VENECIA (Puente Inmaculada, 2016)

Jueves, 7 de diciembre

Hoy se cumplen 5 años de nuestra boda y nos vamos a pasar el puente de la Inmaculada a Venecia para celebrarlo.
Pese a que en estos día todo triplica el precio, hemos encontrado unos billetes no excesivamente caros, con la compañía low cost Volotea, para la ciudad de los canales.
El vuelo sale a las 15:30 desde el aeropuerto de Alicante lo cual, viniendo de Albacete, resulta bastante cómodo.
El avión ha salido en punto y el viaje es corto; incluso hemos aterrizado con media hora de antelación.
En el aeropuerto hemos cogido el transporte acuático (empresa Alilaguna) que tiene varias líneas que conectan el aeropuerto con varias zonas de Venecia e islas; en nuestro caso, la línea naranja nos ha dejado directamente en el puente de Rialto, muy cerca de nuestro alojamiento, el hotel Dimora Dogale (ver crítica en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187870-d9716434-r549177280-Dimora_Dogale-Venice_Veneto.html#CHECK_RATES_CONT). La opción del transporte acuático es algo más cara que el autobús hasta la plaza de Roma y después el vaporetto, pero mucho más cómoda. Nos ha costado 26€ el billete de ida y vuelta. Los billetes se sacan en la misma terminal (también se pueden conseguir con algún descuento en la web de la compañía Alilaguna), antes de las pasarelas automáticas que conducen a la zona de embarque. Está muy bien señalizado, no hay pérdida.
En una hora y media hemos llegado al hotel sin problemas (desde el puente gracias a Google Maps y la eliminación del roaming en la UE). Hemos dejado las cosas y nos hemos tirado a la calle para ver Venecia "la nuit" (que ahora en invierno es a las 16:30 cuando empieza a anochecer y a las 17:00 ya es noche cerrada).
Nos hemos dirigido lo primero directamente a la plaza de San Marcos y luego hemos pasado el resto de la tarde recorriendo sin rumbo las callejas y canales de esta preciosa ciudad. 
La verdad es que pensábamos que estarían mucho más iluminados los edificios por la noche, pero todo es bastante fantasmagórico y lúgubre lo que le da un aire extraordinariamente romántico y atractivo. Paseando por las calles desiertas en una noche de invierno, con la bruma y el frío, uno parece haber sido transportado en el tiempo varios siglos atrás.
Todo es tan decadente y al mismo tiempo tan encantador!! Es indescritible la sensación de recorrer las placetas y callejas desiertas, subiendo y bajando puentecillos que atraviesan los canales, con la tenue luz de las pocas farolas amarillentas que alumbran levemente el camino y oyendo el retumbar de nuestros pasos sobre el pavimento. Parecíamos los únicos habitantes de una ciudad fantasma que aún vive en el pasado.
De vuelta a zonas más transitadas, cerca del Gran Canal, hemos cenado en un coqueto e íntimo restaurante, Marco Polo, en la calle Salizzada San Lio, que conduce desde Rialto al hotel. Muy bien, pizza -¿cómo no?-, vino y cerveza.
Y así termina el día de nuestro 5° aniversario en Venecia.

Viernes, 8 de diciembre

Hoy parece ser que la lluvia no nos va a dar tregua y estará cayendo el día entero. Pero Venecia es Venecia y nunca decepciona.
Tras el desayuno en el hotel nos hemos encaminado hacia el único lugar que teníamos interés de ver en este viaje: la Peggy Guggenheim Collection, que no conocíamos. Desde el hotel tenemos que cruzar al otro lado del Gran Canal y lo hacemos a través del puente de la Academia hasta llegar al cual recorremos emblemáticos lugares de la ciudad como el teatro La Fenice o el Palazzo Pissani.
 El museo se halla ubicado en la que fuera la mansión de la rica heredera : el Palazzo Venier dei Leoni, que compró en 1948 y donde vivió hasta su muerte en 1979 (está enterrada en el jardín). Su colección de pinturas fue abierta al público en 1951. Se dice que Marguerite, más conocida como Peggy, nunca fue tan rica como su tío Solomon Guggenheim, el creador de la fundación y el museo Guggenheim de Nueva York, aunque ella también venía de esta familia estadounidense enriquecida con la minería. Cuando su padre, Benjamin, murió en 1912 en el naufragio del “Titanic”, Peggy se lanzó a frecuentar el ambiente artístico de Londres y París. En la década de 1920 en el barrio de Montparnasse conoció a personalidades como Man Ray, Marcel Duchamp y Tristan Tzara. 

