REPÚBLICAS BÁLTICAS: Estonia, Letonia y Lituania. FINLANDIA: Helsinki

Este año hemos pasado la Semana Santa en las Repúblicas Bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, en un viaje organizado con todo incluido; ni siquiera queremos pensar dónde comernos un bocadillo. Nos apetece dejarnos llevar, sencillamente. Este viaje tiene un día libre en Tallin, que aprovecharemos para conocer Helsinki. Es lo único que, en esta ocasión, haremos por nuestra cuenta.
Las tres República Bálticas de Estonia, Letonia y Lituania, miembros de la Comunidad Europea desde 2004, situadas entre Finlandia, Rusia y Polonia, a orillas del Mar Báltico, poseen un rico tesoro artístico en sus ciudades y pueblos. Los cascos históricos de  las tres capitales han sido declarados Patrimonio de la Humanidad: Tallín y Riga en 1997; Vilnius en 1994. 

Sábado, 12 de abril

Hemos salido hacia Madrid en el AVE sobre las 19:30, y en hora y media estábamos en casa de Visi. Cenita riquísima y peli : Sobrevivir a Picasso
Por cierto, en la estación de Albacete hemos visto a King África. Y en el tren iba sentado a nuestro lado Toni Cantó.

Domingo, 13 de abril

El viaje hasta Tallin ha transcurrido sin novedad con FinnAir. Transfer en Helsinki. Todos los horarios en punto. Hemos coincidido en el avión con el guía que tendremos durante todo el circuito (de hecho nos habían dado asientos separados para este último tramo y nos los ha cambiado; al llegar nos hemos dado cuenta de que era Jorge, nuestro guía) y nos ha dicho algo muy curioso: los inventores de Skype son estonios y este país está superadelantado en nuevas tecnologías, de hecho, hay wifi gratis casi en todas partes. Y resultó que era verdad.
A media tarde llegábamos al hotel Meriton Conference  Spa Hotel (ver crítica en Tripadvisor: http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g274958-d1463545-r202097110-Meriton_Grand_Conference_Spa_Hotel-Tallinn_Harju_County.html#REVIEWS)
Nos instalamos, y en un pispas estábamos camino de casco antiguo por donde paseamos durante el resto de la tarde hasta las 21:00 h. en que volvimos al hotel para cenar. La primera impresión es buena, todo muy limpio y cuidado, aunque -quizá por ser domingo- la ciudad está un poco muerta. Pasamos por algunos lugares emblemáticos que visitaremos mañana como la catedral ortodoxa, la católica, la plaza del ayuntamiento, la muralla... El casco antiguo de la ciudad está asombrosamente bien conservado y fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en 1997.
En el corazón histórico y medieval se halla la colina de Toompea, cubierta de calles empedradas y llenas de casas y callejuelas medievales. La ciudad baja se extiende desde el pie de la colina, todavía protegida por los restos de la muralla. Hoy, Tallin es una ciudad bulliciosa y reluciente de 400.000 habitantes.
Tras la cena, que ha sido muy buena, nos vamos a descansar.


