NUEVA YORK (Navidad, 2017)

Aunque este año ya nos habíamos hecho a la idea de que no íbamos a encontrar viaje para Navidad, al final, hemos podido coger "in extremis" unos billetes con Air Europa para Nueva York, más caros que a precio normal pero nada descabellado (como lo que veníamos viendo días atrás que sobrepasaba con creces los 1000€ en vuelos directos) ya que en total han sido 800€ que está bastante bien dadas fechas, que es directo y tiene un horario genial (salida de Barajas a las 15:20 y llegada al JFK a las 18:05; la vuelta, salida del JFK a las 22:05 y llegada a Madrid sobre las 11:20) 
En fin, que de manera un poco precipitada hemos organizado el viaje en dos días. 


Hemos cogido un hotel (apartotel, realmente, ya que hay cocinita americana en las habitaciones) con desayuno incluido, Staybridge Suites Times Square que tenía unas críticas buenísimas en Tripadvisor, muy cerca de Times Sq. y justo al lado de la estación de autobuses de Port Authority; hemos reservado también por internet billetes de ida y vuelta para el shuttle del aeropuerto que tiene paradas en las 4 estaciones principales de la ciudad. (Ver crítica del hotel en TrpAdvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g60763-d1465162-r553810392-Staybridge_Suites_Times_Square_New_York_City-New_York_City_New_York.html#CHECK_RATES_CONT) El precio está muy bien y al hacerlo por internet se ahorran unos euros; además, si se baja la aplicación (NYC Airporter.com) y se hace a través de ella se aplica otro descuento más, así que nos ha salido a unos 10€/persona cada trayecto (merece la pena pues la otra forma económica de llegar a Manhattan es coger el tren (5€) hasta el metro y ahí tomarlo (2,5€) hacia el centro). Además el bus es directo, tiene parada en las 4 terminales del JFK y pasa cada media hora.
Bueno, pues si nos sale todo bien, tenemos todo resuelto. Incluso hemos sacado ya entradas para el famoso espectáculo navideño de las Roquettes en el Radio City Music Hall para el día de año nuevo.

Jueves, 28 de diciembre

Salimos por la tarde hacia Madrid para dormir y dejar el coche en el SHS Aeropuerto, como siempre.
Llegamos bien aunque el viaje se hace largo porque hace un tiempo horrible, con mucho viento, lluvia... Aparcamos, cenamos, vemos la tv un poco y nos acostamos. Mañana tenemos incluido el desayuno y reservado el traslado al aeropuerto a las 12:00.

Viernes, 29 de diciembre

Tras el desayuno nos enteramos de la noticia de que han detenido al sospechoso de la desaparaición de Diana Kerr por un nuevo intento nuevo de secuestro de otra joven que lo ha denunciado y dado datos del coche y la matrícula. 
Llegamos a la T1 en unos minutos y con tiempo de sobra ya que, dadas las fechas, esperábamos caos y multitudes; pero sorprendentemente el aeropuerto está extremadamente bien organizado y todos los trámites son realizados con diligencia. 
Pero el avión sale con casi una hora de retraso aunque aterrizamos en el JFK solo 20 minutos más tarde de la hora prevista. Las maletas tardan una eternidad en salir y el autobús, siendo la opción más cómoda, ha resultado ser la más lenta, especialmente en hora punta. Tardamos en llegar al hotel 2 horas; es tarde y estamos cansados y con jet lag, así que bajamos a dar una vuelta por los alrededores, nos comemos una hamburguesa en Mc. Donalds y nos acostamos.

Sábado, 30 de diciembre

Tras el desayuno nos lanzamos a la calle, pese al nevazo que está cayendo. Nuestro hotel está en la calle 40, a dos pasos de Times Square que es lo primero que visitamos y donde sacamos una metrocard para 7 días que sale muy a cuenta y sirve para metro y buses. 
Dedicamos la mañana a pasear por los lugares más emblemáticos como Times Sq., la 5ª Avenida, Rockefeler Plaza con su árbol y su pista de patinaje, La Public Library, la decoración navideña de las tiendas más conocidas como los almacenes Sacks de la 5ª o la iglesia de San Patrick. 





Desde ahí nos vamos en metro a la calle Cornelia con Bleecker, a comer a un local que nos encanta: El Pearl Oyster, que aunque ha subido bastante los precios sigue tan encantador como siempre y su sopa de almejas de Nueva Inglaterra sigue siendo exquisita:
-New England Clam Clowder with snoked bacon...$10
-Prince Edward Island mussels with wine, mustard cream...$16
-Copa de Rioja (o cualquier tinto)...$11
-Cerveza...$8
Terminada la comida nos acercamos a una cafetería-pastelería cercana y muy conocido en la ciudad, Rocco's, a tomar un café. Estaba hasta la bandera.
Volvemos al hotel a descansar un rato y entar en calor y pasamo el resto de la noche paseando por Bryant Park, su pista de patinaje y los muchos puestecitos del mercadillo de Navidad que se instalan en él.
Nos hacemos una foto delante de la fuente que está completamente congelada, incluso ha salido la noticia y la foto en el periódico. De hecho dicen que es la mayor ola de frío de los últimos 100 años.