 Excéntrica y apasionada, Peggy llegaría a ser una de las más influyentes coleccionistas. En 1938 abrió una galería de arte en Londres y aconsejada por Duchamp apreció las vanguardias europeas de su tiempo, desde el surrealismo al arte abstracto, el futurismo o el expresionismo. Los nombres de Brancusi, Calder, Kandinsky, Max Ernst o Jean Arp, no eran tan conocidos en Inglaterra. Esas obras no tenían muchos compradores, “así empecé mi colección”, diría ella.
La villa es impresionante y en la veintena de salones que albergan la colección hay obras de más de doscientos artistas; es casi un resumen de las vanguardias europeas y estadounidenses del siglo XX. No faltan obras del surrealista Max Ernst, uno de los esposos de Peggy, además de pinturas del expresionista Jackson Pollock, de Picasso, Dalí, Kandinsky, Man Ray, Mondrian y varios italianos, como Giorgio de Chirico, Umberto Boccioni, Giacomo Balla y Giorgio Severini. También está allí el argentino Lucio Fontana. 
La Peggy Guggenheim Collection es considerada por mucho el mejor museo de Italia en arte moderno europeo y americano.
La entrada cuesta 15€ y no dan ni un plano con ella lo cual parece bastante caro, aunque merece la pena pagar ese dineo por ver tanto la casa como la colección. Las habitaciones privadas no se visitan pero hay algunas fotos de la propietaria en diferentes estancias con las que nos podemos hacer una idea de cómo era. Sí se puede salir a la terraza sobre el Gran Canal y visitar también el patio.
Al salir del museo continuamos paseando hasta la famosísima y fotografiada iglesia de La Salute y llegamos hasta la Punta della Dogana.
Volvemos sobre nuestros pasos buscando un lugar para tomar café, cosa que hacemos en un cafetín bajo el puente de la Acedemia. Desde ahí continuamos callejeando hasta Ca ' Razzonico, en el barrio de Dorsoduro. Se trata de unos de los palacios barrocos más bonitos de Venecia y actualmente alberga las colecciones del llamado Museo del siglo XVIII veneciano. El Palacio Ca' Rezzonico fue construido a mediados del siglo XVII por Baldassare Longhena, el arquitecto de la familia Bon. Posteriormente el palacio fue adquirido por la familia Rezzonico y restaurado por Giorgio Massari. En el siglo XVIII vivió en Ca' Rezzonico su habitante más notable, el Papa Clemente XIII.
Actualmente el Palacio Ca' Rezzonico alberga en su interior el Museo del Settecento Veneziano, un museo que cuenta con tres plantas y contiene todo tipo de objetos que recuerdan la forma de vida de los nobles que vivieron en siglos pasados: vajillas, figuras, mobiliario, tapices...; incluso se puede visitar el dormitorio de la señora que posee un vestidor enorme. Es impresionante también la sala de baile, que tiene la anchura del propio palacio, y los frescos de cualquiera de las salas, en especial el que fue encargado para el enlace matrimonial del propietario. La entrada cuesta 10€.
Al salir son sobre las 15:00 y comenzamos a buscar un lugar para comer, pero nos damos cuenta de que aquí rige el horario europeo y no hay forma de encontrar un restaurante ya que todos cierran a las tres. Al fin, después de mucho andar, damos con uno que resulta ser algo bastante surrealista: un indio, que sirve comida italiana y es atendido por una camarera china: Ganesh. Esto sí que es multicultura.
Después de comer vamos a visitar Ca' Pessaro que cierra a las 17:00, según internet; pero no dicen que la taquilla cierra una hora antes, por lo que cuando llegamos ya no podemos entrar. Así que decidimos acercarnos a la Ca' D Oro que cierra más tarde. La caminata para llegar es bastante considerable dado que tenemos que bajar hasta el puente de Rialto y volver a subir. La zona, en especial la Strada Nova que discurre paralela al Gran Canal desde Rialto hacia el norte. El palacio se caracteriza por sus ventanas ojivales y su fachada es probablemente la más sorprendente y trabajada de los palacios que se encuentran a orillas del Gran Canal.
La construcción del Ca' d'Oro comenzó a mediados del siglo XV, con un estilo gótico-renacentista. El edificio es también conocido como la Casa Dorada ya que en su origen la fachada estaba decorada con pan de oro. En la actualidad el mármol también le aporta una tonalidad brillante.
Actualmente, el Palacio Ca' d'Oro alberga la Galería Giorgio Franchetti, colección que comenzó con las adquisiciones del Barón Franchetti a finales del siglo XIX y que ha aumentado desde su cesión al estado italiano en 1916. No es especialmente interesante.
Lo que verdaderamente llama la atención es el sótano que está abierto al canal y en el que se puede contemplar un patio encantador con una escalinata y, especialmente, el pavimento que está realizado con cientos de motivos en mosaico de vistosos colores.
Salimos del palacio y sigue lloviendo; hoy el tiempo no nos ha acompañado y no ha dejado de llover ni un minuto. ¡Ya cansa tanta agua!
Volvemos hacia Rilato por la misma calle que continúa superanimada y hacemos una parada en un pequeño café a tomar un chocolate caliente.
Volvemos al hotel, descansamos un poco y luego volvemos a la calle para disfrutar del ambiente nocturno de la ciudad, aunque con los paraguas en mano ya que sigue cayendo una lluvia cansina.