Lunes, 14 de abril

Hoy hemos realizado una visita guiada por la ciudad de Tallin cuyo nombre significa "ciudad danesa" (nombre que le pusieron los daneses que estuvieron en ella 100 años). Y es además la capital de la República de Estonia que se independizó de la URSS el 20 de Agosto de 1991. Tallin se considera una ciudad noreuropea/escandinava, con vínculos muy estrechos con Finlandia (étnicos, lingüísticos y culturales), y al visitarla se puede encontrar una mezcla de al menos tres arquitecturas - la vieja Europa (el muro de la ciudad y las construcciones rústicas), brutalista Soviética (desmoronamiento de bloques de apartamentos), y la Europa moderna (como McDonald's junto a las murallas de la ciudad).
Comenzamos la visita con un recorrido en autobús por la ciudad nueva y algunos de sus barrios, uno de ellos muy bonito -y caro, según nos ha dicho la guía- todo compuesto de casitas de madera de colores. También hemos subido a una colina, desde la que se divisaba la ciudad a lo lejos, donde se encuentra un enorme auditorio al aire libre en el que se lleva a cabo en verano cada 5 años un famosísimo festival de coros internacional, el Festival de la Canción que comienza con un desfile de todos los coros ordenados alfabéticamente por condados desde la ciudad (a 5 kms. hasta la colina. En la concha del escenario escalonado caben "20.000 personas" (SÍ, No me han bailado los ceros; han llegado a cantar hasta 30.000 personas al unísono). Se trata de uno de los lugares más particulares de Tallinn: el Lauluväljak o ‘Campo de las canciones' situado frente a una explanada que puede albergar a más de 70.000. Paradójicamente, fue construido en la época soviética, durante la cual el Festival siguió celebrándose, mezclando la música popular con los himnos comunistas y la exaltación a los líderes soviéticos. A finales de los años 80, fue escenario de masivas concentraciones espontáneas en las que se cantaban canciones reivindicativas y se exigía la independencia. Hoy también sirve de escenario a los grandes macroconciertos que se celebran en la ciudad. A falta de grandes estadios, artistas como Madonna o el malogrado Michael Jackson han actuado en el Lauluväljak. 
A continuación nos dirigimos a la zona antigua medieval, construida en los siglos XV al XVII y que se encuentra en excelente estado de conservación,  donde realizamos la visita a pie recorriendo los lugares más importantes, comenzando con la catedral ortodoxa de la ciudad, Catedral Alexander Nevsky. Una clásica iglesia rusa ortodoxa con cúpula del siglo XIX que se ha convertido en un símbolo turístico de la ciudad, con gran disgusto de los nacionalistas que lo consideran un símbolo de opresión. Fue demolida en 1924, durante el breve período de independencia de Estonia, pero ha sido restaurada dejándola en su estado original. Frente a ella se encuentra el Riigikogu, el Parlamento de Estonia. Un edificio enorme de color rosa.
Continuamos internándonos en el casco histórico para contemplar la Catedral Santa María (Toomkirik), la iglesia más antigua de Tallin, construida originalmente como iglesia católica en 1229 y renovada y ampliada varias veces desde entonces, convirtiéndose en una iglesia luterana en 1561. 
De ahí nos dirigimos a la Colina Toompea. Según el mito, la colina fue construida en la parte superior de la tumba del legendario rey de Estonia, Kalev, pero más históricamente, es una colina de roca sólida que aloja el castillo danés que fundó la ciudad en 1219. Toompea fue el hogar de la aristocracia danesa y las relaciones entre la Toffs y la plebe se inflamaban a menudo, por lo que está rodeado de paredes gruesas y hay una torre de la puerta (1380) que custodiaba la entrada. Visitamos dos miradores desde los que hay unas vistas fabulosas de la ciudad. En uno de ellos, que se encuentra en una especie de patio, hay un grupo de tiendas de ámbar (merevaik), donde hemos realizado algunas compras. A continuación nos hemos dirigido a la plaza del Ayuntamiento, Raekoja Plats, en el corazón de la ciudad vieja, rodeada de cafés y restaurantes. El Raekoda (Ayuntamiento) fue construido en 1371 y su arquitectura, una pesada estructura de piedra, domina la plaza. En la actualidad alberga el Museo de la Ciudad de Tallin. En la segunda columna se puede ver una cadena con aretes original donde se ataban y exponían públicamente a los acusados de vergüenzas menores (mujeres cotillas o mujeres que maltrataban a sus maridos)
Desde la Torre del Ayuntamiento, una estrecha torre medieval, se contempla una buena panorámica de la ciudad desde el mirador de su tejado.
Ya hechos polvo, vamos a comer a un restaurante cercano a la plaza de la Independencia, en la que se erige una enorme cruz de cristal. El restaurante se llama Grillhaus Daube. La comida bien.
Por la tarde, vamos a visitar el museo etnográfico al aire libre "Roca in mare", un terreno en el que se han colocado aquí y allá casitas de madera representativas de todas las zonas y épocas del territorio estonio. exactamente igual que otros que ya hemos visitado, con la diferencia de que en este, como no ha empezado la temporada, casi todas las casas están cerradas; solo entramos en una de ellas y en la escuela. Para quien no haya visto ninguno, merece la pena.
Terminada la visita, volvemos a Tallin y nos acercamos al centro a dar una vuelta. Hoy nos dirigimos a la parte nueva, el hotel Viru y su centro comercial donde nos tomamos y cacao con pastas. Después nos adentramos en la zona vieja para despedirnos de esta ciudad pues mañana nos iremos a pasar el día a Helsinki. Entramos por la Puerta de Viru, (Entrada a la calle Viru) a la parte de la ciudad conocida como All Linn o "Ciudad Baja", ya que es donde vivían los mercaderes y artesanos de la vieja Tallin. Hoy en día, sigue siendo la calle comercial más de moda, y la zona más activa (y más turística). Volvemos paseando al hotel. Cena y ... Zzzzzz!!!!





