro, la Plaza de España, y muy cerca se encuentra la oficina de turismo donde nos dan un plano y nos informan de lo que podemos visitar pues aunque hay un museo interesante y muchas iglesias, la mayoría están hoy cerrados. En la plaza hay un estanque romano del siglo I a. C. Que está cubierto con cristal y se puede ver desde arriba.
Uno de los sitios que sí está abierto hasta las 18:30 es el Palacio de los marqueses de Pañaflor. Este palacio, que necesitó de casi un siglo para ser construido, se encuentra en la actualidad en un estado bastante deteriorado. Hasta mediados del siglo pasado fue residencia de la familia Peñaflor y en la actualidad pertenece al Ayuntamiento de Écija que,junto con Fomento, ha restaurado algunas dependencias pese a que es tan grande que aún queda mucho por hacer. En principio no era muy grande pero varias familias de la localidad se unieron hasta llegar a poseer toda la mazana que convirtieron en el palcio actual.
Nos llamó mucho la atención la fachada de este edificio con sus largos y curvados balcones, los cuales se construyeron  para que pareciera un único edificio pese a que eran anexos de edificaciones varias. Nos hubiera encantado verlo en su plenitud, seguramente engalanado con flores y plantas. En el interior del palacio nos encontramos un patio central con columnas de mármol y una bonita fuente con doce caños. Alrededor de esta plaza se distribuyen todas las habitaciones en dos alturas. Lo más llamativo es la escalera imperial y el freco barroco de la Virgen (de quien era devota la marquesa) que la adorna. En la planta superior solo se puede visitar una sala, el despacho del marqués; pero lo mejor es que desde esta habitación se accede (por una puerta que pone “sin salida”) por una escalera de caracol a una enorme terraza en el tejado desde la que hay unas vistas espectaculares e la ciudad.
Desde aquí nos dirigimos Iglesia de la a Concepción de Nuestra Señora que es barroca, bonita y grande, y en su interior hay bastante ajetreo porque están dando los últimos toques a los pasos que desfilaran esta tarde.
Continuamos visitando varias iglesia más y recorriendo las callejas de esta preciosa localidad.
Acabamos en la Plaza de España donde nos sentamos a tomar unas tortillas de camarones muy ricas y unos vinos.
Nos quedamos por allí porque han empezado las procesiones y vemos algunos pasos hasta que empieza a refrescar y volvemos al hotel.



Martes, 16 de abril

Tras el desayuno emprendemos el camino hacia Portugal. No gay mucho tráfico y en tres horas estamos en Albufeira en el apartamento que hemos alquilado en una zona residencial Quinta da Barracuda en Airb&b:  L'APPARTEMENT DE LA PLAGE A LUXURY FRONTBEACH APT  (incluímos aquí la crítica que hemos dejado en Airb&b, ya que no está en Tripadvisor: 
Apartamento muy bien. La piscina es genial y la playa está a un corto paseo, bajando por unas escaleritas. Hay tv por cable pero no hay ningún canal en español. La vimos a través del Ipad. Detalles: Nos dejó un huevo de Pascua gigante de chocolate con bombones dentro y galletas, zumo, agua, café y una botella de vino. Todo limpio, toallas y sábanas perfectas. Agua con temperatura y presion ok. Calidad sueño perfecta con persianas automáticas que evitan toda la luz. Todo con mucho detalle. Apartamento muy bonito y cuidado. Con muchos ambientadores por lo que huele bien. La terraza es una pasada: grande con mesa y sillas y dos hamacas comodísimas: y las vistas sobre la piscina con el mar al fondo. La cama de la habitación principal es de 150, no de 160 (queen) ni por supuesto es king como dice el anuncio, pero es cómoda.

