BALNEARIO DE FITERO. NAVARRA (julio-agosto, 2024)

Hemos pasado 10 días en el balneario de Fitero, en Navarra, con pensión completa y tratamientos incluidos.; nuestra primera experiencia en un balneario

Fitero se encuentra al sur de la provincia de Navarra siendo el último pueblo de la misma, justo en el límite de Navarra con La Rioja.  


Viernes, 26 de julio

 

Llegamos al balneario de Fitero (Navarra), al hotel G. A. Bécquer (ver crítica en Tripadvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g1079489-d1110151-r962335154-Balneario_de_Fitero-Fitero_Navarra.html )

Nos dieron la habitación 349 y hemos tenido suerte porque es estupenda, con una terraza y unas vistas muy bonitas del monte; además, estamos pared con pared con la 350 que es en la que estuvo hospedado G. A. Bécquer.

Comimos muy bien, por cierto, nada más llegar y a las 16:00 tuvimos cita con la médica para ver qué tratamientos nos recomendaba y que fueron chorro lumbar, sauna, piscina de chorros y baño de burbujas; además hemos cogido 4 masajes. Relax total. Hemos concertado todos los tratamientos por la tarde para hacer excursiones por la mañana.  Ya veremos.

Pasamos la tarde descansando del viaje hasta la hora de la cena.

 

Sábado, 27          FITERO - TULEBRAS

 

Tras el desayuno nos dirigimos al pueblo de Fitero que está a unos 4 kms. del  balneario. El pueblo es grande y en él se encuentra  Monasterio de monjes de Santa María la Real, el primero en España de la orden del Císter, que es una joya. Fue fundado en  1140 por Alfonso VII de Castilla.

Para visitar el interior se accede a través del claustro (seguir indicaciones a la derecha de la puerta central)  La entrada cuesta 2€ se puede realizar una visita guiada o por libre. En nuestro caso hemos elegido la visita libre en la que hemos recorrido la cocina medieval (donde hoy está la recepción y taquilla), el claustro bajo, el refectorio y la impresionante sala capitular. No hemos podido visitar la iglesia porque había una boda. No obstante, la mejor vista del monasterio es la de los ábsides desde una placita trasera. Para llegar hay que salir del edificio y entrar por una calleja a la izquierda de la puerta principal del templo y seguir las indicaciones que se encuentran en unas plaquitas metálicas en el suelo. La verdad es que es espectacular.

 



El monasterio en sí no es muy grande, pero sí lo es todo el complejo del mismo que cuenta con muchísimas dependencias hoy habilitadas para otros fines como un centro de salud, un asilo de ancianos, el ayuntamiento, una cafetería-cine…, de hecho, ocupa toda una manzana bastante grande. El pueblo de Fitero surgió con el tiempo alrededor de esta construcción.

Nos tomamos un café en el paseo de San Raimundo y cogemos el coche en dirección a un pueblo llamado Tulebras donde se encuentra el primer monasterio de monjas del Císter fundado aquí, Santa María de la Caridad.

El monasterio sigue en activo hoy con 16 monjas que se dedican a artesanía culinaria (pastas, productos procedentes de colmenas, vinos, aceites…)

La visita es gratuita pero se puede dejar un donativo. Lo más relevante es el museo que es muy interesante y lo explica perfectamente una de las hermanas; se puede recorrer también el patio, la iglesia (pequeñísima) y la tienda. En el museo se exponen bastantes piezas encontradas en la rehabilitación del antiguo monasterio cuando lo restauraron las monjas con sus propias manos. Además de muchas otras piezas que las hermanas escondieron enterradas bajo tierra en la guerra contra los franceses para que no las robaran; gracias a ello se conservan. También hay restos de  edificios romanos y árabes que aparecieron en el mismo momento.

En la tienda hemos comprado un vino tinto roble de Navarra y otro de las monjas hecho de pasas.

Tras la visita hemos vuelto a Fitero a comer ya que estar tarde comenzamos con los tratamientos de aguas. Los tratamientos bien. Lo mejor, la piscina de chorros (un circuito con chorros de agua de diferentes presiones y posiciones. Muy relajante)


Domingo, 28      BALNEARIO

 

Hoy ha sido un poco aburrido el día. Si no se realizan excursiones el día entero en el balneario es muy monótono y se hace demasiado largo. Tanto relax a mí me estresa.

Yo me he quedado en la piscina y Domingo ha subido al mirador de Fitero donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Soledad, construida a finales del XVI. En la cueva se erigió una imagen de la Virgen.

También junto al mirador se encuentran los aireadores de agua (parecen una fuente de dos pisos) que sirven para enfriar el agua cuando sale a demasiada temperatura y no es apta para el baño. La temperatura oscila entre 32 y 52ºC, pero la media es de 50ºC

Por la tarde vamos a los tratamientos, cena, lectura  y a dormir. Un día bastante –demasiado-  tranquilo.


Lunes, 29         OLITE

 

Aprovechamos la mañana para visitar el bonito pueblo de Olite y su famosísimo palacio-castillo.

