VALLADOLID: Ruta de los castillos (Abril, 2024)

Durante 6 días hemos hecho una pequeña ruta por los castillos de la provincia de Valladolid que ha incluido algunos de los lugares más emblemáticos  de la historia de España como Medina del  Campo o Tordesillas.

 

Domingo, 31 de marzo   MEDINA DEL CAMPO

 

Salimos de Albacete en autobús hacia Madrid bastante temprano. Llegamos justo a tiempo de desayunar en la estación de autobuses unos churritos y estar a las 07:45 en el punto de encuentro para partir hacia Valladolid. Llegamos al hotel en el que nos hospedamos, hotel  La Mota (Ver mi crítica en TripAdvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g644324-d629014-r955678913-Hotel_La_Mota_BGA_Hoteles-Medina_del_Campo_Province_of_Valladolid_Castile_and_Leo.html) de Medina del Campo justo a la hora de comer.

Tras un breve descanso, dedicamos la tarde a recorrer esta localidad que es conocida por ser el lugar donde murió Isabel la Católica y donde redactó su testamento, además de albergar el castillo de La Mota en el que estuvo encerrada su hija, Juana la loca, durante un año.

Debido a que hoy es domingo, no hay mucha animación en Medina. Además, casi todos los monumentos ya están cerrados así prácticamente lo que hacemos es pasear.

Medina del Campo conserva un extraordinario patrimonio monumental, presidido por el castillo de La Mota. También se le conoce como la “Villa de las Ferias” en 1491 los Reyes Católicos dispusieron que fuera considerada como “Feria General del Reino”. Las transacciones comerciales convivían con las financieras, ya que ambas se complementaban. En el siglo XVI, Medina del Campo se había convertido en una de las principales plazas financieras de Europa. Hoy alberga el único Museo dedicado a las ferias medievales: Museo de las Ferias. (https://www.museoferias.net/)

Este museo, único en su estilo,   fue inaugurado en abril del año 2000 en lo que  fue la iglesia de San Martín, un edificio fundado en 1512 por dos cortesanos de los Reyes Católicos; de ella se conserva hoy día el artesonado mudéjar de la capilla mayor.

En el Museo de las Ferias se pretende reflejar la importancia que las actividades comerciales tuvieron y aún tienen para la economía, la cultura y el arte en la sociedad, Medina era el lugar donde  se llevaban a cabo célebres ferias de alcance internacional durante los siglos XV y XVI. No eran simplemente mercados de ganado sino que a ellas acudían empresarios y comerciantes de todo el mundo con sus productos para hacer negocios.  De hecho aquí surgió la palabra “bancarrota”

En sus salas se expone una extraordinaria colección de piezas artísticas, históricas y documentales, originales de aquellos tiempos, relacionadas con los mercados feriales

Abre de martes a sábados: 10:00 a 13:30 y de 16:00 a 19:00 h.  Domingos y festivos: 11:00 a 14:00 h. Tel: 983 83 75 27 

Recorremos la calle peatonal que comienza en el mercado (antiguas Carnicerías Reales), junto al cauce del río (hoy seco) y que conduce hasta la Plaza Mayor en la que se encuentra el Ayuntamiento, el Palacio Testamentario, la Colegiata de San Antolín (patrón de la ciudad), la Torre del Reloj y el Balcón del Pópulo. En ella y en las calles colindantes donde, durante casi 200 años, se instalaban los comerciantes que llegaban a la villa para hacer negocios y vender sus productos. En el suelo del centro de la plaza se pueden ver aún  algunas placas que indican que comerciantes se situaban en cada zona.

Esta plaza es enorme, la más grande de España y en ella se concentran los edificios más importantes de los tres poderes: eclesiástico, de la corona y el municipio.

El Ayuntamiento es un edificio de piedra que ocupa el emplazamiento del antiguo matadero de la villa; tiene una bonita fachada en la que destaca  un balcón corrido, un reloj y dos torres. Junto a él se alza la Casa del Cabildo o de los arcos.

En ese mismo rincón se encuentra el Palacio Real Testamentario, que es un Centro de Interpretación de Isabel, la Católica. En este edificio la reina redactó su testamento y murió  el 26 de noviembre de 1504.

Se visita por libre (más o menos en 1 hora) y la entrada cuesta 2,5€ (hay una entrada combinada con la del castillo y  en ese caso sólo vale 1,5€). Horario y más información en la web: https://www.palaciorealtestamentario.es/. Hoy estaba cerrado así que lo visitaremos otro día.

La Colegiata de San Antolín, patrón de la ciudad, se eleva junto al Ayuntamiento y es un templo impresionante. Desgraciadamente está cerrada y no podemos visitarla.

Hay visitas guiadas (consultar en web: info@astermagonia.com) y las visitas están sujetas al horario de culto. Tlfno: 983 810 063 -  983 81 27 24.

Aunque sus orígenes se remontan a 1177, el templo actual fue construido en su mayor parte entre los siglos XVI y XVII, en estilo neogótico. La fachada es de ladrillo y en ella se puede ver uno  de los elementos más singulares:  el “Balcón del Pópulo”. Se trata de una capilla abierta a la Plaza Mayor desde la que se oficiaba misa durante las ferias para que así los comerciantes no tuvieran que dejar desatendidos sus puestos. También se puede subir a la torre del reloj desde las que hay unas preciosas vistas de la plaza y de la localidad (martes a sábado, a las 10:30 h. y a las 16:00 h. Domingos y festivos, sólo en horario de mañana (lunes cerrado).