Sábado, 9 de diciembre

Hoy amanece con un sol brillante pero un día frío. El buen tiempo nos anima a salir rápido para aprovechar la luz que, tras el día brumoso de ayer, nos parece espléndida.
Lo primero que hacemos es ir a visitar Ca'Pesaro (Galería Internacional de Arte Moderno) ya que ayer no lo conseguimos. El palacio es interesante y magnífico y cuenta con tres plantas que albergan el Museo de Arte Moderno y en la planta superior un Museo Oriental.
Merece muchísimo la pena pagar los 10€ de la entrada por ver las obras de todos los grandes del siglo XX.
Durante el recorrido pasamos por el mercado de Rialto que a esta hora está en pleno apogeo: gente, puestos, gritos, barcas que cruzan el canal cargadas de víveres...
Toda una explosión de color y sonido. Daba pena dejar atrás todo esto para adentrase en los silenciosos callejones que conducían a Ca'Pesaro que construido en la segunda mitad del siglo XVII por voluntad de la rica familia Pesaro. Fue obra de Baldassarre Longhena, el arquitecto veneciano más importante de le época, al que se debe también la creación de la Iglesia de la Salute y de Ca’ Rezzonico. Además de los Pesaro, el palacio fue propiedad de la familia Gradenigo y, después, fue utilizado por los Padres Armenios Mechitaristas como colegio. Adquirido por la familia Bevilacqua, perteneció a la duquesa Felicita Bevilacqua La Masa, que quiso darle la función de sede del museo y lo donó, con esta finalidad, a su ciudad.
El palacio tiene tres plantas y conserva excelentes frescos de artistas como Bambini, Pittoni, Crosato, Trevisani y Brusaferro. El fresco más famoso, “Zefiro y Flora” de Tiepolo, fue trasladado en 1935 al Museo de Ca’ Rezzonico. Una de las zonas más espectaculares del museo es su enorme vestíbulo, construido alrededor de un pozo típico veneciano.
Actualmente, la Galería de Arte Moderno de Venecia conserva pinturas y esculturas de los siglos XIX y XX, con obras maestras de Klimt, Chagall, Miró, Kandinsky, Klee y Moore. Además del Pop Art  como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, además de Jeff Koon, Entre las pinturas más importantes del museo, hay que destacar “Giuditta II (Salomé)” de Klimt, adquirida por el Ayuntamiento de Venecia después de su participación en la Bienal de 1910, edición en el que el artista austríaco expuso 22 obras.  
Además de las obras de famosos artistas internacionales, entre las obras de la colección se encuentran las pinturas y esculturas de los grandes maestros italianos del siglo XX, como Boccioni, De Pisis, Sironi, Morandi, De Chirico y Burri.
En la tercera planta contiene una importante colección de obras de arte oriental, alrededor de 30.000 piezas, compuesta originalmente por los objetos recogidos por Enrique de Borbón, conde de Bardi , durante sus viajes por el Lejano Oriente entre 1887 y 1889 . La colección, después de muchas vicisitudes, finalmente pasó a ser propiedad del Estado italiano.
En la actualidad, los valiosos objetos se exponen en la tercera planta de Ca' Pesaro, que resulta un espacio muy reducido y lo que impide un disfrute adecuado, aunque a su favor tiene el interés por el entorno histórico. La colección incluye entre sus piezas una enorme cantidad de laca japonesa del periodo Edo (1603-1868), y muchas espadas japonesas guardadas en sus envolturas originales.