Olite se encuentra a 63 kms. de Fitero. Su origen  se remonta a la época romana,  momento histórico en el que se creó el asentamiento primitivo de Olite. Y es que, según los historiadores, los restos arqueológicos que se han encontrado pertenecen a la época imperial romana (Siglo I D.C) Fueron varias las civilizaciones que reutilizaron este asentamiento romano, todas ellas, lo moldearon a su gusto y objetivos, pero sin duda alguna, la mayor y más llamativa reconstrucción fue la que vivió a manos de Carlos III el Noble y su esposa Doña Leonor de Trastámara en el siglo XV. Estos, reconstruyeron el Palacio Viejo y crearon el Palacio Nuevo, conocido popularmente como el “Castillo de Olite”.  Desde entonces, los monarcas navarros siempre han estado vinculados de una forma muy especial a Olite, hasta el punto que este núcleo urbano termino convirtiéndose en la sede más visitada por los monarcas navarros a lo largo de toda la historia. Hoy en día, el Castillo de Olite está considerado todo un referente a nivel mundial. Una pieza arquitectónica, que junto al Palacio Viejo, la iglesia de Santa Maria y el resto del conjunto medieval forman uno de los complejos góticos mejor conservados del mundo.

Comenzamos por el castillo-palacio real. Se puede elegir visitarlo por libre (4,40€), por libre con audioguía o visita guiada (7,50€) Nosotros hemos cogido la visita guiada y ha sido un error porque hemos estado casi una hora en dos salas con una explicación que ha resultado pesadísima y con tanto dato que al final uno no recuerda nada. Es mucho más recomendable, en nuestra opinión, recorrerlo por libre con audioguía.




Pero, de una u otra forma, merece muchísimo la pena. El palacio es una verdadera maravilla, y más parece un precioso palacio que un castillo defensivo, sin dejar de ser este último.  Además desde las torres y miradores hay unas espléndidas vistas.

Entre el Parador y el Castillo, adosada a este último, encontramos la Iglesia de Santa María la Real (entrada 2€), una parroquia que destaca por su exterior más que por su interior. Y es que, además del encantador patio con arcos que encontramos frente a ella, destaca su fachada con un espectacular pórtico en el que es visible la policromía original que ha sido recuperada tras su restauración.



Y justo al lado se encuentra el  Palacio Viejo o Palacio de los Teobaldos que hoy alberga el Parador de Turismo. Durante la Edad Media el palacio fue sede real de los reyes de Navarra pero  su  origen se remonta a la época romana, donde constituía el “Praesidium” la fortaleza o núcleo del recinto amurallado primitivo de Olite.


Toda esta estructura fue declarada monumento nacional en 1925 y representa en la actualidad el complejo gótico civil mejor conservado de Navarra y Europa.

Nos tomamos un café en el Parador y dimos un paseo por las calles del pueblo que, además, se encontraban engalanadas por estar en fiestas.

Finalmente, hay que decir que Olite  ostenta el título de capital del vino de Navarra, y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Navarra y su Estación de Viticultura y Enología de Navarra (EVENA) llevan desde su fundación en 1981 en esta localidad. Desde el castillo se divisa el  Museo del vino de Navarra y algunas de las innumerables bodegas y viñas que aquí se encuentran. Desgraciadamente no nos ha dado tiempo a visitar ninguna pero gran parte de ellas ofrecen visitas y catas.

Volvimos a Fitero a comer, a descansar, recibir las aguas, darnos un baño en la piscina y poco más. Esta escapada está siendo muy relajada y de poco ajetreo cultural.

Por la tarde nos hemos apuntado a una actividad que ofrecía el hotel que consistió en una ruta de 2 horas por los alrededores  con explicaciones sobre el balneario Bécquer y el Virrey Palafox.

Subimos la cuesta que lleva al Balneario Viejo (Virrey Palafox) para visitarlo y ver las ruinas de unas termas romanas que aparecieron durante las últimas obras de reforma. Se conserva un baño de piedra original. La guía ofrece mucha información tanto sobre las aguas y manantiales como sobre el origen de los nombres de ambos balnearios.

El Virrey Palafox recibe el nombre de  Juan de Palafox, hijo ilegítimo de don Jaime de Palafox y Mendoza (marqués de Ariza) y de una mujer de ilustre familia que, para ocultar su estado, se retiró al balneario de Fitero, en Navarra, y al dar a luz el 24 de junio de 1600, para evitar el escándalo, tomó la depravada resolución de ahogar al niño en el cercano río. Pero la mujer encargada del infanticidio fue descubierta y el niño se salvó y fue criado por un viejo servidor de la casa de Ariza hasta que su padre, al volver de Roma, lo ayudó y lo envió a las Universidades de Alcalá y Salamanca. Su madre se hizo monja en la Orden de las Carmelitas Descalzas.

Así pues, nació en Fitero y fue educado y mantenido por una familia humilde durante seis años, aunque finalmente fue reconocido por su padre y pudo estudiar en la universidad. A partir de ahí comenzó una importante carrera que finalizó en Burgo de Osma donde falleció y está enterrado.

El G. A. Bécquer recibe su nombre del famoso escritor que, a instancias de su suegro que era médico, pasó una temporada en este balneario para curarse de la tuberculosis que sufría. Aquí escribió dos de sus leyendas: El miserere (ambientado en el monasterio de monjes de Fitero, y que comienza: “Hace algunos meses que, visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en revolver algunos volúmenes en su abandonada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones. Era un Miserere.”) y La cueva de la mora que comienza “Frente al establecimiento de baños de Fitero, y sobre unas rocas cortadas a pico, a cuyos pies corre el río Alhama, se ven todavía los restos abandonados de un castillo árabe…”

Continuamos la ruta hasta el mirador de Fitero, en lo alto del monte, donde también se encuentra el manantial del Bécquer y los aireadores de agua. Hay unas vistas bonitas desde arriba.