Continuamos recorriendo la localidad y llegamos al único monumento abierto, la iglesia y el convento de las Carmelitas Descalzas; el convento no se visita, pero sí pudimos ver el interior de la iglesia. Lo más llamativo es una reciente escultura en bronce de dos metros  que se ubica junto al templo con las imágenes de Santa Teresa y San Juan de la Cruz y  que conmemora el lugar donde se encontraron por primera vez los santos en el año 1567.

Pasamos el resto de la tarde recorriendo la ciudad, aunque todos los monumentos estaban cerrados sí pudimos pasear por sus calles y contemplar iglesias y palacios desde el exterior.

De vuelta al hotel, antes de cruzar el río, se encuentra un edificio rectangular de piedra y ladrillo, con arcos, que llama bastante la atención; se trata de las  Reales Carnicerías, el mercado de abastos más antiguo de España. El exterior tiene tres portadas en piedra y una de ella presenta un frontón con el escudo real.  En el interior encontramos tres naves, a modo de lonja, en las que hoy se ubican cafeterías, bares y algunos puestos de  (enfrente hay una quesería emblemática: Los quesos de Juan, donde degustar quesos de todo el mundo.

 

Lunes, 1 de abril              VALLADOLID

 

Llegamos a Valladolid a media mañana con un tiempo que amenazaba lluvia.

Lo primero que hemos visitado ha sido la plaza Mayor que es una de las más grandes de España (la segunda después de la de Madrid). Se le conoce como Plaza Mayor desde el siglo XIV, ya que su nombre anterior era Plaza del Mercado. En 1561, tras un incendio que acabó con prácticamente toda la ciudad, Felipe II se comprometió a reconstruir su ciudad natal y la dotó de la primera plaza mayor regular de España. Su estructura ha sido copiada posteriormente en otras ciudades como Madrid o Salamanca, una plaza cerrada y con soportales. Fue construida en 1562. La verdad es que es muy bonita.


El edificio más importante de la plaza es la casa consistorial, sede del Ayuntamiento de Valladolid. En el centro de la plaza se puede ver una estatua del Conde Ansúrez, fundador de la ciudad, sujetando una bandera.

El recorrido por la ciudad ha continuado por algunos de los puntos más representativos de la misma como la  Iglesia de Santa María de la Antigua (fundada por el Conde Ansúrez en el siglo X).  Hay que contemplar esta iglesia desde diferentes lugares para poder hacerse una idea de su majestuosidad. Es una de las joyas del románico de Castilla y León gracias a su esbelta torre con más de 55 metros de altura que el único elemento del siglo XIII, junto con el pórtico norte, ya que el resto del templo es de estilo gótico, del siglo XIV.

En el exterior se puede ver una cruz de piedra. El entorno está cargado de leyenda ya que esta cruz indica el lugar donde hubo un cementerio al que se le ha atribuido un milagro: apareció el cuerpo de un niño con vestimenta romana en perfecto estado, se dice que por la arena que fue traída de Tierra Santa.

Continuamos hacia la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción es uno de los edificios más emblemáticos de Valladolid, a pesar de que nunca llegó a completarse. La suya es una historia desafortunada que no pudo encarrilar ni el mismísimo Juan de Herrera, a cuyo diseño responde la mayor parte del templo. Se pueden ver adosadas unas ruinas que corresponden a  la antigua colegiata, edificio románico de la época del Conde Ansúrez. Como principal templo de la ciudad en aquel momento, fue escenario de importantes celebraciones e hitos históricos, como el enlace entre Alfonso X 'El sabio' y Violante de Aragón.

La torre (que se destruyó en el terremoto de Lisboa) fue reconstruida y hoy se puede acceder al mirador, a setenta metros de altura, en un ascensor. 

Nosotras no hemos podido visitar ni el interior de la catedral ni subir a la torre porque los lunes están cerrados.

Pasamos ante el Colegio de San Gregorio en el que llama la atención su  impresionante fachada plateresca. 


Hoy es la sede principal del Museo de Escultura que atesora una de las mejores colecciones de escultura de toda Europa y, posiblemente, la mejor colección de madera policromada del continente. Con un fondo compuesto por más de 3.000 piezas, destaca su impecable catálogo de talla en madera de los siglos XIII al XVIII. El resto de las dependencias del museo se reparten entre el Palacio del Conde de Gondomar, conocido entre los vallisoletanos como 'la casa del Sol', y el Palacio de Villena, donde se expone un Belén napolitano con más de seiscientas figuras.


Desgraciadamente, no pudimos ver nada más que la fachada ya que, al ser lunes, estaba cerrado.

Pasamos por el famoso Pasaje Gutiérrez, una galería cubierta situada entre las calles Fray Luis de León y Castelar. Este tipo de galerías surgen en París como consecuencia de la revolución industrial del siglo XIX. Fueron concebidas como pasadizos que servían de comunicación entre calles concurridas y destinados a ampliar espacio para el comercio. En España el Pasaje Gutiérrez junto con el Pasaje de Lodares de Albacete y el Pasaje del Ciclón de Zaragoza, son los tres únicos ejemplos que quedan de este tipo de galerías. 