Martes, 15 de abril

Hoy hemos tenido todo el día libre y lo hemos pasado en Helsinki, la capital de Finlandia. Hemos salido de Tallín en un ferry a las 7:30. Los billetes los habíamos sacado por internet a través de Aferry.es, con la compañía Tallink Silja, que es la más barata (76€ los dos billetes, ida y vuelta)
Hemos salido de la terminal D en Tallin. Todo muy organizado. Lo que aquí llaman ferry es un barco enorme, como uno de los cruceros marítimos, con 5 o 6 plantas, tiendas, supermercado, varios restaurantes y pizzería, salones, zona recreativa, zona de juegos para niños, wifi gratis... ¡Una pasada! Nunca habíamos visto ferrys tan imponentes. ¡Y todos los trailers que llevaba en la bodega! ¡Alucinante! Hemos cogido una mesita con dos butacas al lado de la ventana, en la planta superior y nada más comenzar la travesía hemos desayunado en ella. Muy bien. A las 9:25 llegábamos a la terminal de Helsinki que se encuentra un poco alejada del centro. No obstante, justo en la puerta de salida (10 pasos contados tras abrirse la puerta de la terminal a la calle) está la parada del tranvía 9, que deja en el centro, justo delante de la estación de tren. (El billete se puede sacar en el tranvía y vale 3€)
Hemos comenzado -ya que estábamos en la puerta de la estación- por esta visita que es, por otro lado, uno de los monumentos arquitectónicos más famosos de Finlandia. Su fachada de granito es  muestra de estilo Jugend tardío y las enormes estatuas que sostienen los faroles, a ambos lados de la puerta, son obra de Emil Wikström. La estación entró en servicio en 1919.
Esta construcción recuerda mucho al Art Nouveau (Modernismo) y es que el estilo Jugend es lo que nosotros llamamos El Art Nouveau, el cual florece en Helsinki a principios del siglo XX. Finlandia experimentaba entonces un importante desarrollo político, cultural y económico. Helsinki crecía a una velocidad de vértigo y las antiguas casas de madera debían dejar paso a edificios de piedra. Esta explosión de entusiasmo por lo nuevo encontró su expresión en una arquitectura que reflejaba el romanticismo fennofílico, las influencias del Art Nouveau y del estilo Jugend de la Europa Central, así como de la moda escocesa y americana de las fachadas de piedra natural.
En muchas áreas de la Helsinki actual, los monumentos de este boom constructivo constituyen todavía un rasgo dominante. Hay unos 600 edificios de la época Art Nouveau, que se extiende aproximadamente de 1895 a 1915. Se construyeron amplias zonas residenciales enteramente en estilo Jugend. El distrito de Katajanokka, lleno de edificios Art Nouveau, es único en el mundo. Otros barrios especialmente ricos en casas modernistas son Kruununhaka, Ullanlinna y Eira.
Abandonamos la estación, que es muy interesante, para dirigirnos al Distrito del Diseño por cuyas calles se pueden ver algunas de las tiendas más originales de Europa (Helsinki fue capital mundial del diseño en el 2012, aunque el arte decorativo finlandés, funcional y de líneas puras y simplificadas, goza de reconocimiento mundial hace décadas). En la zona se encuentra la bonita iglesia de San Juan, que se puede visitar gratis, justo enfrente del Museo del Diseño (al que tenemos que volver más tarde porque no abre hasta las 11:00). Así que subimos de nuevo hacia la zona de la Esplanadi, el bulevar más famoso de la ciudad que termina en el puerto. Al lado de este, se encuentra la catedral de la ciudad en una zona elevada a la que se llega subiendo unas enormes escaleras. La entrada es gratis y en el interior suele haber conciertos de música