Si se sigue subiendo se llega a la ermita de la Virgen de la Soledad, a la que no subimos porque el calor era horrible, y que realmente no es una ermita ya que los monjes no dejaron que se construyera (cosa que quiso hacer Palafox, especialmente a esa Virgen ya que él se sintió solo y abandonado por sus padres y vivió la soledad en primera persona) Lo que sí hay es un techado con una imagen de la Virgen.

 

Martes, 30          CINTRUÉNIGO - CORELLA - ALFARO

 

Hoy hemos dedicado la mañana a visitar tres localidades de los alrededores que creemos que merecen la pena:  Cintruénigo, Corella y Alfaro

Estos pueblos nos han sorprendido porque nos los imaginábamos mucho más pequeños y son bastante grandes; además, tienen unas construcciones en ladrillo muy interesantes sin duda por la influencia mudéjar en la zona.

Llegamos a Cintruénigo y damos unas vueltas por el pueblo para disfrutar de las muchas fachadas tanto de de casas señoriales (muchas abandonadas o deshabitadas pero que mantienen su belleza) como la Casa Ligués,  la Casa Navascués o la Casa Loygorri,  como de casas más comunes que también tienen bonitas fachadas de ladrillo con puertas de colores y rejas de forja.


 También nos ha gustado mucho la iglesia parroquial, San Juan Bautista, aunque no hemos podido acceder al interior ya que estaba cerrada. Fue construida en el siglo XVI y destaca por las enormes  dimensiones 45,5 metros de largo,  23,20 de ancho y 18,20 de altura hasta la bóveda.

Nos tomamos un café y emprendemos camino hacia Corella.

Corella es un pueblo que tiene mucho que ofrecer pero que parece que no le interesa nada el turismo. En pleno mes de julio estaba todo cerrado, incluido el museo y los puntos de información turística, incluso la catedral. Sólo abren los sábados y domingos y hacen una visita guiada. El resto de la semana no hay nada abierto. Creo que están desperdiciando el potencial artístico y monumental del lugar. Así que no hemos podido visitar nada. Todo lo hemos visto desde fuera, lo que se llama un “recorrido panorámico”.

La ciudad posee un rico patrimonio arquitectónico barroco, donde destacan el Palacio de los Sesma o Casa de las Cadenas, de la que existe una réplica en el Pueblo español de Barcelona,  el Museo de Arte Sacro o las parroquias de San Miguel y la del Rosario.

Lo primero que hemos visto ha sido la parroquia de San Miguel, la más antigua de Corella, que es un templo de origen gótico erigido extramuros de la ciudad. Es una de las joyas de barroco navarro debido a las remodelaciones que se llevaron a cabo hasta el XVIII, incluyendo una exuberante ornamentación interior (que no pudimos admirar) y en la guçia Repsol se dice que “ hoy está considerado el templo barroco de más importancia en Navarra, con una estructura cuidada y pensada y una decoración interior exuberante, con doradas columnas cubiertas de follaje o, por ejemplo, imágenes de San Miguel junto a varios demonios a sus pies que han sido abatidos por ángeles con armas”.

Desde ahí fuimos a la casa en la que el escritor Mariano José de Larra pasó su infancia ya que su padre era médico de esta localidad. Se encuentra frente de la iglesia de San Miguel, en la intersección de las calles del Santísimo y San Juan y es una pequeña casa de estilo barroco (siglo XVII), de dos pisos, bastante sencilla, , que hoy está habitada (en venta)  y en un estado deplorable. En la fachada expone un escudo de alabastro del s. XVII con yelmo.

Continuamos el recorrido por la Casa de los Arteta, imponente palacio del XVI con una preciosa y sobria fachada renacentista en piedra.

Continuando hacia la plaza García, pudimos admirar en el Palacio de Sesma, o  Casa de las Cadenas,  que hace esquina y tiene un gran escudo tallado en el chaflán. Fue construido por encargo de Agustín de Sesma y se concluyó en 1711. Se trata de un edificio de ladrillo de tres plantas. En la baja destaca la puerta, ubicada a un lado de la fachada. Dos pilares se sitúan delante la puerta y sobre ella cuelga una cadena enganchada a la ménsula de hierro que sujeta el balcón de la primera planta en la que hay cinco vanos con sus respectivos balcones; en la segunda,  sobresale un alero apoyado sobre ménsulas de madera y se abren cuatro ventanas.

El palacio se denominó coloquialmente “Casa de las Cadenas” por las cadenas de hierro que cuelgan sobre las puertas que fueron mandadas colocar por el rey Felipe V tras su paso por Corella. Estas cadenas son el símbolo de derecho de asilo de la casa.


Según se apunta en la web del Ayuntamiento de Corella, la primera estancia del monarca en la ciudad se produjo entre junio y octubre de 1711 y se explica por la fama curativa de los ajos y microclima de Corella para la recuperación de la reina María Luisa Gabriela de Saboya, enferma de tuberculosis.

Desde aquí, se llega fácilmente al Museo de Arte Sacro, emplazado en el Monasterio de la Encarnación, antiguo cenobio de benedictinas edificado en 1659, que fue transformado en museo en  1975. Su aspecto actual es obra de la remodelación que vivió en el año 2001.