Se edificó entre 1885 y 1886, encuadrándose dentro de la arquitectura ecléctica con la utilización de acero y cristal. La galería se desarrolla en dos tramos, enlazados por una rotonda bajo una gran cúpula de cristal, que cobija una escultura que imita el renacentista Mercurio de Juan de Bolonia, como representación del dios del comercio.

Nuestro recorrido concluye en la Plaza de San Pablo, el conjunto histórico que reúne los llamados 'sitios reales': el Palacio Real, el de Pimentel y la Iglesia de San Pablo, uno de los monumentos más destacados de la ciudad por su imponente fachada de estilo gótico isabelino conocida como 'el retablo en piedra'. 

Nuestro recorrido concluye en la Plaza de San Pablo, el conjunto histórico que reúne los llamados 'sitios reales': el Palacio Real, el de Pimentel y la Iglesia de San Pablo, uno de los monumentos más destacados de la ciudad por su imponente fachada de estilo gótico isabelino conocida como 'el retablo en piedra'. Originalmente, en el siglo XIII, la fachada contaba solo con el cuerpo inferior, hasta el rosetón, y el frontón superior. En el siglo XVII, y a instancia del Duque de Lerma, valido del rey Felipe III, la fachada se amplió y se elevó, hasta su configuración actual. El Duque aprovechó la reforma para incluir su escudo, repetidas veces, en el cuerpo nuevo. Sin embargo, el emblema que más destaca en esta fachada es el de los Reyes Católicos, sostenido por leones. En esta iglesia recibieron sepultura los monarcas Juan II y María de Portugal, y fue bautizado Felipe II (para lo que se construyó un pasadizo que iba desde el Palacio Pimentel hasta la iglesia; dicho pasaje partía de una reja-puerta que hoy es una de las curiosidades del lugar)

El Palacio de Pimentel fue residencia ocasional del emperador Carlos y de Isabel de Portugal y en él dio a luz a Felipe II en 1527. El edificio es fácilmente reconocible por su magnífica ventana esquinera plateresca. 


El interior se puede visitar gratis y son impresionantes  tanto el patio renacentista como su zaguán azulejado, que narra episodios de la historia de Valladolid. Una visita imperdible.



Frente a la iglesia, en el lado opuesto de la plaza, se encuentra el Palacio Real, cuyo exterior es bastante sencillo, en el que también residieron los monarcas.  En él además nació Felipe IV, se celebró el matrimonio entre Carlos II y Mariana de Neoburgo y residieron personalidades como Santa Teresa de Jesús, Lord Wellington, Napoleón, José I, Amadeo de Saboya o Alfonso XII.

Nos ha faltado tiempo para visitar otro imperdible que es el Coso antiguo edificado en 1833 como  la primera plaza de toros de Valladolid. Los edificios mantienen la fachada de ladrillo y dos pasajes con techos de madera conducen a las calles San Quirce y San Ignacio. En su interior, se mantienen los dos pisos de balconcillos, con barandilla de hierro y corredores de madera. En 1982 el recinto se rehabilitó para su uso residencial

Finalizado el recorrido nos encaminamos a un restaurante en el que hemos reservado, Eh Voilá, que está muy bien y te atiende un robot. Curioso.

Tras la comida, dedicamos el resto de la tarde  a visitar un lugar poco conocido pero interesantísimo, el Museo Oriental, que se encuentra en Real Colegio de los PP. Agustinos. Y que, por suerte, abre los lunes. https://www.museo-oriental.es/

Se trata de  uno de los museos de este tipo más interesantes que hemos visitado y  es fruto de la larga presencia de la Orden de San Agustín (conocidos como “los Filipinos”) en Extremo Oriente primero y, más tarde, en América Latina.

La exposición artística se desarrolla a lo largo de dieciocho salas dedicadas a China, Filipinas y Japón. Se trata, sin duda, de la mejor colección de arte del Extremo Oriente existente en España.




Es uno de los lugares imprescindibles en la ciudad y se encuentra justo enfrente del Parque Campo Grande, en uno de los laterales por lo que es muy agradable llegar a él paseando por el parque en el que se pueden ver un pequeño estanque, faisanes y pavos reales sueltos.

 

Martes, 2 de abril           PEÑAFIEL  y  MEDINA DEL CAMPO

 

Hoy dedicaremos la mañana a visitar Peñafiel (a unos 60 kms. de Valladolid) y por la tarde, Medina del Campo.

Peñafiel es conocida por su impresionante castillo del siglo X y por su tradición vinícola, de hecho, aquí se encuentra el Museo del Vino. Los primeros documentos que se tienen del sitio datan del siglo I y hacen alusión a la villa como Peña Falcón. El origen del nombre actual se debe a que, al ser reconquistada por el conde castellano Sancho García (al que se le atribuye  el cambio del primitivo nombre de Peña Falcón por el de Peñafiel) este pronunció la famosa frase  "desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla".