clásica (hoy tocaba un violín acompañado de órgano) también hay algo muy interesante en el interior: aseos. Hemos contemplado la vista del singular conjunto neoclásico,  diseñados por Carl Ludvig, que forman la catedral, el Consejo de Estado, la Universidad y la Biblioteca Nacional, construidos entre 1822 y 1852. Cerca de esta plaza se encuentra la oficina de turismo (en la Esplanadi) y otra famosa iglesia rusa ortodoxa, la catedral de Uspenski, también en una zona elevada y también se puede visitar gratis. Cuando hemos entrado estaba terminando el oficio. Interesante. Se trata de la iglesia ortodoxa más grande de Europa occidental. Fue diseñada por el arquitecto de iglesias ruso Aleksei M. Gornostajev y su construcción se finalizó en 1868.
Bajando de la iglesia se llega a la plaza del mercado, junto al puerto, con puestos variopintos (especialmente especialidades tradicionales y de temporada y manufactura local) y tenderetes de comida. En el centro se puede ver la fuente de bronce Havis Amanda; según Ville Vallgren, su diseñador, la imagen de una joven emergiendo del mar Báltico simboliza el nacimiento de la ciudad. 
Hemos vuelto, recorriendo el paseo Esplanadi de nuevo, al barrio del diseño para visitar el Design Museum, cuya entrada vale 10€ y que muestra una interesante  colección de piezas de líneas muy vanguardistas.
Hoy comida rápida en Mc. Donald para no perder tiempo. 
Hemos dedicado la tarde a las visitas obligadas y previstas que nos quedaban, principalmente, la capilla de Kamppi (del silencio), un innovador diseño de arquitectos finlandeses, redondeado, en madera que ofrece un remanso de paz a fieles de cualquier religión, o de ninguna (al cerrar la puerta se hace un silencio absoluto, de ahí su nombre); la famosa Iglesia en la Roca (La Iglesia de Temppeliaukio es una de las atracciones turísticas de la ciudad de Helsinki. Es una iglesia luterana diseñada por los hermanos Suomalainen, ambos arquitectos e inaugurada en 1969.
El interior se excavó en la roca, aunque está bañado por la luz natural que entra a través de su cúpula acristalada. La iglesia se usa con frecuencia como local de conciertos gracias a su excelente acústica. Esta cualidad se consigue por las superficies de roca rugosa que permanecieron prácticamente sin labrar y que le dan la impresión de cueva, mas que de iglesia (el mobiliario de la iglesia fue diseñado por los propios arquitectos); y otros lugares de interés como el Parlamento, el Museo Nacional de Finlandia, el Museo de Arte Contemporáneo Kiasma o el Palacio de la Música.
Hemos dado fin a la tarde en el inmenso centro comercial de Kamppi, descansando en los sofás de la cafetería de la última planta, tomando unos cafés con tortitas. 
En esta zona (Kamppi), frente a la estación, hay  varios centros comerciales enormes separados por alguna calle; un chico nos ha explicado que están todos conectados por túneles por lo que, si hace frío, no hace falta salir a la calle para ir de compras a miles de tiendas. Lo hemos comprobado y es así. Aunque esta ciudad tiene un problema: LOS PRECIOS SON EXAGERADAMENTE ALTOS!!! Yo siempre he defendido que el nivel de vida de una ciudad o país lo marca el precio del Mc. Donald y el transporte público: aquí, la hamburguesa normal, 3 € y pico; y el tranvía (billete sencillo), 3€  O sea, caro.
Hemos dado otra vuelta por la zona, hecho algunas fotos más de la estación y cogido el tram 9 para volver a la terminal. Hemos cenado en el barco, muy bien, por cierto. Un taxi, y a las 22:00 en punto estábamos en el hotel.
Mañana salimos para Riga.