De vuelta nos metemos a tomar un chocolate caliente en un Starbucks

Domingo, 31 de diciembre

Hoy toca subir a Harlem para participar en una misa gospell (uno de los imprescindibles de este viaje ya que nos gustó la experiencia que disfrutamos en un viaje anterior)
Nos encanta este barrio; tiene el encanto del Nueva York original. Y asistir a una misa gospel es una experiencia que nadie que venga a la ciudad debería perderse. Hemos seguido indicaciones de otros viajeros en algunas webs y nos hemos acercado a la Antioch Baptist Church, en la calle 125, nº 515 W. No nos ha gustado mucho, de hecho, nos hemos salido antes de terminar. El servicio ha sido un poco pesado y no había coro sino unos cuantos jóvenes de la comunidad que animaban la ceremonia. Los cánticos, regulares. Nos gustó muchísimo más la que vimos en otra ocasión en Bethel Gospel Assambly (26E de la calle 120) y, además, la parte del barrio en la que se ubica es preciosa, toda con las típicas casas neoyorkinas.
Huyendo del tedioso servicio, deambulamos un poco por la calle 125, el corazón de Harlem, y pasamos por donde se encuentra el famoso teatro Apollo, el primero que se abrió en la ciudad para negros. Como está abierto, pasamos a echar un vistazo.


Buscamos para comer un local que nos recomendaron unas amigas de NY, al parecer bastante famoso, llamado Red Rooster (125 con Lenox) que está hasta los topes y con colas fuera para coger mesa; el sitio es chulo pero no queremos esperar y vamos al de al lado, Chef no sé qué, pero también hay media hora de espera. Continuamaos paseando por la zona buscando un lugar para comer y damos con Olive Garden, Italian Kitchen, un descubrimiento altamente recomendable, de hecho, es enorme y estaba a rebosar de gente del barrio (125 con Lenox, en la primera planta del edificio Burlington, que es un centro comercial) Es un local muy grande pero muy acogedor, con luz y música suave, sillas y sofás cómodos, manteles y servilletas de tela y con cubiertos limpios para cada plato. Una pasada!! El servicio, impecable con un trato exquisito, y la carta también en español. Una extensa carta de vinos. No es una pizzería ni mucho menos; se trata de un local de comida italiana de todas las zonas. En cada mesa hay una pequeña tablet para ver la carta, llamar a la camarera...
Ofrecen un menú de sopa Toscana, ensalada y pan a $9 que está genial y se puede repetir las veces que se quiera. 


Estaba todo lo que comimos riquísimo. Al terminar, pedimos dos expresos que tardaron mucho en servirnos; cuando los trajo la camarera nos dijo que había hablado con su jefe y que por haber tardado nos pedía disculpas, no nos cobraba los cafés y nos invitaba a un postre: nos presentaron un tiramisú casero gigante para los dos que estaba de muerte. Y no nos salió nada caro incluyendo el 20% de propina que le dimos a la camarera que era un encanto (había estudiado en su colegio español e intentó hablar nuestra lengua todo el tiempo, además)
Desde allí cogimos el metro y fuimos al hotel para ver la información que habíamos visto por casualidad en internet de un concierto gratis de Nochevieja con velas, y que resultó ser en la catedral de San Juan, El Divino, al lado de la Universidad de Columbia. 
Se trata de un concierto-recital lírico que inició Leonard Bernstein y que se ha convertido en una tradición: El Concierto por la Paz se llama. En un principio, la gente llevaba sus propias velas pero ahora en cada silla dejan un programa y una vela para los asistentes.



El programa ha sido regularcito, un poco aburrido; pero el ambiente, muy bueno. Como habíamos leído en la web que había que llegar con antelación para coger sitio, ya que es gratis, estábamos en la puerta a las 16:30, pero no abrían hasta las 17:00 así que nos fuimos a tomar un chocolate a una cafetería vintage que había cerca, The Pastry Hungarian Shop, que estaba hasta la bandera. Es muy acogedora y la pastelería, de escándalo, pero el chocolate era agua con cacao.
A las 17:30 accedemos a la catedral y nos colocamos en un buen sitio teniendo en cuenta que la mitad de delante está reservada para los que lleven invitación y la de atrás es gratis.
Realmente fue una pseudomisa ya que hubo sermón, nos dimos la paz, pasaron el cestillo, etc. Lo mejor fue el final cuando todo el mundo encendió las velas y cantaron juntos una canciónde por la paz paz que, al parecer, todos conocían.
Terminado el concierto y con un frío de muerte cogemos el metro de vuelta. Paseamos un poco por la zona de los aledaños de Times Square y vemos que tanto la plaza como todos los alrededeores están vallados y tomados por la policía; incluso en las estaciones de metro están vigiladas por bastantes polis con metralletas. 