Al terminar la visita, que es impresionante para quien guste del arte moderno, nos tomamos un café con muffin de arándanos en la cafetería. No se puede abandonar el palacio sin sentarse a degustar un expresso en la terraza o en una de las mesitas interiores en las ventanas que dan al canal. Pasamos allí un rato muy agradable descansando y observando el ajetreo en el canal.
Continuamos el paseo volviendo sobre nuestros pasos para visitar una de las 10 joyas imprescindibles de la ciudad: Santa María de los Milagros que es una de las iglesias más hermosas de Venecia. Es una construcción del Renacimiento temprano, enclavada entre una pintoresca plaza y un canal, en medio del distrito residencial de Cannaregio, alejada del bullicio de los turistas. El templo es de dimensiones reducidas y se caracteriza por su cúpula, formando un conjunto que ofrece unas fotografías maravillosas desde el exterior. El interior es muy bonito, un espacio ideal para recogerse en calma durante media hora y escapar así del ajetreo del centro veneciano.
 La Iglesia de Santa María de los Milagros es una de las más hermosas de Venecia, toda construida en mármol. Es una construcción del Renacimiento temprano, enclavada entre una pintoresca plaza y un canal, en medio del distrito residencial de Cannaregio, alejada del bullicio de los turistas. El templo es de dimensiones reducidas y se caracteriza por su cúpula, formando un conjunto que ofrece unas fotografías maravillosas desde el exterior. El interior es muy bonito, un espacio ideal para recogerse en calma durante media hora y escapar así del ajetreo del centro veneciano.
Se trata de una iglesia de gran significado histórico para los venecianos católicos: las primeras personas que venían aquí eran peregrinos que traían ofrendas a un icono de la Virgen María, del que se decía que realizaba milagros. Entre otros, habría devuelto la vida a un hombre ahogado. Fue encargado por un noble para su casa pero pronto se corrió la voz de que era milagrosa y tuvo que ponerla a disposición de los peregrinos. Al cabo, se recolectaron fondos suficientes para erigir un templo en honor de esa Virgen. Las obras se iniciaron en 1481, bajo la dirección y el diseño de Pietro Lombardo, que se convertiría en uno de los fundadores de estilo renacentista en Venecia.
En el interior, la luz se derrama desde encima del gran altar, para iluminar y llevar al centro de atención la imagen de la Virgen María, conocida como María de los Milagros (I Miracoli). Si te fijas podrás apreciar que la soberbia paleta de rosas, blancos y grises del mármol exterior tiene continuidad de puertas adentro, con los laterales revestidos de paneles rectangulares pulidos. Alza la vista y verás 50 cofres cuadrados, adornados uno por uno con la imagen de un profeta vestido de veneciano. Tómate tu tiempo para observar la escalinata de mármol, decorada con figuras de la Virgen María y sus ángeles tallados en los pasamanos. Es una iglesia pequeña y encantadora.