 
 
 

Miércoles, 16 de abril

Abandonamos Tallin y  partimos hacia la capital de Letonia a través de lo que se conoce como la Vía Báltica, una carretera que une las tres capitales bálticas (Tallin, Riga y Vilnius), entre las que distan 300 kms. (de una a otra). Por cierto, los tres cascos históricos han sido declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
El viaje es monótono pues el paisaje no varía en ningún momento: bosques de pinos y abedules a ambos lados de la carretera (estos países tienen el 50% del territorio cubierto de bosque). El día de hoy se prevé aburrido pues consiste en un trayecto de 300 kms. en bus con algunas paradas a lo largo del mismo. 
La primera de ellas fue Pärnu, una ciudad de vacaciones, es decir, que en verano (está a rebosar de gente pero que ahora está muerta). Se halla a 130 Kms. de Tallin, en la desembocadura del tío del mismo nombre. No vemos mucho de ella pero parece feucha: la calle principal, que es peatonal, con alguna tienda de poco estilo; una iglesia luterana (sencilla, como todas) y un parquecillo en el que había un kiosko donde tomamos un café (por cierto, el café expreso mejor de todo el viaje; estaba delicioso: caliente, amargo, fuerte y escaso) después nos acercamos a la playa (...¡una playa!, en fin, no tiene más, nada de especial, ni fea ni bonita, como las nuestras de cualquier zona de playa)
Y continuamos viaje a través de los interminables bosques de pinos y abedules, sin ver apenas pueblos, ni claros, ni gente.
Tras otras 2 horas de bus llegamos al parque natural de Gauja (que se conoce como la “Suiza letona“, más que por sus altas montañas (inexistentes a pesar de ser una de las mayores estaciones de esquí del país) por su naturaleza, por sus verdes y boscosos paisajes) que era nuestra siguiente parada y donde teníamos el almuerzo: un caldito con eneldo y... ¡cerdo!. Después de comer nos adentramos en el parque para visitar la gruta de Gutmanis, un refugio en piedra arenisca de 19 metros de profundidad, 12 metros de ancho y 10 metros de alto, donde antaño los nobles de la zona hacían esculpir sus escudos, e incluso universidades, colegios, etc., hoy esta práctica está prohibida bajo pena de multa. Multitud de pinturas e inscripciones decoran sus paredes y en ella tienen origen las más célebres leyendas de historia de los livones (antiguos habitantes de la zona) La cueva de Gutmanis lleva el nombre de un curandero que, según cuenta la leyenda, utilizaba el agua de manantial de la cueva para sus remedios curativos. Este lugar también fue el escenario de la leyenda trágica de la hermosa Maija y del jardinero Viktor. Maija fue asesinada por otro pretendiente que acusó a Viktor del crimen, aunque finalmente se demostró su inocencia. 
El plato fuerte del día era el castillo de Turaidas (Turaidas Pils: Turaida significa “jardín de Dios” en antiguo livonio), construido en 1214 por la Orden de la Espada y que sirvió de residencia al arzobispo de Riga. En 1776 quedó en ruinas tras un grave incendio, y tras dos siglos de abandono, en 1970 comenzaron las labores de reconstrucción que han logrado devolverle en parte el esplendor perdido con el paso de los años. Para acceder al palacio se pasa por Iglesia de madera más antigua de Letonia, Vizdzeme. Lo más interesante  del complejo es la torre de vigilancia desde la que hay unas vistas espectaculares del recinto y del precioso valle de Gauja. Junto a la torre se encuentra el resto de dependencias convertidas hoy en un museo donde se ofrece una visión bastante interesante del estado de Livonia entre 1319 y 1561 y se realizan talleres de artesanía. En las distintas torres del castillo suelen haber exposiciones con información complementaria sobre la vida de la época como vestimenta, armas, documentos...
En la entrada del castillo, en un recodo del jardín, se halla la tumba de Maija, la rosa de Turaida, protagonista de una famosa leyenda del lugar según la cual a principios del siglo XVII una pequeña niña fue encontrada por el secretario del castillo en brazos de su madre muerta cerca del castillo de Turaida tras una cruel batalla entre suecos y polacos. El secretario la hizo pasar por su propia hija y le puso el nombre de Maija. Con el paso de los años, la belleza de Maija fue en aumento, llegando a ser conocida como La Rosa de Turaida. El hijo jardinero del palacio, Viktor, se enamoró de ella, amor que era correspondido y ambos utilizaban la gruta para sus encuentros amorosos. Pero un desertor soldado ruso que se había refugiado en el castillo se enamoró de ella. En 1620 Víctor y Maija se comprometen, y un día ella recibe una carta de Víctor pidiéndole que vaya hasta la cueva. Cuando Maija llega comprueba que no es Víctor quién la espera, sino el soldado polaco que trata de violarla.
Para evitarlo, Maija le promete que si la deja ir le entregará un pañuelo mágico que tiene el poder de hacer inmune a cualquier tipo de daño a su portador. Para convencerlo, le propone que pruebe con ella misma. El soldado la golpea con un hacha y la mata, pero Maija logra conservar su honor.
Víktor enterró a su prometida en los jardines del castillo de Turaida y plantó un tilo sobre su tumba. Jamás volvió a casarse.
Desde entonces, los recién casados acuden a la tumba de ​​la Rosa de Turaida para dejar flores con la esperanza de conseguir el mismo amor eterno y devoción que Víktor y Maija. 
También en la entrada se extiende otro jardín dedicado a un personaje que  se dedicó a recopilar canciones tradicionales de la zona, de ahí el nombre: Jardín de las Canciones. En él se ubica una exposición interesante de 22 esculturas al aire libre.






Visto el castillo, continuamos viaje a través de la Vía Báltica hacia Riga donde llegamos sobre las 20:00. Nos hospedamos en el hotel Islandia, en la margen izquierda del río, al otro lado de la ciudad antigua pero relativamente cerca (ver crítica en Tripadvisor: http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g274967-d608019-r202097756-Islande_Hotel-Riga_Riga_Region.html#UR202097756)
Damos una vuelta por un centro comercial cercano para comprar algunas chucherías mientras esperamos la hora de cenar, por cierto, un salmón..."para irse del mundo", riquísimo, probablemente el mejor salmón que hemos comido.
Estamos cansados así que decidimos no salir tras la cena e irnos a descansar.

