CÓRDOBA (Viaje de chicas. Febrero-marzo, 2025)

Este año el ya tradicional viaje de las chicas nos ha llevado a Córdoba, una de las ciudades más bonitas del país.

 

VIERNES, 28 de febrero: “Día de Andalucía”


Salimos en tren hacia Córdoba y llegamos a media tarde. Está lloviendo así que nos trasladamos en taxi a nuestro apartamento de Airbnb donde nos instalamos (Ver en https://www.airbnb.es/rooms/1207892?source_impression_id=p3_1742210630_P3H9EGFCD6GRlCm6)

Córdoba es ante todo una ciudad monumental, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984. La ciudad cuenta con 4 inscripciones en la Lista del Patrimonio Mundial: La Mezquita-Catedral (1984), el centro histórico que la rodea (1994), la Fiesta de Los Patios (2012) y Medina Azahara (2018). Además, como el resto de España, disfruta del título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad concedido también al Flamenco (2010) y a la Dieta Mediterránea (2013)

Tras instalarnos nos dirigimos a la judería cuyo arco de entrada se encuentra a unos metros de nuestra casa. Damos un paseo por ella y nos encaminamos a la Sinagoga que según su web, es el único monumento abierto. Pero, fiel a las costumbres españolas, al llegar está cerrada, pese a que en la puerta figura específicamente que hoy es uno de los festivos que abre hasta las 20:30 y además llamamos por teléfono para confirmarlo. En fin, nada nuevo bajo el sol. Ya volveremos en otro momento.

Terminado el paseo nos dirigimos a la  Taberna la viuda donde hemos reservado para cenar y que ha resultado una opción estupenda y un local muy recomendable con una atención, ambiente, decoración y comida fabulosos.

 

Sábado, 1 de marzo

 

Desayunamos en un bar restaurante debajo de la casa, Metropoly, que no es nada del otro mundo; y a continuación nos dirigimos a la Plaza de las Tendillas donde tenemos a las 10:00 el punto de encuentro para el free tour por la ciudad.

A lo largo del recorrido  hemos conocido los monumentos más emblemáticos y fotografiados de Córdoba como son la propia plaza, la Casa India, el Zoco, el Alcázar de los Reyes Cristianos (por fuera), el  Puente Romano, la Puerta de la Luna, la Sinagoga, el Antiguo Hospital de Agudos. 

Comenzamos recorriendo la calle peatonal Jesús y María en dirección a la Judería. En esta calle se encuentran algunos de los palacios más bonitos de la ciudad que hoy día son edificios oficiales como la Casa Palacio del Marqués de la Fuensanta del Valle que actualmente es el Conservatorio Superior de Música.

En plena Judería, y muy próxima la Sinagoga, en la calle Judíos, se encuentra una pequeña plaza (Plaza de Tiberíades) que alberga el Monumento a Maimónides, uno de los grandes pensadores y médicos de la córdoba judía. Se representa a Maimónides sobre su tumba que actualmente se encuentra en Tiberíades, una de las cuatro Ciudades Santas judías, en Israel; de ahí el nombre de la plaza en la que se ubica.


La calle Judíos finaliza en la Plaza de Maimónides, conocida en el siglo XVI como Plaza de los Armentas, por alojar allí la casa de tan insigne familia, o posteriormente, denominada Plaza de las Bulas o también Plaza del Arcediano; en la actualidad alberga la sede del Museo Taurino de la ciudad, que no visitamos y un hotel NH.

A espaldas del Museo Taurino, frente a esta  Plaza, entre las calles Judíos y Averroes se inauguró en 1954 el Zoco Municipal, construido en los jardines de la primitiva Casa de las Bulas. A él se accede a través de un angosto callejón con tres arquillos. Se trata de una casa solariega de reminiscencia mudéjar (siglo XVI), en la que destacan el patio, adyacente a la fachada, que cuenta con una logia –galería cubierta, abierta al exterior por uno o más lados– de acceso, una galería de dos plantas y la cubierta inclinada de teja cerámica árabe. Es muy bonita la parte de la escalera de piedra que da acceso a la logia sobre una pared blanca repleta de macetas. Hoy día este patio es un centro municipal de artesanía con pequeñas tiendecitas.