Incluso hemos oído en las noticias que hay apostados francotiradores en todas las zonas posibles de Times Sq. y está absolutamente controlado quién entra y sale de la plaza.
Al llegar al hotel, un guardia de seguridad nos pide en la entrada los nombres y nº de la habitación para poder entrar ya que al estar tan cerca de Times Sq. el control se ha extendido a todos los edificios de la zona.
Mañana veremos la fiesta; por hoy, ya está bien.

Lunes, 1 de enero del 2018

Ya hemos pasado del 7 al 8. Creo que el 8 es el número que se considera de buena suerte en China.
Al salir a la calle nos llama la atención que no parece que anoche pasara nada en la zona. Es sorprendente que con la que se montó anoche aquí, no quede ni rastro.
Para hoy habíamos planeado ir al puente de Brooklyn, pero hace tantísimo frío que no lo vamos a recorrer sino que daremos una vuelta por el Promenade, un paseo muy agradable en verano desde el que hay unas vistas fabulosas del puente de Brooklyn y los rascacielos de la gran manzana, haremos unas fotos y ya está.
La llegada hasta Brookyn se complica un poco pues el metro que llega justo hasta el Promende (línea 3, en la que íbamos) está cortado por obras y nos hacen bajar y buscar alternativa; lo mejor es tomar otra línea a Union Square y allí coger alguno de los que bajan a Brooklyn. Eso hacemos, pero salimos a dar una vuelta por Union Sq. que es una de nuestras zonas preferidas de la ciudad, pese a que con las gélidas temperaturas que está haciendo, se ve bastante desangelada.
Volvemos al metro y ahora sí, llegamos a Brooklyn (estación de Borough Hall) pero aún tenemos que andar un rato para llegar al río. Pasamos por la famosísima pizzería Grimaldi (y ha había cola esperando hasta las 14:00 que abren y para lo que falta más de una hora) donde queremos venir algún día a comer y llegamos al promenade. Hay algunos turistas haciendo fotos y al borde de la congelación, como nosostros. Tomamos unas instantánes y damos unas vueltas apreciando las hermosas vistas del puente con los rascacielos al fondo para después, a paso rápido, iniciar la vuelta. 


Por el camino intentamos coger sitio para picar algo en algunos de los locales que encontramos hasta la estación, pero todo el mundo ha pensado lo mismo y todos están a rebosar y con colas en la puerta. Como no vamos a hacer en Nueva York cola en la calle a -12°C, cogemos el metro y volviendo al hotel nos topamos con un Mc. Donalds -¿qué sería de los sufridos turistas sin Mc. Donalds?- y allí comemos.
Desacansamos un rato y a las 15:30 salimos hacia The Radio City Music Hall, donde tenemos entradas para el famoso espectáculo navideño de las Roquettes.
El Radio City Music Hall es un enorme teatro ubicado en el Rockefeller Center; es considerado el más importante del país y recibe el apodo de "Showplace of the Nation". Fue inaugurado el 27 de diciembre de 1932 y, durante un tiempo, fue considerado como el primer destino turístico de la ciudad de Nueva York. 
Con sus 5.931 asientos da cabida a casi 6000 espectadores. Fue diseñado por Edward Durell Stone en estilo art decó. En el interior, los arcos del proscenio unen el gran auditorio, lo que le aporta una sensación tanto de intimidad como de grandeza. La decoración interior fue creada por el diseñador Donald Deskey. Los diseños geométricos de art decó incorporan vidrio, aluminio, cromo y cuero en los adornos para los revestimientos de pared, alfombras, lámparas, y muebles del teatro. La verdad es que es un espacio impresionante.


En Navidad se representa desde 1933 el "Radio City Christmas Spectacular", un espectáculo musical que incluye además números en realidad 3D (para lo que entregan unas gafas al entrar) y otros increíbles con proyecciones por paredes y techos. El espectáculo está protagonizado por The Rockettes, una reconocida compañía de baile de precisión, fundada en 1925.
Nos ha encantado y es algo que merece mucho la pena.




La función ha durado 90 minutos y al salir hemos dedicado el resto de la tarde a pasear por la zona de Fifth Avenue y a ver la decoración navideña especialmente de los almacenes Saks en cuya fachada se proyecta un enorme castillo de cuento con luces y música, y todos los escaparates recrean fragmentos de cuentos infantiles con muñecos articulados. Como Cortilandia, vamos. Damos unas vueltas también por la plaza Rockefeller y la pista de patinaje para ver el ambiente y luego paseamos un rato por la 5ª Avenida que está a rebosar de gente entre turistas y neoyorkinos.
De vuelta al hotel pasamos de nuevo por Bryan Park y por el mercadillo que se ve adornado con el Empire State al fondo, iluminado en rojo y verde como un árbol de Navidad; nos encanta esta zona.