Abarca arte sacro del Renacimiento y del Barroco, fundamentalmente, al que se añade una parte representativa de la obra del pintor corellano Antonio González Ruiz (1711-1788), primer director de la sección de pintura de la Real Academia de Noble Artes de San Fernando.

Hubiera estado bien que estuviera abierto en julio, pero no era así. Hay una oficina de información turística en el mismo edificio que también estaba cerrado. Sólo abren sábados y domingos de 11:00 a 13:00; y sólo visitas guiadas a las 11:30 los mismos días. Dimos una vuelta alrededor del edificio, hicimos unas fotos y continuamos la ruta panorámica.

Después de callejear un poco nos dirigimos a nuestra última visita de hoy: Alfaro

Lo más relevante de Alfaro es la Colegiata de San Miguel Arcángel (un maravilloso y enorme edificio y la única iglesia de España de estas dimensiones construida sólo con ladrillo); y las cigüeñas (es el lugar del mundo donde anidan más cigüeñas en un único lugar)

Comenzamos dirigiéndonos a la Plaza de España a través de pintorescas calles con casonas de ladrillo, sin duda, de influjo mudéjar aragonés.

Al llegar a la plaza quedamos impactados por la colegiata, por su tamaño y su belleza. Fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1976.

El templo, de dimensiones catedralicias, es una obra maestra del barroco aragonés de finales del  XVI, es el santuario más grande de La Rioja y la única colegiata de España realizada por completo en ladrillo.

Se accede a ella subiendo una gran escalinata en forma de concha. Desgraciadamente está siendo restaurada (se prevé que las obras finalicen a fines del 2024) y se encuentra cerrada al público. No obstante, en ambas puertas han colocado unas rejillas metálicas a través de las cuales se puede divisar el interior que es impresionante aun en obras.


Sobre los tejados de la Colegiata se asienta la mayor colonia de cigüeña blanca sobre un único edificio que existe en el mundo (aproximadamente 700 ejemplares).

 Justo frente al templo, en el lado opuesto de la plaza, se encuentra el Centro de Interpretación de las Cigüeñas. Es pequeñito, pero ofrece bastante información. La visita al centro concluye con un vídeo de una media hora sobre el patrimonio natural de la zona. Chulísimo.

Desde este centro nos dirigimos al Mirador de las Cigüeñas al que se accede subiendo por una calle a la derecha del templo (donde hay un bonito graffitti con el nombre de la localidad y unas cigüeñas) y girando luego a la derecha por unas escaleras. La vista de los tejados de la iglesia repletos de nidos es espectacular. Debe ser impresionante ver la llegada de más de 600 aves al caer la tarde. Nos han dicho en el Centro de Interpretación que empiezan a llegar sobre las 20:30; desgraciadamente no estaremos en el pueblo a esa hora. Aun así, merece mucho la pena subir a contemplar las vistas desde ese mirador.

El pueblo de Alfaro tiene algunas  iglesias más para visitar pero no tenemos tiempo así que desde el mirador volvemos callejeando un poco hasta el coche y regresamos a Fitero.

Comemos, tomamos las aguas y pasamos en la piscina el resto de la tarde. Ya nos estamos transformando en anfibios.

 

Jueves, 1 de agosto       TARAZONA

 

Hoy hemos visitado la localidad de Tarazona de Aragón que se encuentra a unos 30 kms. de Fitero. La verdad es que ya conocíamos esta localidad pero nos apetecía volver y hemos constatado que está mucho más deteriorada que hace años; hay muchísimos edificios y barrios en estado ruinoso.

Al llegar, se puede aparcar el coche en un parking gratuito que hay junto al parque del Palacio de Eguarás, que no queda retirado del centro.

Nos hemos acercado a la oficina de turismo donde nos han dicho que sólo se podía visitar la catedral. Todo lo demás sólo abre para visitas guiadas a horas concretas. En fin, no sé qué pasa con estos sitios que están cerrados incluso en julio.

Así que, en primer lugar, nos dirigimos a la catedral que es una maravilla tanto por fuera como por dentro, aunque han tenido movimiento y todas las capillas están protegidas y aún en restauración.

Precios y horarios aquí: https://www.catedraldetarazona.es/turismo-catedral/horario-y-tarifas/

La catedral de Santa María de la Huerta es una de las joyas del patrimonio mudéjar de Aragón que ha estado 30 años de restauración por problemas estructurales y abrió de nuevo sus puertas en 2011.

La catedral reúne un conjunto de estilos diversos, desde el primer gótico del siglo XIII hasta sus últimas manifestaciones del siglo XV, para enlazar con el renacimiento del siglo XVI, aderezados con la tradición constructiva del mudéjar aragonés. Fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931. El templo de planta basilical está presidido por una amplia cabecera con girola, cuenta con tres naves de diferente altura. Se edificó en estilo gótico francés pero conserva magníficos ejemplos de estilo mudéjar como el claustro cerrado todo él con celosía de yeso.

En el siglo XVI, el interior del templo se renovó según la estética renacentista, con bellas pinturas murales. Destacan especialmente las pinturas del tambor del cimborrio, un conjunto de figuras humanas desnudas, por lo que se le ha calificado como la ‘capilla sixtina del renacimiento español’. Este cimborrio es muy curioso ya que (leyendo de derecha a izquierda) aparecen muchos de los dioses paganos romanos y otras figuras como Paris y Helena. La interpretación es que en esa representación está el mal que lucha continuamente contra el bien.