Desde aquí continuamos recorriendo  durante dos horas el casco histórico y sus laberínticas calles repletas de casas blancas con los típicos balcones y patios llenos de flores y finalizamos en la Mezquita Catedral y junto a ella el puente romano.

La mezquita tiene varias puertas de entrada que no eran meros puntos de acceso al edificio, sino enclaves esenciales para comprender el ceremonial que en él se desarrolla. Cada una de ellas anticipan al visitante la maestría artística que se despliega en el interior, como la puerta de los Deanes, de las Palmas, del Perdón, de Santa Catalina…

Lo primero que llama la atención al llegar al río es la llamada “Puerta del puente”, una de las puertas de la muralla romana que protegía Córdoba y que aún se conservan. Aunque su aspecto ha sido totalmente reformado a lo largo de la historia, su emplazamiento en el extremo norte del Puente Romano se ha mantenido intacto. Con la llegada de los musulmanes a Córdoba, la ciudad se llenó de nuevas construcciones, como la Mezquita y la Puerta del Puente. Este monumento suponía la entrada principal a la ciudad, dada su proximidad con el Alcázar Califal. A finales del siglo XVI, durante la etapa cristiana, la Puerta del Puente sufrió una restructuración casi completa para celebrar la llegada a Córdoba del rey Felipe II. Las obras dotaron al monumento del aspecto que presenta hoy en día, muy similar a un arco romano.

Atravesando la puerta se llega al puente que, como sucede con muchos otros, se denomina romano pese a que casi no conserva nada de este origen.

En el puente romano podemos ver una escultura de San Rafael, custodio de la ciudad, erigida a mediados del siglo XVII cuando estalló una epidemia de peste en la ciudad que causó estragos en la población; cuando la peste remitió, fue colocada en el puente la imagen del Arcángel. En la última restauración del siglo XX se ha recuperado el humilladero dedicado a San Acisclo y Santa Victoria, los santos patronos de la ciudad, y que, desde muy antiguo, se encontraba enfrente a la citada imagen del Arcángel San Rafael.


Cruzamos el puente hasta la famosa Torre de la Calahorra, La primitiva función de esta torre fue meramente defensiva lo que es patente por sus recios muros y su profundo foso, pasando por las numerosas y estrechas troneras, que servían para albergar los cañones y otras piezas de artillería.

El interior se compone de catorce estancias alojadas en tres alturas, a las que hay que unir la terraza. Las estancias mayores, de planta rectangular, se hallan en el centro, mientras que las de menores dimensiones, de planta cuadrada, se encuentran en los brazos de la cruz. Como sucede al exterior, dentro de la torre no hay apenas decoración, a excepción de los propios elementos arquitectónicos. En la actualidad, alberga una exposición permanente dedicada a las tres culturas que habitaron nuestra ciudad: cristiana, musulmana y judía. Nosotras no entramos.

Damos una vuelta por el exterior y por la orilla del río, hacemos  unas fotos de la ciudad  que desde esta orilla ofrece unas vistas bellísimas y volvemos al casco histórico. Entramos al famoso patio de los naranjos para hacer  unas fotos con la torre de la mezquita.

El actual patio de los naranjos fue el patio de abluciones califal que acabó transformándose en un patio cristiano. De ahí que su función haya cambiado drásticamente a lo largo de la historia del edificio. Tras servir como lugar de los lavados rituales antes de la oración musulmana, se convirtió en uno de los espacios más importantes de la Catedral para las ceremonias católicas, acogiendo los actos más solemnes. En la continuación exterior de las columnas de la sala de oración hay hileras de naranjos, palmeras y cipreses.

El patio tiene canales de piedra visibles que se cree que forman parte de los proyectos de reforma de la mezquita. Las fuentes y las cuencas de agua se utilizaban en los rituales, mientras que los arcos del interior de la sala de oración se diseñaron abiertos para permitir la entrada de luz natural.