Hacemos una parada en The Whole Food, una cadena de supermercados muy estilosos y ecológicos donde puedes, además de comprar comida de todo tipo, tomarla allí mismo. Compramos una sopa y pizza y cenamos. Es una buena opción y no muy cara.

Martes, 2 de enero

Hoy ha amanecido el día con un sol radiante y un frío pelón. Después del desayuno cogemos el metro hasta Battery Park para tomar el ferry gratuito a Staten Island que pasa justo al lado de la estatua de la Libertad y es una buenísima opción para verla, sacar unas fotos y pasear en barco sin gastar nada. No en vano este ferry transporta 22 millones de pasajeros al año.


Si se hace este recorrido en verano, se puede dar un paseo por la zona de Staten Island, pero en invierno y con un frío espantoso nosotros hemos bajado del ferry y, sin salir de la terminal, subido al de vuelta.
De nuevo en Manhattan hemos dado un paseo por Wall Street y el distrito financiero que está al lado y después hemos cogido el metro con la idea de subir a las 15:30 (para ver la puesta de sol) al Top on the Rock, pero había una cola enorme y para hoy solo quedaban tickets a partir de las 18:00 así que hemos sacado entradas para mañana que al parecer también será un día claro y soleado y habrá buenas vistas desde lo alto del edificio. El precio por subir a contemplar los rascacielos desde uno de ellos es un poco cara: $32


Entre unas cosas y otras -especialmente el tiempo que hemos estado haciendo cola- se ha hecho la hora de comer y nos ha costado encontrar un sitio ya que estaba todo hasta los topes. Finalmente, hemos comido estupendamente en un restaurante dentro del Rockefeller Center, al lado de la pista de hielo, Cucine & Co.: yo, sopa de almejas de Nueva Inglaterra y Domingo, ensalada César.
Al terminar hemos dado un paseo por la zona ya que de día no habíamos venido todavía y hemos visto que ya estaban quietando todos los adornos navideños, incluidos los de Sacks -¡menos mal que vinimos anoche a verlos!-
Hace mucho frío y cada vez baja la temperatura más así que decidimos ir al mercado de Chelsea que está a cubierto. El mercado se encuentra en la 9th Avenue con la 15th street y está ubicado en una antigua fábrica de Nabisco, en concreto en esta fábrica fue donde se inventaron sus famosas Oreos. En un increíble ejercicio de rehabilitación, la antigua fábrica se ha convertido en un precioso edificio de oficinas, y en las plantas más bajas se sitúa el mercado donde se puede comprar todo tipo de cosas y parar a comer o cenar. 


Es muy recomendable darse una vuelta por el complejo admirando ciertos detalles que han dejado de la antigua fábrica y aprovechar para comprar algo o comer. Hay una enorme variedad de locales con comida (todo delicatessen) de todo tipo. Nos tomamos un café y unas cookies con trocitos de chocolate. Recorremos las galerías y tiendas de este original mercado, especialmente Antropology que es una de mis tiendas preferidas de moda, y nos compramos para rematar la visita un halva de nueces (Sweet pecans) en un puesto llamado Seed+Mill que ofrece todas las variedades imaginables de este dulce. El halva es un dulce típico de Oriente Medio basado en una pasta de sémola con otros ingredientes; se parece mucho a nuestro turrón.
Con fuerzas recobradas y habiendo entrado en callor nos vamos en metro a ver el edificio Flatiron y desde ahí continuamos paseando por Broodway hasta nuestro hotel. 

Cuando pasamos por Union Square nos llevamos una gran desilusión: han cerrado el Republic, un local de comida asiática que nos encantaba y que llevaba abierto 20 años; pensábamos comer en él uno de estos días y nos hemos quedado de piedra cuando hemos visto el cartel que anunciaba el cierre y daba las gracias a los clientes por su fidelidad (que no ha debido de ser tan de agradecer cuando han tenido que cerrar. ¡Qué pena!
Tanto la avenida de Broodway como las tiendas que la flanquean están animadísimas a esa hora y entramos en varias de ellas que venden cosas curiosas y originales para echar un vistazo. En una  vendían rollos de papel higiénico con la cara de Trump como dibujo. 😄😄😄
Al llegar al hotel  decidimos descansar un rato y más tarde bajamos a tomar algo a un local de los alrededores. Nueva York, la ciudad que nunca duerme, está además siempre comiendo. Hay millones de locales de comida que están abiertos casi las 24 horas, y siempre con clientes. Cenamos en uno de ellos.

Miércoles, 3 de enero

Hoy por la mañana visitamos el MoMA, Museum of Modern Art, que aunque ya conocemos nos apetecía volver a visitar.  Pasamos la mañana recorriendo sus cinco plantas repletas de obras impresionantes. Este museo fue fundado por las filántropas estadounidenses Lillie P. Bliss, Mary Quinn Sullivan y Abby Aldrich Rockefeller, esposa de John D. Rockefeller Jr., para «ayudar a la gente a entender, utilizar y disfrutar de las artes visuales de nuestro tiempo» y abrió sus puertas al público el 7 de noviembre de 1929.