NOTA: transporte al y del aeropuerto: es interesante comentar que, si se llega o sale de la ciudad en avión, hay un bus desde la terminal a la ciudad que hace una ruta muy completa, incluyendo paradas en puntos principales y muchos hoteles (están señalizadas con una señal grande, verde, cuadrada con el icono de un avión). Se indican en muchos planos gratuitos de la ciudad.

Jueves, 17 de abril

Comenzamos el día con la visita de la ciudad de Riga, guiados por Alexander.
La ciudad fue fundada en 1201 y es un ex miembro de la Liga Hanseática (alianza que reunía a los países del mar Báltico y orbitaba alrededor del poder alemán). Durante muchos siglos Riga permaneció dentro de sus murallas en la orilla derecha del río Daugava. Esta zona, ahora conocida como 'casco viejo' (Vecrïga), alberga la mayoría de monumentos de interés de la ciudad. El centro histórico de Riga fue declarado en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en virtud de sus edificios de Art Nouveau y por la arquitectura que se conserva del siglo XIX.
La ciudad fue Capital Europea de la Cultura en el año 2001 junto con Basilea (Suiza); también fue sede del Festival de la Canción de Eurovisión 2003. En el año 2006 la capital de Letonia fue sede de los Campeonatos Mundiales de hockey sobre hielo, el acontecimiento deportivo más importante en la historia de los Estados bálticos.
DOS CURIOSIDADES: 
1) El animal símbolo de la ciudad es EL GATO.
2) Ángel Ganivet, cuando acababa de tomar posesión del consulado en Riga, se suicidó en 1898 arrojándose desde un barco al río Dvina en esta ciudad. Lo consiguió en el segundo intento porque la primera vez se tiró desde un puente, el río estaba helado y solo se dio un buen golpe.

Comenzamos la visita con una panorámica en bus en el que vemos algunos edificios bonitos, además del de la televisión que es una construcción soviética igual que la Universidad de Moscú.

La primera parada es el Mercado Central, que es muy curioso y original por las estructuras que lo albergan. Situado en la calle Nēģu número 7, es uno de los más grandes de Europa y se ubica a la orilla del ancho río Daugava, a escasos metros de las calles adoquinadas del casco viejo de Riga. Fue abierto el 2 de noviembre de 1930, y ya por entonces uno de los más modernos y mayores espacios comerciales en el mundo; cuenta con 3.000 puestos repartidas en unos 72.300 metros cuadrados de superficie. Los pabellones del mercado, que combinan el estilo neoclásico y el art déco, son cinco de los nueve hangares Zeppelin que quedan en el mundo y que durante la I Guerra Mundial fueron utilizados por las fuerzas aéreas alemanas. Además, hay más de una docena de almacenes y depósitos construidos en 1886 ubicados alrededor de los pabellones que a día de hoy aún son operativos. Son entotal cinco pabellones (carne, pescado, frutas, verduras, y productos lácteos) y la zona adyacente a estos, siempre llenos de filas con pequeños puestos donde se pueden comprar y degustar la amplia lista de productos autóctonos de tan pequeño país.Sus ladrillos de color rojizo los hacen inconfundibles.
A continuación nos adentramos en el casco antiguo para ver sus espléndidos monumentos, comenzando por la casa de las Cabezas Negras (residencia presidencial mientras se finalizan las obras de restauración del castillo, que se quemó. Los cabezas negras eran hombres solteros comerciantes que la adquirieron y que fueron los que le confirieron su aspecto actual (finales del siglo XVIII). El nombre hace referencia a su patrón, san Mauricio (a menudo representado como un árabe, de piel negra), la Catedral luterana, el Doumo, la Iglesia de San Pedro, el Gran Gremio y Pequeño Gremio, Los Tres Hermanos, Museo de la Ocupación, Monumento a la Libertad (situado en el parque) y Catedral Católica de Santiago.