Comemos en un restaurante emblemático de la ciudad, El Churrasco, que ofrece excelente comida, pero la sala donde nos han instalados no va acorde con su fama y en ese sentido me ha defraudado mucho. Las expectativas eran máximas dada la buena prensa del local, pero ha sido muy decepcionante, no por la comida que estaba buena  sino porque para tener más sitio han habilitado una cámara en la segunda planta para meter más gente, decorada con posters de Córdoba en la pared y que no tiene en absoluto nada que ver con el precioso restaurante de la planta baja y primera.(Ver mi opinión en Tripadvisor:

https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187430-d1004658-r998527338-Restaurante_El_Churrasco-Cordoba_Province_of_Cordoba_Andalucia.html)

Tras la comida teníamos planes de visitar los Baños del Alcázar Califal y el Alcázar de los Reyes Cristianos, pero a ambos llegamos después del cierre con lo que pasamos el resto de la tarde paseando por la Judería y haciendo algunas compras.

Durante el recorrido hemos visitado algunos monumentos que merecen mucho la pena como la Capilla Mudéjar de San Bartolomé,  construida a finales del siglo XIV o principios del XV. La entrada cuesta 2€ el fin de semana (el resto de días, 1,5€)

Se trata de una preciosa capilla integrada en la actual Facultad de Filosofía y Letras, edificio que fuera durante los siglos XVIII al XX el Hospital del Cardenal Salazar. Se accede al recinto desde la calle Averroes, atravesando un sobrio arco apuntado que da paso al patio en el que se encuentra el templo a la derecha y, al fondo, otra capilla cristiana.

Tras la revuelta contra los judíos de Córdoba en 1391, estos emigraron y se expandieron por otras zonas de la ciudad y la judería pasó a manos cristianas. A finales del siglo XIV, comenzó a construirse la iglesia de San Bartolomé, que finalmente quedó incompleta por falta de presupuesto.

A pesar de encontrarse incompleta, la capilla de la iglesia es uno de los mejores ejemplos del arte mudéjar que ofrece Córdoba. Se trata de una nave con bóveda de crucería decorada con ladrillos vidriados y formas geométricas de tonos azulados; destacan las yeserías propias del arte mudéjar y una colección de treinta y cinco azulejos nazaríes. Muy bonita. Sorprende.

El segundo edificio destacable ha sido la Sinagoga que hoy sí estaba abierta.  El acceso es gratuito. El horario oficial es del 16 de septiembre a 15 de junio: De martes a sábados: de 09.00 a 21.00 h. (excepto los días en que se celebren actos culturales que será hasta las 20:30 h.) Pero no hay que fiarse ni del horario de la web ni del de la puerta; ni siquiera confiar en la confirmación que dan llamando por teléfono, ya que todo esto lo hice yo (incluso confirmar por teléfono) y al llegar estaba cerrada. El horario se puede decir que es al gusto del portero que abre.

Se trata de la única sinagoga que se conserva en Andalucía y la tercera de las mejor conservadas de época medieval de toda España. Nos ha sorprendido por su reducida dimensión.

https://www.juntadeandalucia.es/cultura/enclaves/enclave-monumental-sinagoga-de-cordoba

Construida entre los años 1314 y 1315, según las inscripciones halladas en el edificio, sirvió de templo hasta la definitiva expulsión judía en 1942, utilizándose a partir de ese momento para diferentes fines como hospital, ermita y, por último, escuela infantil. A finales del siglo XIX fue declarada Monumento Nacional.

Lo primero que llama la atención al entrar es el techo de madera, tallado con intrincados diseños geométricos. Las paredes están decoradas con mosaicos y inscripciones en hebreo, que cuentan historias y transmiten mensajes religiosos y culturales.

También nos ha gustado el patio rodeado de columnas y arcos con el diseño típico de las casas andaluzas.