Es considerado uno de los santuarios del arte moderno y contemporáneo del mundo, constituyendo, a juicio de muchos, una de las mejores colecciones de obras maestras. En su interior, el MoMA alberga obras maestras de la pintura como Noche estrellada de Van Gogh, Broadway Boogie Wogie de Piet Mondrian, Las señoritas de Avignon de Picasso, La persistencia de la memoria de Salvador Dalí y obras de artistas norteamericanos de primera fila como Jackson Pollock, Andy Warhol y Edward Hopper. También está Rousseau, que me encanta.


De las primeras vanguardias del siglo XX, el MoMA conserva obras clave de Pablo Picasso, Marc Chagall, Kandinsky, Mondrian, Henri Matisse, etc. Tiene un Jardín de Esculturas con obras Auguste Rodin, Alexander Calder, Louise Nevelson, Pablo Serrano y Aristide Maillol, además de una sala de cine. El MoMA posee además importantes colecciones de diseño gráfico, diseño industrial, fotografía, arquitectura, cine e impresos.


Al salir, comemos en Barilla, un restaurante que ofrece especialidades de pasta de esta conocida marca y que está cerca del edificio Rockefeller donde tenemos entrada a las 15:10. 
Llegamos al Rock con bastante antelación pensando que habría muchísima cola, y la había, pero estaba perfectamente organizado el acceso y hemos entrado en punto, aunque hemos tardado en llegar arriba más de media hora. Pero una vez allí merece la pena muchísimo pagar 32€ por la experiencia de contemplar una de las vistas más espectaculares de la Gran Manzana. 


Las vistas son mejores que las que se ven desde el Empire State; si hubiera que elegir entre los dos, son duda hay que elegir el Top on Rock. Si se sube en invierno, hay que coger la visita entre las 15:00 y 15:30 que es la mejor hora para ver atardecer desde las alturas. 


En nuestro caso, ha sido perfecto y, además, nos hemos esperado arriba hasta que se ha hecho de noche y se han encendido las luces en todos los rascacielos. Impresionante. Lástima no haber llevado la cámara de fotos porque con el móvil, siendo bonitas, no son tan espectaculares.



Al bajar nos hemos tomado un chocolate caliente y después hemos cogido el metro para ir a China Town y Little Italy, lls dos barrios que quedan a un lado y otro de Canal St. Recorremos sus calles que están muy animadas a esas horas (como todo en NY a cualquier hora), en el caso de Little Italy con muchísimos restaurantes y en el de China Town con todas las tiendas,  y volvemos a Times Sq. donde compramos unas sopas en un deli para cenar en el hotel.
Al llegar a la habitación encontramos una carta que nos han echado por debajo de la puerta en la que nos dice la dirección que hay aviso de tormenta ártica -hablan de ciclogénesis explosiva- por parte de las autoridades y que es posible que parte del personal no pueda venir y que no se puedan arreglar las habitaciones. 
Ponemos un poco la tv para ver las noticias y no hacen nada más que avisar de la enorme tormenta que se prevé y del estado de emergencia que probablemente se vivirá mañana en NY. El alcalde acaba de decretar el cierre de todos los colegios. Hay avisos constantes a la población de que no salga mañana a la calle y no conduzca si no es estrictamente necesario.

Jueves, 4 de enero

Ya ha llegado el ciclón invernal. Nos levantamos y fuera hay una tormenta espectacular con mucha nieve y vientos huracanados. La ciudad está prácticamente paralizada y el barrio de Brooklyn ha sufrido un corte de energía. Da miedo. Hemos desayunado con la idea de salir después a ver qué tal está Times Square con la nieve, pero hay un viento tan fuerte y nieva tanto que hemos desistido y nos quedamos en el hotel viendo la tormenta desde la ventana de la habitación. Prácticamente todos los vuelos en los tres aeropuertos de NY han sido cancelados. Tenemos la tv puesta y seguimos las noticias para ver cómo va la cosa; están llamando a esta tormenta "bomba meteorológica".
Pasamos la mayor parte de la mañana siguiendo las noticias en la tv. 

Sobre las 13:00 nos decidimos a salir a dar una vuelta luchando contra los elementos. Andar por la calle era muy, muy complicado porque el viento era tremendo y no paraba de nevar. El ciclón invernal ha atacado con fuerza.


El centro de la ciudad estaba prácticamente intransitable pero, aun así, la gente se había lanzado a la calle y había menos coches, pero no estaba desierta.
Las máquinas quitanieves de todo tipo se movían frenéticamente por aceras y carreteras, y cientos de operarios con palas retiraban como podía la nieve que se acumulaba con rapidez y que había alcanzado en poco tiempo el medio metro.