Otros lugares que nos resultaron curiosos fueron la Casa de los Gatos (justo enfrente de los Gremios coronada por dos capuchones puntiagudos a los lados que culminan en una especie de veletas que son dos gatos negros; los tres hermanos (tres casas contiguas que recuerdan la época en que la ciudad formaba parte de la Liga Hanseática y el comercio prosperaba. La casa más antigua es la casa blanca del nº 17, con un aguilón escalonado, hornacinas góticas y fachada inclinada. Data del siglo XV y es la construcción para vivienda más antigua de Riga. Los registros antiguos dicen que fue utilizada como panadería en 1697, como lo demuestran las espigas de trigo que decoran las piedras junto a la puerta. La casa amarilla del nº 19 adquiere su aspecto actual en el siglo XVII, tiene el interior de madera y alberga el Museo de Arquitectura (Latvijas Arhitektūras muzejs). La casa verde en el nº 21 es del siglo XVIII.); o una bodega antigua del famoso Riga black magic balsam (el bálsamo negro de Riga) del que ya habló Shakespeare en su obra Fausto. 
El Bálsamo Negro de Riga (en letón: Rīgas Melnais balzams) es un licor de componentes naturales diferentes mezclados en vodka puro, de lo que resulta una bebida con un contenido de alcohol del 45% por volumen. Se puede beber solo, con hielo o mezclado con aguardiente, akvavit, o vodka; caliente, en té, café o jugo de grosellas; mezclado con soda o gaseosa, o en variedad de cócteles. En ocasiones se usa para cubrir helados. La bebida en sí es negra y muy amarga, pero con un dulzor característico. La receta tradicional la creó Abraham Kunze, un farmacéutico que vivía en Riga y se basa en una composición de 24 plantas, flores, yemas, zumos, raíces, aceites y bayas preparados en barriles de roble. Se cuanta que la emperatriz Catalina, La Grande, enfermó durante una visita a Letonia y el farmaceútico la curó con este bálsamo.
En esta ciudad también se puede visitar la famosa escultura "Los Músicos de Bremen" (de un cuento de los hermano Grimm) , en una placita en la que justo enfrente abre sus puertas el restaurante que Al Bano (exmarido de Romina Power) posee en esta ciudad (fachada amarilla)
Antes de la comida nos dio tiempo para dar una vuelta por el barrio del otro lado del parque donde se halla la estatua de la Libertad y contemplar los edificios Modenistas por los que la ciudad es también Patrimonio de la Humanidad. Aunque podemos encontrar edificios por toda la ciudad, muchos de ellos se encuentran en una pequeña zona, en la calle Alberta y alrededores. Hay muchísimos y a cada cual más bello. Algunos fueron diseñados por el padre del cineasta soviético Serguéi M. Eisenstein, conocido por la famosa película El acorazado Potemkin que está considerada como una de las películas propagandísticas más influyentes de todos los tiempos; fue nombrada mejor película de la historia en la Exposición General de Bruselas de 1958 y es considerada como una de las mejores películas de la historia del cine.
Como primer contacto con la ciudad ya había sido suficiente par una mañana. Llegó la hora de comer y tras un merecido descanso, comenzamos de nuevo la ruta (ahora por libre) volviendo a recorrer el barrio modernista y visitando alguno de los lugares que quedaron en el tintero como la catedral ortodoxa, el Museo Nacional o simplemente deambular por todas las callejas del casco antiguo. Hemos terminado la tarde tomando un chocolate con pastas en un local precioso, Rigas Melnais Balzams.
Terminado el momento de relax volvemos paseando al hotel. Cena y zzzzz.


Viernes, 18 de abril

Hoy nos dirigimos a la última ciudad que visitaremos en este viaje, Vilnius, la capital de Lituania.
Tras el desayuno partimos en bus hacia Rundale, donde visitamos el palacio  que es como Versalles en pequeño y cuando paró el bus en medio del campo, no nos podíamos imaginar que a unos metros hubiese tal palacio. Precioso y coquetón, la verdad.Levantado en el siglo XVIII por Bartolomeo Rastrelli, arquitecto del Palacio de Invierno de San Petersburgo, el Palacio Rundale es otra joya barroca erigida en plena campiña letona. Se encuentra muy cerca de la localidad de Bauska a escasos 60 km de Riga.
Aquí residieron los duques de Curlandia y sus enormes salones acogieron suntuosos bailes de salón y escondieron multitud de líos de faldas entre la aristocracia local. Vale la pena pasear un rato por sus jardines, cosa que, por supuesto, hicimos. A continuación nos dirigimos hacia Siauliai, donde visitamos algo bastante especial: la Colina de las Cruces , también conocida como la Meca de Lituania se encuentra a unos 13 km de Šiauliai, la cuarta ciudad más grande de Lituania, en el norte del país. Es probablemente el luigar del mundo donde más cruces existen por metro cuadrado.
Su origen se remonta al año 1236, cuando la ciudad es fundada para defender la zona de los asaltos de los caballeros teutónicos, cosa que no conseguiría ya que éstos conquistarían la zona y la dominarían durante todo el siglo XIV. Algunas fuentes indican la colocación de las primeras cruces en la colina durante este periodo. Con el paso de los años, el catolicismo Lituano comenzó a usar este lugar como emblema ante la opresión y los peregrinos depositan sus cruces  como símbolo de paz, libertad y esperanza del pueblo lituano, como seña de identidad religiosa y nacional. A los rusos no les gustaba nada que este lugar se convirtiera en símbolo de libertad para los lituanos e hicieron lo imposible para que desapareciera del mapa. Lo quemaron todo en varias ocasiones, intentaron nivelar la colina e incluso convirtieron la colina en un vertedero de residuos y desechos. Pero nada de esto acabó con ella, al amanecer, decenas de cruces aparecían de nuevo plantadas allí y por mucho que se esforzaran en destruirlas, volvían a aparecer una y otra vez. Los rusos incluso proyectaron inundar toda la zona construyendo una presa en un río cercano, pero para suerte de los lituanos, cayó el régimen comunista y nada de esto llegó a llevarse a cabo. Se estima que hay más de 100000 cruces de todo tipo y tamaño. A las cruces se han unido estampas, rosarios, fotografías, estatuas  y todo tipo de objetos religiosos que la gente ha ido allí amontonando como recuerdo de sus antepasados, familiares o amigos. El 7 de septiembre de 1993 Juan Pablo II visitó la Colina de las Cruces. Allí se encontró con una cruz erigida en 1981, después del atentado a su vida con una inscripción. La verdad es que es un sitio un poco macabro pero muy, muy curioso donde se leía “Cristo ten piedad del Papa, Lituania te lo suplica de rodillas. Una vez recorrido este extraño lugar continuamos a un restaurante donde comimos para llegar por la tarde a Vilnius. Nos hospedamos en el hotel Crowne Plaza (Ver crítica en Tripadvisor: http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g274951-d281814-r202098451-Crowne_Plaza_Vilnius-Vilnius_Vilnius_County.html#REVIEWS). Ya no salimos pues la cena era en el mismo hotel y estábamos cansados.