Callejeamos un rato más y terminado el recorrido nos dirigimos al restaurante Casa Pepe de la Judería donde tenemos reservada la cena. Es un restaurante muy bonito, ubicado en una casa antigua y decorado con gusto. Desde 2022 se reconoció su cocina con un Sol Repsol gracias al equipo del Chef Juan Pedro Secaduras. La comida y la atención son muy buenas, aunque los precios se suben un poco.

 

DOMINGO, 2 de marzo:

 

Hoy tenemos la excursión a la famosa ciudad califal de Medina Azahara, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2018.

Para visitarla, si no se dispone de transporte propio, lo mejor es sacar la entrada por internet que incluye el bus de ida y vuelta desde la ciudad y la lanzadera que lleva desde el museo al yacimiento. El autobús tiene en Córdoba dos paradas en el Paseo de la Victoria (desde la glorieta del hospital de Cruz Roja y desde el mercado Victoria) y dos salidas diarias. Nosotras cogimos el primero que sale a las 10:00. El precio por persona son 10€.

Reservas en la web: 

http://www.reservasturismodecordoba.org/Publicacion/DetallePublicacion/693

NOTA: Aunque se lleve esta entrada hay que recoger tickets de entrada en el centro de visitantes a la llegada.

La ciudad de Medina Azahara comenzó a construirse en año 936 por el primer califa de Al-Andalus, Abd al-Rahman III, y estaba destinada a convertirse en la capital política y administrativa del Califato Omeya de Occidente. Fue llamada Madinat al-Zahra (La ciudad brillante) y se finalizó cuarenta años después.

La visita del complejo consta de dos partes: el centro de interpretación-museo y el yacimiento.

En nuestro caso preferimos ir primero al yacimiento porque a primera hora hay menos gente.

La ciudad-palacio comprendía salas de recepción ceremoniales, mezquitas, oficinas administrativas y de gobierno, jardines, talleres, cuarteles, residencias y baños. El agua se suministraba a través de acueductos.

La ciudad se dispone en tres terrazas rodeadas por una muralla, situándose el Alcázar Real en la superior y la intermedia. La zona más baja se reservó para viviendas y mezquita.


Parte del alcázar tenía carácter público y era donde se celebraban las visitas oficiales. En la parte más alta  se sitúa el Salón Alto, dispuesto en cinco naves con arcadas. Más abajo se encuentra el Salón Rico, el más espectacular (que a día de hoy permanece cerrado al público). La estancia se divide en tres naves con arcos de mármol rojo y azulado, siendo las laterales ciegas y abierta la central; el salón disponía de baños y un hermoso jardín al frente, el Jardín Alto, un precioso espacio con cuatro albercas. Desde aquí un complejo de calles en rampa empinada conducían al gran pórtico, por donde accedían las grandes embajadas que recibía el califa. Desgraciadamente, todo esto sólo podemos vislumbrar desde un lateral de la terraza superior ya que toda la zona, como nos explicó un guardia de seguridad, está cerrada al público hace ya muchos años por obras de restauración que parece que no van a acabar nunca.

Recorremos el lugar con lloviznas esporádicas y, aunque el tiempo no acompaña, podemos disfrutar del encanto de la que  un día fue el uno de los monumentos islámicos más bellos de Al-Andalus. 

Terminado el recorrido volvemos a tomar la lanzadera para dirigirnos al Centro de visitantes, un edificio moderno, de líneas rectas, forma rectangular y arquitectura minimalista que cuenta con tres plantas, dos de las cuales están soterradas. En principio el diseño nos guata, pero hay que decir que es un absoluto desastre. Junto a construcciones medievales que continúan en pie en el yacimiento encontramos este edificio inaugurado en 2009  tras cuatro años de obras,  on una inversión de más de 20 millones de euros por parte de la Junta de Andalucía y que hoy es una chapuza importante pese a que haya recibido varios premios (que debieron ser concedidos al valorar al edificio en un día de sol radiante).​ Los arquitectos fueron Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano quienes debieron de pensar que Córdoba es más o menos un desierto donde no llueve nunca ya que no tuvieron ese detalle en cuenta (la lluvia) a la hora de diseñarlo. Y es que hoy llueve, no a cántaros, pero llueve y el edificio tiene goteras por todas partes; no se salva ninguna. Es de risa –o de pena- ver cientos de cubos por todo el recinto recogiendo el agua de las filtraciones e incluso hay algunas piezas en el museo tapadas con plásticos para que no se mojen. Como digo, un desastre absoluto. Marca España, por otro lado. En fin…


El centro cuenta con varias zonas y salas. En una de ellas se disfruta de un precioso vídeo sobre la ciudad en la época en que fue capital de Al-Andalus. También es interesante el museo que alberga más de 160 piezas originales de la época dorada de la ciudad.