Al llegar al pueblo nos dirigimos dando un paseo a la Plaza del coso, una peculiar construcción medieval que no es sino una  plaza rectangular rodeada de casas con balcones de madera  en la que celebraban corridas de toros desde la Edad Media. Es muy curiosa porque estas casas tienen unas puertas estrechísimas con la finalidad de que no pudieran entrar los toros a ellas; alguna puerta que es más ancha dispone de un  travesaño vertical desmontable que tiene el mismo fin.



Volvemos a las callejas del pueblo  para, antes de subir al castillo que será la última visita, echar un vistazo a la  Iglesia conventual de San Pablo, de estilo gótico-mudéjar, declarada Bien de Interés Cultural en 1931. El infante Don Juan Manuel, señor de Peñafiel y sobrino de Alfonso X, el Sabio, facilitó su construcción para que albergara sus restos tras la muerte.  Es casi más impresionante el exterior que el interior en el que se puede ver el sepulcro con la estatua a tamaño real del infante. Al convento no entramos, pero se puede visitar de 10:30 a 14:30 y de 17:00 a 20:00


Desde aquí nos dirigimos al castillo, que fue declarado Monumento Nacional en 1917. Se trata de una impresionante fortaleza situada en la cima del cerro más alto de la localidad. Es curiosa su forma alargada que recuerda el casco de un barco debida a que se aprovechó para su construcción  la forma alargada de la cumbre. La Torre del Homenaje tiene 34 metros de altura y es visible desde cualquier punto de Peñafiel y alrededores.


El castillo tiene doble muralla y una sola puerta de acceso. Está construido en estilo ojival germánico. El interior

El castillo aloja en su interior el
Museo Provincial del Vino
y en la localidad se pueden visitar numerosas bodegas en las que conocer de primera mano el proceso de elaboración del vino.

La entrada al castillo y al museo cuesta 6,60€. El castillo sólo se puede visitar con guía. El museo, por libre. Cierra los lunes.

No había más tiempo para visitas en Peñafiel ya que  había que comer y teníamos entradas para el castillo de Medina del Campo por la tarde.

Comimos en el hotel de Medina del Campo y tras la comida nos dirigimos a visitar el castillo de la Mota, famoso por ser el lugar donde Juana, la Loca, fue recluida durante dos años. La heredera de los RRCC llegó a Medina del Campo engañada ya que pidieron que viajara hasta allí para que descansara unos días en el castillo antes de partir hacia Flandes con su marido y, en lugar de disfrutar de ese descanso, acabó siendo prisionera.

La reina Isabel sólo estuvo una vez en este castillo para ver a su en un intento de evitar que siguiera a su marido a Flandes. En esa reunión entre madre e hija, ambas discutieron. Juana finalmente marchó a Flandes e Isabel, muy enferma, no pudo regresar a Segovia, falleciendo seis meses más tarde en el palacio Testamentario. 

La función principal del castillo desde su creación fue la defensiva, pero además de ser un lugar militarmente estratégico acogió entre sus salas las funciones de archivo (donde se guardaron parte de los documentos de la corona) y de cárcel VIP para presos tan ilustres César Borgia.

Este castillo es uno de los más representativos construido con ladrillo y su edificación corrió a cargo de los Fonseca en el siglo XV. Su  planta es algo especial debido a que fue erigido sobre una fortificación anterior del siglo XI. Otros elementos antiguos son una puerta mudéjar y el forro de ladrillo de las torres antiguas de la cerca vieja, que se integran ahora en el castillo, obras que debieron realizarse en los últimos años del siglo XIII y principios del XIV.


El castillo actual se remató con el característico ladrillo rojizo propio de la zona, que cubre el hormigón, mientras que la piedra únicamente se emplea en pequeños detalles, como las troneras o los escudos. Su trazado es irregular y consta de dos recintos: el recinto interno, de uso residencial y el exterior con gruesos muros y dedicado a la defensa del edificio.

En el recinto interior encontramos un patio de armas rodeado de torres cuadrangulares, entre las que sobresale la del homenaje de 40 m de altura. La fortificación está rodeada por un foso que, según nos han contado, nunca tuvo agua sino que actuaba como un accidente de terreno para evitar llagar a las murallas.

Una vez salimos del recinto, en la parte de enfrente está el centro de visitantes con un pequeño museo  y una cafetería.

El castillo se puede visitar por libre y también reservar visitas guiadas (983812724). El Centro de Visitantes y el Castillo tienen horarios diferentes. Las visitas tanto libres como guiadas al Castillo comienzan a las 11:00.

Como no era tarde cuando finalizamos la visita, bajamos hasta el pueblo y llegamos a tiempo de entrar al Palacio Real Testamentario (1,5€ si se saca el ticket combinado con el castillo)

La reina Isabel la Católica murió en Medina del Campo, pero no en el castillo, sino en una construcción que hoy está en la Plaza Mayor y que se conoce como el Palacio Real Testamentario. Este palacio fue una de las residencias habituales de la reina.

El acontecimiento más importante que ocurrió en este lugar es el dictado del Testamento de la reina (12 de octubre de 1504) y su posterior muerte (26 de noviembre del mismo año).