Para ir a Portugal hay que tener en cuenta varias cuestiones fundamentales: la más importante es que todas las autovías y autopistas son de peaje, pero no como los de aquí sino que se paga previamente comprando unas tarjetas (Toll card) que se pueden comprar previamente online en la Oficina de Correos virtual: https://www.ctt.pt/fepme/app/open/chargingRequest.jspx
Tenéis toda la información así como lls mapas para calcular distancias en: http://www.portugaltolls.com/es/web/portal-de-portagens/home
Lo primero que hay ue hacer es calcular los kms que se van a usar de este tipo de vías y luego se adquiere la tarjeta por el valor que se desee (5, 10, 20 o 40 €); se incluyen los datos del coche y la matrícula al hacer la solicitud de la tarjeta y se imprime un documento con una referencia que se debe llevar en la parte delantera visible a través del cristal (según se indica en el propio documento). Pero lo que realmente detectan los peajes es la matrícula. Hay muchísimos y por poco valor, y no se para en ellos (son como arcos con muchas cámaras que registran todos los vehículos). Según se van a travesando estos arcos-peaje se va descontando automáticamente  el valor de cada uno. Se puede ver online en la web, entrando en la página y con la referencia nuestra, el dinero que nos queda y añadir o no según nuestras necesidades.
Esto es importaste porque si no se hace previamente, al pasar la frontera de Portugal hay que hacerlo y se puede perder mucho tiempo porque laas colas son bastante largas.
Nosotros pasamos por el Puente Internacional que atraviesa el Guadiana desde Huelva; al cruzar, la carretera se divide: obliga a los extranjeros/turistas a ir hacia la derecha y el resto, sigue recto; nosotros seguimos ya que llevábamos los peajes pagados (en caso contrario hay que desviarse y pagar) Nosotros sacamos una tarjeta de 20€ contando con unos 200 kms. (Desde el puente hasta Albufeira y desde esta al puente a la vuelta; pensamos movernos por el Algarve por carreteras secundarias que creemos además que es lo mejor ya que son más pintorescas.

En segundo lugar hay que llenar el depósito (si vais con vuestro coche como nosotros) porque en el país vecino a gasolina y el gasoil son bastante más caros (por ejemplo, el gasoil en España puede costar 1,20 € y en Portugal cuesta 1,49 €

Al llegar al apartamento, no está aún nuestro anfitrión y lo esperamos un rato. Al fin llega, nos da las llaves y unas explicaciones y nos instalamos. Aunque no es muy tarde, aquí una hora menos, tenemos ganas de comer con el horario de España así que bajamos a un pequeño restaurante al lado de la verja del residencial y comemos ahí. La comida muy rica.
Descansamos un poco y cogemos el coche para ir a Albufeira (el apartamento está bastante alejado del centro)
Vamos a la Oficia de turismo pero ya han cerrado así que damos una vuelta por el centro histórico y por el paseo que bordea la playa, hasta el puertecito pesquero, desde cuyos miradores hay unas vistas preciosas. Nos llama mucho la atención la cantidad de gatos que hay por las calles y en los solares, además, en algunos lugares hay casas de madera con un cartel que pone ¨
“Colonia de gatos” con comida, agua y trapos para que puedan dormir, comer y refugiarse. Y la gente los respeta!! Nos encanta.
Compramos algo para desayunar en un super y volvemos al apartamento. 
Hoy ha hacho un día fabuloso, como en verano. Mañana parece que cambia el tiempo.

 

Miércoles, 17 de abril

Tras el desayuno cogemos el coche para acercarnos a la oficina de turismo de Albufeira para coger información sobre qué visitar en estos días porque ayer estaba cerrada. Nos dan unos folletos y nos quedamos dando un paseo por el pueblo por la zona que no vimos ayer. Según se sale a la playa a través de un arco-tunel giramos a la izquierda y damos un paseo por alí. Como el paseo va descendiendo hasta la playa, al llegar al final hay unas escaleras automáticas para subir hasta la parte alta del pueblo. Desde allí hay un mirador con vistas preciosas de la ciudad y la playa y un café muy agradable donde nos metemos ya que empieza a llover.