Sábado, 19 de abril

Por la mañana realizamos un tour por la ciudad; en bus por toda la zona nueva y a pie por el casco antiguo. Es una ciudad preciosa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Comenzamos por la enorme y blanca catedral neoclásica, para continuar con la iglesia de San Pedro y San Pablo, Sta. Ana y San Nicolás, la más antigua de Lituania. Recorremos la "república de Uzupis" un barrio muy particular con sus propias leyes a cual más estrambótica y el cementerio de Antakalnis que recuerda mucho al de Arlington, en Washington. Finalmente subimos a un mirador para admirar unas preciosas vistas de la ciudad. Continuamos el paseo por el centro y descubrimos una capilla muy concurrida en la que cientos de devotos hacían cola para subir a besar un precioso icono de oro de la Virgen. Nos colocamos tras ellos y accedimos por las empinadas escaleras hasta la planta superior donde se encontraba y desde la que había una preciosa vista de una de las calles más transitadas del barrio antiguo. Además asistimos a la celebración de la Pascua que se llevaba a cabo en esta capilla justo cuando entramos.









Por la tarde hicimos una excursión a un castillo propio de cuento de hadas, a unos 30 Km. de la ciudad: El Castillo de Trakai que es una preciosidad (una de las visitas que más nos ha gustado del viaje) pues está construido en un paraje idílico en medio de un lago y su silueta sobre el agua. Se edificó en el siglo XIV y su situación en una isla lo convirtió en una fortaleza difícil de conquistar. Trakai es hoy día un lugar de recreo para los habitantes de Vilnius, que acuden a practicar deportes acuáticos en sus lagos. Muchos tienen aquí su segunda residencia y el paisaje está repleto de chalets y casas de campo.


El castillo está completamente restaurado en un estilo gótico de ladrillo rojo, pero conservando la apariencia antigua. Se puede visitar por completo y en las varias plantas del interior alberga museo y exposiciones sobre su historia. Pasamos la tarde en este paradisiaco lugar y al caer el sol volvimos a la ciudad.



A la vuelta nos dieron la opción de quedarnos en el centro y eso hicimos para aprovechar la tarde. Anduvimos por las calles del casco antiguo que es muy grande y nos perdimos por ellas. La ciudad nos ha parecido muy acogedora y agradable. Tiene vida. Había mucho ambiente por todos sitios y terrazas y cafés  estaban a rebosar de gente disfrutando relajadamente de la tarde. Volvimos en taxi al hotel pasando por el edificio de  negro, hoy el Museo de las Víctimas del Genocidio,  donde en otros tiempos llevaban a los detenidos para ser interrogados. Impone.











Domingo, 20 de abril


Hoy toca recoger, preparar maletas y volver. El viaje no estuvo mal y aunque el transbordo ha sido bastante largo, hemos estado bastante entretenidos (comida, lectura, ver aviones aterrizar y despegar...)
A primera hora de la noche estábamos en Madrid.

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