El edificio, que data del siglo XIII, fue residencia real durante muchas temporadas, aunque tras el reinado de los Reyes Católicos y numerosas vicisitudes históricas, acabó convirtiéndose en cárcel y, posteriormente, en dependencias del propio Ayuntamiento de Medina.

En el año 2004 fue habilitado como Centro de Interpretación sobre la Reina Isabel la Católica, su relación con Medina y su Testamento. Todas sus salas se han convertido hoy en un museo

http://www.palaciorealtestamentario.com/  Tarifa general: 3.50 € 

El testamento de la reina (que da nombre al edificio)  fue escrito en pergamino de cuero en hojas a marca de pliego entero, doblado por la mitad en forma de libro constando de 5 hojas, con 19 caras escritas con letra humanística cortesana y dejando un espacio en blanco en las cubiertas para que los siete testigos convocados firmasen, pusiesen su nombre y sellaran.

La reina Isabel tras meditar sus últimas voluntades añadió y aclaró en el codicilio (disposición que el testador añade a su testamento con posterioridad a ser otorgado y que tiene como objeto realizarle una modificación no sustancial, siempre y cuando no se alteren los herederos ni cualquiera de las condiciones que les afectan en tal condición) ciertas cuestiones que complementaron el testamento. El codicilio tiene la misma forma que el testamento, con dos hojas con 6 caras escritas y decorado con letra capitular de forma vegetal y degradada en su inicio.

El Palacio conserva una copia facsímil del testamento completo (muy interesante) y muchos paneles explicativos de otras cuestiones referentes a su experiencia vital y a su reinado, además de la habitación en la que falleció donde se guardan algunas piezas del mobiliario como la cama, el reclinatorio, el escritorio; y también una copia del cuadro que inmortalizó el momento del dictado del testamento pintado por Eduardo Rosales en 1854. Es curioso que en el famoso cuadro aparezca su hija Juana que no estuvo presente ya que se encontraba en Flandes con su marido Felipe. En su testamento, la reina Isabel seguía apuntando a su hija como posible heredera, pero ya dejaba escrito que, si no era capaz de gobernar bien su reino castellano, este debería ser gobernado por Fernando el Católico en una regencia, que fue lo que sucedió.

Es una visita muy recomendable. 

Abandonamos el palacio y ya que aún quedaba tiempo antes de la cena así que preguntamos a unos parroquianos por un bar donde tomar buenas tapas y nos recomendaron el bar Geli, muy cerca de la plaza, donde la especialidad son “los cuellos de pollo” (son cuellos de pollo de verdad, fritos). Las tapas estaban muy ricas y el precio muy ajustado.


Miércoles, 3 de abril     WAMBA – SIMANCAS – TORDESILLAS

 

Hoy comenzamos visitando la pequeña localidad de Wamba, la única en España cuyo nombre proviene del rey godo que gobernó estas tierras en el 670 y es el único en España que comienza con “W”. El pueblecito de 300 habitantes no tiene nada de especial a excepción de la iglesiade Sta. María de Wamba y, en su patio, el osario más grande de España, bastante curioso.


La iglesia es románica, del siglo XII, pero el crucero junto con las capillas de la cabecera son de época mozárabe del siglo X​. Está formada por tres naves y dos capillas, la capilla de Doña Urraca y la del Osario. La primera  es curiosa por presentar una columna central que recuerda al tronco de una palmera; en ella fue enterrada Doña Urraca de Portugal, madre de Alfonso IX de León.


 La capilla del osario recibe este nombre porque está decorada con cráneos y huesos humanos (tibias, fémures y calaveras) de más de 2.000 personas entre monjes, mujeres y niños, de los siglos XIII al XVII .  En el lugar se puede leer: “Como te ves, yo me vi, como me ves te verás. Todo acaba en esto, aquí. Piénsalo y no pecarás”

Aunque lo más conocido de la localidad es el osario a mí me ha parecido muchísimo más interesante la iglesia. El conjunto fue declarado Monumento histórico-artístico en 1931 y tanto de su cuidado como de atender a los turistas y realizar la visita se encarga un voluntario que por 2€ ofrece una extraordinaria explicación del monumento.

Desde Wamba nos dirigimos a Simancas, una localidad de la que todos hemos oído hablar mucho debido al famoso Archivo General de Simancas que es un elemento clave en la historia de Valladolid. Se ubica en el famoso Castillo de Simancas, una histórica fortaleza construida en el siglo XV por la familia Enríquez que terminó en manos de los Reyes Católicos.


El heredero de los monarcas, Carlos I, convirtió en 1540 lo que hasta entonces había funcionado como depósito de armas y prisión en el archivo más importante de Castilla, un archivo único para Castilla, de forma que los documentos más importantes del reino estuvieran a salvo en un mismo lugar. Fue así como Simancas dejó de ser una humilde villa para atesorar una importancia sin precedentes en España.

El recorrido en Simancas ha sido bastante breve y ha consistido en la visita del archivo, un breve paseo  por el casco antiguo del pueblo, y ha concluido en la Plaza del  Mirador, desde donde se disfrutan unas vistas preciosas del puente medieval de 17 ojos sobre el río Pisuerga.


 Esta plaza tiene una zona de arboleda con jardines, y está rodeada de antiguas casonas señoriales del siglo XV a XVII; aquí se encontraba el palacio los Enríquez y el del infante Don Fernando (hermano de Carlos V). 