El frío no era muy intenso, pero lo desagradable de la nieve que con el viento parecía agujas clavándose en la cara hacía crecer las ganas de ponerse a cubierto. Entramos en la estación de Port Authority para dar una vuelta por las tiendas esperando que amainara un poco el temporal, y comprobar dónde se sitúa la parada del bus que tenemos que tomar pasadomañana para ir al aeropuerto. 
Salimos de nuevo a la intemperie pero sigue siendo un horror así que nos instalamos en una mesita de una cafetería cercana a tomar un café. Y como sigue el nevazo, nos vemos obligados a ponernos a cubierto, así que compramos algo de comida en un deli y nos subimos a la habitación. 
Para mañana avisan de temperaturas horriblemente bajas, como unos -20°C.
A lo largo de la tarde, la nieve deja de caer pero el viento no, de soplar. Sobre las 20:30 nos atrevemos a salir a la calle y la sorpresa es enorme ya que la ciudad ha recuperado casi la normalidad, al menos en nuestra zona que son los aledaños de Times Sq. 


Aún queda bastante nieve, pero las aceras están casi limpias y el tráfico se ha restablecido. Hay mucha gente por la calle paseando y haciendo fotos pese a que el frío es muy intenso. 


Al parecer, hay otros barrios de NY y otras muchas zonas del estado que aún tienen bastantes problemas. 


Paseamos un rato por los alrededores y acabamos cenando en el Mc. Donalds de Times Sq. Al borde de la congelación volvemos al hotel.

Viernes, 5 de enero

Después de la tormenta llega la calma. Salimos a la calle después del desayuno y hace un frío espantoso.
Hemos pensado ir a la zona de Williamsburg para ver la parte norte que es el barrio moderno y alternativo y la zona sur que es el barrio de los judíos ortodoxos. 


La zona al norte del puente de barrio de Williamsburg  es como una ciudad universitaria pero sin campus ni facultades. Actualmente es el imán bohemio de Nueva York, atrayendo a jóvenes artistas, músicos, escritores y diseñadores gráficos. En otros tiempos, fue una zona obrera colonizada por inmigrantes latinoamericanos, pero ha cambiado de ambiente y se ha poblado de restaurantes cool. La mayor parte del barrio se extiende a lo largo del East River, al norte del Williamsburg Bridge. Según algunas webs de viajeros en internet, la avenida principal es Bedford Ave, repleta de cafeterías, tiendas y restaurantes, sobre todo entre N 10th St y Metropolitan Ave., pero nosotros hemos recorrido casi toda ella y estaba desértica; de hecho, no hemos encontrado ni un sitio para tomar café hasta llegar casi Prospect Park, que encontramos un dinner de hispanos abierto, el Neptuno Dinner.
La verdad es que tampoco hemos llegado al barrio judío, solo lo hemos pasado de refilón, porque nos pasamos la zona, alrededor de la avenida Lee, y hacía demasiado frío como para volver; solo nos apetecía coger el metro y regresar a Manhattan donde al menos correría menos aire.
Por Brooklyn aún quedan muchos restos de la tormenta: es dificil caminar por la nieve y algunos coches se encuentran literalmente sepultados bajo ella. 


Aquí la cuestión de la nieve es graciosa, y problemática para los coches aparcados: la nieve de la acera es responsabilkdad de los vecinos o negocios y están obligados a retirarla de todas las puertas (ni no lo hacen pueden ser multados); la carretera, metro y plazas es responsabilidad de las autoridades. Pero tanto unos como otros lo que hacen es retirar la nieve y echarla a la zona de aparcamiento a los lados de la calzada por lo que los coches que han quedado aparcados se ven negros para sacarlos ya que están sepultados bajo ella.
Al llegar al Museo de Prospect cogemos el metro y nos dirigimos a la calle 21 con la 7ª para visitar una tienda de almacenaje enorme que me gusta y echar un vistazo, pero al llegar al 656 de la Avenida de las Américas, encontramos una sucursal de la pizzería Grimaldi's, la que está bajo el puente de Brooklyn que es una de las más afamadas de la ciudad, y decidimos en cuestión de segundos pasar a comer en ella; pero no merece la pena y no se explica a qué se debe realmente tanta fama ya que el local estaba frío (solo había una estufa en la puerta) y era normalito, y las pizzas no son nada del otro mundo. Mil veces mejor cualquier pizzería de Nápoles, o incluso Dolomiti en Albacete.
Al salir, pasamos a la tienda de almacenamiento y damos una vuelta. Volvemos por la 7ª entrando a echar un vistazo a las rebajas en algunos almacenes, uno de ellos el Century 21 en Broodway que vienen a ser algo así como El Corte Inglés. La verdad es que parece increíble que ayer hubiera tal tormenta y medio. etro de nieve porque hoy la ciudad ha recobrado la normalidad, el menos, en Manhattan. Si no fuera por las montañas de nieve acumulada junto a las aceras, parecería que solo había llovido.
Nos tomamos un café por el camino y subimos un rato al hotel a descansar y entrar en calor. Bajamos a un deli a comprar algo para cenar y ya le vamos diciendo adiós a Nueva York. 