El retablo y las pinturas al fresco son espectaculares y también el púlpito octogonal y el coro.

La última parte de la vista es el claustro y el pequeño museo que se ha instalado en él. El claustro fue realizado entre 1500 y 1529 y es una de las creaciones maestras de la arquitectura mudéjar aragonesa en la que destaca el complejo sistema de yeserías que recubren los ventanales.

Terminada la visita cruzamos el río y subimos por la calle Mayor (peatonal) hasta el barrio de la judería donde se encuentra el ayuntamiento, otra de las maravillas de Tarazona.

El edificio del Ayuntamiento fue edificado junto a la muralla, apoyándose en ella, entre los años 1557 y 1563 en la Plaza Mayor o del Mercado, para cumplir la función de Lonja, mirador de bueyes y graneros puesto que esta ciudad ya contaba con un edificio para las Casas del Concejo en la Plaza de la Magdalena, en el barrio del Cinto. Sin embargo, sabemos que ya a mediados del siglo XVII el edificio de la Lonja pasó a ser utilizado como Casa Consistorial propiamente dicha.

Siguiendo las características de toda Lonja, basadas a su vez en las de la arquitectura privada aragonesa, la de Tarazona contaba en su última planta con un “mirador” o galería de arquillos, con la función de falsa cuya estructura sirve para la protección del edificio, y rematado en un volado alero de madera. Desde este mirador la corporación municipal contemplaba los espectáculos taurinos que se celebraban con motivo de las fiestas patronales o de las particulares de cada gremio, así como de las manifestaciones religiosas, como el paso de la procesión del Corpus Christi por la plaza. Esta función de mirador de la Lonja fue perdiéndose a partir de los últimos años del siglo XVIII debido a la construcción de la plaza de toros sita al lado de la iglesia de la Virgen del Río, patrona de la ciudad. 

Al exterior el edificio presenta una decoración escultórica que lo hace único y original. No obstante, ha sufrido numerosas obras y reformas que han hecho totalmente diferente su estado actual del original. Pese a todo es un edificio espectacular.

Delante de él se han instalado las típicas letras gigantes con el nombre de la localidad (para la foto)

Tomamos un café en la plaza y bajamos por una de las calles de la judería para ver las “casas colgadas”, una serie de casas construidas con saledizos para ganar algo de espacio, en la que residían familias nobles y que forman un conjunto de viviendas edificadas sobre el adarve de la muralla del barrio del Cinto. Sus fachadas posteriores quedan colgadas sobre la calle Judería. Hoy las más antiguas son una ruina, de hecho, la calle que lleva a ellas está cortada al paso por peligro de derrumbe. Las nuevas no las hemos visto al no poder pasar por la calle desde las que se pueden ver.

Hemos pasado el resto de la mañana recorriendo las calles de la judería repletas de arcos, escaleras, recovecos y callejones hasta llegar al mirador de San Prudencio desde el que hay unas bonitas vistas de la ciudad con la catedral, la ermita de la Virgen del Río y la plaza de toros que es muy curiosa por su forma octogonal (debido a que en su construcción participaron ocho empresarios y cada uno hizo su parte); en su momento se utilizaba como plaza de toros y viviendas y sacaban dinero por ambos conceptos. Hoy día son sólo viviendas y el lugar al que se puede acceder por cualquier puerta.

Desde aquí, la parte más alta de la ciudad, comenzamos a bajar hasta donde hemos dejado el coche junto al río y volvemos a Fitero.

El resto de la tarde lo pasamos entre tratamientos de aguas, comida, piscina  y masajes.

 

Viernes, 2           ÁGREDA


Hoy hemos conocido la ciudad de Ágreda y nos ha gustado mucho, especialmente lo bien preparada que está para el turismo. Nos dirigimos al llegar a la oficina de información turística en el que una chica nos informó muy bien de todo lo que se podía visitar, horarios y precios, y nos dio un plano con una ruta marcada para no perdernos nada. Descubrimos con grata sorpresa que las calles están limpísimas, las fachadas cuidadas y hay muchas indicaciones para los diferentes monumentos.

Es sin duda la población más monumental de esta zona. Sus calles están salpicadas de templos y conventos del XVII, construcciones populares y casas solariegas. El pueblo es pequeño y en una mañana da tiempo de sobra para ver todo.

Algo que no nos gustó al llegar fue que la plaza Mayor, que es muy pequeña, estaba a rebosar de coches aparcados lo que desluce bastante; máxime cuando a 50 metros, junto a la iglesia, hay zona de sobra para aparcar gratis. Ahí dejamos nuestro coche.

Dimos unas vueltas por la plaza y tomamos un café en una de las terrazas, con coches por todas partes (bastante desagradable). La plaza Mayor data del siglo XVI y fue en su origen un lugar  de encuentro entre los cuatro recintos amurallados para lo que se cubrió el cauce del río Queiles mediante una bóveda de cañón que dio origen a la plaza. En ella se construyó el ayuntamiento de la villa en el mismo siglo. Destaca la galería superior, abierta en la fachada principal.