El archivo merece la pena pero quizá más para los entendidos e investigadores; en él se pueden ver numerosos documentos fundamentales de la historia de España ya que guarda toda la documentación producida por los organismos de gobierno de la monarquía hispánica desde la época de los Reyes Católicos (1475) hasta la entrada del Régimen Liberal (1834.) La biblioteca es muy bonita.

Se puede visitar por libre todos los días de la semana y también ofrece visitas guiadas.

Antes de volver al bus nos hemos tomado un aperitivo en la plaza Mayor y hemos regresado a Medina a comer.

Por la tarde nos hemos acercado a Tordesillas, otro lugar históricamente relevante debido a que fue en esta localidad donde se firmó el famoso tratado en el que España y Portugal se repartieron los territorios descubiertos y por descubrir en tierras americanas;  y también el lugar donde Juana, la Loca, estuvo recluida durante 46 años y donde murió.

Comenzamos visitando las  Casas del Tratado (hoy Museo del Tratado), llamadas así porque en ellas tuvieron lugar las negociaciones y firma del Tratado de Tordesillas en 1494. 


Se trata de dos palacios unidos situados justo al lado de la iglesia de San Antolín (hoy un museo). El palacio más antiguo es de finales del siglo XV y en su fachada todavía conserva el escudo de los RRCC. El otro palacio se levantó en la mitad del siglo XVII y fue residencia de una familia acaudalada.

Tras la visita, no dejéis de pasar por el patio en el que hay una exposición muy chula de maquetas de edificios emblemáticos de la provincia de Valladolid 

Desde aquí nos dirigimos al Monasterio de Santa Clara. Una maravilla que merece muchísimo la pena. Las visitas se realizan en grupos pequeños y la entrada cuesta 8€ (se puede reservar online en la web de Patrimonio Nacional añadiendo 0,77 de gestión) Abre todos los días (excepto lunes) de 10:00 - 14:00 y de 16:00 - 18:30. Sábado y domingo sólo por la mañana de 11.00 a 15:00.


El Real Monasterio de Santa Clara es el monumento más importante de Tordesillas y  el lugar donde la reina Juana I de Castilla estuvo retenida durante casi cincuenta años por su aparente enfermedad mental. Con la muerte de su madre, Isabel la Católica, Juana fue proclamada reina de Castilla; sin embargo, tras el fallecimiento de su marido, se la declaró incapacitada para reinar. La caravana fúnebre que trasladaba el cuerpo de Felipe se detuvo en Tordesillas, y allí permaneció Juana durante 46 años. Se instaló en este palacio junto a su hija Catalina en un encierro permanente que duró hasta el mismo día de su muerte el 12 de abril 1555, a los 75 años.

El monasterio no es una única construcción sino un conglomerado de estilos arquitectónicos comprendidos entre los siglos XII y XVIII: El antiguo edificio, construido por Alfonso XI, tenía la estructura clásica de los palacios musulmanes, y sobre sus restos se construyó el palacio mudéjar donde nació Pedro I y vivió tras la superación de los conflictos dinásticos con su amante, María Padilla. El rey Pedro en su testamento mandará a su hija Beatriz transformar el palacio en una morada de monjas clarisas, y en 1363, se fundará el convento de Santa Clara cumpliendo así el deseo del rey.

El interior del convento es hoy un museo de estilo mudéjar donde se exponen, entre otras cosas interesantes, algunos instrumentos musicales pertenecientes a la reina Juana. Se distribuye alrededor de un precioso y coqueto patio árabe que junto a la capilla dorada son los espacios que se conservan del antiguo palacio.



La capilla es una de las zonas más bonitas del recinto con un espectacular techo de artesonado mudéjar, en madera policromada y pan de oro excepcionalmente conservado. Se cree que pudo ser el oratorio privado del antiguo palacio. 

Concluimos el recorrido en la iglesia gótica del siglo XV que se construyó adosada al palacio. Llama la atención la reja de forja que separa el altar mayor del resto del templo. En su interior guarda algunos tesoros como el espectacular  retablo o la capilla de los Saldaña, toda de mármol. Tras ellas se conservan unos baños árabes.


Finalizada esta visita volvemos a Medina y nos tomamos un vino con queso muy rico de la zona en la plaza. Cena en el hotel y después una copa en la plaza que a esas horas de la noche es muy agradable.

 

Jueves, 4 de abril         URUEÑA-SAN CEBRIÁN DE MAZOTE-CASTROMONTE-SANTA ESPINA

 

Nuestro penúltimo día en la provincia de Valladolid comienza en Urueña, un pueblo que se encuentra a 50 km de Valladolid y que está en la lista de los más bonitas de España. Sorprende  su pequeño pero muy bien conservado casco medieval y la muralla que también se conserva en perfecto estado; fuera de ella  además se puede visitar  una linda ermita, Nuestra Señora de la Anunciada, edificada en el siglo XII sobre la iglesia de un monasterio mozárabe del siglo X  llamado de San Pedro de Cubillas. Intramuros hay otra iglesia de estilo renacentista construida también sobre una medieval llamada Iglesia del Azogue. En a parte alta de la muralla hay un mirador , El Roto, desde el que se disfrutan unas bonitas vista.