 

Volvemos paseando al coche y nos dirigimos a Faro donde tenemos pensado pasar el día.
Faro es una ciudad bastante grande y con un casco antiguo que merece la pena (pese a que a nosotros no nos ha acompañado el tiempo y ha llovido todo el día por lo que pasear es un poco desagradable)
El centro de la ciudad es un pequeño laberinto de calles empedradas que van a dar a parar a diversas plazas. La mas grande de ellas es el Largo da Sé, muy amplia y espaciosa y que sirve como entrada a la catedral de Faro, que destaca por su fachada de piedra en la plaza de casas encaladas. La catedral es del siglo XIII- reconstruida en el XVIII- y cuenta con una capilla adjunta revestida con huesos humanos de los monjes de un cercano monasterio que data del siglo XIX y se inspira en la, más antigua y más impresionante, Capela dos Ossos de la ciudad de Évora. 
Tras un breve paseo se nos ha hecho la hora de comer y, de entre los muchísimos restaurantes del centro histórico, no decidimos por uno que nos indica Siri y que resulta tener muy buenas críticas en Tripadvisor que lo recomienda y además aparece en la guía Michelín: Faz Gostos, que tiene una relación calidad-precio fabulosa. El menú del día, riquísimo, vale 16€, y el servicio y el trato es también muy bueno. Un local muy recomendable http://fazgostos.com/
 
Y ha sido durante la comida cuando el métre nos ha comentado que había un problema en las gasolineras con el abastecimiento y que no había suministro. Y, efectivamente, era así. 
Al salir del restaurante comienza a llover bastante así que nos metemos en un café a esperar; pero como no cesa la lluvia volvemos mojándonos al coche con ka idea de buscar alguna gasolinera para rellenar el depósito. Misión imposible; todas están o cerradas o sin servicio (salvo de gas). Nos empezamos a preocupar y volvemos al apartamento un poco preocupados (aunque teneos aún algo menos de medio depósito)
A llegar ha salido un poco el sol, pese al cielo negrísimo, y damos un corto paseo por la zona, hacemos algo de compra y nos subimos a ver las noticias que son muy, muy preocupantes: el país está en crisis, la situación es caótica por una huelga desde el lunes de los transportistas de materias peligrosas, casi el 80% de las gasolineras están cerradas, los aviones están repostando en España y buses y taxis temen no poder mantener el servicio ante la falta de combustible. Y, al parecer, esto no tiene visos de arreglo en varios días. Nos están chafando las vacaciones ya que nuestra idea era coger el coche todos los días e ir por todas las carreteras secundarias recorriendo toda la zona desde la frontera hasta el cabo de San Vicente; pero no tenemos gasoil y es posible que no podamos hacer nada. Para remate se avecina una enorme borrasca que hace prever tiempo desapacible y fuertes lluvias para los próximos días.
Mañana decidiremos qué hacer. Igual tenemos que volver a España para llenar el depósito. ¡¡¡Qué desastre de viaje al Algarve!!! 