Tras la visita a turismo, comenzamos por la iglesia más grande del pueblo, junto a la plaza, la basílica de la Virgen de los Milagros, patrona de Ágreda. Es de estilo herreriano y se construyó entre 1554 y 1624; lo que más sorprende de ella es su gran tamaño y sus líneas sencillas y austeras. En la fachada no hay ningún elemento decorativo. El interior, también sobrio, está presidido por un retablo sencillo con la imagen de la patrona. Nos ha llamado la atención una capilla  con los techos y paredes de bonitos y recargados relieves, muy diferentes al resto.


A la iglesia se accede a ella por la derecha, por una puerta lateral y la entrada es gratuita (casi todos los monumentos en Ágreda sin gratuitos)

Desde aquí  entramos al barrio de la judería (siguiendo el plano, por un arco y enseguida queda a la derecha la antigua sinagoga que hoy es un restaurante que se llama La Sinagoga.

Continuando por esa misma calle hacia abajo se llega a una de las zonas más monumentales: el arco de Felipe II y el Palacio de los Castejón en el que se encuentran unos famosos jardines que se pueden visitar.

La puerta se encuentra adosada a uno de los torreones del palacio que data del siglo XVI y fue construida en 1573 para controlar posibles revueltas de moriscos. En ella destaca el escudo de los austrias del que cuelga el Toisón de Oro.

El palacio de los Castejón es el edificio más importante de la arquitectura civil de Ágreda y data del XVII. Hoy es un centro cultural, y se puede visitar sin problemas. Tras pasar la puerta se accede a un zaguán que da paso al patio de la casa que hace las veces de salón de actos (hay mazmorras y otras dependencias que están cerradas, a excepción de algunas que se utilizan como salas de exposiciones) Desde el patio se accede a los famosos jardines, una de las atracciones de la localidad. Los jardines son singulares y únicos jardines, recreados tal y como fueron ideados en el siglo XVI. Se dividen en dos espacios perfectamente diferenciados en cuanto al trazado: El Jardín Renacentista de Don Diego de Castejón y El Jardín de la Memoria. Destacan las plantas aromáticas y los nudos que forman los parterres.


Continuamos al ruta hasta hasta la puerta  del siglo X que se mantiene en perfecto estado y es un arco de herradura por el que se accedía al barrio moro. Desde aquí hay unas bonitas vistas de las huertas que los árabes aterrazaron para optimizar el agua y siguen igual a día de hoy.

El paseo continúa por el borde de la muralla hasta el  Arco Emiral (un arco del siglo VIII por el que se entraba a la alcazaba y que se conoce también como Puerta del Agua) que es una  fortificación presidida por el Torreón de La Muela  (declarado Bien de Interés Cultural en 1949), ambos situados junto a los restos de la mezquita. Estas edificaciones constituyen uno de los conjuntos más antiguos de arquitectura islámica de España.

Muy cerca de aquí se encuentra el Centro de Interpretación de Ágreda, de reciente construcción; moderno pero que no desentona en el conjunto. Es pequeño y cuenta con una original arquitectura. El museo, situado en la calle Mezquitas del «barrio moro», junto a la Muralla Árabe,  permite entender las transformaciones que ha sufrido la villa de Ágreda a lo largo de su historia. Cuenta con material visual como maquetas, pósters… y audiovisual sobre la historia de la localidad.

Llegamos a continuación a la plaza de San Miguel donde se encuentra el templo del mismo nombre, la iglesia de San Miguel. Aquí hay una chica muy joven que ofrece dar la explicación del templo que, por supuesto, aceptamos. Lleva sus apuntes y se le ve un poco cortada, pero pone muchísimo interés y será una buena guía.


El edificio actual es del siglo XVI, gótico. Fue levantado sobre uno anterior del que se conserva la antigua torre-campanario románica almenada del siglo XII. Su gran y única nave está sostenida por pilastras y encima de ellas, arcos apuntados con nervaduras góticas adornadas con los blasones del fundador. Destaca una cúpula estrellada donde se puede contemplar una joya del plateresco español, el retablo de San Miguel Arcángel, que es una maravilla. Seis capillas y ocho altares laterales fundados por las familias importantes de la Villa completan el templo. Una visita imperdible.

Hay que decir que todas las iglesias de Ágreda son gratuitas, pero en las principales, las que tienen una persona encargada para ofrecer explicaciones, se puede dejar un donativo en una caja que hay en la mesita de entrada donde está la chica.

Desde aquí callejeamos un poco pasando por delante del Convento de la Concepción, del siglo XVII, en cuya iglesia se conserva el cuerpo incorrupto de Sor María de Jesús 8consejera de Felipe IV) Hay un museo dedicado a su vida y obra  y también se puede visitar la casa natal, pero no tuvimos tiempo.

También pasamos ante el Convento de las Agustinas, que parece cerrado, en el que destaca la cornisa mudéjar y una torre maciza.

Lo último que visitamos es la iglesia de la Peña,  la más antigua conservada en Ágreda, consagrada en 1193. Su peculiaridad radica en el hecho de poseer dos naves, ambas cubiertas por bóveda de cañón, siendo, por tanto, uno de los escasos ejemplos de templo románico con doble nave. Desde 2002 la iglesia de Nuestra Señora de la Peña acoge el Museo de Arte Sacro de la comarca.