Pese a todos estos encantos, Urueña es conocida por otro motivo: con solo 188 habitantes tiene 12 librerías, además de 5 museos, motivo por el que se le ha denominado “la villa del libro”.


Como llegamos temprano al pueblo no había prácticamente turistas y pudimos recorrerlo con tranquilidad pero, por contra, la mayoría de las librerías estaban cerradas. Aun así, curioseamos por algunas de ellas y encontramos algunos libros interesantes.


Antes de partir, visitamos dos de los museos que, según creemos son los que más merecen la pena: la Fundación y Centro Etnográfico  Joaquín Díaz (entrada 2€) y el Centro e-LEA Miguel Delibes en el que se encuentra el Museo del Cuento.


La primera se encuentra ubicada en la Casona de La Mayorazga, una casa señorial del siglo XVIII,  muy cerca de la plaza. Lo más llamativo es la extraordinaria colección de instrumentos musicales que alberga. Y como curiosidad se puede oír su sonido mediante códigos QR. En mi opinión se trata de una visita imprescindible en la localidad.

El segundo, pese a llamarse Miguel Delibes no tiene nada del escritor (a excepción de unos libros en la entrada que se pueden llevar gratis) y lo más importante es el Museo del Cuento en la planta baja. Lo constituyen tres salas con grandes figuras muy coloridas y detallistas representativas de cuentos infantiles fácilmente deducibles. Es curioso, original  y entretenido.

Abandonamos Urueña en dirección a San Cebrián de Mazote para ver la joya de este pueblo que es la Iglesia de San Cipriano, un templo mozárabe del siglo X construido sobre un antiguo asentamiento visigodo. Pero, para nuestra desgracia, no pudimos visitar el interior porque estaba cerrado así nos conformamos con darle unas vueltas. Los tejados albergaban algunos nidos de cigüeñas.


Dimos una vuelta rápida por el pueblo para ver sus casas construidas con piedra y adobe y nos encaminamos hacia una pequeña localidad llamada La Santa Espina, en la comarca de los Montes Torozos, a 43 km de Valladolid.

El pueblo fue levantado a mediados del siglo XX por el Instituto Nacional de Colonización para contribuir, gracias al asentamiento de familias a las que se les dio tierras y casas, a la colonización de la zona y su desarrollo agrario y debe su nombre al monasterio cisterciense junto al que se construyó: Monasterio de la Santa Espina, llamado así debido a la reliquia que, extraída de la santa corona de Cristo, alberga en una de sus capillas desde hace casi nueve siglos.


Hoy día, la zona principal, la hospedería, es un seminario en activo y, según nos dijeron, sólo podíamos acceder al patio y verlo desde el exterior  ya que se estaba impartiendo clase en ese momento. Después nos enteramos de que al ser un grupo de 15 personas, por un módico precio, nos lo podían haber enseñado.  Pero como lo supimos tarde, no nos quedó tiempo de hacerlo y nos conformamos con entrar al vestíbulo, echar un vistazo al claustro de estilo herreriano de la hospederíay recorrer el exterior que es muy bonito, con una puerta monumental de entrada y una iglesia bastante grande con partes originales del s. XIII y modificadas del s. XVI; todo ello protegido por un cerco amurallado construido en el siglo XV y rodeado de bellos jardines.




Otra curiosidad que se puede visitar en el pueblo de La Santa Espina es una colección impresionante de mariposas confeccionada a lo largo de varias décadas por los hermanos de La Salle, especialmente por su iniciador, el hermano Pantaleón Palacios. Se encuentra en un edificio fuera del monasterio y en él se pueden admirar mariposas procedentes de todo el mundo. Hay cientos de ellas; de hecho, es la mayor colección que he visto en mi vida. Impresionante.



El día concluyó con una última parada en la ruta de vuelta en un pequeño pueblo llamado  Castromonte, que no tiene nada a excepción de un balneario (que no vimos) y su maravillosa

Iglesia de la Inmaculada Concepción de estilo barroco, construida en piedra. Se sabe que la construcción original data del siglo XVI, aunque ha sufrido varias renovaciones y ampliaciones a lo largo de los años. En su interior guarda tres retablos y un precioso órgano.


La iglesia la enseña un voluntario del pueblo por un donativo. Durante la visita nos dejó subir al coro y ver de cerca el órgano; incluso nos todo algunas piezas con este instrumento.
Un detalle del las imágenes del interior que no pasa desapercibido es una talla de una Virgen con una cara horrorosa. 

Personalmente, me gustó mucho también el exterior, con un precioso atrio con columnas cerrado por una reja de forja. Hicimos unas fotos, dimos unas vueltas por la plaza del pueblo y algunas callejas y volvimos a Medina para cenar.


Viernes, 5 de abril          TORO

 

Hoy es el último día de viaje y aprovechamos la mañana para acercarnos a Toro (Zamora) y visitar algunos de los lugares emblemáticos de esta localidad.

Comenzamos, cómo no, haciendo unas fotos junto al  “El Verraco”  que es una escultura de granito, de una pieza, que representa un toro (típicos verracos celtibéricos del  milenio I a. C.) y de hecho guarda un gran parecido con los famosos toros de Guisando de Ávila o el de Salamanca. Se cree que de aquí proviene el nombre de la ciudad de Toro. 