Jueves, 18 de abril

Hoy ha amanecido un día estupendo, sol y buena temperatura, y la previsión es solo de algunas nubes sin lluvia, así que hemos decidido ir al Cabo de San Vicente y toda la zona por si el tiempo no nos lo permite otro día.
Aún nos preocupa la cuestión del gasoil: tenemos para ir y volver pero no queremos quedarnos en la reserva así que si no encontramos combustible (aunque en las noticias han dicho que ya han llegado a un acuerdo y que la huelga ha finalizado aunque el suministro se restablecerá poco a poco), mañana iremos a España a comprar.
Emprendemos el camino hacia el cabo y al pasar por una gasolinra de un pueblecillo pequeño...¡sorpresa!, tienen gasoil y podemos llenar el depósito.
El cabo se encuentra a 90 kms. de Albufeira y, dado que vamos por carreteras secundarias, tardamos bastante en llegar.
La zona no es nada del otro mundo, pero está bien. Hacemos algunas paradas para ver los acantilados y las playas en las que hay cientos se surferos. 
 El pueblo que hay en el cabo se llama Sagres, como la cerveza y está repleto de jóvenes y de negocios de surf. Hay muy buen ambiente aunque el pueblo no merece la pena.
Llegamos al faro, contemplamos las vistas y damos unas vueltas por allí. Comemos en Sagres y después de comer nos vamos a Lagos.
Es una localidad muy animada y como todas: turistas, apartamentos, restaurantes y souvenires. 
Nos dirigimos a la oficina de turismo para pedir algo de información y vivimos una experiencia surrealista: entramos y hay un hombre de mediana edad, muy enjuto y cara de aburrido que nos echa una mirada como diciendo “¿y vosotros ahora qué queréis?”. Le digo que estaremos por aquí hasta el domingo y que qué podemos visitar, me mira y me dice ¡puf, estos día fatal, mucha gente y vosotros, dos más. Nos da un plano y señala la marina y el paseo por donde hemos estado ya. Le pregunto por los barcos que hacen tour a las grutas y me contesta de mala gana y con un cierto soniquete como si yo fuera idiota: “aquíii”, y hace una raya con el boli en la marina. Ya un poco cortada, me despido y me dice: “yo mañana también seguiré aquí, ¡sufriendo!”.
Al salir nos dio por reír.
Tomamos un café y damos un paseo por la ría antes de ir a ver las famosas cuevas de roca en Ponta da Piedade, que es uno de los lugares más fotografiados del Algarve.
Si se llega en coche se puede dejar en el aparcamiento justo donde empieza el recorrido que está muy bien señalizado (Paseo de las grutas) con grandes carteles que conducen a unas escaleras que bajan hasta las curiosas formaciones rocosas que ha formado el mar en las rocas.
También se puede contratar un tour en barca de una hora más o menos (en la zona de la ría, a lo largo del paseo hay muchas empresas) que llega hasta las grutas por el mar e incluso se adentra en alguna de ellas. Nosotros las hemos visto desde las terrazas sobre el agua que hay bajando las escaleras a pie.
Desde aquí nos dirigimos a Silves, un pequeño pueblecito que nos han recomendado y que está en el interior. Conforme uno se acerca al pueblo, todo blanco, se puede divisar en la parte alta un castillo y una iglesia. La vista desde la carretera, sobre todo por la tarde-noche es preciosa.
Dejamos el coche y nos dirigimos hacia la parte alta; la catedral gótica se encuentra cerrada pero el castillo, por suerte, está abierto La entrada vale 2,80€. Es un monumento curioso, mezcla de tradición y modernidad (diseño moderno en el interior). Fue construido entre el siglo VIII y el XIII y es considerado el mejor conservado de los castillos árabes del país y se convirtió en 1910 en monumento nacional de Portugal.
Construido con gres de Silves, el castillo posee la forma de un polígono irregular y presenta una puerta principal ladeada por dos torres defensivos, tres torreones y siete tramos; se puede recorrer todo el paseo de ronda.
En el interior del castillo es posible observar diversos restos de la ocupación musulmana, concretamente un silo que servía para almacenar cereales y una cisterna (aljibe) cubierta por bóveda apoyada en cinco arcos redondos.
Damos una vuelta por el pueblo que, aunque parece fantasma porque no hay absolutamente nadie, es muy agradable. Las calles son bonitas y está muy cuidado. Merece la pena visitarlo. Hay muchas casitas bajas pintadas con alegres colores aunque muchas de ellas parecen abandonadas.


Compramos algo para el desayuno en el Lidl y volvemos a Albufeira.