Aquí también encontramos una chica bastante joven, hermana de la anterior, que se ofrece a e El Museo, que se ubica en la propia iglesia que ya no se destina al culto, posee un doble objetivo: conservar el patrimonio (hay piezas de otros pueblos de la zona)  y brindar la oportunidad de su disfrute con su contemplación.

Entre las muchas obras que se exponen, destaca una talla románica de la Virgen de La Peña, la pila bautismal románica de una sola pieza con arcos entrelazados, el retablo anónimo de Nuestra Señora de la Peña del siglo XVIII o las dos magníficas predelas (parte inferior de un retablo) y una tabla con la Trinidad (ambas del siglo XV)

Desde aquí volvemos a la plaza Mayor y regresamos a Fitero donde pasamos la tarde metidos a remojo (entre baños y piscina)

Ágreda es, sin duda, la localidad que más nos ha gustado de las que hemos visitado en este viaje.

 

Sábado, 3            TUDELA


Hoy es nuestro último día en el balneario y pasamos la mañana en un pueblo que está muy cerca de Fitero pero al que no hemos ido porque se encontraba en fiestas, Tudela. Por fin han acabado y han abierto algunos de los edificios que queríamos visitar.

El centro de Tudela es peatonal. Nos dirigimos en primer lugar a la oficina de turismo que está en la Plaza de los Fueros. Allí nos dan un plano y nos explican un poco lo que se puede ver.

Recorremos la plaza que es el corazón de la ciudad, muy bonita y coqueta, y con mucho ambiente. Fue desde su construcción en el XVII  coso taurino, de ahí las tauromaquias que adornan parte de los azulejos de la plaza. Además, todas  las fachadas de las casas que la rodean muestran escudos de los pueblos de la Ribera en la planta tercera y de familias ilustres (dueños de las casas), en la primera. Gran parte de ellos son de cerámica policromada y algunos en piedra tallada. Todos son recientes; se colocaron entre 1966 y 1971.

En el segundo y tercer piso hay balcones salientes corridos para la visualización de los espectáculos. En el cuarto, los balcones son independientes y sin voladura. Todos ellos poseen balaustradas de hierro pintadas en color verde (antes, en rojo). El edificio que más destaca en la plaza es la Casa del Reloj, testigo de excepción de todos los acontecimientos de la ciudad. En uno de los lados se pueden ver las fachadas de la Iglesia y el Hospital de Nuestra Señora de Gracia, de 1549 que fueron remodeladas y se integraron en la dándole uniformidad al espacio urbano. Una modificación importante tuvo lugar en 1941 al incorporar unos porches en el piso inferior para conseguir mayor amplitud. En el centro hay un kiosko de música. Es una plaza muy agradable.

Desde aquí nos dirigimos a la catedral de Santa María, uno de los imprescindibles de la localidad, declarada Monumento Nacional en  1884, junto a ella se encuentra el Museo de Tudela en el Palacio Decanal o Casa del Deán.


Para visitar la catedral hay que acceder a ella a través del museo que se encuentra en un lateral (está bien señalizado). Se puede entrar cuando acaba el culto, pero sólo dejan unos minutos y prácticamente obligan a entrar al museo si se quiere ver con detenimiento.

La catedral de Tudela  fue antigua colegiata del municipio y comenzó a construirse hacia el año 1180 siguiendo las normas de la arquitectura cisterciense y aprovechando los restos de una antigua mezquita. Tiene tres puertas de acceso siendo la más vistosa la Portada del Juicio Final, mezcla de románico y gótico. Muy hermosa.

El museo merece la pena y, además de numerosas esculturas, contiene  una interesante colección de orfebrería. Para ser un museo de arte sacro (que suelen ser iguales y aburridos) éste es muy interesante y expone piezas preciosas. Por lo demás, como todos los museos religiosos. El precio incluye la entrada a la catedral y al claustro, además del museo. Cuesta 4€. También se ofrecen visitas guiadas. Horarios y contacto en https://turismotudela.com/portfolio/catedral-tudela/

Desde el museo se accede al claustro románico que fue levantado a finales del S. XII y en cuya ejecución intervinieron al menos tres escultores. Llaman la atención los hermosos capiteles de las columnas con pasajes del Nuevo Testamento, muy bien conservados.  Ahora bien, todas las columnas están tapadas con estores por lo que no se ve bien el jardín interior y además entorpece muchísimo la vista del conjunto propio claustro. Suponemos que será sólo en verano para proteger los capiteles.

Damos unas vueltas y observamos los objetos expuestos en los corredores, y aún tenemos que esperar un rato sentados para poder entrar al templo ya que en horario de misa no se permiten visitas y se cierra la catedral por este acceso.

El interior es impresionante  pero lo que más nos ha llamado la atención es la barroca capilla de Santa Ana, patrona de la ciudad. Aparte de la belleza de los adornos y tallados por toda ella destaca una hermosísima cúpula.


También es interesante el coro de 86 asientos cuya silla central oculta un curioso grabado. Parece ser que el artista tuvo algún problema con el pago de la obra y esculpió dos cuervos picando los ojos de una cabeza humana, en clara alusión al refrán: «Cría cuervos y te sacarán los ojos». Por último, la reja del coro y el rosetón de la fachada son preciosos.

Finalizada la visita a Santa María, nos dirigimos a dos de los palacios más bellos de Tudela: El Palacio del Marqués de San Adrián y el Palacio del Marqués de Huarte, ambos son hoy edificios públicos y se pueden visitar de forma gratuita.