Damos unas vueltas, tomamos un café y cogemos el bus de vuelta a Córdoba donde llegamos justo a la hora de la comida.

Hemos reservado en un restaurante llamado Puerta Sevilla que tenía muy buenas críticas y no nos ha defraudado. El local está ubicado en la judería, en una antigua casa típica andaluza con un precioso patio cordobés repleto de macetas  con plantas que hace las veces de comedor principal; la comida es exquisita, la atención muy buena  y el precio moderado. Todo un acierto. (https://gruporosalescordoba.com/restaurante-puerta-sevilla/)



Tras la comida paseamos por la Judería para hacer algunas fotos con buena luz y también algunas compras.



La parte más museística de la tarde ha sido la viaita a dos pequeños y curiosos museos, ambossituados en la calle Judíos:  AL-IKSIR, Museo de la Alquimia (horario de 10:00 a 19:00. Precio: 6 y la entrada incluye una audio-guía.) y la Casa Andalusí (mismo horario y precio 4,00€). Si se desea visitar ambas existe un ticket combinado que vale 8€ y es el que nosotras hemos adquirido.

Ambos museos se ubican en casas típicas de la judería, pero son muy diferentes tanto en la estructura (uno ha sido restaurado con líneas modernas y el otro conserva la casa tal como era) como en lo que ofrecen.

El Museo de la Alquimia, un arte milenario que consiste en la transmutación de la materia, se ubica en una casa del siglo XIII totalmente reformada. El museo expone diferentes objetos como piedras de alquimia, elixires, medicinas y almireces, así como varios vídeos explicativos y, en el jardín del fondo,  la reproducción de una Rota (rueda móvil con los signos del zodiaco).


En el piso superior se ha recreado un laboratorio alquímico con alambiques, un lapidario y hasta un pequeño observatorio. Muy curioso. 

La Casa Andalusí es una construcción del siglo XI con un ambiente típicamente morisco. En sus distintas estancias y patios apreciaremos colecciones de monedas antiguas y una maqueta de las primeras máquinas de fabricar papel llegadas a occidente.

Una vez dentro encontramos el zaguán o casa/puerta, espacio neutral, de transición, en el que los visitantes podían esperar al dueño de la casa sin penetrar en su intimidad.

Tras el zaguán se accede a un patio porticado, en cuyo centro hay una fuente y en uno de los lados, el pozo. El patio es el espacio de distribución del paso a toda la casa, y a su vez el centro de la vida de la casa islámica. 

Hay varios patios, todos preciosos y repletos de plantas, y numerosas estancias en una de la cual se encuentra el “Museo del papel”.

La fabricación del papel en la Córdoba califal es uno de los elementos más interesantes de los que encontraremos en el recorrido. En el museo se han recopilado y se muestran los elementos propios del proceso de elaboración de este material, desde la preparación de la pasta de papel a partir de trapos hasta los últimos procesos de satinado de las hojas.

https://www.eldiadecordoba.es/vivir-cordoba/Cordoba-alberga-propio-Museo-Papel_0_1828017208.html


Finalmente, una de las características más destacadas de esta casa museo es su proximidad a la muralla de la Medina, por lo que en alguna pared se puede ver perfectamente conservado el adarve interno que distingue a gran parte de las casas de esta calle Judíos y que separaba las casas de la muralla.