Viernes, 19 de abril

Hoy ha amanecido también un día estupendo. No nos lo podemos creer ya que las previsiones eran horribles y en España hace un tiempo infernal y se han cancelado muchísimas procesiones.
Hemos decidido volver a Faro porque el otro día no lo pudimos ver bien por la lluvia.
Nada más llegar nos dirigimos a Marina (paseo marítimo) para ver los paseo en barco por la Ría de Formosa que son unas marismas donde se avistan muchas aves.
Hay muchas empresas que realizan estos paseos y preguntamos en varias, pero a nosotros nos gusta que sea barca sin motor. La mayoría etán alrededor de 15 €/hora de paseo por los canales y avistamiento o 25€ con parada en la Isla Desierta y/o el faro que duran algo más (barcos de motor de máximo 12 personas). Hay otra opción de ida en ferry hasta la isla por 5€, quedarse allí y coger otro ferry de vuelta por otros 5€ (en este caso el barco es de hasta 100 personas.
Nosotros, al final, elegimos una opción (que es la que recomendamos muy encarecidamente) con una barcos empresa llamada Lands (www.lands.pt) que hace el paseo cada hora, más o menos, en pequeños (8 personas) solares que son muy cómodos y no hacen nada de ruido; además, obviamente, son ecológicos y se deslizan con gran suavidad sobre el agua.
Salimos a las 12:30 que, al parecer, e muy buena hora ya que la marea está baja y los pájaros se pueden ver mejor y en mayor número. Hemos tenido suerte porque no hay nadie más en la excursión y vamos nosotros solos en el barco con el guía. 
El paseo dura una hora y es una maravilla porque como el barco es muy silencioso puede acercarse muchísimo a las aves y estas ni se inmutan. Vemos muchísimas especies y las explicaciones de Lauro, un biólogo que es el guía, son muy interesantes y completas.
El paseo es muy, muy recomendable y muy relajante.

 
Como la marea ha subido no se puede acceder a la Marina (el puerto) porque hay una especie de arco así que nos bajamos en un embarcadero en la ciudad vieja.
Comemos en un restaurante que tiene una terraza con unas vistas preciosas de las marismas casi sobre el agua, El Castillo, pero no lo recomendamos porque la comida no es muy buena.
Tras la comida damos una vuelta y visitamos la catedral (3€). La entrada incluye el museo (que hoy está cerrado), el patio, la Capilla de los Huesos (que no es la conocida que se encuentra en la Iglesia del Carmo) y la subida a la torre. Está bien. La capilla de los Huesos no es realmente una capilla sino un retablo construido con calaveras y huesos de monje, aunque muy deteriorados.
Lo que más nos ha gustado y merece muchísimo la pena es subir a la torre que no es muy alta pero que tiene unas vistas fabulosas de a ciudad y la ría.

 

Desde aquí nos vamos al museo arqueológico municipal, pero está también cerrado por ser viernes santo (todos lo están hoy)
Así pues decidimos sentarnos en una cafetería, que nos recomienda Siri, a tomar un café y unos pastelillos de Belén. Es una cafetería con muy buenas críticas y muy recomendable por la calidad, el servicio y el precio: Baixa Café.
Empieza a llover un poco así que damos alguna vuelta más por el casco antiguo y cogemos el coche para visitar otra localidad que nos ha recomendado el guía de esta mañana y que está muy cerca de Faro, a 10 kms., llamada Olhao.
Es una localidad que se encuentra también en la ría y ofrece, igual que Faro, recorridos en barco por ella (y más baratos). No es tan turística y resulta muy agradable pasear por su casco antiguo. Lauro nos dio que tenía un mercado que era muy original y es así. No solo es original el edificio, dos estructuras semejantes enfrentadas de color rojo, sino todo el entorno. Los mercados son curiosos por la mañana, según nos han dicho, aunque nosotros hemos ido por la tarde. Uno de ellos está dedicado casi exclusivamente al pescado (hay una infinidad de variedades de pescados) y el otro a la carne y las verduras.
A su alrededor, ocupando el pequeño espacio que queda entre ellos y el agua, se han colocado bastantes terrazas y restaurantes. La zona que rodea a estos mercados es, posiblemente, la más agradable para comer en la ciudad. Nos sentamos un rato en una de ellas a tomar un café. Las vistas son preciosas justo en el puerto deportivo.
A continuación recorremos el paseo que discurre paralelo al agua por delante de las terrazas hasta el embarcadero. Es un lugar muy, muy agradable y merece mucho a pena. Olhao ha logrado mantener un equilibrio que no tienen otras localidades del Algarve entre turismo y tradición. Las calles empedradas y tortuosas del barrio de pescadores con sus casitas unas de colores y otras encaladas lo hacen muy especial.
De todos los pueblos que hemos visitado hasta hoy, sin duda, Faro y Olhao son los más bonitos y los que merecen más la pena. Por ahora nos gusta más el Algarve del este que el del oeste. Mañana vamos a visitar Tavira que dicen que es la localidad más bonita de todo el Algarve. Ya veremos.
Atardece y decidimos volver a Albufeira antes de que se haga de noche.