El primero al que llegamos es el Palacio del Marqués de San Adrián, hoy sede de la UNED y de la EOI. Es el mejor palacio renacentista de Navarra ya que tiene un poco de todo: patio de luces, alero espectacular, murales y siglos de historia en la que aparece el mismísimo Goya, que retrató al marqués y cuya obra podemos ver en el Museo de Navarra.  

Se trata de un monumental edificio de ladrillo de dos pisos y ático en galería. Su sobria fachada está rematada por un espectacular alero de madera muy ornamentado.

En el interior, todo el edificio se articula en torno a un patio cuadrado organizado en dos alturas. Éstas se comunican mediante una colosal escalera que está decorada con unos frescos renacentistas maravillosos que se encuentran totalmente restauradas y que están realizados en un único tono, el gris; de ahí su nombre, grisallas. Son excepcionales y originales tanto en su técnica como en su temática ya que en España son escasos los conjuntos mitológicos bien conservados; en estos  se representan diosas de la antigüedad clásica junto a mujeres heroínas de la antigüedad grecorromana.

Finalizada esta visita nos dirigimos al Palacio del Marqués de Huarte, que hoy alberga la Biblioteca Pública y el Archivo de la Ciudad pero que en otros tiempos fue residencia de insignes personalidades que visitaron Tudela como Carlos IV, Fernando VII o Isabel II de Castilla. Lo primero que llama la atención es la fachada y  la exuberante decoración pictórica de figuras y motivos vegetales que rodea las ventanas y balcones.

En el interior lo más destacable es la impresionante doble escalera imperial, considerada la más bella de Navarra. Subimos por ella y desde ahí se pueden obtener perspectivas diferentes del palacio, realzadas por los juegos de luces que se crean para acentuar el efecto barroco del inmueble. Arriba encontramos una bóveda que cubre el patio con una magnífica linterna y cuatro elementos colgantes que caen del techo, de los que penden unos amorcillos barrocos.


En la planta baja hay un pequeño museo que exhibe una hermosa berlina del S. XVIII perteneciente a los marqueses de San Adrián.

Por último, queríamos visitar la Casa del Almirante,  un edificio palaciego construido entre los años 1520-1560 del que curiosamente se desconoce el origen del nombre. Por desgracia no pudimos visitarlo porque se encontraba cerrado. ¡En el mes de julio que es cuando se supone que hay más turismo!

Nos dirigimos al coche para acercarnos al puente del Ebro y subir después al mirador donde se yergue una enorme estatua del corazón de Jesús (algo similar aunque más pequeño al de Río de Janeiro). Al llegar al aparcamiento nos encontramos al controlador de hora de zona azul que estaba haciendo fotos al coche y rellenando el impreso de la multa. Le preguntamos cuánto nos habíamos pasado de hora (teníamos ticket por el tiempo máximo permitido) y muy amable nos dijo que nos fuéramos y no nos multó. Fue un detalle que nos sorprendió e hizo que nuestra visita a Tudela nos dejara muy buen sabor de boca (lo que no habría ocurrido con una multa de aparcamiento).

El puente tiene una longitud de 360 metros distribuidos en 17 arcos. Se construyó en la Edad Media probablemente sobre una construcción previa musulmana, y a lo largo de su historia ha sufrido múltiples remodelaciones. Aunque la tradición asigna al rey Sancho VII el Fuerte (s. XII) como promotor de esta magnífica obra, no se sabe si es una reconstrucción de uno anterior musulmán, tal vez de la época de la fortificación de la medina tudelana por Amrùs ben Yusuf (s. IX)

En sus orígenes, el puente del Ebro contaba con tres torreones de vigilancia, uno en cada extremo y el de mayor altura en el centro. En el siglo XIX desaparecieron y en su lugar han colocado farolas. En 2022 concluyeron los últimos trabajos que han cambiado por completo su imagen tras una inversión que superó los 1,5 millones de euros.

A nosotros son nos ha parecido un puente especialmente bonito; hemos visto en internet fotos del puente antiguo y era mucho más bello que el actual, aunque los desperfectos que presentaba amenazaban su estructura y eso ha exigido las acciones acometidas.

Dejamos el puente y subimos por el cerro de Santa Bárbara hasta el Mirador en coche por una estrecha carretera que finaliza en un parking a los pies de la estatua del Sagrado Corazón. Desde el mirador hemos disfrutado de unas hermosas vistas del valle del Ebro, del río, el puente que lo cruza y la ciudad.

Finalmente,  hay que comentar que Tudela ha sido sede de Festivales Internacionales de arte urbano. De hecho, algunos edificios, como el Mercado de Abastos que pudimos ver, están también decorados con grafitis. En este blog:  https://semecaelacasaencima.com/arte-urbano-tudela/ se indica una ruta muy detallada, con un recorrido de 4 kms., para ver los murales de las ediciones pasadas.


El mirador ha sido nuestra última parada en Tudela; no hay más tiempo. En fin, nos han quedado bastantes cosas por conocer (palacios, iglesias, callejas, ruta de los grafitis…) y es una ciudad que nos ha encantado, así que será necesaria una segunda visita para recorrerla con menos prisa.

De vuelta a Fitero, comemos y al agua otra vez. Mañana saldremos temprano para llegar pronto a Albacete

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