Terminadas las visitas, nos dirigimos a la puerta del puente romano donde tenemos el punto de encuentro para la realización de un free tour nocturno que hemos reservado en CIVITATIS. Al final hemos tenido que pagarlo y ha sido un desastre. No se ve prácticamente nada y la guía adolece de preparación (entre otras perlas dijo que Alfonso X era hijo de los Reyes Católicos o que el Guadalquivir tenía una profundidad de 250 metros…) Dos horas totalmente perdidas. Nada recomendable (Puse mi opinión en la web de CIVITATIS, pero no la han publicado; al parecer sólo publican las positivas. También la publiqué en Tripadvisor: https://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g187514-d18850447-r996747987-Civitatis-Madrid.html


Después de la ruta que finalizamos en la plaza de las Tendillas, buscamos un lugar para cenar, pero estaba todo –absolutamente todo- cerrado o estaban cerrando. La idea era tapear por el centro  o por el barrio de la Judería, pero fue imposible. Al final logramos picar algo en el bar de debajo del apartamento, el Metropoly,  donde nos trataron muy bien y la comida estaba rica.


LUNES, 3 de marzo

 

Tras el desayuno nos dirigimos paseando hacia el norte de la ciudad, el barrio de Santa Marina,  donde tenemos reservada una visita del Palacio de Viana a las 11:00.

Hay varios tipos de entrada: solo a los patios, sólo al palacio, o a ambos espacios (Visita a los 12 patios y zona institucional (planta baja): 8,5 €. Visita guiada al interior del Palacio (40 minutos. No se puede visitar por libre): 9 €. Visita combinada a los 12 patios y zona institucional + visita guiada al interior del Palacio: 14 €

Nosotras hemos elegido la visita completa y adquirimos las entradas por internet en la web: https://www.palaciodeviana.com/visitas/ El horario cambia según meses y temporadas así que es mejor consultarlo online. 

Este palacio fue la morada de los Marqueses de Viana y sus orígenes se remontan al S. XIV. No es un museo instalado en un palacio sino que es la casa en la que vivió la familia hasta los años 40 del siglo XX por lo que conserva la distribución y mobiliario existente.




El conjunto se distribuye en doce patios con distinta variedad floral (de hecho,
aglutina en un solo lugar la mayor concentración de patios de la ciudad) un gran jardín  y numerosas dependencias entre las que destacan los salones, comedores, dormitorios privados y gran biblioteca de los siglos XVI al XVII


Es también muy interesante el mobiliario antiguo de estilo español y francés, una importante colección pictórica, armas de fuego, mosaicos, vajillas, tapices y cueros trabajados que se exhiben en esta casa-palacio.

Al finalizar la visita tenemos la intención de visitar, si está abierto, el Patio Parras, 6 pero lo encontramos cerrado, así que nos acercamos a dar una vuelta a la plaza de los Capuchinos donde se encuentra el famoso Cristo de los Faroles.


Damos un paseo desde esta zona que está al norte, callejeando por unos barrios muy pintorescos, hasta el restaurante Taberna La Montillana donde hemos reservado para comer a las 14:00. El local estaba hasta la bandera, especialmente en la planta baja; nosotros teníamos nuestra mesa en la primera planta y la comida ha sido tranquila. La elección ha resultado todo un acierto ya que tanto el local (una antigua en el centro) como la comida han sido excepcionales. Y el precio, bastante correcto también.

Durante la comida ha caído un chaparrón, pero después ha parado de llover lo que nos ha permitido dar un paseo hasta la plaza de la Corredera y la plaza del Potro, otro dos de los lugares emblemáticos de la capital cordobesa. 

La plaza de la Corredera es una plaza rectangular y porticada característica de las ciudades castellanas pero no en Andalucía donde es la única de este tipo. Se cree que se construyó donde en época romana se encontraba el circo ya que las intervenciones arqueológicas realizadas así parecen confirmarlo.

Fue utilizada posteriormente como plaza de toros(conservando aún hoy una calleja llamada Toril) o como lugar de celebración de actos de fe, pregones y ejecuciones durante la Invasión Francesa; hoy está repleta de cafés y bares de copas.