Sábado, 20 de abril

Hoy ha amanecido un poco nublado pero al final no ha caído ni una gota y ha hecho también un buen día. La verdad es que hemos tenido suerte porque, al parecer, en España el tiempo es horrible.
Hemos salido no muy temprano para Tavira, que está a 65 kms. de Albufeira pese a que hemos tardado en llegar más de hora y media porque las carreteras son espantosas. Aquí, todo lo que no sea ir por autovía (todas de pago) es un horror; creemos que lo han hecho a propósito para obligar a la gente a pagar. Los portugueses “se han pasado cien pueblos” con las rotondas: cada 500-1000 mts. hay una ¡sin exagerar! Es verdaderamente desesperante, además de que no se puede ir a más de 50-60 kms/hora. Una peadilla. Hemos decidido que a la vuelta nos vendremos por la autovía aunque no sabemos qué pasará si se nos acaba el saldo de los 20€ de la toll card que compramos.
Bueno, llegamos a Tavira que, en principio, tiene muy buena pinta. Dejamos el coche y nos tomamos un café.
Subimos a la parte alta donde se encuentra el castillo (castillito) y entramos a verlo (solo se visita el patio que es hoy un jardín en el interior de las murallas y no sabemos si hay algo más. Solo se ven algunos restos de las murallas, alguna torre y la entrada. En el jardín estaban preparando una boda que se celebrará, suponemos, por la tarde. (Luego lo cerrarían para el evento, así que menos mal que entramos antes de comer)



Bajamos callejeando y llegamos a la plaza donde se encuentra el río Gilão que es el centro del casco histórico y lo cruzamos por un puente muy bonito que es uno de los atractivos de la ciudad: el puente romano. Las vistas son preciosas aunque la marea está baja y hay un grupo de músicos tocando alegres melodías lo que crea un ambiente muy especial. 
Damos unas vueltas y encontramos que todo está cerrado (museos, iglesias...) porque están almorzando así que decidimos acercarnos a la oficina de turismo, que encontramos cerrada también. Todo abre a las 15:00 así que lo mejor es ir nosotros también a comer. Le preguntamos a Siri que nos recomienda varios locales de los que elegimos el que está más cerca: Casa Simao, con unas críticas buenísimas en tripadvisor. 
Se trata de una especie de mesón-taberna bastante grande, con manteles de hule a cuadros y mesas de madera, con comida portuguesa tradicional, muy sencillo y popular. Estaba hasta la bandera y hay que hacer cola para que te vayan colocando. No hemos esperado mucho. Los platos son generosos y el servicio es bueno y rápido, muy rápido. La comida es buena y la relación calidad-precio está muy bien.
Las recomendaciones de Siri nunca nos han fallado en este viaje.
Al terminar de comer nos encaminamos a la oficina de turismo donde una señora bastante seca y parca en palabras nos da un plano y nos redondea el casco antiguo (que ya hemos recorrido) y nos dice que los museos “cree” que estarán abierto. Y adiós. Las oficinas de información turística, aquí en el Algarve, dejan bastante que desear. Parece que les moleste que los turistas les pregunten.
Como los escasos circulitos que ha marcado la señora en el mapa no nos sirven de nada, iniciamos el recorrido por nuestra cuenta comenzando por el Museo Municipal. La entrada vale 3€ y está combinada con el Centro de Arte Islámico (se puede sacar solo el museo).
El museo es un palacete (Palacio de la Galería) que alberga algunas exposiciones etnológicas y otras temporales (ahora había una de fotografía sobre actividades, arquitectura y tradiciones portuguesas). Es pequeñito y se ve muy rápido. 
Desde aquí nos vamos calle abajo a visitar el Museo de Arte Islámicco que tiene algunas piezas interesantes (como el famoso vaso de Tavira) y que también es bastante pequeño.
Subimos después hacia el castillo donde se encuentra una de las iglesias más bonitas de Tavira y del Algarve, en la parte alta de la ciudad, la Iglesia de Santa María do Castello. Es curiosa por la Torre del Reloj, que le aporta un toque especial. Se construyó en el siglo XIII, aunque después de un terremoto en 1755 sufrió varias remodelaciones. El reloj es gigante. 
En frente hay una plaza (que queda enmarcada por la iglesia y el castillo, muy acogedora con una terracita muy tranquila donde tomar algo y disfrutar de las vistas. Nos tomamos un cafelito al sol. 
Sabemos que hay varias igleias muy bonitas con azulejos en las paredes, pero hoy todas están cerradas (quizá por ser sábado santo)
Damos otra vueltecita por las callejas del pueblo para hacer algunas fotos (hay muchos nísperos que contrastan con las blancas fachadas de las casas encaladas) y cogemos el coche en dirección a Cacela Velha, un pequeño pueblecito que nos recomendó el guía de ayer. Está a10 kms. de Tavira.
Es muy pequeño y su situación (un poco en alto, sobre una colina) ofrece unas bonitas vistas de la ría Formosa.