Sábado, 6 de enero

Y después de pasar aquí algo más de una semana, con un frío espeluznante, cada vez me convenzo más de que Nueva York no es una ciudad, es "la ciudad"; es el lugar donde nadie se siente extranjero, donde desde el primer momento en que se sale a la calle el turista se siente  uno más, donde casi todo el mundo habla español y donde no es necesario hablar inglés porque vayas donde vayas siempre hay gente que habla español. Es, en fin, una ciudad acogedora, integradora, cosmopolita como ninguna y eficiente como pocas. Siempre da pena dejar Nueva York, más que ningún otro lugar. Volveremos, sin duda.
Pero ahora hemos llegado a último día aquí. Como depedida nos damos una vuelta por el barrio y luego cogemos la 5ª avenida y ascendemos por ella recorriendo sus tiendas  y disfrutando del ambiente. Nos desviamos en Gran Central para entrar en la estacióna. dar una vuelta; la zona inferior está a rebosar de gente ya que hay un montonazo de puestos de todo tipo de comida y mesas con sillas donde degustar los platos. Decidimos comer ahí, una sopa de almejas de Nueva Inglaterra y un perrito. Luego continuamos por la 5ª hasta llegar casi hasta Central Park y volvemos a bajar por la 6ª hasta nuestro hotel. Nos tomamos un café en el salón y recogemos el equipaje. Cogemos el bus en Port Authority y tras una hora de viaje llegamos a la terminal...

Y EMPIEZA LA PESADILLA. 😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱

El aeropuerto JFK es un auténtico caos:
Haymiles de personas por todas partes bloqueando incluso el paso. Para ir de un lugar a otro hay que salir a la calle. No hay absolutamente nadie organizando aquel barullo y con tala gentío nadie sabe dónde se tiene que colocar ni siquiera dónde están las colas ya que solo hay enormes aglomeraciones de gente sin ningún orden.


Y nuestro vuelo no aperece en la pantalla de facturación ni de salidas. Con horror nos damos cuenta de que los que están facturando equipaje ahora son viajeros que tenían sus vuelos hace tres o dos días. El CAOS es total. Después de varias joras de un lado a otro nos colocamos en la cola correcta de Air Europa ydespués de dos horas de reloj llegamos al mostradlr de facturacióndonde nos dan las tarjetas de embarque y nos dicen que el vuelo sale a las dos de la mañana en vez de a las seis que era la información última de la que disponíamos. Y nos dan un vale por $20 lara cenar.
Cuando llegamos a la puerta, después de una larguísima espera salen dos de la compañía y djcen que al vuelo que tenía que aterrizar en NY no se le ha permitido hacerlo y está en Boston y que esta noche no habrá vuelo. Gritos, insultos, deseperación... Ya dicen que van a poner un transporte y hotel para familias con niños y mayores... -¿y el resto?- preguntamos- y nos dicen que no saben si podrán conseguir habitaciones para todos. Después de muchos cabreos y varias horas, nos colocan a todos en dos autobuses que, tras una hora de viaje, nos deja en un hotel en Long Island, "donde Cristo perdió el gorro", en Un pueblo llamado Westbury. Intentamos dormir unas horas ya que nos dicen que nos recogen a las 12:00
Desayunamos y sobre las 11:30 nos dicen que vendrán por la tarde a por nosotros, no a las 12:00; y un momento después, que vendrán por la noche muy tarde o mañana por la mañana. No sabemos nada absolutamente del vuelo, ni de cuándo saldremos, ni de dóndeestá el avión. Nos dicen que nos busquemos la vida en la comida y que nos darán un ticket para la cena. Y aquí seguimos. 
LA RESPUESTA DE LA COMPAÑÍA, UNA VERGÜENZA: No dice nada, no informa, no actualiza la web y no sabemos nada de nuestro vuelo.
Entretanto hemos hecho un poco de turismo por los alrededores del hotel; ya podemos decir que hemos estado en Long Island.









El frío no remite y tras un corto paseo para tomar el aire y sin tener noticias de cuándo vamos a volar, volvemos al hotel donde nos informan de que la comida no está incluida en el hotel y que tenemos que comer por nuestra cuenta. Nos dicen también que la dirección del hotel está negociando con Air Europa darnos cena en el hotel, por lo que intuimos que esta situación se puede prolongar más de lo previsto.
Nos acercamos a una zona cercana de restaurantes de comida rápida y basura y encontramos un Nathan's que es el lugar más emblemático de perritos calientes de NY; así que eso fue lo que comimos.