Según algunos historiadores, este tipo de esculturas en forma de toro se colocaban como hitos importantes en los caminos o en las rutas de interés. Se creía que atraían la lluvia propiciando la fertilidad de los campos, pasando así a ser un símbolo de fuerza y de fertilidad al tratarse de un verraco o semental. La escultura se encuentra en la Plaza de San Agustín, delante de las murallas del alcázar que es la edificación más antigua de la ciudad, del siglo X. Aquí se encuentra la oficina de turismo.

Continuamos callejeando hasta llegar a un mirador desde el que había unas preciosas vistas del valle y del río Duero.


El monumento más importante de la localidad es, sin duda, ñla Colegiata que fue declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1892 . Es una visita imprescindible tanto el exterior como el interior.

Está abierta todos los días del año excepto los lunes. (Verano:  10:30 a 14:00 y de 17:00 a 19:30. Invierno: 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 18:30). La entrada cuesta  4 €, pero existen varios bonos  (Precios: https://torosacro.com/visita-turistica/)

La Colegiata de Santa María la Mayor es un impresionante edificio que data del siglo XII aunque se cree que pudo estar construida sobre un antiguo templo prerrománico. Su construcción se llevó a cabo durante los siglos  XII al XIII.

He leído que este templo es una “copia” de la catedral de Zamora, pero si no se aprecia el parecido es porque la de Zamora no dejó de ampliarse y transformarse a lo largo de los siglos mientras que la colegiata está como en su origen. 

Al acercarse, e incluso desde lejos, lo que más impresiona de esta colegiata es su tamaño, enorme para una villa medieval tan pequeña, y sorprende tanto vista desde el exterior como -incluso más- el interior.

En el exterior destaca el precioso cimborrio, una torre de piedra que se eleva desde el centro del crucero. A diferencia de una cúpula el cimborrio tiene ventanas por las que entra la luz.  Este presenta dos pisos y tiene forma de prisma de dieciséis  lados, cuatro de ellos ocultos por unas características torrecillas.

Tiene también dos portadas de gran valor artístico: la norte (más bonita) representa el juicio final; la sur es más sencilla.

Puerta Norte

Una vez se accede al interior parece aun más grande. Todo él está profusamente decorado y uno se queda asombrado contemplando los capiteles de las columnas, el retablo o las esculturas que lo adornan.

Pero lo más impactante del interior es la Portada de la Majestad, uno de los tesoros que se conservan en la provincia.

En su origen era la entrada principal, a los pies de la colegiata, pero el pequeño techo que la cubría dio paso a una capilla que acabó por convertirse en una iglesia independiente. El altar de la iglesia se colocó delante de la portada que fue cubierta por un retablo. Y así permaneció oculta durante siglos.

Las pinturas que hoy vemos fueron descubiertas en una restauración de 1980 cuando se comprobó que, bajo numerosas capas de pintura más modernas, se encontraba la original, siendo restaurada y recuperando su policromía original.


Al acceder a la capilla en la que se encuentra uno no se percata de ella ya que hay que darse la vuelta para contemplarla. Hay unos bancos para poder hacerlo con detenimiento.

Está  labrada y policromada y data del último cuarto del siglo XIII. Es sorprendente el estado de conservación tanto de las esculturas como de la policromía.

El nombre se debe a que en el tímpano se muestra a la Virgen siendo coronada por Jesús. No es la única representación de la Virgen en el pórtico ya en el parteluz está de pie sujetando al niño Jesús en brazos.

Este pórtico es una verdadera maravilla y el hecho de que se conserve en el interior la está preservando del desgaste que ocasionan las inclemencias del tiempo.

La visita finaliza en la antigua sacristía que hoy alberga un pequeño museo con importantes obras de arte sacro tanto de la propia colegiata como de templos de los alrededores; llama la atención un calvario de marfil y carey de escuela italiana, un relieve de alabastro con la Adoración de los Reyes y es especialmente curiosa una pintura flamenca del XVI,  la Virgen de la Mosca (muy peculiar porque hay una mosca pintada en el manto de la Virgen).

Abandonamos la colegiata y recorremos la calle Mayor que va de la Plaza de la Colegiata a la Torre del Reloj o Puerta del Mercado, una torre del siglo XVII construida sobre las antiguas murallas de Toro En esta calle de menos de 300 metros se encuentran la Plaza Mayor, el ayuntamiento (obra de Ventura Rodríguez) y algunas bonitas casas con entramado de madera del siglo XV. La calle finaliza en la famosa Torre del reloj, construida en el siglo XVIII sobre el arco de la antigua puerta del Mercado de la muralla del siglo XV y que, por su altura, se ve desde cualquier parte de la ciudad. Pero es más conocida por la leyenda que dice que en la argamasa de su construcción se utilizó vino en lugar de agua, ya que éste era más fácil conseguir.


Desde ahí nos acercamos a la Iglesia de San Sebastián y después echamos un vistazo al Palacio del Conde de Requena y nos asomamos a su patio renacentista.

No da tiempo a más. Volvemos a Medina para comer y emprender el camino de vuelta a Albacete.


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