 

 También resulta curioso que todas las calles tienen nombres de poetas originarios de la localidad. Damos una vuelta por sus dos callecitas y por la fortaleza, admiramos las vistas, sacamos unas fotos  y volvemos a Albufeira por la autovía.
Con diferencia, Tavira es el pueblo más bonito del Algarve.
Al llegar al apartamento comprobamos el saldo de la toll card, y aún tenemos casi 15€, un montón!!. ¡¡Podíamos haber ido todos los días por autovía!! Además, las carreteras no son bonitas tampoco porque van tan alejadas del mar que ni se ve.
Mañana a las 10:00 emprenderemos el camino de vuelta. La idea es parar, todo el día, para visitar Carmona (Sevilla) y llegar a dormir al mismo hotel de cuando veníamos hacia aquí.

Domingo, 21 de abril

Tras el desayuno avisamos a Nelson, el manager del apartamento, para que viniera a recoger las llaves y emprendemos le camino hacia Carmona. Hay mucho tráfico pero llegamos sin problemas en poco tiempo.
Vamos  a la oficina de turismo a por un mapa e información de la localidad y, para nuestra desgracia, por la tarde no abre casi nada por ser domingo. Queríamos haber visitado la necrópolis y el alcázar, pero ambos cierran a las 15:00 y ya no nos da tiempo de ir a  ambos lugares así que optamos por el segundo porque está más cerca (de hecho, la oficina de turismo está ubicada en él). La entrada vale 2 € y se pueden concertar visitas guiadas también.
El Alcázar de la Puerta de Sevilla es una fortaleza que se encuentra situado en la Plaza de Blas Infante. Se erige sobre la Puerta de Sevilla, formando así un complejo defensivo casi inexpugnable.
Sufrió durante los siglos XIV y XV importantes cambios. Fue restaurado entre 1973 y 1975 y sus dependencias se han habilitado para la celebración de actos culturales y turísticos. En la actualidad sirve como sede al Centro de Recepción Turística.

Posee varios elementos a destacar como la Torre del Homenaje que llega hasta la altura del patio y conserva intactos los sillares almohadillados. La Torre del Oro desde donde se puede disfrutar de una bonita panorámica de Carmona, varios salones y un Patio de los Aljibes llamado así porque en el centro del patio hay un aljibe excavado en la roca con seis lumbreras alrededor
Debido a su valor histórico fue declarado Monumento histórico-artístico en 1906. Es una visita muy interesante.