Y como la tarde empezaba a caer y la temperatura también, volvemos al hotel y nos sentamos en el salón a pasar la tarde escribiendo este blog y tonteando con el móvil o leyendo.
Cuando cae la noche llegan más noticias: la hora y día de embarque no se sabe, pero confirmada la cena en el hotel. Nos tememos lo peor (otra noche aquí).
Y con la noche llega otra sorpresita: hace unos minutos las noticias de la CNN informan de que se acaba de evacuar la T4 (la nuestra) y restringido el tráfico aéreo incluso en la T1 por una rotura de tuberías que ha inudado la terminal. En la tv se ve cómo el agua cae a chorros por las cintas de equipaje y las pantallas. Esta vuelta está gafada.
Subimos un rato a la habitación a estirarnos un poco y al bajar a cenar, más noticias: nos recogerán de madrugada, a las 4 porque el avión que nos tiene que llevar de vuelta ya está aquí y embarca a las 6 de la mañana. Todos estamos un poco más animados; parece que ahora sí se aproxima la hora de volver a casa. Pese a ello, llegaremos a Madrid no antes de las 20:00 y hay que ir al mostrador de Air Europa a por un justificantes del retraso y recoger el equipaje, si es que llega porque las maletas se facturaron ayer por la tarde; después llamar para que vengan a recogernos del SHS, coger el coche y llegar a Albacete. Calculamos sobre las 2 de la madrugada, si todo va bien. 

Domingo, 14 de enero

La pesadilla no acabó. Hoy hace 5 días que volvimos y la pesadilla continúa.
El día -mejor dicho la noche- en que finalicé el relato del viaje, bajamos todos a las 03:30 al hall para que nos recogieran a las 4. Pero llegaron las 4, y 04:15, y 04:30... y nadie llegó. Llamaron a Air Europa en España y dijeron que cogiéramos taxis por nuestra cuenta porque el avión saldría sin nosotros si no estábamos a las 7 en el aeropuerto. Nervios. Confusión. Por twitter -¡¡alucinante!!- la compañía en EEUU le dijo a una de las chic del pasaje que no nos moviéramos del hotel. Medio pasaje cogió taxis y se marcharon ante el miedo de quedarse en tierra otro día más. Algunos, entre los que estábamos nosotros, opinaban que era mejor esperar ya que si nos había dejado allí la compañía, debería volver a recogernos. Pese a todo estábamos nerviosos y desorientados. Y para rematar la noche -ya madrugada- la chica de recepción del hotel, una histérica veinteañera, nos empieza a decir que teníamos que subir a las habitaciones, que no podíamos estar en el hall ya que era zona, además, de desayunos (había una parte con chimenea, tipo salón donde había butacones y era para estar, no para desayunar); nosotros dijimos que nadie se movía de allí (no quería nadie quedarse solo en su habitación sin información; éramos más fuertes en grupo). Pues después de demostrar la poca educación gritando a los huéspedes del hotel -nosotros- y enfadarse y gesticular, y amenazar, nos dijo que iba a llamar a la policía; y la muy imbéqcil los llamó. Y llegó una patrulla; y al momento, otra por la otra puerta. Este país es increíble: tratan igual un homicidio en masa que unos turistas tranquilos en el hall de un hotel. La situación era ridícula hasta para la policía. Pero se decidió uno de ellos (también bastante joven) a decirnos que nos teníamos que ir de allí y un poco amenazarnos. Y nosotros, imperturbables, sin movernos. Cuando la situación estaba en punto muerto, o nos llevaban a la fuerza o nos dejaban, se oyó un grito: "el autobúuuus", y todos salimos corriendo despavoridos hacia la puerta del hotel. Eso nos salvo a todos: a los polis, a la niñata histérica de recepción y a nosotros.
Nos recogió el bus y nos llevó al aeropuerto. Nos cambiaron las tarjet de embarque, lasamos el control y subimos al avión.
¿¿Punto final?? Pues no. Esta compañía, no contenta con fastidiarnos y maltratarnos durante las 33 horas de retraso, NO CARGÓ EL EQUIPAJE!!!!!!!!!!
Y al llegar a Madrid, tarde, no había suficiente personal para que todo el pasaje reclamara sus maletas que "Dios sepa dónde estaban". O sea, que después de llevar ya no sé las horas sin dormir, tuvimos que hacer dos horas de reloj de cola para reclamar el equipaje. Llegamos a Albacete a las 5 de la madrugada. Destrozados.
Pero, ¿¿acabó ahí la odisea?? NOOOOO
Hoy es domingo y hace 5 días que llegamos. El viernes por la tarde nos trajeron una maleta. La otra, facturada al mismo tiempo, se ha perdido; no tienen ni ia de dón de está. Lo último es, por Facebook, decirme que diga lo que llevaba dentro. ES VERGONZOSO E INSULTANTE ESTE TRATO. Y encima las maletas llevaban etiqueta con nombre, email y teléfono.
Tienen 21 días para confirmar la pérdida, pero me temo lo peor. Y lo que más siento es que iba dentro la cámara de fotos.
Si alguien lee esto, que sepa que AIREUROPA, cuando surge algún problema, no responde. 








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