Desde ahí, subimos hasta la parte más al norte de la ciudad ( justo frente a la isla del cementerio) , el Campo de San Giovanni y Paolo donde se halla la espléndida iglesia del mismo nombre y al lado la Escuela Grande de San Marco que hoy alberga el Museo de la Medicina h un hospital en uso. Se trata de una plaza grande, abierta y espectacular con ambos imponentes edificios presidiéndola.
Damos un paseo por el barrio que a esa hora y con el buen día estárepleta de gente. Comemos en un pequeño restaurante en una callejuela de los alededores.
Pasamos el resto de la tarde callejeando hasta llegar a la plaza de San Marcos y el Palacio Ducal, recorremos toda la ribera desde la que vemos agardecer sobre las cúpulas de La Salute. Un espectáculo indescriptible.
Una vez puesto el sol vamos a tomar un chocolate al emblemático Café, inaugurado en 1720 que tiene fama de ser el más antiguo de Italia;  pero está a rebosar y recorrenos la plaza buscando otro café.
Justo en el lado de enfrente conseguimos una mesita al lado de la ventana en el Café Quadri, de 1775, que fué frecuentado por ilustres personajes históricos, como Lord Byron, Balzac, Marcel Proust, Alejandro Dumas y Richard Wagner, y en la actualialidad, por los más prestigiosos directores o actores de cine que cada año participan en la Mostra de Venecia.
No es el Floria, pero tiene los mismos desorbiyados precios que él: 13€ por un café latte y otros 13€ por un chocolate, acompañados de unos minivasitos de agua y 6 minipastitas de un cm. cada una. Eso sí, los camareros pulcrísimos y la atención excepcional; todo cuidado al detalle (tiene una estrella Michelín) La verdad es que nos ha merecido la pena gastar ese dineral por el placer de estar allí sentados disfrutando del ambiente. Genial.
Pasamos las últimas horas recorriendo el centro, grabando en nuestras retinas las imagenes de esta ciudad de ensueño. Compramos unos bocatas, volvemos al hotel a recoger las maletas y volvemos a Rialto a tomar la barca de Alilaguna que nos traslada en 45 minutos al aeropuerto. Allí tenemos que coger un taxi hasta el hotel donde pasaremos la noche, el Westner Titian (ver crítica en Triladvisor) que está a 1 km. del aeropuerto. El hotel tiene servicio de transfer (1,5€/persona) que habíamos contratado, pero nuestra hora era las 23:00 y llegamos bastante antes así que nos dineron que el conductor no estaba todavía. Intentamos coger el bus 5, pero era un timo ya que vale 8€ por salir del aeropuerto (siempre había costado el precio normal del bus urbano), y da igual si te bajas en la primera parada o vas hasta Venecia. El taxi tampoco fue barato (15€) sin poner el taxímetro, pero a esas horas no había nada más que pagar (OJO con los taxistas que son, como el nuestro. unos sinvergüenzas estafadores)
Vimos la tv un poco, el canal Internacional, y descansamos hasta las 05:30. Nos recogerán a las 06:00 para llevarnos al aeropuerto.

Domingo, 10 de diciembre

A las 06:00 salimos hacia el aeropuerto y a las 07:00 estábamos embarcando. El viaje de vuelta fue perfecto. La compañía Volotea funciona de maravilla y llegamos incluso antes de la hora.
Tomamos un café, recogemos el coche en Noroparking (genial y muy barato: los 4 días por 10€) y vuelta a casa.
Nuestro viaje de aniversario ya pertenece al recuerdo
 














 






















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