rta de Sevilla, vía de entrada a la ciudad vieja, comenzamos a recorrer el casco histórico.
Carmona es un  pueblo precioso, muy blanco y limpio, con calles de adoquines o empedradas en su gran mayoría sin aceras o aceras mínimas. Recorrer sus calles y plazas es muy agradable pero el ayuntamiento debería plantearse seriamente prohibir el tráfico en el centro porque ha sido una pesadilla el continuo paso de coches y motos a toda pastilla y haciendo (debido al pavimento) un ruido infernal; además de que como las calles son tan estrechas teníamos que refugiarnos bajo los dinteles de las casa a cada momento para no ser atropellados. Y así, no se puede disfrutar la visita de ningún sitio.
Decidimos comer en el Parador y mientras subíamos (ya que se encuentra en el castillo, en la parte más alta de la ciudad) nos hemos topado por casualidad con otro local que tenía muy buena pinta y hemos entrado; nos han dado la última mesita que quedaba ya que todo estaba lleno o reservado. Se llama  Molino de la Romera (www.molinodelaromera.com) y se trata de un antiguo molino de aceite de origen musulmán reconvertido en restaurante tradicional; el local ha sufrido a lo largo de su historia varias rehabilitaciones que culminaron en el siglo XVIII. Su antigua maquinaria, de solera y rulos de tracción animal, con torre y prensa de viga, estuvieron en funcionamiento hasta 1937. Hoy es un restaurante muy original que conserva sus bóvedas, la chimenea y la torre mirador, y que está decorado con todos los instrumentos, utensilios y herramientas recuperadas del molino. La comida es riquísima y no es muy caro. Merece la pena. Se pueden elegir tanto platos tradicionales como cocina más vanguardista. Nosotros tomamos croquetas de boletus y castañas con taquitos de jamón, canelón de cordero lechal y salsa maestra, ensaladilla de gambón y pulpo, y bombones crujientes de foie y queso con su pan para untar. El canelón, regular. El resto, exquisito.
El sitio se encuentra muy cerca del parador así que nos acercamos a tomar un café en él. No es de los paradores más bonitos, pero no está mal. La cafetería tiene una terraza sobre la vega con buenas vistas y en el interior un patio árabe descubierto con una fuente en el centro que es muy agradable. Ahí nos sentamos.
Pasamos la tarde callejeando por el pueblo y viendo sus iglesias. Nos enteramos de que a las 17:00 salía una procesión, De Ntro. Señor Jesucristo de la paz, en su Resurrección (del Resucitado)  y nos fuimos  a verla. Aquí es curioso que las sillas y tribunas que ponen en las calles para ver los pasos son gratis; así que nos colocamos en la primera fila de la tribuna justo en la salida del templo.
Desde ahí nos quisimos acercar al Convento de Santa Clara, que conserva la única casa árabe  del pueblo, pero, pese a que ponía el folleto de turismo que cerraba a las 18:00, en la puerta había un papel que decía que cerraba a las 17:00. Así que no pudimos entrar.
Este concento fue fundado en 1460, siendo una de las primeras muestras de arquitectura conventual existente en la ciudad.
Su fundación se autorizó mediante una bula otorgada por el pontífice Pío II en 1460, a petición de sus fundadoras doña Teresa y doña Beatriz de Salcedo. Desde sus primeros años de existencia, gozó de protección del pontificado y la corona, como la custodia de las llaves de la ciudad de Carmona en periodos de guerra o la exención de impuestos a los vecinos que estaban al servicio del Convento.

Este convento contó con grandes fuentes de riqueza en el ámbito rural a lo largo de su historia, entre los que destaca el que se produjo a la muerte de de Beatriz Pacheco, duquesa de Arcos, en 1511 ocasionaron ejemplares muestras arquitectónicas de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, conservadas sin haber sufrido modificaciones importantes que pudieran suponer una deformación considerable de su fisonomía original. La iglesia y el claustro son importantes ejemplos de la arquitectura mudéjar andaluza de principios del siglo XVI.
Como no pudimos entrar optamos por sentarnos en la plaza del pueblo un rato, por la que de nuevo pasó la procesión, antes de emprender el camino hacia Écija donde dormimos en el hotel Santa Ana, otra vez.

Lunes, 22 de abril

Hoy toca el segundo tramo del camino de vuelta. Hay tráfico ya que estamos en plena “operación retorno” de Semana Santa, aunque tampoco es excesivo y no sufrimos muchos atascos y media tarde estábamos ya en casa.

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