La Plaza del Potro de Córdoba está situada en el barrio de San Francisco-Ribera y hay varias teorías sobre el origen de su nombre. Por un lado, se piensa que el nombre puede deberse a la fuente que se encuentra en el centro y que está coronada por la figura de un caballo con el escudo de Córdoba. Otras teorías hacen referencia a la Posada del Potro, que existía antiguamente en esta plaza. Finalmente, este nombre puede deberse también a que durante la Edad Media se celebraba en los alrededores una feria del ganado donde se vendían caballos. En cualquier caso, se desconoce el origen exacto de tal denominación.


Desde aquí no podemos pasar por alto una de las fotos más típicas de todos los turistas que visitan la ciudad: el callejón de las Flores con la torre de la catedral al fondo. Y aunque nos costó lo suyo hacer una foto medianamente buena porque esta estrecha calleja parecía la romería del Rocío d gente que había, al final lo legramos y no quedó mal. 


Desde la plaza nos dirigimos al barrio de San Basilio, el más famoso por la gran cantidad de patios que acumula. Aunque es mejor visitarlo en mayo que es el concurso de patio, se puede entrar a varios durante cualquier época del año. Unos son gratis y otros de pago. En nuestro caso visitamos tres que eran de acceso libre (C/ San Basilio nº40, C/Martin de Roa nº2, y otro en la calle San Basilio también que estaba abierto de casualidad) En la misma calle hay una oficina de turismo de los patios que ofrece una visita guiada por estos mismos y algunos más por 6,5€.




Como la tarde es bastante desapacible con lloviznas frecuentes, nos retiramos al apartamento a descansar antes de dirigirnos al restaurante donde cenamos:
donde no hay mucha gente debido al día y a la hora (ayer estaba hasta la bandera) Picamos unas raciones y nos encaminamos a la visita más esperada del viaje: Recorrido nocturno por la mezquita.

Lo más recomendable es hacer la reserva en la web (https://mezquitacatedralcordoba-tickets.org/) ya que sólo hay una visita al día y no para mucha gente. La visita se lleva a cabo con auriculares en diferentes idiomas y comienza con la proyección de un vídeo, en el patio de los naranjos, sobre la historia del recinto muy ameno e interesante. A continuación se cruza el patio y se entra al edificio. Y entonces uno se queda con la boca abierta porque esto es mucho más que un simple recorrido. Es una experiencia sensorial que nos conecta con la historia y la cultura de Córdoba de una manera más profunda.

Durante una hora se van descubriendo cada uno de los rincones de esta maravilla y se van iluminando según se llega a cada lugar, además de acompañar una maravillosa música y unas explicaciones sencillas y acertadas. Estar bajo el bosque de columnas y los meticulosos techos y bóvedas con condiciones de iluminación especiales y música elegida ponen los pelos de punta, y cuando finaliza el recorrido el visitante está embargado de una emoción cercana al síndrome de Stendhal.

En el interior no se permiten fotos ni vídeos así que pongo aquí unas sacadas de internet.

https://historia.nationalgeographic.com.es/pagina/visita-nocturna-a-mezquita-cordoba.html

https://www.mezquitadecordoba-entradas.org/tours/entradas-mezquita-nocturna/?gad_source=1&gclid=Cj0KCQjwqcO_BhDaARIsACz62vPdGCVH8tlIVBRYqogD6Bp-UOAtcxYu57O57vpW71cTVrhSfkX7ReMaAoWAEALw_wcB

Verdaderamente, Córdoba es en sí una maravilla, pero rematar el viaje con este recorrido nocturno de la mezquita es “el no va más”.

Al salir, tomamos unas tapas en un restaurante cercano, La esquinita de la judería, y nos vamos a preparar el equipaje para el regreso.

 

MARTES, 4 de marzo.

 

A las 10:15 sale el tren hacia hacia Albacete donde llegamos ¡con más de dos horas de retraso! debido a…¿? ¡a que esto es España y aquí no funciona nada, especialmente los trenes que son un espanto y es un milagro que alguno llegue a su hora!.

Al menos, unos días después nos devolvieron el importe completo del billete.

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